WoE II
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WOE II TEMA OFICIAL

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Northern
Bagarade
Raistlin
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Mensaje  Bagarade Sáb Ene 23, 2010 7:05 am

Genial Yoko ^^ yo la sigo, tengo unos dias libres ahorita Smile
Bagarade
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WOE II TEMA OFICIAL - Página 2 Empty Re: WOE II TEMA OFICIAL

Mensaje  Raistlin Mar Ene 26, 2010 7:41 am

Doryan se rasco su barbilla mientras escuchaba, se le hacia bastante aburrido aquel discurso del supremo sacerdote. Nada que ver con lo mismo que escuchaba todos los años, no podía negar que el sacerdote parecía bastante preocupado por algo. Sin embargo, para el no eran más que paranoias de un viejo clérigo. Al igual que su hijo Terry a Doryan le encantaba caminar por la ciudas y los caminos. No le gustaba para nada estar encerrado en aquella fortaleza catedrática llena de obesos nobles y parlanchinas condesas. Doryan miro a Garek, durante todos estos años lo había acompañado y había sido su mano derecha. El rey quien fue elegido monarca a muy temprana edad se había encontrado con un reino devastado y corroído. Doryan admiraba a aquel niño que había madurado prematuramente y que le había tocado sobrellevar situaciones muy difíciles como la muerte de su hermano el gran caballero Sir Arak. Ahora habían pasado muchos años y ambos eran muy distintos, ambos habían cargado sus propias tragedias.

- Dime Doryan- dijo Garek- ¿Qué opinas de lo que dice el supremo sacerdote?
- Pienso que estaríamos mejor viendo un espectáculo de lucha de caballeros, tienes mas emoción…
- Ja, nunca cambias eh- dijo Garek
- Sabes que detesto estos protocolos, eso se lo dejo a mi hermano, prefiero pasar inadvertido…
- ¿Cómo puede pasar inadvertido el héroe que salvo a Épica?
- Yo no lo creo así…
- Doryan…- dijo Garek- ¡mira! Parece que el discurso toma un giro interesante…

++++++++++++++++++++++++++++++

Thurar había cogido el libro y se había abierto aquel extraño acceso secreto, el enano bardo miro asombrado aquello. Se pregunto hacia donde se dirigiría. Se rasco la barba. No debería de desconcentrase, pronto veria al Gran Cadima en persona y quizá tendría la posibilidad de tocar con el. Sin embargo su ídolo parecía estar concentrado en otros menesteres, asediado por admiradores y mujeres encantadoras, ¡Que difícil debía ser la vida del gran Cadima!, pensó el enano. Decidio que el discurso del supremo sacerdote aun demoraría un rato, no le había prestado mucha atención, para el, aquel evento solo significaba en la medida que era una oportunidad más de mostrar su talento, su obra al mundo, además de poder compartir aquella experiencia con uno de sus ídolos.

Asi que dadas las circustancias, tendría tiempo de explorar aquel pasaje y tener un momento a solas, antes del show. Cerro el pasaje y subió a través de unas escaleras en forma de caracol que parecían llevarlo a la parte mas alta de la catedral, ¡Grandioso!, podría ver cuanta gente se concentraba en aquel lugar. Nunca le había asustado un gran publico, pero acostumbrado a tocar en tabernas baratas y pequeños públicos de enanos no estaba acostumbrado a tal cantidad de gente, esperaba no sentirse intimidado.

Efectivamente cuando subió se encontró con una gran vista desde la terraza de la catedral, fue lo primero que sus ojos pudieron enfocar. ¡Que gran cantidad de personas!, veía muchos nobles, distinguió al monarca Garek III. A su lado había un hombre que se le hacia extrañamente familiar, lamento no haberse informado un poco más sobre las leyendas y personalidades notorias locales. Otra de sus ambiciones era precisamente esa, aumentar su conocimiento acerca de las culturas existentes en Epica.

Sin embargo algo lo asusto, pronto se dio cuenta que no estaba solo. Al otro extremo de la azotea un hombre fumaba pipa tranquilamente mientras observaba con atención lo que acontecía. Thurar sospecho de aquel hombre. Sintiendo un poco de miedo decidió esconderse, de aquel hombre. El parecía no haberse percatado de su presencia debido a su enorme concentración en alguna especie de objetivo. ¿un asesino?, tal vez, su forma de vestir era muy sospechosa, no parecía un noble o un músico. ¡Por las barbas de Gothard!, ¡tal vez aquel sujeto pensaba matar al supremo sacerdote!

¿Qué haría el?, a pesar de sus habilidades de combate sabia que no era rival el solo contra un poderoso asesino. Debia hacer algo, ¡O el supremo sacerdote moriría!

++++++++++++++++++++

Terry se ocultaba puesto contra la pared, se asomo por la puerta muy lenta y disimuladamente, pudo distinguir 3 guardias que vigilaban el acceso a la escalera que lo llevaría a la biblioteca.

- ¿Cuántos?- pregunto Rik
- 3…humm, tendremos que pasar desapercibidos. Nos iremos agachados y muy lentamente, nos ocultaremos detrás de las columnas. Humm mejor que vayas tu primero, no podemos ir juntos por que nos descubrirían más fácilmente
- Esta bien- dijo Rik

Rik fue el primero en salir, logro llegar sin problemas a la primera columna, luego lentamente se movilizo hacia la segunda. Pronto Terry salió arrastrándose lentamente. Rik admiraba aquella habilidad de su amigo de no hacer ni un solo ruido al movilizarse, era como si Terry no estuviera allí, como si se desapareciera de un mundo al cual nunca había sentido pertenecer.

Terry observo con detenimiento los guardias, parecían notoriamente aburridos, esto le daba una ventaja ya que no pondrían mucho esfuerzo en su trabajo. Los guardias se movían lentamente, casi mecánicamente, haciendo el mismo movimiento. Estos guardias no eran bandidos como los que había que tenido que afrontar antes, eran guardias del supremo sacerdote que vigilaban el acceso a la biblioteca a la que solo clérigos y algunos bardos podían tener acceso.

Pronto lentamente ambos avanzaron una columna, Terry a la segunda y Rik a la tercera, Terry se iba arrastrándose, era casi como si se mezclara con el ambiente. Rik quien había aprendido algunas claves de Terry para este tipo de situaciones tampoco era un inútil. Se sorprendió también de ver que el mismo poco a poco también se convertía en un caminante silencioso.

Terry le hizo un gesto, era momento de que el se movilizara hasta la entrada de la biblioteca, este ultimo paso se le hacía bastante difícil, pues el guardia estaba apostado en toda la entrada. Tendría que ser muy rápido. Sudo un poco, no entendía como Terry podía conservar la tranquilidad y la calma en aquellas situaciones, mientras el se nerviaba un poco. Pero Rik era muy agil y aun que no era un ser casi invisible como Terry si era rápido, el halfing se escabullo rápidamente en la biblioteca.

Ahora solo faltaba que Terry bordeara las dos ultimas columnas, Terry se arrastro lentamente. Pero justo en ese momento un guardia se fijo en el lugar donde estaba Terry.

- Eh…me pareció ver algo raro
- ¿De que hablas dijo otro guardia?
- En esa columna ire a investigar

El guardia se movio rápidamente. Terry se dio cuenta de que si no hacia algo seria pillado, borrando todo sonido a su alrededor Terry se movio lo mas rápidamente que pudo, Rik quien estaba al otro lado observo la escena preocupado. El guardia se acerco mas rápido, llego hasta el lugar y abrió los ojos de par en par sorprendido ante lo que se encontro, aquel ser lo miraba con sus ojos rojos.

- Miren lo que encontré, ¡Ahora si que las pagaras!

Los otros guardias se dirigieron inmediatamente al lugar. El guardia cogió a aquel peludo y felino ser.

- ¡El gato del supremo sacerdote! ¿Qué haces vagando por aquí pequeño?
- Miuuuuuuuuuu
- Jojojo, todo un pilluelo

Los demás guardias rieron, aquella distracción los había relajado de su arduo trabajo. Terry agradeció la presencia de aquel gato que lo había salvado. Aprovecho la distracción para llegar fácilmente hasta donde estaba Rik.

- ¿Por poco eh amigo?- dijo Rik
- Sip, no puedo negar que fue peligroso
- Ja, pues no parecía serlo para ti
- ¿Asi? Yo juraba que estaba muy nervioso y acobardado- dijo burlon- seguro que los calzones verdes del guardia de la izquierda eran lo suficiente intimidatorios
- Terry- dijo Rik riendo

Terry llego al fin a la biblioteca, parecía que aquí todo seria mas fácil, reconoció al gran bardo Cadima quien era rodeado por otros bardos, solo unos pocos permanecían alejados, pero, dudaba que aquellos sujetos se metieran con el, parecían estar muy enfocados en prepararse para la presentación luego del discurso del supremo sacerdote.
Terry y Rik pasaron agachados a través de los bardos y lograron llegar hasta la estantería de libros.

- Bien, ahora solo debo buscar… ¿Cómo se llamaba Rik?
- Opus laberintus
- Gracias
Terry busco y saco el ejemplar del libro, la estantería se abrió dando paso a la escalera de caracol
- Prepara todo Rik, arriba nos espera el asesino…
- Si…- dijo Rik

Subieron las escaleras lentamente, logrando llegar hasta la terraza, sabían que tenían el factor sorpresa a su favor. Sin embargo Terry sabia que un asesino de Valhadia de la orden de los asesinos, no se dejaba sorprender fácilmente, de hecho era casi imposible. El asesino permanecia de espaldas con su ballesta concentrado en la visión del supremo sacerdote. El discurso pronto llegaría a su final. El asesino hecho la ceniza de su pipa en un rincón. Terry percibió también la presencia de un enano que se encontraba escondido detrás de una columna. Se pregunto que hacia allí, luego veria quien es el. Le dijo a Rik que se quedara atrás, se acerco lo mas lentamente hacia el asesino, sin embargo este se volteo lentamente y lo miro con sorna.

- Saludes, no has cambiado en nada “halcón”- dijo aquel sujeto

El asesino tenia una vestimenta parecída a la de Terry, solo que en vez de una bufanda tenia una larga capa, tenia largos cabellos negros y ojos azules.

- Jo supongo que no me podía esperar menos del murcielago de Valhadia

Ambos se miraron fijamente, ambos habían pasado aquel terrible entrenamiento, ambos sabían lo que era ser un asesino. Casi como si existieran a una fraternidad oculta. Sin empezar el combate, ya los dos sabían que solo uno de ellos podría salir vivo de aquella terraza, era el riesgo, el destino del asesino. Su constante enfrentamiento y desafío a los limites y a la muerte los llevaba a aquella situación.

- ¡Vaya!, me parece ayer, cuando trabajamos juntos en Desbirker…
- Si…fue una gran campaña
- Ahora estamos en bandos contrarios
- Eso me temo…

Sonrieron ante aquella burla del destino, hubo un corto silencio, una especie de ritual que antecede a la caída mortal de uno de los presentes, un asesino no tenia derecho a sentimentalismos, ni tristes despedidas. Rik miraba asombrado aquella escena, Thurar miraba curioso desde donde estaba, pareció comprender observando a Terry que aquel hombre que había llegado pretendía salvar al supremo sacerdote, ¡debia encontrar una forma de ayudarle!, quizás con un poco de su música.

Terry y el “murciélago” saltaron el uno contra el otro, chocaron sus katares con violencia en medio de la azotea de aquel evento concurrido, ambos peleaban con gran talento. Ambos brincaban y chocaban, luego se devolvían y buscaban contratacar de otra manera. Daban vueltas alrededor de la azotea, danza infernal de la muerte. Rik miraba asombrado la lucha de aquellos dos titanes. Sabia que no podía ayudar a Terry en estos momentos, era su lucha, una lucha muy personal. Un nuevo choque de katares, de nuevo se repeleron mutuamente. Al ser una técnica tan parecida ambos conocían muy bien los movimientos de lucha de un asesino, no seria fácil ganar.

- No tengo tiempo para esto, debo matarte rápido o no tendré la posibilidad de alimentarme de sangre de sacerdote supremo- dijo riendo
- Así ¿Y que harás?- le pregunto Terry serio
- ¡Esto!

Casi como si fuera un murciélago, aquel sujeto pego un brinco, emitió un chillido y volo hasta donde estaba Terry, aquel movimiento cogió por sorpresa al joven Wahhem, todo fue muy rápido, Terry intento bloquearlo. Pero pronto se dio cuenta que el lugar donde había bloqueado era falso, el murciélago en realidad estaba atrás suyo y había enterrado el katar en su espalda. Terry boto una bocanada de sangre por la boca.

- !¿Cómo?!
- Es el sonar del murciélago, me permite confundir al enemigo acerca de mi posición.
- Maldito bastardo!
- Te he tocado un punto vital no volveras a levantarte

Terry.cayo al suelo, Thurar y Rik miraron cono horror

- Tu sangre es de este murciélago- dijo riendo- ahora dedica tus últimos esfuerzos a ver como mato a tu querido sacerdote.

++++++++++++

El supremo sacerdote seguía con su discurso:

- Pero me temo hijos mios, que se acercan tiempos difíciles, debemos estar preparados, esta paz engañosa esta por acabarse, fuerzas oscuras se empiezan a mover en el mundo…

La gente se sorprendió ante las palabras del supremo sacerdote, algunos se empezaban a sentir inquietos. Garek miro triste a Doryan, este simplemente hizo un gesto con su cabeza.

- No, no es lo que ustedes piensan hijos mios…es una llamada…Ignuri me lo ha advertido en sueños, una profunda llamada…

Se armo una profunda costernacion en el publico, algunos ya incluso se atrevían a hablar en voz alta, Doryan se paro de su puesto, se dio cuenta que la situación podía salirse de control, pidió permiso al rey para tomar las medidas convenientes, el rey aprobó.

- ¡Debemos estar preparados! ¡hijos mios rezad! ¡hijos mios luchad con vuestro corazón! No debeis permitir que el mal haga hueco en vuestros corazones, la oscuridad pronto empezara a distribuirse por el mundo, debeis rechazarla…hijos mios abrid vuestras almas al cielo, no olvidéis cargar la vela de la dignidad, la justicia y el amor, solo ellas pueden luchar para iluminar cualquier sendero oscuro. Yo os digo…

El discurso fue interrumpido por una flecha que paso alrededor del sacerdote dirigida desde la azotea. Muchas personas gritaron, algunas intentaron huir del lugar, una señora obesa se desmayo. Pronto el caos empezó a reinar. Doryan dirigio su mirada al lugar de donde había venido la flecha, allí distinguió a un hombre con una ballesta, que había sido detenido por otro, que lo empujaba hacia atrás. ¿Seria posible? ¿No era ese Terry?, Doryan maldijo en voz baja, hizo un grito y acudieron varios de sus hombres, debía tomar medidas inmediatamente.

++++++++++++++++++++++

El murciélago se vio decepcionado al ver que su flecha había fallado, aun así le agradaba el caos que había generado, condes y clérigos gritando como locos. El supremo sacerdote había parado su discurso y era rodeado por guardias protectores. ¡Ahh! Ahora todo seria más difícil.

- Eres bueno sin duda…deberías de estar en el suelo…eres un halcón persistente
- Me subestimaste querido murciélago- dijo Terry sonriente
- Si, supongo…mala cosa…aun que aun tengo oportunidad de matar al supremo, pero antes me desare rápidamente de aves molestas
- Jo!, ven pues, por que te lo digo, apenas ahora la verdadera pelea esta por comenzar...
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Mensaje  Northern Dom Ene 31, 2010 3:10 am

Sjékir le explicaba los detalles a Lynel. Al parecer, no sólo trabajaba por dinero, sino por información. Un hombre de muchos recursos llamado Byrhen, con quien había trabajado antes a cambio de información, le había contactado. Le dijo que había encontrado a dos personas de su lista y le daría los detalles a cambio de una misión muy especial y particular. Pero tendría que partir a la isla de Utbahr, conocida por todos como la isla de los Losthyl, seres con cualidades físicas algo superiores a las del humano, una piel tan empalidecida que casi llega a ser de color azul, colmillos bastante largos y su sentido del razonamiento siempre se guía más hacia lo lógico que hacia lo emotivo. En pocas palabras, asesinos a sangre fría casi perfectos. Tanto hombres como mujeres no dudarían de matar a sus propios hijos si esto les diera algún beneficio, o eso se dice al menos. La idea de mandar a matar a alguien en esa isla es muy delicada, muy peligrosa. Es lo que Sjékir había salido a pensar la noche de año nuevo en Valhadia, si debía aceptar la oferta o rechazarla. No es que su vida le importase mucho a si mismo, pero no quería morir sin llevarse a los ocho restantes con él.

-¿Entonces, qué haremos? –preguntó Lynel algo dudosa.

-No lo se aún, tú pudes quedarte, quizás sea muy peligroso ir allá.

-No te vas a deshacer de mi tan fácilmente. Además, con decir que yo puedo quedarme estás afirmando que vas a ir, ¿O me equivoco?

-No te equivocas del todo, creo que aceptaré, pero depende de las condiciones que me den mañana en la mañana, cuando hable con Byrhen.

Sin mucho más que decir, Sjékir se acostó en el sofá de la habitación, dejándole la cama a Lynel, como había hecho todos los años pasados cuando no tenían dinero para dos habitaciones, era uno de los pocos gestos de caballerosidad que él mostraba y bajo sus propias palabras, era agradecimiento por la cocina de Lynel. Esa noche, Sjékir no pudo dormir.

La mañana siguiente, a la primera luz del sol, la compañía del odio se dirigió al punto de encuentro, aquel parque donde vieron la llegada del año nuevo. Estaba vacío aquel lugar, sólo había algún par de niños jugando y un monje con los ojos vendados meditando cerca de la entrada del parque. Al adentrarse hasta donde se encuentra la fuente, con dos de sus guardaespaldas a sus lados estaba Byrhen. Un hombre de poca estatura y mediana edad que hizo reverencia caballerosa al ver a Lynel, de inmediato vio a Sjékir y sonrió.

-Así que decidiste venir, Tormenta de Odio. –dijo en un tono suave aquel hombre.

-Se claro y conciso Byrhen, ¿Cuáles son tus condiciones?

-Oh, no eres divertido. Bien. Dime, ¿Alguna vez has luchado contra un Losthyl?

-Un par de veces. Pero eran de los débiles, los que deambulan fuera de la isla y son contratados como guardaespaldas. Aún así, siendo de los débiles dan más pelea que un guerrero de los que uno llamaría buenos.

-Vaya ¿así que sabes a qué te enfrentarías en este trabajito, huh? –dijo Byrhen con una sonrisa en la cara.

-Una misión casi suicida supongo.

-Así es… O eso diría si te mandase a matar a alguien.

-¿Eh? Espera un segundo. ¿Si me mandaras? ¿No me mandarás a matar a alguien? –dijo Sjékir algo confundido, y luego continuó. –Escúpelo ya, Byrhen. ¿Qué quieres de mi?

-Es una misión muy delicada. Vas a ir a Utbahr y vas a entregar un documento importante al Losthyl de mayor rango de esa zona.

-Lo siento, no soy un mensajero, quizás buscaste a la persona equivocada.

-No tan rápido Sjékir. Estoy pagándote con lo que deseabas, información. Es más, como me siento generoso, pagaré la mitad de lo que te pagaría en oro y también a tu pareja.

-Pa… ¿¡Pareja!? –exclamó Lynel casi instintivamente.

-¿O acaso eres hija de Sjékir? Vaya que desde muy temprano buscaba el calor de una mujer.

-Déjate de tonterías. -Dijo seriamente Sjékir, interrumpiendo a Byrhen- Me parece un buen acuerdo, pero quiero saber, ¿por qué seré yo tu mensajero?

-No serás el mensajero Sjékir, serás quien acompañe al mensajero.

-¿Yo seré la mensajera? –preguntó Lynel algo extrañada.

-No, el mensajero pues, es hora de que le conozcan. ¡Sagel, ven acá!

Aquel monje que vieron al entrar al parque, se paró de su lugar y se dirigió hacia ellos. Caminaba lentamente, con una leve sonrisa pícara dibujada en su rostro. Cargaba consigo un gran báculo que se veía más duro de lo que normalmente son. Se puso por detrás de Sjékir y Linel y allí, sin borrar la sonrisa de su rostro finalmente habló.

-Aquí estoy, Lord Byrhen. ¿Qué desea?

-Sagel, te presento a Sjékir, conocido en los bajos mundos como Tormenta de Odio.

-Oh, sí, he oído de él, y también de usted preciosura, se hace llamar Lynel, ¿Cierto?

-¿Ah? ¿Cómo es posible que un monje sepa quién soy? -Preguntó Lynel.

-Es un Asesino, No un Monje –dijo Sjékir de manera fría.

-Vaya, estás bastante bien informado al parecer, pues sí. No te puedo negar que soy lo que la gente llama un asesino.

-Sagel, conocido en el bajo mundo como el Camaleón de Valhadia. Maestro del disfraz y del espionaje. –Dijo Byrhen.

-¿Quieres que trabaje con un asesino? No juegues. Bien sabes que trabajo solo.

-Hey, yo también me alegro de trabajar contigo, Tormenta de Odio.

-Ya basta. –dijo Byrhen- Sjékir. ¿Aceptarías si ahora mismo te doy la localización de uno de los de tu lista? Tómalo como parte del pago de adelantado.

Los ojos de Sjékir se abrieron con interés mientras miraba a Byrhen. Las manos le temblaban un poco, quería decir que no, pero sabía lo difícil que era buscar por su cuenta, luego de un tiempo, asintió con la cabeza, aceptando la misión. Byrhen tras una pequeña sonrisa le pidió a Sjékir que le siguiera, caminaron un rato largo, Sjékir no dijo ni una sola palabra, mientras que Lynel caminaba algo nerviosa con Sagel atrás, a pesar de las vendas en los ojos, sentía que le miraba fijamente. En las afueras de Valhadia, llegaron a un pequeño campo con varias piedras, espadas viejas y estatuillas en el suelo, Sjékir había visto ese lugar antes. El cementerio.

-Número catorce de tu lista, Lacius Stemm. Fallecido hace dos meses. ¿Razón? Locura. Al parecer… sabía que venías por él y comenzó a volverse paranóico, desconfiaba de todo mundo, incluida su propia hija a quien llegó a golpear más de una vez. –dijo con voz serena Byrhen.

-Ya veo. Esa que está junto a la lápida, sin duda es su espada. ¿Así que le maté del miedo? Cobarde…

-Un trato es un trato Tormenta de Odio. Lo encontré, quizás no como lo querías, pero lo encontré.

-No voy a quejarme, hiciste un buen trabajo, ahora me toca a mí hacer un buen trabajo. De cualquier manera… explícame. ¿Por qué mensajeros? No me lo has contestado aún.

-La respuesta es muy fácil. Ninguno de mis subordinados tiene los testículos en su lugar como para hacerlo. Tienen miedo, y necesito gente sin miedo. Quizás sea la misión más fácil que tendrás en tu vida, quizás no, si te pones agresivo con los Losthyl.

-Haré lo que dijiste bajo las condiciones que nombraste antes, al completar la misión me dices dónde está el noveno, media paga para mi y paga completa para Lynel. –dijo con mucha seriedad Sjékir.

-Hecho. Mañana estarán zarpando a primera luz del sol. Preparen lo que deben preparar, que el viaje durará dos días.
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Mensaje  Yôko Lun Feb 01, 2010 8:11 am

Le dolía la cabeza y sentía el cuerpo pesado, Alvenith abrió los ojos y lentamente se fue adaptando a la tenue luz de la vela que alumbraba la habitación. Al parecer estaba en una cama muy cómoda. Miró a su alrededor, a su izquierda había otra cama y entre ambas un pequeño mueble donde estaba la vela prendida. En la pared de la izquierda una ventana con las cortinas cerradas. A su derecha un sillón al lado de su cama donde Jana dormía acurrucada.
A pesar del dolor y las molestias, tenía la sensación de que había descansado bien. Empezó a levantarse lentamente de la cama

-Quédate recostado- Jana no tenia su sonrisa habitual y se notaba la preocupación en el tono de su voz
-Pensé que dormías-
-Recuéstate, aun no estas bien del todo- La joven se levantó del sillón y suavemente empujó al elfo hacia atrás- necesitas descansar-
-¿Dónde estamos?-
-En una posada, debí decir que eras mi hermano para que me pasaran una habitación para los dos sin mal pensar-
-¿Llegamos hace poco? Pues la otra cama esta intacta-
-No, llevas un día inconciente-
-¡Un día! Pero ¿qué pasó?-
-¿Recuerdas que te dije que lo ideal era hacer la poción con los ingredientes frescos?-
-Sí-
-Pues, el hacerla con las hojas secas produjo unos efectos secundarios que no me esperaba. Lo siento mucho Alvenith-
-Tranquila, todo esta bien ahora… ¿verdad?-
-Sí, supongo-
-Cambia esa cara mujer, tengo cuerpo y mente fuertes, así que puedo soportarlo todo-
-…-
-¿Tienes un poco de agua? Tengo sed-
-Sí, toma- Jana le pasó su cantimplora y Alvenith bebió
-Ya me siento mejor ^^ -
-Debes de descansar-
-Llevo un día durmiendo ¡Ja!, ¿qué más voy a descansar?-

El joven mago se levantó, Jana intentó detenerlo, pero no pudo

-Alvenith, por favor, vuelve a recostarte-
-¿La poción funcionó?-
-¿qué?-
-La poción que me diste-
-No lo sé-
-Vamos a verlo ahora-

El elfo tomó su arco que estaba apoyado en una pared, se dirigió a la ventana y la abrió. Tensó la cuerda del arco apuntando hacia el cielo ¿resultaría? debía concentrarse, pero miles de dudas y preguntas rondaban en su cabeza

-No te esfuerces Alvenith-
-Tengo que hacerlo, necesito saber si funcionó-
-Alvenith, por favor, no lo hagas-

“¿Y si no funcionó?” Los pensamientos de Alvenith se agolpaban en su cabeza

-Escúchame…-

“Soy un buen guerrero, pero no puedo vivir sin mi magia”

-Inténtalo mañana-

“Tantos años de entrenamiento perdidos”

-Confía en mí, ¿sí?-

-“¿Se puede confiar en alguien que recién se conoce? Esta chica no tenia idea de los efectos secundarios producidos por no usar hojas recién cortadas… ¿y si el hecho de usar ingredientes secos hace que mis poderes no regresen jamás?”

-Por favor-

“Pero ella no me dejó, se quedó a cuidarme, se preocupó por mí”

-¿Alvenith?-
-Sí, confío-
-¿Qué?-

Una luz plateada empezó a emanar del arco y una flecha mágica salió disparada hacia el cielo

-¡Resultó! Y no me siento fatigado. Jana, ¡lo lograste!-

La joven druida volvía a sonreír, mientras que Alvenith no cabía en su propia alegría

-¿Lista para dejar la ciudad señorita?-
-¡Sí!-
-Pues, vámonos-
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Mensaje  Raistlin Jue Feb 04, 2010 8:36 am

El murciélago miro curioso a Terry, se dio cuenta que tendría que vencerlo rápido, antes de que los guardias encontraran la forma de subir hasta la azotea.

- ¿Y si te dijera que este asesinato fue ordenado por el viejo de las montañas?
- No te creería, pues conozco el protocolo cuando esto sucede
- Jo, veo que no eres para nada idiota

El caos se había extendido por todo el lugar, la ceremonia definitivamente había llegado a su fin. Thurar lamento no haber podido actuar con el gran calima y maldijo a aquel sujeto que había arruinado la ceremonia, esperaría el momento adecuado para actuar. El murciélago empezó a moverse lentamente dando giros alrededor de Terry, este intento concentrarse.

Pero el murciélago fue rápido y le hirió en un costado, Terry se toco con su mano e intento frenar con un pañuelo la hemorragia. Aquel sujeto era realmente poderoso, no era cualquier asesino de segunda, habían contratado uno de los mejores para aquella terrible misión. Intento un contraataque, pero Terry tenia todas las de perder, el murciélago se movia bien en aquel lugar, era su nicho, un halcón le es dificultoso pelear en un sitio cerrado, a un murciélago no, todos sus ataques y embestidas fueron esquivadas fácilmente por el murciélago quien parecía fusionarse con su entorno.

Rik miraba con preocupación a su amigo, ya no había más intercambio de palabras, ambos asesinos entendían que seria vano, las armas resolverían la discusión. De nuevo hubo un choque, ambos atacaron con todas sus fuerzas. La velocidad a la que se movían nera sorprente. Choque, retroceso, choque, retroceso, su batalla se convertía en una especie de baile silencioso, un baile de la muerte. Terry se movio rápidamente e intento atacar por un borde, esto cogió al murciélago por sospresa quien fue herido en el brazo.

Terry sonrió, su rival a pesar de haber sido herido seguía conservando la calma. De nuevo Terry intento seguir atacando, pero poco a poco se fue desgastando. A pesar de haberse recuperado un poco la herida que le había hecho el murciélago le dificultaba el movimiento, con problemas esquivaba una nueva ola de ataques, pronto no aguantaría mas. El murciélago puso todas sus energía en un último ataque, este hizo resbalar a Terry quien se golpeo fuertemente al caer al suelo.

- Halcon, ¿Ves?, mírate, hecho comida de murciélago

Le murciélago se acerco y le coloco el katar en su cuello

- Al ser de la hermandad te dejare decir una ultimas palabras…

Thurar se dio cuenta de que era momento de actuar. En ese momento salió de donde estaba y grito con fuerza:

- Tu puedes halcón, no dejes que esta escoria se salga con la suya…
- Eeehhh… ¿enano?

Thurar había tomado una decisión, empezó a tocar con fuerza los tambores que siempre cargaba, los tocaba con furia, la percusión hacia que se agitaran los corazones. Terry sintió como si una descarga lo reanimara, como si recuperara energias.

- Un enano bardo, ¡Esto si que es divertido!- dijo el murciélago

Thurar no hizo caso de las burlas, su música ilumino todo el lugar, hasta Rik sintió ganas de salir y batallar, se sentía fuerte y poderoso. Terry sentía que su corazón de guerrero y asesino se reanimaba y sus fuerzas se renovaban. El murciélago se dispuso a ajusticiarlo. Sorprendentemente Terry lo esquivo y se movia a una velocidad increíble.

- ¡imposible!, ¡esa no era tu velocidad normal antes!- dijo el murciélago sorprendido
- Las circunstancias cambian, me parece que el halcón es el que se va a alimentar hoy…

Thurar seguía tocando con fuerza un ritmo pegajoso y que agitaba el pecho, aquellos tambores sonaban con fuerza y son de batalla. El murciélago sorprendido no pudo esquivar un fiero ataque de Terry, quien clavo su katar en una parte de su pecho. El murciélago escupió sangre y logro retirarse.

- La melodía alimenta mis alas…

El murciélago se agacho, el golpe había sido fuerte, no pudo pronunciar palabra.

- La muerte caiga sobre los enemigos de dios, ¡oh Ignuri poderoso!- dijo Terry
- ¡No me digas que eres un creyente!
- No, pero me gusta como suena la frase- dijo sonriente Terry
- Jo- dijo- seguro que tus almas están envenenadas
- Asi es- dijo Terry orgulloso- es obvio
- Una lastima, cargo antídotos conmigo…
- Si, ya me lo imaginaba…

En ese momento se escucho el paso de los guardias subiendo la escalera, habían logrado descifrar el mecanismo.

- Bien, fue divertido halcón- dijo el murciélago- nos volveremos a ver
- ¡¿Qué?!

De repente una humareda exploto en el lugar, Terry maldijo haberse confiado y no reaccionar rápido, en una pelea con un asesino, los reflejos y la rapidez son lo más importante. Pronto Thurar, Rik y Terry se vieron rodeados por una nube de polvo y humo. Se escucho el rompimiento de un cristal, el murciélago había huido rompiendo el cristal de la ventana del templo. Jo, seguro que sabía soportar aquella caída, pensó tristemente Terry, era el murciélago al fin y al cabo. Maldijo que su víctima se hubiera escapado, el halcón tampoco comería hoy.

- ¡Levanten las manos y tiren sus armas al suelo!- grito una voz

Cuando volvieron a ver se vieron rodeados por un grupo de 40 guardias thalianos. No tuvieron más remedio que obedecer. Terry, Rik y Thurar soltaron sus armas.

- ¿Cómo te llamas enano?- pregunto Terry
- Thurar, hijo de Tur a tu servicio- dijo Thurar rascándose la barba preocupado
- Extrañas circustancias en las que nos conocemos, querido amigo. Pero te agradesco, sin ti, no hubiera salido de esta, mi nombre es…
- ¡Silencio! ¡no digan ni una palabra!

Pronto llegaron más hombres y detrás venia el que parecía ser el comandante. Guardaron silencio, un hombre imponente se abrió paso entre los guardias. Terry sabia quien era, no pudo evitar sentir un poco de temor ante la presencia de su padre. El general Wahhem se presento con la capa puesta y su gesto serio. Terry sabia que eso significaba problemas.

Doryan los observo con atención, un enano bardo, el amigo de su hijo y su hijo, ¡Extraño trio de locos!, ¿no era aquel enano el que había contratado por que le gustaba su música que había escuchado el otro dia en aquella taberna?. No importaba ahora, debían tomarse medidas inmediatamente. Se acerco lentamente a su hijo y sin darle tiempo de responder le pego un fuerte puñetazo en la cara. Terry empezo a escupir sangre, aquel golpe le había dolido bastante. Padre e hijo se miraron, Terry sintió en aquella mirada vergüenza y odio, estaba acostumbrado, pero le dolía, deseaba el reconocimiento de su padre. No pudo evitar agachar la cabeza.

- Padre, te lo juro, esta vez…yo…
- Silencio- dijo Doryan serio- Llevenselos, denles primeros auxilios y luego a la prisión, ya los interrogaremos.
Terry se retiro pensativo y cabizbajo, ¿Por qué el no reconocía lo que él hacia? ¿Cuándo había llegado este momento de separación y crisis con su padre?

+++++++++++++++

- Papa- dijo el niño Terry llorando- Eveelina me esta molestando, dice que cuando grande seré un mendigo anmadiano y que no serviré para nada

Era un dia de vacaciones en familia. Alejados del bullicio citadino se encontraban en una pequeña cabaña en la playa que habían alquilado por un bajo precio. En aquel momento el sol parecía querer irse y bañarse en el mar, en un silencioso ocaso. Un Doryan más joven, coloco su mano encima de la frente de Terry niño

- ¿Y tú qué piensas de ello?- dijo Doryan sonriente- ¿eres un mendigo amnadiano?
- ¡Por supuesto que no!- dijo Terry- ¡Yo sere un caballero como tu! ¡un poderoso guerrero que salve al mundo!
- Pues primero deberías de empezar por salvar tu sopa, mama me conto que no te la comiste- dijo con el ceño fruncido
- Puaaafff, no sopas, no reglas, quiero recorrer el mundo, ir a los sitios a los que tu fuiste y derrotar al malvado Ervelin- dijo duro haciendo un gesto con la mano tan fuerte que tropezó y resbalo
- Vaya, pues creo que ya vas un paso adelante- dijo Doryan riendo
- ¡Papa!
- Mira el cielo Terry…

Terry miro con atención, una enorme nube pasaba bordeando la parte superior del astro rey. Unas gaviotas volaban lentamente al sur en buscar de mejores tierras. El mar daba la ilusión de un horizonte infinito que parecía no terminar. Terry quedo asombrado ante aquella visión.

- Mira atentamente Terry, no eres ningún mendigo, eres miembro de una poderosa dinastía, tienes unas enormes y majestuosas alas. Mira atentamente el cielo, porque todo el te pertenece, alguna dia aprenderás a volar y lo recorrerás a tu gusto, alcanzaras grandes alturas, bordearas tierras de ensueño y conquistaras el corazón de las nubes.
- Yo…dime que necesito para ello papa, te prometo que luchare por que asi sea
- Es fácil- dijo Doryan sonriendo- solo necesitas…

Doryan hizo una pausa, Terry lo miro con atención y detenimiento. Su padre señalo primero su mente y luego su corazón. Terry lo miraba admirado.

- Esta es la clave, nunca lo olvides hijo mío


++++++++++++++

Algunas lagrimas salieron de los ojos del asesino.

Terry y los demás fueron retirados custodiados por las fuerzas thalianas. Doryan suspiro. Habia quedado solo en la azotea, poco a poco se recuperaba el control del lugar gracias a Eveelina. Se quedo un momento mirando la estatua de Ur Ignuri. Sabia de la inocencia de su hijo y de sus compañeros, pero quería darle una lección para que dejara de meterse donde no le llamaban. A veces, pensaba, solo comiendo estiércol es que se madura y se aprende. Decidio no pensar en su hijo, ya veria que haría con el. Otro problema pedia una atención más urgente, aquel horrible asesinato preemeditado. Se pregunto qué extrañas fuerzas eran las que se movían ahora en Epica, se pregunto si este asesino había enviado por su hermano, ¿pensaba romper la tregua? Imposible, pero no cabia duda de que aquel era el sello de los asesinos de Valhadia, bajo el mando del viejo de las montañas. Sin embargo siempre existía la posibilidad de que aquel asesino estuviera al mando de un factor externo o ajeno a Valhadia, nunca se sabia con los asesinos. Pensativo bajo las escaleras lentamente, era momento de actuar.
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WOE II TEMA OFICIAL - Página 2 Empty Re: WOE II TEMA OFICIAL

Mensaje  Northern Sáb Feb 13, 2010 3:14 am

La marea mecía de forma suave y constante aquella pequeña nave, llevaba ya a la mar casi dos días. Sjékir no decía mucho, sólo se limitaba a decir lo necesario, Sagel pasó gran parte del viaje socializando con la tripulación de aquel navío. Hasta bebió vino la primera noche con el capitán. Lynel en cambio, no estaba muy feliz con eso. Sagel había intentado seducirla más de una vez y ya la cosa era molesta, esas lindas palabras vacías quizás servían con una citadina Valhadiana, pero no con ella; sin embargo, disfrutó cuando este hizo algunos trucos de magia. Finalmente, en el horizonte podía distinguirse una pequeña Isla, ya estaban llegando a su destino, Utbahr, tierra de los Losthyl.

-¡Falta poco, amigos míos! –gritó un Sagel lleno de júbilo.
-Sí, ya nos dimos cuenta de ello. –dijo Lynel con voz un poco apagada por el cansancio. –De todas formas, hoy pasaremos la noche en el barco de nuevo, ¿No? Es decir, terminamos el trabajo y nos regresamos.
-Así es. Debemos regresar cuanto antes.
-¿Por qué tanto apuro Sjékir? ¡Disfruta un poco más de la vida, hombre!
-Qué ironía que eso me lo diga un Asesino…

Ya en el puerto, bajaron los tres guerreros y luego de pedir algunas indicaciones, se adentraron en un espeso bosque guiándose por un pequeño camino de tierra. La indicación fue fácil. Caminar por aquel camino de tierra hasta encontrar a los Losthyl, ahí preguntar por el líder del poblado, llamado Therdar. Sagel iba muy tranquilo, intentando sacar temas de conversación, pero todos sus intentos fallaron con Sjékir, Lynel conversaba un poco más, pero siempre que él intentaba cortejarla esta se enojaba y callaba. Ya era hasta gracioso para él hacerlo. Esta fórmula se repitió por un corto tiempo hasta que finalmente llegaron a una puerta de piedra custodiada por dos pálidos y altos seres que llevaban poca vestimenta y pesadas espadas de dos manos.
-No son muy diferentes a los humanos… -dijo Lynel, acercándose con cautela.
-Notarás una gran diferencia al verlos más de cerca. Mira bien sus rostros, sus ojos y su dentadura cuando hablen.
-Así es gatita. Ya verás lo distintos que son a nosotros. Pero míralos con respeto, no con miedo, por eso nos eligieron para esta misión, para no temerles.
¡Ya lo se! Y deja de llamarme gatita, eso me enferma.
-¡Silencio! –interrumpió uno de los Losthyl. –Este lugar está fuera de límites para los humanos, si saben lo que mejor les conviene, dense la vuelta y regresen por donde vinieron.
Lynel quedó impresionada, al ver de cerca a aquellos seres, de cabello negro largo, por la espalda, ojos de color amarillo con las pupilas rojas y púrpura en el caso del otro guardián Losthyl y sobretodo, largos colmillos en sus bocas.

-Saludos, guardián Losthyl. Venimos en son de Paz. Traemos un mensaje del gobierno de Valhadia para tu líder, Therdar. –Dijo Sagel, hablando en nombre del trío.
-Therdar no los escuchará. Ahora lárguense.
-Es de suma importancia, créeme que Therdar estará interesado en escuchar lo que vengo a decir.
-Está bien… -Dijo aquel soldado Losthyl luego de pensarlo un rato. –No soy quien para decidir lo que es importante o no, es trabajo de Therdar. ¡Nyrdar! Lleva a estos humanos a hablar con Therdar.

Desde adentro de la fortaleza, otro ser de cabello largo, y ojos auri-grises asomó y pidió fríamente a los humanos que le siguieran. Mientras caminaban, todos los Losthyl que hacían sus tareas cotidianas se detenían a ver al trío humano que entró a su ciudad. Definitivamente, es algo que no ocurre con mucha frecuencia para ese pueblo. Nyrdar se detuvo ante una especie de templo, al abrir la puerta con lentitud y al entrar, estaba en un gran sillón, un Losthyl de cabello blanco, ojos auri-púrpura y un vello facial lo suficientemente largo como para tenerlo en crisnejas.

-Maestro Therdar, estos humanos solicitaron hablar contigo, de parte del gobierno de Valhadia, se les prohibió el paso en un principio pero insistieron en que sería algo que te importaría.
-Está bien Nyrdar, regresa a tu puesto, ya escucharé lo que tienen que decir estos humanos.
Nyrdar asentió con la cabeza y se retiró rápidamente. Therdar se levantó de su sillón y dejando de lado lo que parecían ser sus consejeros, se dirigió hacia Sjékir, Sagel y Lynel. Los consejeros pronto se acercaron y afuera de la gran puerta, se escuchaban pasos, gente que quería saber qué pasaba, pero no hablaban para poder oír detrás de la puerta. ¡Hasta a la hora de chismear son organizados! Pensaba Lynel, pero sus pensamientos fueron interrumpidos por la profunda voz de Therdar.

-He oído que son mensajeros de Valhadia. ¿Qué quiere esta vez el imperio de Maverick de nosotros?
-Su excelencia, somos enviados por Lord Byrhen, uno de los altos mandos militares de Valhadia. Me pidió que hiciera entrega de esta nota personalmente a usted.
-Basta de formalidades humanas, no necesito un título de superioridad de un sacerdote ciego; llámame simplemente Therdar –dijo aquel ser imponente mientras a su vez, tomaba el rollo de las manos de Sagel. –Khordar, toma, lee el pergamino en voz alta.
Uno de los consejeros que le acompañaban tomó el pergamino y desenrollándolo comenzó a leer lentamente. Lo que la nota contenía era una petición de ayuda al ejercito Valhadiano en los próximos años a cambio de tierras en el continente y la liberación de la Isla. Therdar se quedó pensando unos pocos segundos luego de que Khordar leyó la carta y finalmente habló.

-Realmente, es una oferta tentadora. Utbahr libre de humanos y además de eso, tierras en el continente para nosotros. ¿No tienen miedo acaso de tenernos allá?
-No, señor Therdar, sabemos que no habrá problemas mientras se respeten mutuamente los límites y libertades de tu pueblo y el nuestro.
-Bien dicho humano. Pero a pesar de ello, no puedo darte una respuesta inmediatamente. Tengo que consultarlo primero con el consejo.
-No hay apuro, señor Therdar. Cuando el pueblo Losthyl tenga su respuesta preparada, mándenla a Lord Byrhen con alguno de los mensajeros del puerto que vaya a Valhadia.
-Y así será Humano. Ahora, si ya no tienen asuntos que atender en esta tierra, retírense. La gente de mi pueblo puede que no sufran de emociones tanto como los humanos, pero la intimidación se siente igual para cualquier raza, animal o cultura.
-Desde luego, Señor Therdar, esperaremos su respuesta.

Los tres humanos salieron, los Losthyl seguían viéndolos de manera intensa, y justo en ese momento salieron del Pueblo. Al alejarse un poco de la puerta, escucharon un intenso jadeo doloroso, con algunos gemidos de agonía, eran femeninos. A su vez escuchaban claramente fuertes golpes secos. Sjékir posó su mano en el mango de su espada y comenzó a ver a los lados, mientras que Sagel, con un rostro serio, corrió hacia los árboles en dirección al ruido.

-Maldito imbécil… -murmuró Sjékir quien comenzó a correr tras él.
-¡Sjékir espera!
-En un sitio como este hay que actuar con cautela, y él que es asesino debería saberlo mejor que nadie. Cualquier cosa rara que ocurra será nuestra culpa y será nuestra sentencia a Muerte.

Sjékir y Lynel casi podían mantenerse al margen de Sagel, pero definitivamente, en velocidad él era superior a ellos. Al cabo de unos segundos, llegaron a una escena dolorosa. Un solado Losthyl andaba riéndose con una carcajada maniática mientras una joven Losthyl, sangraba de los brazos por pequeñas heridas que allí había, además, las puntas de los dedos de aquel Losthyl estaban llenas de sangre. No hacía falta pensar mucho para saber que eran arañazos de él.

-¿Qué estás haciendo? –preguntó con seriedad Sagel.
-Nada que te interese a ti, Humano. Ahora lárgate. La mala labor de esta chica y su castigo, no te conciernen.
-Por favor… ayúdame –dijo en voz baja y entre sollozos aquella joven Losthyl, Sus ojos eran Auri-rojos y su cabello era Rubio, con algunos manchones de Sangre.
-Asunto mío o no. No deberías estar maltratando a una mujer. Eso puede crear dudas con respecto a tu hombría.
-Ya es suficiente Sagel. –dijo Sjékir con una voz calmada.
-No, no es suficiente hasta que deje de maltratarla.
-¿Qué deje de maltratarla? –dijo aquel Losthyl y seguidamente, mostró una sonrisa y pateó a la joven en el abdomen. -¿Y qué hará un simple humano como tú si decido no hacerlo?
-Tomaré tu vida. –Seguidamente de esto, Sagel se lanzó hacia aquel ser que rápidamente tomó su espada.
-¡No! ¡No seas imbécil! ¡Eso es suicidio! ¡Si lo matas nos ganaremos a toda la tribu de enemigos!
Aquella lucha ya había comenzado antes de que las palabras llegaran a Sagel. Éste, de su báculo sacó una espada secreta que escondía y cruzó espadas con el Losthyl. Fue una intensa pelea, atontada veía con lágrimas en sus ojos aquella joven Losthyl algo que nunca en su vida pensó ver. Aquel hombre, no era un Losthyl cualquiera, tenía mucha experiencia luchando y no sólo evadió los certeros ataques de Sagel más de una vez, sino que logró arañarle el brazo con aquella gran espada de dos manos.

-No estás nada mal para ser un ciego, humano. Tu sangre, es deliciosa –dijo mientras lamía la sangre de su espada con la que rajó el brazo de Sagel, luego esbozó una sonrisa.

Sagel no contestó, y se levantó con mucha velocidad, esta vez de un solo golpe logró rajar el costado de aquel ser, que se levantó inmediatamente con una mirada de maniático y riendo a carcajadas, mientras que a su vez brotaba sangre de su boca. Se dirigió a golpear a Sagel pero por la herida sus movimientos estaban un poco atontados. Predecibles. Sagel saltó por sobre su espalda y con su espada la rajó. Este cayó al suelo, temblaba y su respiración iba enlenteciéndose poco a poco. Sagel se sostuvo el brazo un rato y le dio la espalda al cuerpo, dirigió la cabeza a la joven Losthyl, este le sonrió y justo cuando iba a preguntarle si se encontraba bien. Rápidamente aquel soldado Losthyl se lanzó hacia él con un ataque final y fulminante, Sagel, lo sintió por detrás de su espalda y sabía que era muy tarde para evitar ese ataque pero, de pronto no lo sintió.
Detrás de él estaba Sjékir, quien había enterrado su daga en el cráneo de aquel Losthyl, matándolo al instante. Al ver esto, la chica Losthyl entró en pánico y corrió hacia los bosques, escapando. Sagel dio la vuelta lentamente hacia Sjékir quien le aventó un golpe directo a la mejilla, partiéndole la boca.

-¡Serás imbécil! ¿Acaso pensabas dejarlo vivir y huir? Nos iría a delatar, además casi te mata. ¡No eres muy atento para ser un asesino!
-Déjalo, lo hecho, hecho está. Te recomiendo que huyas, no sería bueno para tu venganza que te encuentren culpable de asesinato a un Losthyl. Además, yo ataqué primero y estoy lleno de heridas. La culpa la puedo cargar yo esta vez.
-No intentes ser héroe. Tú vienes conmigo. Al fin y al cabo, mi labor era prácticamente de guardaespaldas tuyo. –Dijo Sjékir mientras le ayudaba a caminar.

Entre Lynel y Sjékir ayudaron a Sagel a caminar hasta el puerto, pasaron varios minutos en silencio, simplemente caminaban y caminaban alejándose de aquel pueblo, Sjékir quiso insultar al asesino más de una vez, pero prefirió quedarse callado, pues no valía la pena, ya no faltaba mucho para llegar al puerto, sin embargo, las cosas no serían tan fáciles para ellos. A la salida del bosque, les esperaba Therdar con cinco soldados Losthyl. La noticia de la muerte de aquel ser había llegado rápido a sus oídos.

Continuará...
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Mensaje  Is@ Dom Mar 14, 2010 6:50 am

Anvÿlle se encontraba en uno de los cerros aledaños practicando su puntería a un nudillo en un árbol junto a su hermano, Eygon.
- Tenemos que ganar la competencia de mañana en Azar, así tendremos por primera vez nuestro propio dinero y podremos comprarnos lo que queramos – dijo entusiasmado Eygon a su hermana.
- Si…será entretenido ganar, aunque ya me estoy cansando…¡llevamos desde hace 2 horas practicando!
- Bueno, se requiere tiempo y dedicación para lograr el primer lugar…y no creo que seamos los mejores.
- Eso lo harás tu, yo no estoy tan interesada en ganar el dinero –
Y tomando su arco y flechas se fue a la cabaña para dejarlos ahí y volver a salir. Cuando llegó a la casa, se encontró con su tía preparando el almuerzo.
- Avy, ayúdame por favor
Anvÿlle la ayudó a poner la mesa, esto no obstó a que lo hiciera de mala manera por sus ganas de salir. Servida la liebre cazada por su hermano el día anterior, Anvÿlle no quiso comer.
- ¡Da lo mismo la forma en que se haya matado la liebre, Avy! Debes comértelo ya que necesitas carne para seguir creciendo – le recriminaba Bárbara cada vez que se servía un animal cazado.
- Tía, si hubieses visto la forma en que lo cazó, cómo le sacó la piel…no te gustaría tampoco comértelo. Además, madre nos enseñó que muchas de las propiedades halladas en las carnes se encuentran en las legumbres…
- Anvy… - interrumpió Eygon – la próxima vez no lo dejaré vivo cuando le saque la piel…
- Eygon, tú descuida, no me pasará nada si no como carne. Nunca fui tan fanática de su sabor.
Terminada la comida, Eygon continuó con su práctica, mientras que Anvÿlle salió afuera a ver hacia el bosque. Anvÿlle estaba preocupada de su madre que no se sabía de ella hacía una semana. Acostumbraba a salir por un fin de semana, y cuando salía por más tiempo llevaba su espejo encantado para comunicarse con la familia. Sin embargo, en esta ocasión ella no se lo llevó pensando que iba a salir por el fin de semana. Bárbara le había contado que puede ser que haya habido tormentas en Amnidia que la hayan atrazado. Se acordó de su última noche con ella:
- Ne changeller faccione net tremere never, buenas noches – le había oído decir antes de irse a dormir.
- Madre, ¿por qué dices esa frase antes de acostarnos?
- Siempre se las he dicho desde que eran bebés, es un conjuro para traerles buena suerte y pedirle a Elin nunca los deje solos.
- Nunca me había percatado antes – dijo Anvÿlle bostezando
- Por lo cansada – dijo mientras Anvÿlle pasaba a los sueños de Morfeo – o por lo pajarona – dijo antes de salir de su habitación


Suspiró pensando en ella. Y, no por primera vez, pensó en su padre y en su hermano, y la extraña relación que llevan.
- ¡Que no está en el lugar donde fue enterrado, Anvy! – le decía un enojado Eygon
- ¡No te creo!
- Pero si tú misma me vistes desenterrando el lugar en que por tantos años nuestra madre nos había dicho que yacía. Y tú vistes los resultados, ¡no había nada! Ningún cajón, ningún cuerpo…
- Puede ser que madre se haya equivocado al poner la lápida, ella te dijo eso cuando se lo encaraste…hubo una fuerte lluvia y los rastros que había dejado para marcar el lugar se desvanecieron cuando llegó con la lápida.
- Para mí, esas son mentirillas blancas que nos ha contado, todos estos años nuestra madre nos ha ocultado algo…
- ¿Qué nos podría ocultar?
- Yo creo que nuestro querido padre la abandonó y ella no quiere que lo odiemos.
Ante sus palabras, Anvÿlle quedó boquiabierta
- ¡Madre nunca nos mentiría! Nos mantiene siempre bien educados, siempre atenta a nuestras necesidades
- ¡Demasiado atenta! A penas salimos a comprar las cosas al mercado…por eso quiero tener dinero para poder ser un poco más independiente, salir a visitar otros lugares. ¿Por qué es ella la que sale a todos esos lugares y nosotros nos tenemos que quedar en la casa?
- Porque ella conoce los lugares a donde tiene que ir y dónde no. Somos muy pequeños todavía para ir con ella
Ante esto último, Eygon arqueó una ceja
- ¿Crees que tener 18 años es ser menor?


Muchas discusiones las terminaban de esta forma. El le decía que debía crecer, que los chicos de su edad ya estaban pensando en casarse o irse de sus familias. Ella sabía que esto era verdad, que sí era muy distinta de las demás chicas en el barrio. Pero tampoco podía decir lo mismo de Eygon que de los demás chicos. Nadie es tan bruto de desenterrar a un cuerpo para comprobar la veracidad de lo dicho por su madre. Y siempre le llamó la atención la forma particular que empleaba para cazar, siempre le acertaba al animal en una zona en que no lo matara, sin embargo le imposibilitara escapar.

De repente, sin darse cuenta, llegó a una parte del bosque que desconocía. Se acercó a un riachuelo, ya que sabía que tenía que desembocar en el río Sursum Corda que la conduciría rápidamente a su hogar. Se abrió paso entre medio de unos arbustos, y se encontró con un hombre de torso desnudo al lado del arrollo. Era de su altura, moreno, cabello desarreglado azabache…tenía unos ojos verdes encantadores y orejas puntiagudas…de inmediato supo que era un elfo. Extrañamente, el se le acercó y ella, hipnotizada por su mirada, también. Se quedaron observándose por varios segundos, hasta que ella le dio un beso en la mejilla y salió corriendo, esperando que el no la siguiera y deseando que estuviese dirigiendo hacia su hogar.

Más tarde, se encontró con su hermano todavía practicando.
- ¡Wow, qué careta llevas, Avy! ¿Qué pasó?
- Eygon…creo que estoy enamorada
- ¿A si? ¿De quién?
- No lo sé…
- ¡¿Qué?! ¿Cómo no sabes su nombre?
- Es que…todo fue muy rápido - Ella suspiró y se sentó apoyada en un árbol. – Por un lado quiero volver a verlo, pero por otro no…me avergonzaría mucho si lo viera nuevamente
- Son cosas que pasan en la vida, jajaja – rió Eygon. – Bueno, ya te armarás de valor y lo verás nuevamente por estas zonas
- Mmm…tal vez. – dijo ella pensando que nunca más lo volvería a ver, ¿cuáles eran las chances que tenía de volverlo a ver? Más aún si era un elfo de Urfilet paseando en terrenos ajenos…
- Ya, ahora entrena un poco para asegurar ese premio
- Deja descansar un poco de la corrida –
Ella observó cerca de sus pies. Había unas margaritas secas, sin embargo las tocó con los pies y diciendo unos encantamientos que le enseñó su madre, renacieron instantáneamente…mucho más rápido de lo que normalmente ocurría, que solía costar unas 2 horas.
- ¡Eygon, mira pude renacer unas margaritas!
- Qué bueno – dijo Eygon, no tan interesado en el tema, pero igual de extrañado que ella - ¿no se supone que renacen después de horas? Incluso madre decía que tu lo lograbas ya en forma rápida, pero nunca para tanto.
- Si…tal vez esté mejorando
- Así espero, ojalá que pudieras mejorar tu puntería también – le dijo pasándole el arco.
Is@
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Mensaje  Raistlin Mar Mar 16, 2010 9:22 am

- ¿Qué hago aquí?- se preguntaba Terry

Sueños, odios, amores…todo el universo…todo era inestable…pronto se sintió caminando sobre una plataforma de cristal, un paso en falso y todo se desmoronaría. Pero, ¿A dónde llevaba este camino?, de que servía caminar sobre senderos frágiles, que podían desmoronarse con cualquier paso dado en falso. Y entonces allí estaba ella, una mujer de largos cabellos castaños y una linda sonrisa lo miraba al otro lado, vestía una larga túnica de color blanco puro, su sonrisa inspiraba paz, Terry sintió que solo viéndola todas sus angustias y miedos se apagaban para dejar paso al mar de la calma que permanecía inmóvil y en silencio en medio de la inmensidad. No lograba ver sus ojos, ocultos por una especie de velo de niebla.

Ella le hacia una seña con la mano, una invitación… ¿a donde quería llevarle? ¿Debía llegar hasta ella?, no lo sabia, se restregó los ojos con fuerza en un vano esfuerzo de discernir si aquello era real o no. Decidio caminar lentamente hacia alla, buscando no romper el frágil suelo, pero cada vez que caminaba ella parecía mas lejos. En la lejanía alcanzo a verla elevándose encima de una flor de loto blanca, que se abria lentamente, mientras ella se elevaba por encima de esta, levitando como un angel o un ser elegido, ¿Qué clase de poder era aquel?

Debia alcanzarla, ella le traería tal vez las alas que necesitaba para volar a el cielo que se esconde en medio de las pasiones, los sueños y los grandes ideales, ¡oh si! ¡como Icaro se elevaría por las nubes! ¿tendria la fuerza para resistirlo?. Pronto luego de caminar aquel frágil y lento sendero empezó al fin a alcanzarla, ella permanecia inmutable en medio de aquella flor de loto. ¡Oh dama de sonrisa brillante! ¡dejame naufragar en tus labios! ¡Dame un poco de aquel néctar que me permita mostrar que no soy el mas miserable de los hombres!

Pero mientras pensaba esto, se dio cuenta que su paso se había acelerado y se percato demasiado tarde que esto le costaría caro. Pues el suelo empezó a resquebrajarse, sin tener a donde asirse le grito a aquel ente femenino que le ayudara. Pero este no se movio. Volvio a emitir un gran grito mientras caía en medio de la nada, de la oscuridad.

- ¡NOOOOOOOO!


Terry despertó, miro hacia ambos lados, se encontraba en una oscura prisión. A su lado un enano tocaba aburrido una especie de pequeña flauta y su otro lado estaba su fiel amigo Rik Pintabrincos, quien aburrido hacia figuras en la pared, con suciedad.

- ¿Estas bien Terry?
- Sip, supongo…aun que este no es precisamente un lugar para fiestas…
- Son mejores instalaciones que las de la posada Morgan

Terry rio, recordó la posada Morgan, un triste y desolado hotel en el que habían tenido que quedarse una vez, donde todo lo que tocaban se caia o se desbarataba, ni siquiera la cama carcomida por las termitas pudo aguantar el peso de ambos aventureros. Miro con detenimiento el lugar donde ahora se encontraban, una pequeña prisión subterránea en uno de los calabozos de Minas Thalion, había dos camas y una especie de letrina, no era un lugar muy agradable. A su lado de veían otros reclusos, quizá muchos de ellos también esperando un veredicto.

- ¿Qué haremos ahora Terry? Tu padre parecía muy furioso
- Bah…esta en sus días de periodo, ya se le pasara- dijo Terry
- Ehh…por culpa de ustedes dos, termine en este lugar y no pude tocar en el gran evento- dijo la voz de un enano indignado

Terry miro atentamente al enano, había dejado de tocar su flauta, de cabellos rubios miraba desafiante a Terry. Sin duda no era un enano que cabia dentro de lo común, Terry se pregunto por que siempre terminaba relacionándose con personajes que no cabian dentro de lo que aquella gente consideraba “normal”, aun que sabia muy bien que el no era presisamente un buen ejemplo de aquel concepto.

- Hummm…tu decidiste actuar por tu cuenta- dijo Terry- nosotros no te obligamos…aun que, no puedes negar que te divertiste
- ¡Oh mi gran Cadima!- dijo el enano lamentándose- he perdido esta gran oportunidad
- ¿Cadima? ¡Ah si! El gran bardo, solia cantar algunas de sus canciones para intentar conquistar a Teresa, ¿Te acuerdas Rik?
- Si, solo que lo malo era que tu no eras Cadima y que terminaste ese dia borracho acostado en un potrero- dijo Rik riéndose
- ¡Rik!, no hables de estas cosas delante de nuestro compañero- dijo Terry picarón- ¿como te llamas enano?
- Thurar, hijo de Thur a su servicio
- Te agradecemos la ayuda- dijo Terry- sin ti no estaría aquí para contarla, te debo una cerveza, no te olvides de recordármelo
- Jo, no es necesario- dijo el enano aun triste estrechándoles la mano- supongo que a pesar de perder esta oportunidad, hago dos buenos amigos
- Por ahora debemos buscar salir de aquí- dijo Terry- Luego pensaremos en tu carrera musical, siempre puedes aceptarme como tu manager, prometo alcohol, fiesta y muchas fans enanas desquiciadas

El enano rió

- No creo que sea necesario- dijo el enano sonriendo-…sin embargo estamos bien cogidos, de aquí no escaparemos
- Te aseguro que nadie captura al halcón de Valhadia, nadie me meterá en una jaula…
- ¿y que haras?
- La técnica legendaria

Terry puso gesto serio, se acerco con aire decidido a las celdas de la prisión, Thurar lo miro admirado, se pregunto qué gran poder seria aquel que les permitiría salir de aquella situación. Hizo un movimiento con las manos, Thurar espero que la celda estallara en pedazos, Rik se tapo los ojos.

Terry se movió lentamente y…empezó a gritar.

- ¡SAQUENME DE AQUÍ! ¡SOY INOCENTE! ¡NO SABEN CON QUIEN SE METEN! ¡DEJADME SALIIIIIIR!
- ¿esta es la técnica “legendaria”?- pregunto triste Thurar
- Me temo que si- dijo Rik colocándose la mano en la cabeza
- AAAH ME MUERO SOY ALERGICO A LOS BARROTES AGGHHH AGGHHHHHH- grito colocándose las manos en el cuello

Nadie respondió, Terry siguió gritando todo tipo de improperios y excusas, pero no era escuchado. Thurar quien mantenía una curiosidad innata poro todo intento recordar algunas de las groserías que había dicho, eran sin duda valioso material sobre la cultura popular. Rik frunció el seño y frustrado se sento en un rincón de su celda. Asi pasaron unos minutos sin que nada cambiara. Finalmente oyeron unos pasos que se acercaron lentamente a ellos. Varios hombres armados se acercaron.

- ¡Eh tu! Deja el ruido, igual tenemos ordenes de sacarlos de aquí y trasladarlos a otro lugar
- ¿Ven? Les dije que funcionaria
- No creo que halla sido precisamente tu técnica “legendaria” la que nos saco
- Ordenes de arriba, seguidnos por favor

Los tres prisioneros encadenados fueron conducidos a través de varios pasadizos, Thurar intentaba animar el rato con una alegre tonada que silbaba a sus adentros, a Terry le gustaba, pero un soldado le mando a callar. Asi llegaron finalmente a una especie de centro donde se encontraba una gran biblioteca y un escritorio en el centro, un mapa de Epica se veía en la pared. ¿Qué lugar era aquel? Terry se sorprendia cada vez de cómo habían numerosos pasadizos en Minas Thalion que comunicaban de un lugar a otro. Esto era obra de Garek III, después de la batalla de las mil lagrimas, en la que el nigromante Ervelin casi destruyó la mitad de minas Thalion, el nuevo rey había decidido no permitir que acontecimientos como este volvieran a suceder y crear rutas de evacuación en caso de un ataque de Valhadia u algún reino beligerante.

Terry lo vio entonces, era el supremo sacerdote Tobias Becket, a su lado estaba el padre Gregory su amigo quien le comentaba algo al oído y el supremo sacerdote escuchaba con atención. Al otro lado estaba su padre Sir Doryan Wahhem quien miraba a su hijo con curiosidad. Terry decidió no mirarlo, aun no le había perdonado aquel bofetón que le había pegado. A Doryan pareció no importarle y lo rectifico al tratarlo como un prisionero más. Doryan se acerco a los prisioneros, el supremo sacerdote miro curioso

- Bien, Terry, Rik, Thurar, ¿esos son sus nombres no?- pregunto Doryan
- Sabes mi nombre padre no tienes que fingir- dijo molesto Terry
- Como bien saben ha ocurrido un grave incidente aquí, en el cual ustedes han tenido participación- dijo Doryan- son muchos los cargos que hay en contra vuestra y la plebe esta pidiendo culpables
- Dales el espectáculo papa, ¿no es eso lo que te gusta? Del poder del teatro al teatro del poder, la misma mascarada de morbo y deseos incomprendidos
- ¡Oh si Terry!, una triste y gran mascarada que tristemente aun funciona, ¿desearías ser parte verdad? ¿morir como un actor trágico que se da cuenta que la vida y la humanidad son demasiados para él para hundirse en el vacío?
- Yo…
- Oh si…eso desearías…-dijo Doryan- pero desgraciadamente no te dare ese gusto, llamame un poco egoísta. En vez de eso hemos decidido ayudarte
- ¿ayudarme? ¿tu?
- El padre Gregory no has contado toda la historia y nos ha mostrado la imagen de un antihéroe que salvo al supremo sacerdote.
- Ja, si tu lo dices
- Lamento la confusión- dijo Doryan- y no puedo menos que emitir mis disculpas ante mi comportamiento. De alguna forma siento como de vez en cuando eso que llamamos “orgullo” cruza por mi corazón

Terry lo miro atentamente, eran demasiadas palabras bonitas para venir precisamente de Doryan, sabía lo que le costaba a su padre expresar sus sentimientos paternos, de alguna forma aquellas palabras significaban que Doryan reconocía su error y que quería mucho a su hijo. Terry no pudo evitar sentir un sentimiento de alegría.

- Sin embargo, pese a mis buenas intenciones y a las del padre Gregory aun hay personas que os desean ver colgados por lo que aconteció con el supremo sacerdote y ni siquiera mi influencia seria suficiente para salvaros
- Oh no- dijo Thurar- yo soy solo un bardo, de verdad señor, yo solo estaba allí…
- Basta, yo os creo, tenéis cara de todo, menos de asesinos, bueno quizá tu si Terry- dijo con ironia- pero este no es el caso, sentaos y escuchad la propuesta que os tiene el supremo sacerdote. Aquella será la única forma de salvaros

El supremo sacerdote tenía una mirada benigna y sacra, Terry se preguntó si aquel hombre era realmente un santo, porque había gente que incluso lo idolatraba en vida. No parecía una mala persona, ni alguien ambicioso, aun que Terry había aprendido a desconfiar de las primeras impresiones pues podían torcerse luego. A pesar de que el sacerdote puso su anillo en modo de respeto, Terry pareció ignorarlo, Thurar y Rik lo besaron. El sacerdote pareció no darle trascendencia al gesto negativo de Terry, aun que Doryan pareció asesinar con su mirada a su hijo.

- Saludos chicos- dijo el supremo sacerdote- de verdad os agradezco lo que has hecho por mi y ahora escuchad lo que tengo que proponeros. Hay una forma en que os rectifiquéis ante el pueblo, yo hablare a favor vuestro, pero para ello necesito una prueba de vuestro valor.
- ¿Una prueba de nuestro valor?
- Si, por ello os quiero dar una misión muy importante...una que solo sujetos como vosotros podéis hacer. A cambio de ello recibiréis gloria y por la cual los thalienses que se dieron cuenta de vuestra existencia olvidaran lo que ha acontecido y recuperaran la confianza...
- que interesante- dijo Terry- supongo que no tenemos mas opción, dinos..
- Por mi parte no hay problema, las aventuras traen nuevos motivos para canciones- dijo Thurar
- Si bueno- dijo Rik- al grano señor supremo sacerdote
- Existe una pequeña aldea en la frontera de Minas Thalion con Saalazar, llamada Zanzibar. En Zanzibar han pasado cosas muy extrañas últimamente y la gente se esta muriendo, quiero que investiguéis lo que esta aconteciendo allí, encontréis a los culpables y a la cura de la peste.
- ¿una peste?
- Si pero no cualquier peste, una que ni los clérigos de Elegnia e ignuri hemos podido curar...

Rik se puso pálido, no quería ser contagiado por una peste

- Oye Terry esto es demasiado, podemos defendernos contra bandidos, asesinos, guerreros...pero una peste...es algo siniestro, demasiado aterrados, no tenemos defensas para ello- dijo Rik
- Calma amigo mio, aceptamos
- ¿Que? creo que prefiero quedarme en mi celda
- Vamos Rik, cuando te he fallado...
- Terry...oh Ur Elegnia, esto es una locura
- Bien, iremos a la aldea- dijo Terry- pero necesitaremos al menos un clerigo o un druida que nos ayude a reconocer los efectos o los venenos que pueden estar ocasionando la peste
- El padre Gregory ira con ustedes, aun que no estaría de mal que os consiguierais un druida son mas aptos para estas labores.
- Entonces, ¿cuando partimos?



Continuara...
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Mensaje  hoho_o Miér Mar 24, 2010 4:39 am

La Semana antes de su partida Gena había estado ronca de tanto dar órdenes. Nadie se movía a su paso, nadie. Todos eran unos grandes flojos. Tener la caravana lista le costó el doble de lo que ella pensaba. Pero ordenarla, fue mucho peor. El par de sopencos de sus primos no comprendían que las artesanías de su hermana iban para Lunacor. Por lo tanto, debían estar ubicadas adelante en la primera carreta. ¡Y por amor a Ur Gothard, no en donde se puedan quebrar!

- ¡Que te dije!- Le dijo su madre Merid, esa tarde, cuando Gena ya agotada se fue al refugio de la cocina.
-Nunca dijistes que iva a ser difícil. ¡Ni tampoco regañe! Así que deja con tu “te lo dije”- Le contesto Gena, jugando con su sopa.

Merid sonrío, orgullosa de su tercera hija que seguiría la tradición de su clan.

Las grandes mujeres del clan Guithin eran comerciantes de primera categoría. No tenían físico atractivo, tampoco eran humildes, ni tenían la paciencia para aguantar grandes familias. Simplemente no tenían las cualidades para ser buenas esposas. Pero no eran tontas. Así que buscaron otros métodos para que fueran seleccionadas. El comercio en ese entonces era un área no explotada. Se podía llevar acabo por madres o jóvenes que no eran elegidas para el casorio. De esta manera, ellas podían adquirir importancia, independencia y fama. Las características apreciadas para una buena esposa entre las mejores familias enanas. El nombre Guithin creció a tal punto que eran ellas quienes, sin prejuicios sociales, podían elegir a un esposo. Nadie se negaba. ¿Quien podía?

Era tradición que las Hijas de una Guithin crecieran para merecer llevar ese nombre. Lamentablemente para Merid, esa hija no llegaba nunca. Sus dos primeras destacaban en otras cualidades. La hija mayor, quien llevaba su nombre, era el cuarzo mas hermoso hecho enana. Tenía las caderas prominentes, el pelo abundante, la cara redonda y los pechos voluptuosos. Cocinaba como los dioses. Los enanos de las familias más respetables rogaban por su mano. Pero la muy lerda nunca notaba los avances de estos hasta que tenían que cantarlo a los 7 montes. Helga por otro lado, destacaba en la piedra, llevaba en la sangre el rubro de su padre. El, por su parte en las grandes empresas de armas, ella en la elaboración de joyas. Pero se entendían muy bien, de tal montaña tal roca. Ambos además destacaban en la minería. La elección del mineral en cuestión los unía con fuerza.

La tercera apareció. Parecía un sapo al nacer. Más chica de lo normal y más empapada de sangre que el resto. La llamaron Gena. Por la abuela que había muerto el día anterior. Era feúcha, pero rica en vida y alegría. Cuando empezó a dar signos de su carácter fuerte y aptitud para el comercio, fue Merid la primera en notarlo. Corrió, y de esto se acuerda muy bien, con la chica en brazos al templo de Ur Gothard, alabando su santo nombre. Era él quien le había entregado este tesoro, igual a su difunta madre. El nombre seguiría. Su felicidad no tenía fin.

Miraba ahora desde el rabillo del ojo a su pequeñuela. Iba a zarpar. Cuantos años ya de estudio confinado en la universidad de Kanikar. Al fin, todo le seria útil en su gran viaje. Pero no podía parar de pensar que la casa no seria igual sin ella. ¿Regresaría? ¿Será la misma pequeña que corría a los brazos de su padre para tirarle la barba?

- Vamos mi tesoro, no dejes que la bruma te alcance. Yo nunca tiré el peñón en mi viaje a Windilin- Abrazo a su hija en la espalda, cariñosamente.
- No lo estoy tirando- Dijo Gena chequeando el mapa por catorceava vez
- Ya, déjate! Pásame ese mapa! Viaje o no, tú no te me morirás de estrés en esta mesa. – le quito el papiro de un palmetazo y lo guardó en el bolso de su hija
- y si me pierdo?
- Que no te vas a perder y ya!
- No seas asi con ella Merid, tu estabas igual- Dijo una voz que retumbaba por el corredor. Era su padre, quien estaba trabajando en el taller.
- ¡Que no!
- ¡Que si!
- ¡Trabaja, oh! ¡Que esas pinzas se las tiene que llevar tu hija! ¡Flojo!
- ¡Humm! – retumbó la casa. Y el martillazo continúo
- Ahhh, ya no es lo mismo que antes – suspiro Merid, limpiándose las manos en su delantal
- ¿Porque?
- Porque no debería estar martillando él. Su casa era una gran empresa – aleteo con sus brazos abiertos a las cuatro murallas de piedra.
- Pero ma, a el le gusta martillar, el sonido le relaja.
- No me refería a eso, el puede martillar cuando quiera, es cuanto. Eso es lo que importa, cuanto. Es degradante, un solo martillazo escucho y ese es el de tu padre.
- Y el de Helga y el de Giguir, Gulin y Mindur?
- No cuentan. Son tus hermanos. No hay trabajadores, no esta la riqueza, la empresa. Ya ni se por que me case con él y unimos nuestros clanes.
- Por que lo amas
- Pero cuando el pan no entra por la puerta el amor sale por la ventana, así son las cosas mi Gena
- Entonces hay que buscar una forma para que el pan dure más tiempo en la mesa
- Eso es lo que me gusta de ti mi tesoro – Le dio un apretón y un gran besote húmedo en la mejilla
- Para eso viajo


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Mensaje  Yôko Miér Mar 24, 2010 6:27 am

Jana dejó unas monedas en el velador que pagaban la estadía de ambos en la posada antes de seguir a Alvenith a través de la ventana.
La joven druida siguió al mago por entre las calles, a esas horas de la noche, desiertas. Ninguno habló, ni siquiera Kuro-kuro emitió ruido alguno, el silencio era absoluto…
Se detuvieron cerca de la muralla que separaba a Windilin del bosque Mavdrael

-Dime, Jana, ¿Kuro-kuro puede hacer tareas simples?-
-¿Qué insinuas? Kuro-kuro es muy inteligente-
-Cuííííí ¬¬ -
-No lo tomen a mal. Sólo quiero saber si puede hacer una tarea…-
-Él puede hacer cualquier cosa-
-¡Cuí! ^^ -
-Hasta vuela-
-¿Cuí? O_o –
-Jana, creo que exageras…, mira, lo que necesito es que Kuro-kuro lleve el saquito que tienes con pólvora hasta la parte más alta de la muralla, ¿podrá?-
-Ya te dije que puede hacer cualquier cosa-

Alvenith sonrió ante la confianza de Jana en su compañero roedor y se decidió a contarles su plan. Primero habría que llamar la atención de los guardias hacia otro lugar y eso lo lograrían con la pólvora que la joven druida poseía.
Jana amarró el saquito con el polvo explosivo a Kuro-kuro quién hábilmente escaló la muralla y desapareció. Mientras esperaban que el cuye llegara, ambos jóvenes debieron de esconderse más de una vez de los soldados que pasaban haciendo guardia.

-Kuro-kuro ya regresa-
-Tienes razón Jana, ya lo he visto-

El roedor llegó hasta donde estaban los dos jóvenes

-¿Dejaste la bolsita en el lugar que te pedí?-
-Cuí ^^ -
-¿Seguro?-
-Cuí ^^ -
-¿Totalmente?-
-Cuí ¬¬ -
-No desconfíes de Kuro-kuro, él es muy inteligente-
-Esta bien, esta bien… Ahora sigamos-

Se aseguraron de que no hubiese nadie cerca y salieron de donde estaban escondidos. Alvenith usó su arco y una flecha de fuego salió disparaba hacia un punto de la muralla muy lejos de ellos. Al segundo siguiente se vio y escuchó una gran explosión, de inmediato los soldados se dirigieron hacia el lugar de donde se produjo el alboroto. Momento en que los chicos aprovecharon para ir hacia otra parte de la muralla. Alvenith tocó con sus manos la enorme pared…

-Muto Terram-

En la pared apareció un pequeño agujero que empezó a expandirse hasta convertirse en un gran hoyo

-Rápido Jana, Kuro-kuro, ¡crucen!-

La semi-elfa y su compañero pasaron a través del agujero, seguidos del joven mago, a lo que éste último pasó, el agujero se cerró quedando la pared como si nunca hubiese pasado algo extraño allí

-Me da un poco de nostalgia… antes podía mantener por varias horas ese hechizo-
-De a poco te irás recuperando Alvenith, ¡ánimo!-
-Cuí, cuí, cuííííí-
-¡Je, je! Gracias amigos-
-Yo vi que la flecha salió por acá…-

Se escuchó la voz de un soldado al otro lado de la muralla

-¡Pronto Jana! ¡Corramos!-

En menos de un segundo Kuro-kuro estaba dentro del bolso de la druida. Entonces ambos jóvenes salieron corriendo y no pararon hasta salir de los límites del bosque Mavdrael
Los primeros rayos del sol comenzaron a teñir las nubes de rosa y naranjo, mientras el corazón de Jana volvía a sentirse vivo, ¡libre!. Ella comenzó a reírse a carcajadas, tanto así que Alvenith se contagió y rió también, rió con ganas… había recuperado parte de sus poderes
El mundo se iluminaba para ambos, el principio de sus aventuras estaba comenzando ¿Dónde irían? No tenían idea… sólo sabían una cosa, habían vuelto vivir
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Mensaje  Is@ Miér Mar 24, 2010 10:41 pm

Era una mañana muy movida el día de la competencia. Había muchas personas compitiendo por las 10000 piezas de oro que estaban ofreciendo al mejor arquero de todo Saalazar. Vinieron muchas personas del sur de Thalion y de Valhadia. Anvÿlle tenía esperanzas de ver a algún elfo...pero bueno, eso no duró mucho, vió que todos los participantes eran humanos normales, guerreros y cazadores formidables que venían a demostrar sus habilidades. El rey Kalec se encontraba presente para este evento, como siempre aparecía en los eventos deportivos mensuales, comenzando el año con el tiro al arco.
- El rey Kalec es una persona muy amable - comentó Anvÿlle mientras lo veía acercarse a unas chicas de Amnidia, ofreciéndoles hospedaje en los mejores y más baratos lugares de Azar.
- ¿Kalec? Encuentro que tiene una alma de comerciante empedernido, que dentro de esa mirada alegre esconde un ábaco para cada persona que se encuentra en este lugar, calculando quién es el más eficiente para el país.
- ¡Eygon! La gente puede hacer cosas buenas por otros, ¿sabes?
- Yo también lo creo así, no es el caso de ese negro barbudo
- Jajaja, ¡más respeto a los mayores! Además, vayamos mirando por casa cómo están las cosas, ¿no? - le dijo esbozando una mueca burlona ya que a pesar de sus cabellos rojizos, Eygon era de tez muy morena y también de mente codiciosa para su corta edad de 14.
- Mmm...touché - dijo Eygon devolviéndole una sonrisa.
Siempre tenían estas clases de conversaciones-discusiones, sin embargo ambos se querían mucho, siempre los mejores amigos y cómplices de las pequeñas aventuras que tenían en los bosques y de sus aprendizajes.
- Acérquense a la pista principal, que daremos inicio a la competencia - avisó un halfing a todos los competidores.
Habían visto el póster con los diagramas mostrando contra quiénes competirían. Ambos hermanos tenían amplias oportunidades de ganar.
- Hoy es el día, Anvÿlle, este es nuestro juego, no es como en el caso de los otros deportes en el año anterior en el que contábamos con muchas desventajas. Bárbara nos ha enseñado bien
- Eso espero - dijo ella viendo a los demás concursantes, muchos de ellos tenían aspecto de ser feroces cazadores difíciles de ganar y, algunos, con una determinación de tener que ganar.
- Me gustaría que madre nos viera - agregó Anvÿlle
- A mi también. Especialmente si uno de nosotros va a ganar - dijo el.

Las flechas silbaban mientras transcurría el 1er round de blancos inmóviles en el 1er grupo de 25 personas. Ambos hermanos estaban en distintos grupos y no se les hizo difícil pasar a la segunda vuelta. La experiencia de cazar de Eygon igualaba a las de un hombre adulto. En el caso de Anvÿlle no era tan distinto, a pesar de su desconcentración tenía una rapidez extrema al momento de soltar la cuerda que sostenía la flecha, esto hacía que los demás concursantes se sorprendieran tanto que terminaban disparando para cualquier parte.

Anvÿlle comenzó a preocuparse si se iba a tener que enfrentar a su hermano. Esta preocupación se la presentó a Eygon mientras almorzaban, al medio día de la jornada.
- No te preocupes, si llego a ganar, te daré al menos un cuarto...esperaré lo mismo de tu parte si es que me ganas – le dijo echándole un mordisco a una pata de pollo asado.
- Nah, si tu te lo ganas, es para ti. Sabes que yo estoy acá para acompañarte y divertirme. Sólo espero que si es que nos enfrentamos no bajes la guardia…
- Con lo competitivo que soy, nunca te dejaría ganar…más bien eres tu quien no debe desilusionarme. Yo espero, como mínimo, que lleguemos a las finales, ¿está bien?
- Está bien.
En los eventos deportivos no sólo estaban los competidores y su hinchada, también aprovechaban de venir comediantes y bardos aprovechando la muchedumbre que se realizaba para exponer sus talentos. Mientras almorzaban vieron a un halfing que bebía de un barril, de su mismo tamaño, y que al mismo tiempo hacía cantar a un muñeco el cual a su vez hacía girar un plato.
- Ese chico va a tener futuro en algún palacio de un noble de Valhadia – comentó Eygon, aplaudiendo su función.
- Me impresiona que cante tan bien...es como si tuviese una doble voz – dijo muy sorprendida Anvÿlle
- Todo te sorprende, Anvy. De seguro que tiene a un amigo por acá cerca ayudándole. Pero eso no quita a que el sea un experto – y aplaudió al concluir el acto del pequeño ventrílocuo. Se paró a darle limosna, sin embargo éste se la rechazó
- ¡Joven, no vengo acá por su dinero, vengo sólo a demostrar mis aptitudes comediantes para ganarme el corazón de mi Eleonor de Quelik que cree que soy más serio que una roca!
- Pero esto será prueba que no lo considero para nada serio, tome que usted se lo merece – repuso Eygon
- No me ofenda, la limosna es sólo para los pobres. Usted – y alzando la voz continuó – y todos ustedes anunciad que Pedro, hijo de Pintabrincos, no es ningún serio sino el más creativo comediante del sur –
Pedro fue alagado por muchos aplausos.
- ¡No olvidaremos a Pedro Pintabrincos, el Payaso del Sur! – entonó Eygon
- ¡No lo olvidaremos! – corearon los expectadores
- ¡Que todos los Urs los guarden para siempre! – les deseó el pequeño comediante y con un gesto de despedida se alejó del público.
Eygon regresó donde Anvÿlle
- Mira tú, cómo lograste hacerle un nombre para don Pedro.
- Jajaja ojalá que su bendición me acompañe en esta competencia

Terminado el descanso, comenzó la siguiente etapa de la competencia: disparar a blancos móviles, esto consistía en un juego de poleas y blancos del mismo tamaño que los inmóviles, pero que se trasladaran de un lado hacia el otro. Ha medida que transcurrían los rounds los blancos se volvían más pequeños y los movimientos más difíciles de predecir. Esto hacía mucho más complicada la competencia, por lo que fue más rápida la eliminación.
Al final de esta 2nda etapa, de los 500 participantes que concursaban en la 1era, quedaron tan sólo 10 de los cuales 7 eran mujeres y 3 hombres, 8 guerreros, 9 adultos, de entre ellos Anvÿlle, y un menor, nada menos que Eygon.
Ambos ya estaban muy contentos de haber llegado tan lejos. Estaba atardeciendo cuando se dió el último receso antes de la etapa final del encuentro.
- De no ganar esto, por lo menos servirá como experiencia para ser defensor en algún palacio.
- ¿Eygon, el guerrero? No me gustaría que luchases en guerras y mataras a otras personas
- Oh Anvy, no quiero quedarme tampoco en un campo y cultivarlo. Quisiera luchar. Tal vez no defendiendo un palacio, encuentro que se necesita más defensa a aquellos cuyos derechos son pasados a llevar....aunque también me gustaría tener algo de dinero para viajar y conocer sobre los distintos pueblos
- Bueno, en eso si te apoyo, ¡pero en unos años más!
- Jajaja, tu sabes más que nadie que me quiero ir ahora a recorrer Épica...pero tienes razón – reconoció Eygon recordando algunas de sus discusiones pasadas – hay que ser realista, nuestra madre no nos permitiría viajar aunque tuviésemos dinero suficiente. Creo que abriré una cuenta en el banco de Azar para guardar mi dinero, este es un reino muy tranquilo en el que los bancos no se salen con las suyas...
- Tan adelantando que eres, preocúpate de hoy y de lo que tienes, el mañana es algo tan incierto... – dijo mirando el sol comenzando a declinar sobre el gran lago Hirtshire
- Anvy, es algo que se puede planear - y al ver los primeros rayos del sol hundiéndose en el agua, agregó – se acabó el descanso. Se escuchó una campana dando inicio a la 3era etapa

El blanco esta vez consistía en disparar a una de las 5 liebres que se soltaban por un campo, cada competidor contaba con sólo una fecha de un color determinado. La de Eygon era roja, la de Anvÿlle era verde. Eygon fue el 1ero en disparar y acertó de inmediato. Anvÿlle apuntó, pero no tenía la suficiente fuerza para matar a una liebre, mucho menos si era por razones de deporte. Así continuaron a silbar por el aire las flechas hacia su blanco, sin tener mucho éxito.
Eygon le gritaba
Anvÿlle tenía hasta que el sol se pusiera completamente sobre el lago
- ¡La liebre se usará como alimento y calzado para los pobres! ¡No sirven más que para eso, dispara!
Escuchaba a los espectadores gritándole cosas semejantes que Eygon. Vio una flecha azul acertando a una liebre blanca. Y observó que el sol, enrojecido como la sangre, seguía su rápido descenso.
Cerró los ojos para concentrarse, pero sus pensamientos tampoco le solucionaban su angustia “Vamos Anvy, has practicado demasiado para darte por vencida en estos momentos, Eygon tiene razón” “¿Tanto te importa el dinero? ¿No era todo un juego?”
Abriendo los ojos se dio cuenta de la solución.
Miró ese sol ensangrentado, y tomando su arco y flecha apuntó y disparó hacia el ocaso.
Hubo un silencio sepulcral mientras se veía la flecha verde, como una estela, cruzando por los cielos hacia la línea de luz roja cegadora que separaba el lago del cielo.
Nadie vio donde cayó.
Mientras Anvÿlle cambiaba su posición, observó a la multitud que la observaba de vuelta boquiabierta y a un Eygon desconcertado. Sin embargo, éste simplemente suspiró y le esbozó una media sonrisa al acercarse a ella
- Tanta práctica…
- Shhh, cállate, tú sabes más que nadie que yo soy incapaz de matar a una criatura por un mero deporte. Te felicito
- No te adelantes todavía, recuerda que falta uno más…la idea era que tu fueses esa persona, pero bueno, es lo que hay…
- Ehem - aclaró la voz el rey Kalec desde la tarima principal del campo - ¡damos inicio a las finales!

Se alzó la multitud olvidando lo sucedido hacía unos segundos atrás.
Se prendieron muchas antorchas y fueron colocadas en pedestales formando un círculo alrededor del campo. Además clavaron 2 postes a los extremos opuestos del perímetro. Unos soldados tomaron a Eygon y a la joven ganadora y ataron sus cinturas, en forma holgada para permitir movimiento suficiente para disparar, a estos postes. A continuación le pusieron a cada uno una manzana sobre sus cabezas.
- Sólo el arquero más hábil podrá pasar esta última prueba – continuó el rey – es simple: a cada uno se lo ha llevado a un poste, del cual no se puede separar, se le ha puesto una manzana sobre sus cabezas. Al momento que suelte este pañuelo blanco, deberán disparar hacia la manzana, el 1ero que la acierte o, en caso de empate, el que mejor acierte al centro de la manzana ganará el encuentro y los 10000 de oro. En el caso de haber siquiera una lesión, quedará quien la hubiese efectuado en 2ndo lugar. Lo mismo ocurrirá a quien se le caiga la manzana ¿Está todo claro?

Hubo un silencio parecido al que aconteció tiempo atrás, otorgando la aceptación de las condiciones del rey. Anvÿlle oró a Ur Elin y a Ur Terra de que no ocurriesen lesiones y pidió que su hermano ganara.
- Bueno sin más que decir...- pausó el rey por unos segundos más y lanzó el pañuelo.
Y un par de mitades de manzana cayó en forma casi instantánea. Como así mismo la cara de la joven guerrera al ver su pérdida ante tan joven contrincante.
Hubo aplausos, vítores...muchos llantos por las tantas apuestas perdidas, pero eso es otra historia.

- El ganador es...¡don Eygon Bougan! – Clamó el rey mientras los soldados sacaban las ataduras de los finalistas. Sin embargo cuando se acercó el rey a darle el premio a Eygon dijo – pero si eres un pequeño... – nuevamente se silenció el público, era una tarde de muchas sorpresas: nunca una persona en las cuartas del final había abandonado la competencia, nunca había habido unas finales posteriores a los blancos móviles y nunca había ganado un niño en el tiro al arco.
A lo que inmediatamente Eygon exclamó – pero vengo acompañado de alguien mayor – y salió corriendo a buscar a su hermana, la tomó del brazo y la guió hacia el rey.
- ¿Trae su documentación, verdad señorita? – Le dijo arqueando una ceja – Mire que los menores de 16 necesitan de autorización de un adulto familiar – aclaró mientras Eygon miraba hacia el cielo impaciente por los papeles de Anvÿlle. Se tardaba tanto en encontrarlos que parecía que fuese su intención el poner a su hermano en esa tensión. Por supuesto que ese era su propósito.
- Por supuesto – y se la mostró
- Comprobado. Perfecto. Acá está el premio ¡10000 piezas de oro!
Ambos hermanos saltaban de alegría mientras se escuchaban las renovadas aclamaciones, a los músicos de la banda y los fuegos artificiales que daban término al magno evento. Anvÿlle abrazó emocionada a Eygon.

De repente ella sintió algo duro y puntiagudo en la espalda de su hermano.

Luego, escuchó un grito.

Y fue ahí que todo comenzó a andar mal.


Última edición por Is@ el Jue Abr 01, 2010 12:53 am, editado 1 vez (Razón : Cambio de nombre de lago Batzal a Hirtshire)
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Mensaje  Northern Lun Mar 29, 2010 4:20 am

Los dos mercenarios y el asesino estaban frente a frente a Therdar y sus guardias. Miradas de preocupación en la cara de los tres contrastaban con la frialdad de los ojos Losthyl. No había resentimiento en aquellas miradas, sólo las intenciones de cumplir órdenes. Pronto el silencio fue roto por Sjékir.

-¿Qué deseas, Therdar, maestro de los Losthyl?
-Humano, uno de mis soldados ha muerto. Los únicos sospechosos de ello son ustedes. Bien sabrán que el sistema defensivo Losthyl es similar al de los lobos, tocas a uno de la manada y todos saldrán a defenderle.
-Estamos conscientes de eso, razón por la cual debes de suponer que nosotros no fuimos –dijo Sjékir con frialdad y convencimiento.
-Tus palabras no guardan miedo, humano, sin embargo hay una contradicción en lo que dices. ¿Por qué está el monje ciego malherido?
-Bueno… es que como es ciego tropezó y cayó por el camino, ¿ves? –dijo Lynel, tratando de cubrir lo ocurrido.
-Suena razonable, pero existe la contradicción de que ese hombre realmente no es ciego, bien lo vi moverse en mi cabaña sin dudar de sus pasos.

La tensión crecía, desde el principio Sagel sabía que era algo que no podía ocultarse. Tenía una leve sonrisa esbozada en los labios y comenzó a reir a voz baja, Sjékir y Lynel le vieron algo extrañados. ¡Definitivamente se había vuelto loco aquel sujeto!

-¿Así que era de esta manera? –preguntó Sagel en voz baja, para luego elevar la cabeza y gritar con toda su fuerza. -¡¿Así lo quisiste?! En una isla sin humanos, lejos de cualquier tipo de bondad…
-Lo que faltaba… quizás le dieron en la cabeza a este imbécil. –dijo Sjékir suspirando.
-Therdar, sí. Yo le maté. Como verás, tuvimos una pelea y le asesiné, esta sangre que hay en mis ropas es tanto mía como de él.
-Eres valiente, monje. ¿Estás consciente de que eso lo pagarás con tu vida, cierto?
-Consciente y totalmente preparado, pero no sin antes oponer algo de resistencia –dijo Sagel sonriendo y tomando su báculo.
-Tus posibilidades de ganar son mínimas. Y ustedes, mercenarios, agradezcan a su amigo, les ha salvado la vida al confesar su acción, son libres de irse y recomiendo lo hagan de inmediato.
-Lo siento jefe Therdar –dijo Sjékir. –Pero él está mintiendo. Quien mató a tu guerrero definitivamente no fue él, él quedó así luego de la batalla mas no fue quien acertó el golpe final…

Lynel estaba preocupada, Sjékir iba a confesarse como asesino de aquel Losthyl, sin duda alguna, no saldría de esta si hablaba, Sagel también quedó perplejo. ¿Por qué ese imbécil pelirrojo iba a sacrificarse de algo que ni siquiera le concernía? El jefe esperaba pacientemente la respuesta de Sjékir, con el nombre del verdadero asesino, cuando de pronto desde atrás de ellos una voz dulce pero firme gritó.

-¡Fui yo! ¡Yo le maté! ¡Yo lo hice, finalmente!.
-¿Quién demon…? -dijo Sagel mientras volteaba, para encontrar a la joven Losthyl a quien rescató antes.
- Este hombre intentó protegerme de ese infeliz de Ghardar. –dijo ella temblando y al borde de las lágrimas, mostrando sus brazos arañados y ropas ensangrentadas. –La pelea estuvo siempre a favor de Ghardar pero él lo distrajo el tiempo suficiente para que yo pudiese acestar el golpe final y huír…
-¿Es eso cierto? –preguntó Thurdar con algo de curiosidad.
-Así es, mi señor –dijo aquella pálida joven rubia.
-Eso es totalmente falphhggh –intentó decir Sagel, a quien la chica Losthyl tapó la boca.
-No le escuche mi señor, yo le maté, él sólo me defendió mas no logró hacerle ni un rasguño. Castígueme a mí.
-Bien… -dijo Thurdar pensativo. –Sabes las reglas, ¿verdad?
-Sí, mi señor. Deberé abandonar a la tribu Losthyl y además, la isla de Utbahr siendo desterrada de por vida.
- Tendrás que irte Nemdill, pero probablemente este era tu destino. Al fin y al cabo, nunca fuiste igual a nosotros y pues… ya sabíamos que Ghardar estaba corrompiéndose por tratar demasiado contigo. Quizás, recibió su merecido. Y ustedes humanos, por involucrarse, tienen prohibida la entrada a Utbahr de por vida. Tienen un día para partir o deberán cargar con las consecuencias.

Sjékir, Sagel y Lynel quedaron boquiabiertos. ¿Se lograron salvar? ¿Esa Losthyl les salvó? Sea lo que sea, estuvieron por poco con vida, y ya en aquel lugar no eran bienvenidos. Los cuatro estuvieron acampando junto al puerto al puerto, las embarcaciones llegaban la mañana siguiente, esto dio tiempo para cuestionar a la joven Losthyl, cuyo nombre, al parecer es Nemdill.

-¿Por qué mentiste así? –preguntó Sagel.
-La penalización a un losthyl por asesinato es el destierro, la deshonra del grupo entero… En cambio ustedes iban a morir si eran encontrados culpables.
-Tiene sentido eso que dices… pero algo me llamó la atención también, el jefe dijo que nunca fuiste de los de ellos. ¿Por qué? ¿Qué quiso decir?
-Yo fui adoptada por una pareja de ancianos humanos que vivían en esta isla, nunca se supo cómo, pero me encontraron cuando bebé y decidieron adoptarme en lugar de devolverme a la aldea, y eso es algo que les agradezco… Ellos me enseñaron a sentir, a reír, a llorar. Son cosas de débiles, dicen los de mi tribu, pero no podría vivir sin ello… Cuando mis padres finalmente murieron, no me quedó de otra más que ir a la tribu y presentarme, No fue algo que les causara impacto, uno más, uno menos… simplemente te aceptan como un granito de arena más que se suma al grupo, pero los problemas comenzaron cuando mi actitud ante las cosas era diferente a la de ellos… allí Ghardar supongo que descubrió lo que es sentir también, sintió placer al humillarme, ya que yo a diferencia de otros Losthyl, lloraba, gritaba de dolor, rogaba… En parte es culpa mía… No podía soportarlo más, quería irme de allí pero no tenía razones para hacerlo. Escapar hubiese sido inútil, y matar para ser desterrada… no tengo las agallas para quitarle la vida a alguien.
-Todo comienza a tener sentido ahora, Tu nombre ni siquiera es típico de los Losthyl y bueno… la muerte de Ghardar te sirve para escapar de esa aldea entonces, eh?
-Así es, lo lamento, no era mi intención meterlos en este lío. Como agradecimiento… les cocinaré algo bueno… ¡No se preocupen! Aprendí muy bien de mi madre acerca de la cocina humana! –dijo Nemdill.
-¡Es una buena idea! –dijo Lynel con alegría. –Yo te ayudaré, cocinar es algo que me relaja, vayamos por algo de carne, vi un carnicero en el puerto.

Lynel y Nemdill se levantaron y alegremente se dirigieron a buscar ingredientes, allí junto a la fogata quedaron solos Sjékir y Sagel, hubo un incómodo, pero común silencio por un par de minutos, ninguno de los dos sentía necesidad de hablar, sin embargo, Sjékir tenía una duda acerca de algunas cosas raras que dijo Sagel.

-Oye, falso monje. Quiero preguntarte algo.
-Tengo un nombre, ¿Sabes? -dijo Sagel con una leve sonrisa –¿Qué quieres saber?
-¿A qué te referías cuando dijiste que era así como lo quería alguien? ¿Acaso hablas con la muerte?
-Oh... ¿Eso? Locura tal vez. No le prestes atención.

Sin embargo, Sagel no pudo evitar el ponerse a recordar...

--------------------------O--------------------------

Sagel, era un asesino novato por ese entonces, pero siempre fue de los más reconocidos, se le llamaba Tigre de Valhadia, por su velocidad y fuerza al atacar, sus trabajos eran precisos y rápidos. Acababa con la vida de quien se le asignaba con una velocidad casi inhumana, por lo que no era detectado nunca. Era un prodigio entre los asesinos en aquel entonces, pues el Tigre era uno de los rangos más difíciles de alcanzar siendo asesino, comúnmente luchaba sin armas, no las necesitaba por su gran fuerza y certeza al atacar.

Por otro lado, había una joven asesina de nombre Zina que al contrario, adoraba llamar la atención y jugar con su presa un poquitito antes de acabar con ella. Maestra del disfraz, excelente actriz, podía entrar en cualquier sitio por la puerta principal sin llamar mucho la atención, se le conocía como el Camaleón de Valhadia por su facilidad para camuflarse ante la gente, Su manera de batallar era muy estilizado, su arma de preferencia siempre fue el báculo, que movía con gracia y estilo y lo dominaba con mucha astucia.

Ambos asesinos vivían en mundos distintos, Sagel se regía por el órden y perfección métrica absoluta mientras que Zina coqueteaba y jugaba a amar con sus presas. Antes de apuñalar su corazón, lo robaba. Pero pasó que un día, bajo una asignación especial, fueron contratados los dos como compañeros, y tal como el agua y el aceite hubo una relación turbulenta al principio donde cada quien perdía los estribos con el otro, pero luego de finalizarla, nació una peculiar amistad entre ellos. Ambas personalidades se complementaban y de ellos nació un profundo sentimiento de cariño.

Pero como bien sabe la gente, las cosas buenas de la vida no duran por siempre y un día ambos fueron contratados por bandos contrarios para acabar con su lider. Se encontraron en batalla y de inmediato comprendieron lo que pasaba, pero para un asesino la misión debería ir antes de los sentimientos y ambos lo sabían, no dudaron en atacarse entre sí, fue una lucha a todo dar, pero tal como lo dicta la naturaleza, un tigre siempre será superior en el ataque a un camaleón y tras un letal golpe a la cabeza con una daga oculta, Sagel le quitó la vista a Zina y luego le mató. Ese día llovió mucho y la sangre de aquella asesina se esparció por aquel suelo desértico. Sagel no sintió remordimiento, no sintio tristeza ni odio. Para él, el cielo con esa lluvia, fue el último llanto de Zina. Él tomó la cinta de cabello del cadaver de su querida amiga y mojándolo en su sangre, lo amarró a su propia cabeza, cubriéndole los ojos. Desde ese día decidió nunca más encariñarse con alguien más, antes de perder su humanidad por completo.

Era la segunda vez que Sagel asesinaba a un ser querido para él. Pero si la primera vez fue sólo una prueba y la segunda una misión, se suponía que no debía afectarle por que ya estaba preparado para ello... sin embargo, muy dentro de si, Sagel comenzó a adoptar los métodos de Zina, incluso parte de su personalidad pícara y coqueta y desde hacía ya algunos años, se sentía incómodo con el sentido de la vista y decidió mantenerlo apagado en definitivo con el listón de Zina. La orden algo decepcionada, le renombró Camaleón de Valhadia, mas sin embargo, seguía siendo un asesino de primera. Él seguía siendo un gran asesino, pero sabía que eso Zina no se lo perdonaría y estuviese donde estuviese, esta buscaría venganza. Dentro de su cabeza él sabía que eso era una idea descabellada pero se mantenía paranóico con respecto a eso.

--------------------------O--------------------------

Unos minutos más pasaron en silencio hasta que llegaron ambas jóvenes con algo de carne y verduras, con lo que comenzaron a hacer un estofado. Sjékir no estaba tan acostumbrado a ver a Lynel sonreír pero había algo en esa sonrisa que le agradaba, quizás la calma y el hecho de que ella pudiese hacerlo aún. Por otra parte, Sagel estaba perplejo de ver a una Losthyl con tanta expresión. Sonreía y a veces soltaba una carcajada, era una chica común, sólo que con piel muy blanca y colmillos casi caninos. Aquella noche fue pacífica para los cuatro y luego de unas horas llegó la mañana, y con ella los diferentes navíos que zarparían a toda Épica.

-Entonces,¿ volvemos todos a Valhadia? –preguntó Lynel.
-Es lo más sensato , además allá está Byrhen con mi paga.
-No tan rápido. –dijo Sagel. –Antes de decidirte a ir a Valhadia, tengo algo que decirte.
-¿Qué ocurre?
-La última parte de mi misión como mensajero, era darte un mensaje a ti. El hombre que buscas está en una pequeña aldea en la frontera de Minas Thalion con Saalazar, llamada Zanzibar. Lleva el nombre de Atleus y se dice que anda en compañía de un brujo… o nigromante o algo así. Además, aquí tienes la parte monetaria que le corresponde a Lynel –dijo Sagel, mientras le entregaba a Lynel una pequeña bolsa de tela con varias monedas.
-¿Zanzibar? Vaya… ¿Y desde cuándo Byrhen es tan dadivoso? –preguntó Sjékir algo extrañado.
-Quizás no es caritativo y simplemente no quiere ver tu fea cara por un tiempo.

Ante aquel comentario Lynel comenzó a reír, cosa que contagió a Nemdill y en última instancia a Sagel, Sjékir simplemente suspiró. Luego de un rato en esta situación, Sagel volteó y vió a Nemdill y le preguntó con seriedad:

-¿Y tú, tienes a dónde ir?
-Pues… no, pero a donde sea estará mejor que en esta Isla.
-Te tengo una propuesta… Al ver a estos dos mercenarios se me ocurrió que quizás no me vendría mal una compañera de viaje que supiese cocinar… además, yo fui quien te metió en este problema al fin y al cabo, joven dama. ¿Qué te parece acompañar a este monje ciego en sus aventuras?
-Nemdill quedó perpleja y unas lágrimas de alegría asomaron en sus ojos, asintió con la cabeza.
-Entonces, ¡está decidido! –dijo Lynel con determinación. –Sjékir y yo nos vamos a Zanzibar, y Nemdill y Sagel… ¿Regresan a Valhadia?
-No… -negó Sagel. –Tengo asuntos pendientes en Abu Naza. Espero verles de nuevo con vida. Muchas gracias por haberme ayudado.
-Basta, los asesinos no deberían ser tan emotivos. Es algo que da grima… -dijo Sjékir algo confundido.
-Heh, tienes razón.

Ambas parejas se despidieron, las chicas de ambos grupos fueron más emotivas al momento de hacerlo y cultivaron una buena amistad. Ahora, Sjékir sabía que Atleus estaba oculto en Zanzibar y por lo que escuchó en voz de los marineros de aquel navío esa ciudad estaba pasando por un muy mal momento…

-------------------------------------------------------------------O----------------------------------------------------------------------

Habían pasado ya dos semanas en Zanzibar y la cosa no parecía mejorar. Anakair allí estaba con toda la intención de ayudar en nombre de Ur Ignuri. Aquel poblado estaba siendo infestado por una extraña peste, no eran muchos los afectados pero aún así la gente temía por lo que pasaba en aquel pueblo, esta enfermedad no le daba a cualquiera y no se contagiaba de formas tradicionales, afectaba sólo a ciertas personas que no tenían relación alguna pero los unía un pequeño factor en común. Todos eran forasteros, no tenían a nadie que se preocupara por ellos ni que les cuidase. De los ocho infectados, sólo tres perdieron la vida, pero por alguna extraña razón luego volvieron como no muertos. Este último factor se había mantenido en secreto para no alarmar a la población, pero esa enfermedad parecía más una maldición que una enfermedad…

-Tenemos otro enfermo –dijo Anakair al entrar en aquella casa.
-Jé, ya veo… es una lástima. Llévalo con mi asistente.
-Sí, señor Atleus.
-Ojalá terminen de morir de una vez, me tienen harto esos malditos esqueletos con respiración.

Anakair realmente no terminaba de digerir a ese sujeto pero él es quien estaba pagando a aquel brujo que estaba investigando la enfermedad. Deseoso de que no se perdiesen más vidas en vano, Anakair salió de aquella habitación y se dirigió a las afueras de aquel pueblo donde normalmente pasaba su rato libre practicando con su espada.

-Prometí usar esta espada para proteger al débil… pero lamentablemente este no es un enemigo al que pueda cortar en dos –dijo entre suspiros Anakair, practicando los movimientos de espada que su padre le enseñó. –Sin embargo… algo me dice que pronto daremos con la verdadera causa de todo esto, y el bien de Ur Ignuri y la justicia de Ur Elegnia liberarán a este pueblo…

Aquel paisaje era grandioso. El hombre del cabello blanco se quedó observando el horizonte mientras el viento jugaba con sus cabellos y ropas.

Continuará...


Última edición por Northern el Lun Mar 29, 2010 10:33 pm, editado 2 veces (Razón : La historia de Sagel. Ya no es la misma)
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Mensaje  Raistlin Lun Mar 29, 2010 4:47 pm

Ahora leo la historia de Norther

Sigo yo chicos, luego edito el post
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Mensaje  Raistlin Miér Mar 31, 2010 10:10 am

- Terry, mira ¡habra una fiesta el jueves! Seguro que quieres asistir, ira aquella chica del vestido rojo- dijo Rik coqueto y jugueton
- ¡Jo!, que interesante Rik, pero ahora tenemos un compromiso- dijo Terry- nos dirigimos a Zanzibar, es orden del arzobispo, ¿Lo sabes no?
- ¡Joder! ¡Terry! Hemos salido de todo tipo de situaciones, no nos pasara nada…
- ¿Ahora tu me incitas a la desobediencia?- pregunto riendo Terry- ¿ahora los pájaros le disparan a las ballestas o qué?
- Bufff…- dijo Rik frustrado

Pronto llegarían a la aldea, a lo lejos se veian los humos de las chimeneas. Terry miro triste aquella población, no parecía haber un ambiente muy festivo en aquel lugar, prefería los lugares llenos de alcohol y buenos amigos con que compartir buenos momentos. Pero ahora se dirigía hacia un sitio inhóspito y triste. Se estaba preparando para lo peor. Su amigo Gregory quien iba con ellos parecía muy preocupado también. Su paso era lento, no era el alegre Gregory que el conocía, con el que alguna vez se había emborrachado. No lo había notado hasta ahora pero su amigo estaba algo cambiado, de aquel monje bonachon que le había salvado alguna vez la vida quedaba muy poco. Ahora Gregory era mas flaco, unas largas ojeras colgaban en sus ojos, como si terribles miedos le azotaran por la noche. Terry decidió que era tiempo de hablar bien con el, no pudo evitar preguntar

- ¿Qué es lo que pasa por tu mente amigo mio?- pregunto Terry
- Muchas preocupaciones…
- Que va hombre…pero si siempre has tenido una sonrisa para todo…
- Tienes razón Terry…-dijo Gregory haciendo un esfuerzo por sonreír- no debería dejarme llevar
- Me gustaría que nos dieras mas datos sobre la peste, debemos estar preparados- dijo Thurar- cualquier cosa es una información vital
- El enano tiene razón que puedes comentarnos- dijo Terry

Gregory miro con curiosidad al enano, el enano se rascaba su barba. Hace unos momentos había cantado una bella canción que recordaba las colinas de Argelym, era un enano alegre. Habia contado una que otra anecdota para amenizar el paso, se notaba que era un bardo. Terry le había cogido un gran aprecio y ya hacia broma con él. Eran un simpático grupo aquel, Gregory los miro con aprecio, sin duda en una situación como aquella era mejor estar rodeado de alegría, que de una tristeza agobiante. Era la mejor forma de resistir la adversidad, Gregory se pregunto cuando era la ultima vez que se había sentido feliz. Las intrigas y los problemas del clero se estaban multiplicando y los tiempos oscuros también.

- ¡Yo no quiero saber más!- grito Rik
- Vamos Rik- dijo Terry- dejate de tonterías, no pareces tu
- Es peste…enfermedad!! Terry!!
- Pero si ya todos estamos enfermos- dijo Terry con voz qie intentaba dar miedo- tu estás enfermo, Thurar esta enfermo
- Yo no estoy enfermo…- dijo Thurar sorprendido
- ¡Claro que si!- exclamo Terry con los ojos abiertos- Todo el mundo está enfermo…solo mírate enano, tus barbas están rancias…
- ¡Eso no es cierto!- dijo el enano
- Ah…¿y es que acaso no es la pasión musical una enfermedad?- dijo Terry guiñandole el ojo
- Si, si lo es- dijo el enano sonriente
- ¡Entonces no protestes y ponte a sonar esos tambores!- exclamo alegre

Rik no sabia que esperar de aquel hombre, definitivamente su modo impredecible de ser hay veces que le fastidiaba y en esta ocasion saldria otra vez con una de aquellas canciones que odiaba. El enano tocaba alegremente una canción, Terry se le unió y cantaban los dos a tono. Hasta el taciturno Gregory no pudo evitar contagiarse de aquella alegría, solo Rik parecía amargado mirando de un lado para otro. Terry y Thurar se turnaron el canto y el coro lo cantaban al unisono

Un pequeño halfing
Estaba asustado tututu
Se le vino la sangre
Estaba aterrado tututu

¡oh cuidado señor!
Se hace en los pantalones
No quiere enfermos
No quiere calzones

Una oscura enfermedad
Aterroriza sin cesar
Un sufrimiento en la eternidad
Condenado estas

El halfing mira
El halfing huye
¡Detrás de ti!


- AAAHHHHH

En ese momento Rik devolvió la cabeza asustado y grito ante la mueca que le hizo Terry, Gregory no pudo evitar retorcerse de la risa.

Un falso resplandor!

- ¡No me gusta esta canción!- grito Rik indignado

¿Pero si todos somos enfermos?
¿o es que no estamos cuerdos?
Somos sombras de cristal
Somos hojas en el mar

Una oscura enfermedad
Aterroriza sin cesar
Un sufrimiento en la eternidad
Condenado estas

Ese clérigo esta enfermo de ser feo
Esa mujer tiene la nariz como ñata
Ambos se besan apasionados
Como horrendas cucarachas

Ese guerrero eructa por las noches
Y su sinfornia bucal es un derroche
Esa mujer suelta ventosidades
¡oh disculpen! Rie sin vanidaes

Una oscura enfermedad
Aterroriza sin cesar
Un sufrimiento en la eternidad
Condenado estas

Estamos enfermos
Enfermos de música y alcohol
Enfermos de alegría
Enfermos de pasion

¡Halfing no temas!
ya estas indispuesto
Enano y pequeño
El miedo es tu tormento

Una oscura enfermedad
Aterroriza sin cesar
Un sufrimiento en la eternidad
Condenado estas

Condenado estas
Condenaaaadooo estaaaaaassss!


Cuando termino la canción, Rik temblaba, pero no del miedo, sino de la rabia, indignado les dijo que no les dirigiria la palabra en el resto de la jornada, pero no cumplió la promesa. Terry y Thurar no podían de la risa y el mismo Gregory no pudo evitar contagiarse de aquello. Intento calmar los ánimos explicando la grave situación en que se encontraban en aquel momento y el misterio de aquella peste que encontrarían en la aldea de Zanzibar.

- Bueno, bueno, dejen al pobre Rik en paz- dijo Gregory- les explicare la situación
- Soy todo oídos- dijo Thurar- ni siquiera la peor de las pestes puede contra el poder de la musica
- Yo también supongo…- dijo Rik- no me queda mas remedio que escucharte
- Miren lo que pasa en Zamzibar es mas oscuro de lo que piensan…si miran detenidamente ¿Dónde esta Terry?
- Hace un momento estaba aquí
- ¡Terry!

Terry se encontraba encima de un árbol semi destruido, desde aquel árbol observó el desolado panorama, sintió aquella atmosfera de tristeza, dolor y sofocación a la que había estado acostumbrado durante sus misiones en Valhadia. Oleo el paisaje y sintió que poco a poco se acercaba al cristal de sus sueños, ¿tenía temor de caer? No, ya había caído muchas veces. No era débil y sentía que una enfermedad jamás podría coartarle las alas. Otros se podrían sentir mareados ante el olor de descomposición e inmundicia que pronto empezaba a llegar ya a sus narices, pero Terry ya conocía esos olores, se había adaptado a ellos y los había hecho parte de su ser, de su ser hecho de sombras y melancolía. ¿Qué no era un olor más que otro recuerdo? En este caso una evocación de muerte y dolor. Quizás otro extraño paisaje para dibujar, el dolor se convertía en una expresión más de lo humano, una emoción digna de retratar para desentrañar los misterios de nuestros propios miedos.

Pronto sintió la llamada, volvió a ser si mismo y bajo lentamente del arbol

- Por favor Terry, necesito que en serio le pongas ganas a esto- dijo Gregory
- Disculpame Gregory, tranquilo te escucho
- Entonces empezare, la peste que azota a Zanzibar es una de las mas extrañas que se ha visto alguna vez en Thalion. Las afecciones que muestran los enfermos son parecidas a la lepra, tienen numerosas pústulas de gran tamaño y de color violáceo. Lo curioso es que la enfermedad solo dura 7 días sin excepción, cuando finaliza la semana el paciente muere. Clerigos de Ignuri y Elegnia han intentado solucionar el problema pero no han podido. Lo ideal sería encontrar la fuente de contagio, aquel elemento que hace que la gente se enferme
- Claro, sabiendo la fuente de contagio- dijo Rik- podremos evitar que los demás se contagien y nosotros también, ja! No tocare nada, no comeré nada! ¡entre menos contacto mejor!
- ¿Qué piensas que debemos hacer?
- Lo ideal seria encontrar un druida algo me dice que podrán ayudarnos mucho, pero como no lo tenemos toca defenderse con lo que tenemos- dijo Gregory- lo primero que haremos sera visitar una panadería en el norte de la aldea, donde se me ha informado hay un caso reciente de la enfermedad. Investigar, preguntar, observar, cualquier idea, tenemos que poner todas nuestros esfuerzos en esto
- Así será amigo mío- dijo Terry- si pasamos de esta te invito a una cerveza
- ¿Es una promesa?- pregunto Gregory sonriente
- Lo es

Pronto se acercaban mas a la aldea, pronto el olor se sintió mas fuerte Rik y Thurar se taparon la nariz, el enano lanzo una maldición, definitivamente no era un lugar muy alegre para sus conciertos, las casas se veian sucias y muy descuidadas. Zamzibar no era cualquier aldea, era una de las más grandes de Thalion y un centro de intercambio comercial con el exterior del reino, además de ser un importante abastecedor de comida. Si la plaga no se controlaba a tiempo podría expandirse por toda Thalion. Gregory se concentro mas en sus pensamientos, miraba nostálgico al cielo, Terry preocupado le pidió a Rik que conversara un momento con Thurar mientras el cuadraba unos asuntos en privado con Gregory. Rik acepto, cualquier cosa con tal de desviar la mente de aquella enfermedad. Además a pesar de ser prudente, la curiosidad halfing era algo intrínseco que hasta alguien como el no podía evitar.

- ¿Oye has hecho muchos conciertos?- pregunto curioso Rik
- Uno que otro…
- ¿Eres conocido en Argelym?
- Bueno, solo un poco…
- ¡No seas modesto!- dijo Rik- me gustan los conciertos, la gente se divierte y se apasiona mucho con la música, de alguna forma nos traen esperanza
- Si bueno…-dijo Thurar- la música puede lograr muchas cosas dependiendo de cómo la compongas, inspirar toda clase de emociones y sentimientos, a veces me veo como una especie de mago, pero que hace magia de verdad, no esos truquillos baratos de los hechiceros de las torres.
- No dejas de ser un enano- dijo riendo Rik
- Y mucho mayor que tu pequeño, así que respétame
- ¿puedo tocar un poco?
- Darle mis instrumentos a un halfing miedoso, ¿crees que estaría cuerdo si lo hiciese?, no quiero que mis tambores terminen estrellados contra un árbol ante el primer ruido sospechoso
- Buuu- dijo Rik con un puchero
- Mis tambores son lo que más quiero, lo siento halfing, pero son intocables…pero si quieres puedo contarte una historia mientras llegamos- dijo el enano comprensivo
- Eh, eso si me gustaría
- Fue hace muchos años- dijo Thurar cambiando la voz, a una mas profunda- el enano Gorek, hijo de Garker reinaba en las colinas, su mirada era poderosa, irradiaba como el sol. Era un enano sabio y justo que gobernaba con justicia y humildad y era querido por su pueblo. Un día apareció ante la corte un enano extraño, de cabellos oscuros y mirada tenebrosa, se decía que era de Umghard, aun que su acento era muy distinto a los enanos provenientes de esa región. El enano le propuso un terrible trato…

Terry se encontraba adelante con Gregory, conversaban de varios temas, Terry intentaba no abordar el tema que preocupaba a Gregory, sabía que poco a poco entrando en confianza Gregory se permitía narrarle a su amigo que era aquello que le atormentaba.

- ¿Y qué paso con aquellos niños?
- ¿Sabes? Fue muy bonito, el encuentro con sus padres, luego de padecer tantos sufrimientos. Nunca lo creí posible, emití un rezo en agradecimiento al poderoso Ignuri. Los niños traen alegría al mundo Terry, sus juegos, sus sonrisas, lejos de los problemas de los adultos. Hasta en la incertidumbre y el dolor pueden mantener la curiosidad y el deseo de soñar. Siempre que pueda los ayudare a protegerlos de aquel mal que se asienta en el mundo.
- Bueno, aquellos niños eran los que tenían la historia más trágica en tu orfanato- dijo Terry- aun que no puedo desmeritar el sufrimiento de los demás. Llevas una pesada carga que pocos valoran, ¿el arzobispo te da algo?
- Ese hombre…no…Ignuri me perdone pero no debo hablar mal de el…pero…
- Explícate
- Es en parte lo que ha venido atormentándome en estos días. ¿Es injusto sabes? Quienes ocupaban los altos cargos son gente corrupta, despreocupada, egoísta, Thalion se llena de corrupción y esa será su caída, hasta la misma orden de los caballeros del sol parece una caricatura de lo que alguna vez fue en los tiempos de Sir Arak.
- ¿El caballero que estuvo en la batalla final contra el nigromante Ervelin?
- Qué bien has aprendido la historia, sip, el. El era el hermano mayor del rey actual, un verdadero caballero cumplidor de sus códigos y herramienta de la justicia.
- ¿Y? dime lo que te preocupa, no soy un espía de mi padre o del supremo sacerdote a quien duras penas conozco, puedes confiar en mi…
- Terry es malo hablar de estas cosas, es una traición a mi orden
- ¡Gregory!
- Está bien, el supremo sacerdote Tobias Becker, siento que no hace lo suficiente, siento que no le importa el mundo. Se encierra en su palacio, a leer libros y a dedicarse a la meditación, mientras la gente muere de hambre y hay mas niños huérfanos…yo hago lo que puedo, pero no creo en el…ese hombre ya no me provoca ninguna admiración y cada vez me temo, me siento mas desengañado de mi orden, de ver como algunos de mis vecinos son obesos clérigos que se llenan de comida y se aprovechan del sufrimiento, el dolor y la fe de la plebe…es horrible
- Si lo es amigo mío, de alguna forma tu y yo hemos visto la verdadera cara del mundo…y es precisamente por ello que debemos ser más fuertes. Débiles y malvados hay en todas partes, pero solo lo que somos fieles a nuestros ideales y a lo que somos podemos lograr grandes cosas. Siempre te he admirado mucho Gregory, yo no sería capaz de hacer lo que tu haces, manejar orfanatos, visitar hospitales, la gente te quiere. ¡Vamos hombre!, demos de nosotros mismos hasta que se estanque el rio y ¡yo siento que el mio tiene mucho caudal!
- ¡Ja!, no dejas de ser el hijo de Sir Doryan Wahhem
- Eh eh ¿a que viene ese comentario?- dijo Terry indignado- Soy el halcón de valhadia, nada que ver con el legendario guerrero
- ¿Insistes en negar a tu padre?
- Como él lo hace conmigo. En fin, deja esa cara, escuchemos la historia del enano parece interesante…y no quiero perderme el final!

Unos soldados los detuvieron a la entrada de la aldea, pero Gregory mostro un salvoconducto y entraron sin problemas. El enano siguió contando la historia esta vez con más oyentes mientras entraban a la aldea, esto les ayudo a desviar la atención de aquel ambiente de miseria y dolor. Lagrimas, cadáveres en las calles, gente corriendo, todo aquello se convertía en un espejismo, algo irreal, ya que podían desviarse a través de la historia del enano de aquella terrible realidad que en esos momentos los agobiaba.

- Gorek entonces volo por encima del arco iris y alcanzo las tierras legendarias de Vingard donde descansan los mejores enanos guerreros al lado de Gothard quien todos los días le sonríe
- Eh…momento enano…- interrumpió Terry- ¿y qué paso con Farner?
- Me temo que murió, recuérdalo, ¿no escuchaste? Desapareció en la caverna…
- ¡Oye!, tu no dijiste que murió, dijiste que desapareció!
- Pues lo más seguro es que este muerto- dijo el enano
- ¡Enano de poca fe!, Ferner no puede morir, es el personaje más interesante de toda la historia, el solo podía vencer a Rilke.

Thurar sonrio, de algún forma aquel hombre, de pasado y temperamento oscuro, era como un niño, se divertía, se sorprendía, Terry quería atesorar cada minuto de su vida. Thurar se dijo que si hubieran hombres como el quizás la historia de Epica seria más interesante y tendrías muchas historias para contar. Pero ahora que la historia había terminado volvían a aterrizar en el ambiente de terror y desolación. Rik se tapo los ojos, Gregory estaba pensativo, Thurar rasco sus barbas y hasta el mismo Terry dejo callar su ultima defensa de Ferner ante aquella nube de dolor y agonía.

Cadáveres, gente llorando, Terry se pregunto si acaso Gregory no tendría razón, si tal vez aquellos que manejaban el mundo se habían encerrado en un cielo imaginario tapándose los oídos a los ruegos de los pobres mortales que se encontraban pegados al sucio suelo. No había muchos clérigos, parece que habían muerto, solo unos pocos y no reconocio a que dios pertenecian, igual todos eran los mismos, a los dioses no les importaba este mundo mas que para reirse y divertirse como viendo una obra de teatro, se dijo Terry triste.

En medio de la turba Terry alcanzo a distinguir un caballero, no era de la orden del sol, ayudaba a llegar a su casa a una mujer que lloraba. Terry se pregunto qué podía hacer un caballero extranjero en tierras thalianas, no le daba mucha confianza, Clerigos y caballeros extranjeros! que locura era aquella.. Se prometió investigarlo cuando tuviese la oportunidad. ¡lo único que faltaba! Un amargado de esos que siempre estaban dando ordenes y creyéndose sabelotodos elegidos, puff. Menos mal el no había sido caballero.

Se encogió de hombros, mientras no se metiera con él estaría bien. Gregory dijo algo ininteligible, estaban cerca de la panadería de la aldea, primer lugar que visitarían para investigar la peste. El ocaso resplandecía en el horizonte, el sol cansado de historias y canciones se iba a dormir, los amigos decidieron que irían por hoy a la panadería y que al dia siguiente seguirían con la investigación pues Rik y Gregory temian aquello que se movia en medio de la noche. Terry acepto. Lamento no poderse tomar una cerveza antes de dormir, la nesesitaria

++++++++++++++++++++++++++++

Anakair miraba triste a aquella mujer, se lamento no poder hacer nada por ella, su hijo acababa de morir producto de la peste. A pesar de que había empezado como un fenómeno que solo afectaba a extranjeros, ahora empezaba a afectar a los primeros miembros de la villa. ¿Qué clase de dios despiadado podía dar tal castigo?, sintió que le salian lagrimas por sus ojos. Pero se controlo, debía ser fuerte para ayudar a aquella pobre mujer.

- Ignuri lo tiene en su gloria, le aseguro que el no se olvida de nosotros
- ¿de verdad buen hombre?
- Asi es
- Usted ha estado muy pendiente de mi hijo y de mi, como podría agradecérselo?
- No tiene que hacer nada, de verdad. Se lo juro, me siento bien haciéndolo..
- Es muy amable, pero mi vida se termina ahora, ya no tengo alientos para seguir…
- No hable tonterías, la llevare a su casa y le preparare algo caliente, hace frio debe descansar. Yo la acompañare
- Gracias, pero… ¡oh mire! ¡son gente de la capital!- dijo sorprendida la mujer

Anakair miro hacia un lado, parece ser que algunos extraños habían llegado a Zamzibar, ¡pobres desgraciados! ¿No sabrían de la peste? Ahora ellos también estaban obligados a quedarse en la aldea mientras la cuarentena. Fuertes soldados thalianos vigilaban las entradas con orden de no dejar salir a nadie. Sin embargo, aquel hombre de vestimenta negra le parecía conocido, ¿Dónde lo había visto antes? Casi como un recuerdo lejano y doloroso, eso no era bueno, ¿Qué hacia aquel hombre aquí? ¿Qué tenia que ver con su vida? ¿seria tal vez el incitador de la peste? Todo era posible, se prometió investigar en cuanto tuviera algo de tiempo.

- ¿Pasa algo buen hombre?- pregunto la mujer
- No pasa nada- dijo Anakair sonriente- vamos mujer, apóyese en mi, la llevare a su casa

Mientras llevaba a la mujer a su casa, Anakair se pregunto por que Ignuri le imponía aquella dura prueba, era para probar que tanta fe tenia en el. Era doloroso estar en aquel lugar, pero el dios le había enviado una señal. Aquí fuera lo que fuera encontraría su destino. Llevada días ayudando a la gente y no se cansaba, era el verdadero designio de los caballeros. Por alguna razón la peste no le había afectado, mientras que a otros si. Conocio dos valerosos caballeros de la orden del sol que habían muerto en aquel lugar, la orden del sol, la máxima orden del bien de los caballeros era prestigiosa en todo el mundo. Mientras caminaban hacia la casa, un hombre calvo y con una sonrisa en la boca se les acerco. Reconoció en él un clérigo de Jagor, jamás había oído de ese Ur o dios, pero decían que era un dios nuevo de la misme estirpe del dios Elin. No sabia mucho de teología, amaba a Ignuri como fuerza del bien. Aun que aquel dios Jagor, parecía un dios bueno pues los monjes habían estado movilizando e intentado ayudar a la población. Parecian ser una especie de mendicantes que viajaban por todo el mundo.

- Oh pobre mujer, ¿puedo ayudaros?- dijo el monje
- Gracias- dijo Anakair- pero creo que conmigo es suficiente
- Oh…esta bien, les dare una bendición de protección…
- No es necesario- dijo Anakair orgulloso- tenemos la bendición de Ignuri, el protege a los suyos
- Como quiera…

El monje se retiro, la mujer ya no hablaba, había perdido el habla, todo su mundo se había derrumbado y poco a poco tomaba consciencia de ello. Anakair que había vivido procesos similares sabia lo que le costaría a aquella mujer sobrellevar ese dolor. Decidió acompañarla por ahora, no la dejaría solo, al menos un grano de arena en el desierto, solo uno que se salve para la gloria de Ignuri, aquel que todo lo da y que protege a los de buen corazón. Entraron lentamente a la casa, la mujer pego un grito y se arrodillo en el piso a llorar, Anakair impotente simplemente desvio la mirada dejando que la mujer se desahogara, mirando hacia el infinito, hacia el infinito extraño que ahora parecía provisto de una trágica maldición.
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Mensaje  Is@ Jue Abr 01, 2010 1:06 am

Anvÿlle dio vuelta a su hermano. Se sorprendió al ver no una, sino varias estacas triangulares saliendo de su espalda.
El grito venía de una mujer en la 1era fila de una de las tarimas al ver que a Eygon le salía una cola negra delgada y puntiaguda.
Anvÿlle estaba aterrada
- ¿¡Qué te está sucediendo?!
- No estoy seguro, sólo sé que duele mucho...- logró decirle mientras alas aparecían hacia los costados de la línea de púas que cruzaban a lo largo de su espalda...- aunque tengo un presentimiento.
Tomó a la asustada Anvÿlle, su bolsa de 10000 monedas de oro e intentó volar sobre la horrorizada multitud. Tropezó un par de veces antes de emprender el vuelo, pero logró planear por unos kilómetros alejándose de la muchedumbre, aterrizando hacia el sur del lago Hirtshire. Se veía la ciudad de Azar al oeste.

- Listo Anvy, estaremos bien aquí…
La cara de Eygon, para ese entonces, se había desfigurado. Su nariz se volvió larga y angosta, sus labios desaparecieron y tenía dientes afilados. Su tez morena, ahora era negra y escamosa. Sus manos consistían en 3 dedos largos ligados en una membrana. Su vestimenta se había convertido en harapos. Lo único reconocible de su hermano era sus ojos verdes y sus cabellos rojizos. Anvÿlle se había quedado muda.
- ¿Anvy?
Ella le respondió con un sollozo.
- ¿Anvy?
- ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Qué ocurrió?...¿estás bien? - y siguió llorando y sollozando, sin poder encontrar palabras a tan extraña situación.
- Anvy...- Eygon suspiró - ya no duele.
A tal comentario, Anvÿlle recuperó el habla y le gritó
- ¿¡Cómo puedes actuar de una forma tan normal?! Te has transformado en...
- ¿Un orco?
Ella lo miró boquiabierta
- Eygon...¿sabías lo que te iba a suceder?
El asintió
- ¿Quién te hizo esto?
- No lo sé...no sabía que iba a transformarme en lo que soy ahora, pero me sentía muy diferente. Comencé a cambiar hacía un tiempo atrás, salieron escamas en distintos lugares...
- ¿Cuándo?
- Cuando nuestra madre se atrasó...- miró hacia el norte, a Amnidia - siempre se va para cualquier lado, pero siempre regresaba en el día señalado.
Anvÿlle se acordó de las palabras que su madre les decía antes de irse a dormir...
- ¿Por qué no me lo habías dicho antes?
- Creí que te asustarías, bueno, como lo estás ahora...además tenía muchas ganas de participar en el tiro al arco...nunca pensé que nuestras transformaciones se iban a desencadenar en estos momentos.
- ¿¡Nuestras!?
- ¿No lo has notado? Creo Ignem - de una mano de Eygon se formó una llamarada de fuego que luego controló en una pequeña esfera para evitar ser descubiertos entre la oscuridad. Esto permitió que se iluminara el lago que tenían a sus pies - Mírate.
Anvÿlle se acercó al lago temiendo lo peor. Se miró: vio su cara, su cabello burdeo desordenado atado en una trenza y...
- ¡Mis orejas! - se las tocó para ver si el agua o la luz le habían hecho una mala pasada al ver sus orejas puntiagudas - ¿Qué nos está pasando?
- Cualquier cosa que nos esté pasando, hay que ir a las raíces de todo esto...
- No, no, no...no vamos a ir a ninguna parte Eygon
- Obviamente que sí, ¡necesitamos respuestas a lo que nos está sucediendo!
- Sí...pero no de esta forma, nuestra madre debe saber…
- ¡Nuestra madre nos ha ocultado quién era nuestro padre!
- ¡Madre quiere protegernos!
- ¡Nosotros nos podemos cuidarnos solos, no necesitamos la ayuda de Bárbara, ni de ella ni de nadie!
- ¡No estamos preparados para asumir nuestras nuevas formas!
Un silencio los envolvió. Ninguno quería ceder ante el otro y hacerle caso.
- Bueno, si no estás de acuerdo, yo me largo
- ¡Tu no te vas a ningún lugar!
- ¿Y quién dice que me puedes dar órdenes?
- Eygon, tienes apenas 14 años y 10000 piezas de oro no es suficiente para sobrevivir
- Iré a ver a mis semejantes, ellos...
- ¿¡A los Orcos!? Ellos no te escucharán, sólo los Urs saben qué cosa espantosa hacen a las personas que vienen a sus tierras
- Mira quién es la que defiende tanto a su madre, pero no sigue el principio más grande que nos ha enseñado: todos somos iguales. Más aún, ellos me verán como un igual y no me atacarán.
- Eygon, eso no lo sabes...
- Tú tampoco sabes nada

Eygon extendió sus alas, con propósito de marcharse
- No, no, no ¡de ninguna manera te irás de aquí! ¡Mutuo herbam!
De la tierra surgieron maleza y lianas que ataron a Eygon, haciéndolo caer al suelo.
- ¡No me harás que me quede aquí! Rego Ignem - el fuego creado por Eygon envolvió a las plantas que se quemaron en instantes. Y antes que ella pudiese siquiera decir una palabra más agregó – Rego Terram- una fisura se abrió en la tierra en la que Anvÿlle cayó, imposibilitando su salida.
- No te dejaré ir, estúpido - le dijo una enojada Anvÿ mientras repetía dentro de su fosa Rego Auram y Rego Herbam para poder dejar incapacitado a Eygon de volar - ¡A penas podrás volar!
- ¿Desde cuándo crees que tengo las alas? - y a pesar de todos los esfuerzos que ella hacía de detener su vuelo por medio del aire y lianas no hubo caso.
- Siento que tengamos que despedirnos de esta forma, Anvÿ. Espero que nos volvamos a ver.
- ¡Te matarán! - gritaba su hermana saliendo por fin del foso. Pero una vez que vió a Eygon surcando lejos de su alcance, suspiró en vano y respondió para sí misma - Espero por todos los Urs que nos volvamos a ver.
La silueta de Eygon se hizo cada vez más diminuta mientras se dirigía hacia el noreste de Azar, rumbo hacia Ockrome, la tierra de los orcos.

Anvÿlle vio en la oscuridad las antorchas de los ciudadanos de Azar avanzando hacia el lugar en donde se encontraba. Debía de escapar de ahí cuanto antes, ya que estaba prohibido realizar magia en la ciudad y a 5 km a la redonda de ésta, salvo que se contara con la autorización del rey.
- Creo Imagogem - susurró, concentrándose en sus alrededores. Una vez que se sintió una con la oscuridad que la rodeaba, partió al sitio en donde acampó con su hermano durante la noche anterior a la competencia. Parecía como si hubiese transcurrido más de una semana desde que levantaron esa tienda.

Llegando al sitio, desarmó la carpa, envolviéndola con raíces y enredaderas. Tomó su caballo, y sin ponerle la montura, como siempre solía hacerlo a menos que condujese su hermano, partió esperando llegar lo más pronto posible a su hogar.
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Mensaje  Northern Sáb Abr 03, 2010 7:10 am

Hacía ya un día desde que Sjékir y Lynel desembarcaron en Argelym, estaban bastante cerca de Urfilet y ya pronto llegarían a su destino; Zanzibar. Con la paga de Lynel en el trabajo anterior pudieron comprar algunos alimentos y además pagarse parte de la caravana con la que se dirigían allá. Sjékir, como siempre anduvo muy pensativo y poco atento mientras que en cambio Lynel disfrutaba de aquellos árboles verdes y frondosos ya que en Valhadia no eran así.

-¡Sjékir, mira eso! –dijo Lynel emocionada, mientras señalaba aquella sierra de montañas nevadas.
-Esa es la barrera natural de Thalion, Detrás de esas montañas se encuentra la segunda ciudad más grande de Épica, Minas Thalion.
-Vaya… debe ser un lugar muy fresco, rodeado por tantas montañas nevadas.
-Sí, el aire es bastante fresco, pero… -Sjékir hizo una pausa y con un suspiro seguido de una leve sonrisa continuó. -No deja de oler a Sangre igual que en Valhadia.
-Supongo que en todas partes huele a sangre…

La caravana iba dirigida hacia Thalion y pensaban entrar a tierra Thaliana antes de llegar al límite con Saalazar, así que antes de entrar decidieron seguir por su cuenta, no sin antes comprar un par de caballos. La caravana dirigida a Zanzibar hacía algunos días que no trabajaba por rumores de una mortal enfermedad que había en la ciudad. Una pequeña excusa que no asustaba a Sjékir, que sabía que mientras no tuviese mucho contacto con los nativos de aquel pueblo, no habría de qué preocuparse.
Casi dos días y estaba anocheciendo. Sjékir y Lynel caminaban lentamente junto a sus corceles para que descansasen un poco, después de todo, fueron los más baratos que consiguieron y no podían forzarlos mucho por que no estaban en condiciones, ya hacía varias horas que estaban en tierras Saalazinas y no faltaba mucho para llegar a aquel hombre, Atleus que tenía una deuda de sangre con Sjékir. Aún cuando Sjékir estaba muy hundido en sus pensamientos escuchó claramente que las ramas se movían de manera anormal. Lynel, también se había dado cuenta.

-No estamos solos –dijo Lynel.
-Ya lo sé… y son más de dos por que oigo al menos en tres direcciones.
-Demonios… ¿Bandidos? Lo que nos faltaba…
-No tenemos tiempo para esto –dijo Sjékir, quien se detuvo y levantando la voz continuó. -¡Muéstrense, sabemos que están ahí!
Pronto comenzaron a escucharse varias carcajadas masculinas, y fueron saliendo poco a poco, rodeándolos, unas seis personas, seis bandidos zarrapastrosos y armados con dagas y espadas cortas, pronto uno de ellos, quien parecía el líder del grupo comienza a estudiarlos de cerca, con una sonrisa y finalmente habla.

-Vaya vaya, así que descubrieron que andábamos por aquí entonces ¿eh? Deben de ser guerreros o algo así, o al menos aquel hombre se ve bastante peligroso.
-No nos hagas perder el tiempo bandido. Apártate y déjanos seguir nuestro camino –dijo Sjékir bastante calmado.
-Ahh, qué mal educado eres tuerto. Puede que seas un digno oponente, pero… ¿No sabes contar? Somos seis y ustedes dos, probablemente uno, a que esta belleza es tu dama de compañía por las noches.
-¡¿Cómo te atreves?! Sjékir es mi…- dijo pero fue cortada por Sjékir.
-Tienes razón, son seis personas, eso significa que mi dama de compañía, como tu le dices, puede arreglárselas sola con ustedes.
-Eh... entendido Sjékir. Pero ya sabes, no los mataré.
-Gente como esta no merece la muerte, merece la humillación que les dará una dama de compañía. –dijo Sjékir sonriendo levemente.
-Meh… Estás tomándole mucho cariño a esas palabras. Pero está bien, está bien, luego me desquitaré.

Aquellos hombres quedaron perplejos y de pronto comenzaron a reir y reir descontroladamente, uno de ellos incluso se tiró al suelo a retorcerse de la risa, pues la idea de una joven y frágil chica contra tal estirpe de maleantes era ridícula. Pronto el líder de ellos se acercó a Lynel y en gesto de burla extendió la cara y le puso la mejilla cerca, señalándola como burla para darle ventaja y Lynel, no la desaprovechó, con la velocidad y sutileza de un conejillo, le clavó un talonazo en la cara que vino luego de una veloz patada giratoria. Aquel hombre cayó al suelo y todos los maleantes boquiabiertos pasaron de reír a desenfundar sus espadas.

-¡¿Cómo te atreves niñata insolente?! ¿¡ No sabes quién soy?! Soy Kurt Shipwright, el más grande bandido de Épica. ¡Pagarás por golpear mi hermosa cara!

Tras estas palabras, todos los bandidos se lanzaron sobre Lynel, quien con mucha agilidad comenzó a esquivar cada golpe que le daban y cuando finalmente desenfundó su espada, con mucha destreza reflejaba todos los ataques de los bandidos. Tal como le había dicho a Sjékir, no mataría a ninguno. Luego de reflejar cada ataque con su espada, le seguía de una fuerte patada, poco a poco se fue quitando así a la gente de encima hasta que finalmente quedaron ella y el líder del grupo de bandidos.

-Maldita chiquilla… ¡Nada mal para tener vagina! –dijo el bandido Kurt quien recién se levantaba de la patada que le dio Lynel.
-Ríndete ya, sólo estás tú de pie… ¡Y deja de irrespetarme, maricón!
-Insolente, ahora verás por qué soy el mejor bandido…

Kurt sacó dos cuchillas, una del cinturón y otra de una de sus botas y con mucha velocidad, se lanzó sobre Lynel, quien apenas pudo parar su ataque. Esta se echó un poco para atrás y esperó el siguiente ataque. Kurt le estaba dando problemas a Lynel, mas sin embargo esta pudo retener todos sus golpes, Kurt lanzaba golpes arriba y abajo con sus dagas, era difícil encontrarle una abertura a tal velocidad, pero finalmente lo hizo y acestó una patada rápida a la pierna izquierda de Kurt, haciéndolo caer en el piso, luego le pateó en el estómago y cuando soltó sus dagas, las pateó lejos. Kurt con cara de dolor miró a Lynel desde el suelo y habló con voz temblorosa.

-Por favor, perdónanos, no queríamos molestar a una guerrera tan hábil como tú.
-¡No molesten a nadie entonces! –dijo Lynel algo alterada. –Sjékir, continuemos…
-Espera Lynel.
-¿Qué ocurre?
-Nos hicieron perder algo de tiempo… no se les puede perdonar así de fácil… ¡Eh tú, Ladrón! –gritó Sjékir a Kurt.
-¡No me haga daño!
-Danos todo el botín que tienen y los dejaremos vivos a todos… El tiempo es oro y nos hiciste perder tiempo, así que danos tu oro y luego márchense de aquí.
-¡Por supuesto señor!

Kurt y sus hombres rápidamente se quitaron sus respectivos monederos y se los entregaron a Sjékir uno a uno. Pronto Lynel y Sjékir continuaron su camino al mismo tiempo que los bandidos se retiraban de aquel lugar dejando finalmente el paso libre. Con ese dinero podrían vivir tranquilos un par de meses al menos.

-Eh… Sjékir… ¿No estamos rebajándonos a hacer lo que ellos hacen robándoles?
-No. Sólo les damos una cucharada de su propia medicina… además, este dinero… tómalo como el pago de aquellas personas a quienes ellos han asaltado por nuestros servicios al ajusticiar a esa gente.
-Osea que ese dinero es fruto de mi trabajo entonces, ¿No? Lo usaré para comprar una cacerola nueva…
-Por cierto Lynel –dijo Sjékir interrumpiéndola de nuevo.
-¿Sí? ¿Qué quieres Sjékir?
-Te felicito, nunca antes habías maniobrado con seis adversarios a la vez, aún te falta un poco más pero ya eres un tanto mejor … claro que estos eran simples bandidos, si te tocase con un guerrero real sería otra cosa. Sin embargo… debes entrenar un poco más con la espada, vi que tuviste problemas cuando te atacaban con dos dagas a la vez. Ya trabajaremos en eso más adelante…
-Yo… ¡Gracias!

Lynel sonrió levemente, que Sjékir la elogiara no era algo muy común y era señal de que lo estaba haciendo bien. Al cabo de unas horas más, ya por la madrugada, finalmente ambos llegaron a una desolada Zanzibar, la alegría que normalmente se oía desde la taberna estaba totalmente ausente y apenas se acercaron a la entrada, un guardia les detuvo.

-¡Alto ahí! El paso a Zanzibar está restringido, hay una peste contagiosa y la ciudad está en cuarentena… no pueden pasar.
-Oh, buenas noches caballero –dijo Sjékir en un tono de voz bastante suave. Soy nativo de este pueblo y estoy volviendo luego de algunos meses, me llamo Alev Nall, esta es mi esposa Clarie Nall.
Lynel hizo un gesto de cortesía mientras abrazaba el brazo de Sjékir, vendiendo fácilmente la imagen de ser una pareja. El guardia buscó en un papiro que tenía colgando en la cintura y luego de revisarlo volvió a hablar.
-Señor Nall, usted y su esposa tienen derecho a pasar por ser nativos de la ciudad, pero no podrán dejarla hasta que se consiga una cura para esta enfermedad. ¿Están de acuerdo con esto?
-Por supuesto, sólo queremos descansar luego de un largo viaje.
-Entonces adelante señor, disfrute su descanso y esperemos que Inguri le bendiga y no le alcance la peste…

Sjékir y Lynel entraron a aquel pueblo fantasma, pronto se dirigieron a una cabaña en el centro de la ciudad y allí pasarían la noche, Sjékir le explicaba a Lynel que Alev Nall es una identidad falsa que una vez le dieron para entrar a esa ciudad sin problemas ya que se lleva mucho control de la población por ser un punto importante para el comercio. Aquella cabaña donde pasarían la noche estaba también registrada a Alev Nall así que no habría problemas ni se levantarían sospechas al respecto. Por la mañana, Sjékir comenzaría a buscar información acerca de ese tal Atleus y pronto la deuda que tenía sería saldada.

-------------------------------------------------------------o-------------------------------------------------------

Esa noche Anakair no pudo dormir, la imagen ácida que vio de aquella mujer derrumbándose por su pérdida le recordó a cómo se sintió haber perdido a su padre. Así que decidió dar una vuelta por la desolada ciudad, parecía un pueblo fantasma y de no ser por algunas cabañas con luz en sus ventanas, se sentía soledad absoluta. Decidió hacerle una visita corta al guarda de la puerta de la ciudad ya que esa profesión ha de ser muy dura y más a una hora como esa.

-Buenas noches, guarda.
-Saludos caballero, ¿Qué le trae esta noche por aquí?
-No, nada especial, aburrimiento tal vez, no tengo ganas de ir al mundo de los sueños todavía… ¿Qué tal la noche? Tan solitario como siempre supongo.
-Pues… fíjese que no, acaban de volver de un largo viaje dos nativos del pueblo a descansar. Les avisé acerca de la enfermedad pero insistieron y les dejé pasar bajo su propio riesgo.
-Pobres diablos… Así que nos dan dos actores más para esta tragedia. Espero por Ur Ignuri que no les ocurra nada. ¿Vió algo particular en ellos?
-Pues… Eran una pareja, la esposa del sujeto se veía mucho más joven y era bastante guapa, qué suerte tienen algunas personas… je. Con respecto al señor… Le falta un ojo, probablemente lo perdió en alguna pelea o quién sabe qué. Aunque… venía muy bien armado.
-¿En serio? Hmmm… un hombre bélico nativo de esta ciudad… no tiene mucho sentido, tendré que investigarlo más adelante.

Anakair luego de unos minutos más de compañía con el guarda, decidió darle un poco de descanso al cuerpo e ir a dormir. Algo le inquietaba, con la aparición de aquel hombre misterioso de negro y ahora dos nuevos nativos que decidieron venir al pueblo sin importar las consecuencias, había en todo esto gato encerrado…
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Mensaje  Yôko Lun Abr 05, 2010 8:56 am

Habían pasado algunas semanas desde que ambos jóvenes salieron de la hermosa ciudad de Windilin. Estando fuera de los límites de este país decidieron seguir juntos recorriendo Épica.
Alvenith no tenía rumbo fijo, este era un tiempo para comenzar de cero, debía de volver a explorar y conocer sus poderes. Se sentía como un novato y a menudo regresaban a su mente los recuerdos de las primeras lecciones que su maestro le había dado…
Jana, por otro lado, estaba empeñada en seguir todas las pistas que le llegaban para poder saber quién mató o mandó a matar a sus padres. Hasta ahora toda la información ha sido falsa o después de rastrear un tiempo se han encontrado con que llegan a un callejón sin salida pues quien podría brindarles una nueva pista esta muerto o no se ha sabido de esa persona por más de 10 años…

La última pista los había llevado al reino de Saalazar, pero resultó ser falsa. Aún así en uno de los bares pudieron recaudar información nueva... Un nómada (algo borracho ya) aseguró que conocía a un hombre con muchas influencias y contactos entre los aldeanos de Thalion y como dijo el mismo trotamundo: “Si no lo sabe o no lo ha escuchado el pueblo, no lo sabe nadie”.
Alvenith trato de hacer entrar en razón a Jana… Lo ocurrido con sus padres en Windilin no debería de saberlo la gente de Thalion y más aun si era un suceso ocurrido hace unos 15 años atrás. Pero Jana no quiso escuchar, así que ambos caminaban rumbo a un pueblo que se encontraba entre los límites de Saalazar y Minas Thalion, pues el nómada dijo que éste hombre se encontraba allí en una misión.

El pueblo tiene por nombre Zanzibar y a medida que se acercaban a él, rumores de una extraña peste en ese lugar tomaban fuerza.

-No me agrada esto Jana, no tienes motivos por qué ir a ese lugar y menos ahora que sabemos que pasa algo extraño allí-
-Cuííí-
-Kuro-kuro, tú no debes de apoyar a Alvenith, sino que a mí… En todo caso, ninguno de los dos esta obligado a seguirme, me sé cuidar sola-
-Sé razonable Jana…-
-¡No! Nada de razones aquí, esta persona puede tener información sobre mis padres y no me detendré hasta saberlo, además…-

Unos gritos interrumpieron a Jana. Ambos jóvenes y el cuye miraron a todos lados para saber de dónde provenían, al parecer era de un poco más adelante. Los chicos corrieron. Un poco más allá se veía un pueblo y a las afueras de él, un grupo de personas, la mayoría soldados que atacaban a alguien que estaba en el suelo, los otros parecía ser una pequeña caravana de no más de 5 integrantes…

-¡Hey! No son muchos soldados para atacar a sólo una per… ¡qué demonios!-

Alvenith no daba crédito a sus ojos, él había visto muchas cosas en sus viajes y entrenamientos, pero nada como esto… A quien los soldados atacaban en otro tiempo debió de ser una persona viva. Tenía pequeñas llagas en toda la piel, su cuerpo emanaba un olor a podrido, tenía cuencas vacías donde deberían de estar los ojos, parte de su cabeza sin cabello y en algunas partes de su cuerpo se veían músculos o incluso los huesos, pero no sangraba… ¡Estaba muerto, pero se movía!

-Jana… ¿Sabes cómo detenerlo?, mi magia aun no es lo suficientemente fuerte y los ataques de los soldados no sirven-
-Creo que voy a vomitar…-
-Tranquila, olvida el olor, deja de mirarlo y concéntrate-
-Yo…-
-¡Vamos Jana!-
-Creo que leí algo en mi libro-

Jana intentó concentrarse en buscar algo en la bitácora de su padre, mientras que evitaba escuchar los gritos de la caravana y los sonidos guturales de esa criatura. El olor la mareaba, en un momento no aguantó más y buscó en su bolso un pañuelo rectangular y largo, el que empapó de un líquido café claro que emanaba un agradable olor dulce. Se amarró el pañuelo de tal forma que le tapaba la nariz y la boca. Luego, siguió buscando cualquier poción o hechizo que le pudiese servir en esta situación.

-¡Encontré algo! Pero no cuento con todo lo necesario-

La druida se dirigió hacia la comitiva que seguía gritando asustada sin hacer nada más y les habló

-Dejen de gritar y hagan algo productivo ¿Tienen una tinaja o fuente grande de hierro?-

Los 5 individuos se quedaron unos segundos en silencio, asustados por la llegada repentina de la joven

-Sí, traemos una-
-Muy bien, tendrán que prestármela. Ahora alguien deberá de ir al pueblo, no creo que alguno de ustedes ande con semillas de Vera y hojas de Fuv-
-Tenemos, pero para qué necesitas tales cosas, los soldados no están heridos y no queremos curar a esa cosa-
-Una misma planta puede envenenar y sanar heridas, sólo hay que saber con qué combinarla y en qué proporciones… Pero no se queden allí como tontos, pásenme lo que les he pedido y que alguien vaya a buscar agua, necesito por lo menos 5 litros-

Una de las 5 personas le trajo la fuente de hierro, otras dos las semillas y las flores, las otras dos fueron por agua a un río cercano.
Siempre guiándose por la bitácora, Jana empezó macerar hojas, flores y semillas dentro de la fuente para mezclarlas con algunos líquidos de diversos colores y aromas. Al agregar el agua a la mezcla se produjo un sonido similar al que se escucha cuando se sumerge el hierro candente al agua fría

-Esta listo-

Los soldados, en vano, seguían tratando de destruir al no-muerto.

-Necesitaré ayuda, esto esta pesado-
-Yo te ayudo-
-Tú no, Alvenith, necesito que cuando los soldados se alejen, le mandes fechas para tratar de inmovilizarlo, mientras que con dos personas más, nos acercamos y vertemos esto sobre esa cosa…-
-Muy bien-

Dos personas de la caravana se animaron a ayudar a Jana.

-A MÍ SEÑAL, SOLDADOS, SE ALEJAN LO MÁS QUE PUEDAN, SI UNA GOTA DE ESTE LÍQUIDO LOS TOCA DESEARÁN ESTAR MUERTOS-

Gritó la joven druida para que pudieran escucharle.

-¡AHORA!-

Los soldados corrieron para alejarse, Alvenith comenzó a lanzar flechas de luz blanca mientras que Jana y las otras dos personas se acercaban lo más posible a la criatura. Cuando la chica calculó estar a una distancia prudente, se detuvo.

-A la cuenta de tres, chicos. Uno, dos, ¡tres!-

Vertieron toda la mezcla sobre el no-muerto. Un humo blanco empezó a salir del cuerpo de la criatura, la ropa ardió en llamas, mientras que la carne se empezó a quemar como si le hubiesen echado un ácido muy fuerte hasta dejarla en los huesos luego, éstos empezaron a carcomerse y finalmente quedaron reducidos a polvo…

-¡Por todos los Ur! Cuando me contrataron de médico nunca me dijeron que sería algo así. ¡Yo me voy!-
-Te dije Jana que no era buena idea venir-
-Alvenith debo entrar, no me preguntes por qué, pero tengo el presentimiento de que encontraré información adentro-
-¡Gracias por la ayuda señorita!, pero si quiere entrar necesitará mostrarme la autorización para ello- dijo uno de los soldados al acercarse a ellos
-No tengo, pero como ha visto, puedo ser de mucha ayuda-
-Lo siento, si no es residente o tiene autorización, me temo que no podré dejarla pasar-
-Sargento, debería de reconsiderar. No hay druidas dentro de la ciudad, sólo sacerdotes-
-Si necesitan autorización, yo les doy la mía- El médico se acercó a ellos y les pasó un pergamino- Yo no pienso entrar-
-¡Muchas gracias!- Jana lo tomó y se lo pasó al sargento
-Tienes suerte, la autorización no viene especificada la persona, puedes pasar. No te advierto nada, pues ya has visto lo que esta sucediendo-
-Sí, gracias-

Estando dentro del pueblo, el olor era peor. A Jana le protegia un poco su pañuelo, pero Alvenith no tenia nada más que la manga de su túnica para taparse la nariz.
Preguntaron a los que veían sobre la persona que buscaban, por la descripción algunos le señalaron una dirección. Recorrieron las calles llenas de cadáveres, gente llorando sus muertos, soldados y sacerdotes tratando de ayudar tanto a mover los cuerpos como a consolar a las personas aun vivas, hasta que llegaron al lugar que buscaban.
Era un hermoso ocaso para una escena tan triste…
Entraron al local, había un grupo de gente dentro que los miró. Jana tragó saliva antes de hablar, para calmar los nervios por todo el horror que había visto en las calles

-¡Buenas noches! Usted es el padre Gregory, ¿verdad?-
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Mensaje  Raistlin Mar Abr 06, 2010 5:20 pm

- Padre, padre, ¿podría contarme el cuento de nuevo?- pregunto el niño animado
- ¿Claro que cuento quieres?
- Tal vez la historia de Sir Sthendal el magnífico o Sir Doryan el águila naciente
- Joo… ¿no te cansas eh?- dijo Gregory- creo que ya te he contado millones de veces esa historia. Además, ¡no te has lavado los dientes como te indique y ya está muy tarde!
- Por favor, solo una vez mas… me gustan esos héroes, algún día seré como ellos…algún día derrotare el mal con mis propias manos

Gregory sonrió, aquel chico lo llenaba de ilusiones y esperanzas, por niños como él era que luchaba el día a día, eran la esperanza de un futuro prometedor y también eran los únicos que estaban inmunes a la corrupción del mundo. Gregory pensaba que se debía no tanto a su inocencia, pues no creía en la inocencia, sino por su ignorancia. Eran como recipientes vacios que si eran llenados con un buen material crearían una sociedad prospera y justa.

- Pero no entiendo algo padre…
- Dime hijo mío, ¿que no entiendes?
- ¿Por qué no hay niños como yo en esas historias? ¿Por qué siempre son gente que vuela tan alto?
- De que hablas…- dijo triste Gregory- si te lo propones puedes llegar a ser igual que ellos
- ¿Por qué?
- Como que por que…con esfuerzo podrás cumplir cada uno de tus sueños
- ¿Cuáles sueños padre?- dijo el chico al que el rostro se le empezó a derretir y dejo pie a una terrible calavera- si yo ya estoy condenado, yo ya estoy muerto…

Gregory se levanto sobresaltado y emitió un pequeño grito, se había quedado dormido mientras esperaban a que apareciera el camarero encargados del local, sentados en unas cómodas sillas. Miro al frente suyo y una joven semielfa lo miraba curiosa, con gesto extrañado, parecía asustada frente a su reacción, a su lado había un elfo sereno y seguro ¿elfos?, ¿Qué hacían los elfos en aquel lugar?, hace tiempo que no veía uno. El silencio incomodo perduro un momento. Rik estaba jugando con una pirinola, Thurar mirando a los extraños con mala cara pues no le gustaban mucho los comehojas y por ultimo parecía que Terry no se había percatado de la presencia de los recién llegados pues se encontraba mirando por la ventana y haciendo una de sus extrañas pinturas.

- Se lo repito, no sé si me haya entendido- dijo Jana, luego intento hablar en un dialecto thaliano- tal vez me exprese en el idioma incorrecto, ¿es usted el padre Gregory?
- No es necesario, conozco la lengua común- dijo Gregory- disculpe he estado algo cansado y…
- No le quitare mucho de su tiempo, necesito que me ayude con una información que necesito.

Terry pareció percatarse de la llegada de los extraños, se acerco y los estudio con detenimiento, ¡elfos!, y probablemente una elfa druida, bastante bonita al parecer. “¡Es una lástima!” pensó “ese orejón debe ser su novio”. Sin embargo se dio cuenta de que necesitaban a la elfa, un druida era parte de su mision. Jana miro con curiosidad al resto del grupo, eran una compañía bastante extraña y aquel sujeto de negro sonriente, lo miro detenidamente, no, el no podría engañarla. Sonreía, pero en el fondo de aquellos ojos podía ver algo tristeza, a Jana no le gustaba la tristeza. El chico era guapo no podía negarse. Había un enano al parecer músico, ¡que divertido!, Jana esperaba escuchar un poco de su música, era algo nuevo para ella, sin embargo no entendía que hacia un enano bardo en aquel lugar. Le dio la impresión que aquel halfing no era precisamente un halfing, parecía mas un niño abandonado y triste.

- Antes me gustaría que me dieran sus nombres…es justo lo considero yo…- dijo Gregory
- ¡oh disculpe!- dijo la elfa apenada- El es Alvenith un buen amigo y yo soy Jana Lasvaomel
- ¿Es usted druida verdad?- pregunto Gregory
- Si.
- Hola, chica linda- dijo el tipo de negro haciendo una graciosa reverencia- Me llamó Terry a tu servicio, pide lo que quieras- diciendo esto le cogió la mano para besarla, Jana la retiro asustada. Kuro Kuro quien miro al atrevido chico, le hizo un gesto de amenaza por si tocaba a su ama. Terry no pudo evitar sonreir al ver al roedor
- Humm…¿Quién es usted?, no me temo que no necesito nada de usted- dijo Jana de mal humor- vine a ver al padre…
- Es mi asistente- corrigió Gregory- cualquier asunto que se trate conmigo debe tratarse con el

Terry le guiño el ojo, Jana le dirigió una fea mirada, no confiaba en los thalianos y ese parecía muy confianzudo. Terry le saco la lengua e hizo un gesto con las manos, sin que el padre viera. Jana ignoro aquel gesto con dignidad, aun que en su interior no pudo evitar que le diera risa la cara de Terry.

- Perdón Padre, no quería parecer Grosera- dijo Jana
- ¿A su amigo se le comieron la lengua los ratones?- pregunto Gregory

Alvenith miro hacia un lado, no le respondería a aquel humano atrevido, desde el principio le había molestado tener que ir hacia aquel lugar, pero sabía que necesitaba a acompañar a aquella extraña mujer. Algo le decía que sería la única forma de recuperar sus poderes.

- Solo dígame señorita- dijo Gregory- no somos malas personas, sé que es extraño encontrarse en un territorio plagado de enfermedad y destrucción, pero le aseguro que todos mis compañeros son de completa confianza
- La verdad es que deseo cierta información…
- Oh, bueno, tal vez la posea…
- Pero necesito hablar en privado, de verdad, no tengo nada en contra de sus amigos, pero es algo que conservo muy adentro y que no me atrevería a confiar a cualquiera
- Esta bien, supongo que tienes razón. ¡Terry!, ¡Thurar!, ¡Rik! Por favor salid de aquí
- ¡es indignante que uno tenga que servir a un comehojas!- dijo Thurar quien salió gruñendo
- Por mi no hay problema- dijo Rik- esperare afuera
- Bah, ni que me interesara- dijo Terry atrevidamente- tengo cosas mejores que hacer

Gregory se sentó con Jana, mientras los amigos salían. Cuando estaban afuera Terry llamo a Thurar y a Rik.

- Escucharemos la conversación- dijo Terry
- Eh, ¿estás loco humano?- dijo Thurar- no quiero líos con elfos
- ¡Vamos hombre!, seguro que tienen información importante, ¡quizás sepan algo de la plaga!
- Bah- dijo thurar- simplemente vinieron a vernos, a reírse de nuestra estupidez por qué no controlamos una plaga y luego largarnos, conmigo no cuentes
- Conmigo tampoco- dijo Rik
- ¿Qué? Me traicionas mi preciado amigo- dijo haciendo ojitos
- Terry, no es nuestro asunto, no…
- Calla y observa…

Rik se coloco la mano en la cabeza en frustración, sabía que cuando se le metía algo en la cabeza no había forma de disuadirlo. Terry hizo un gesto con la mano. Rik conocía ese gesto, era el gesto de los asesinos para borrar todo ruido en un lugar. De esa manera no se percataban de su presencia, Terry podría brincar, gritar, pero el sonido no saldría. Esto le permitiría a Terry y al escuchar toda la conversación. No pudo evitar que su instinto halfing saliera a flote y luego de pensarlo un poco la curiosidad también le pudo y se acerco a Terry a escuchar con atención.

Lo que escucharon les sorprendió, era una historia triste, aquella semielfa le había contado a Gregory parte de la historia de su vida en busca de dar con el asesino de sus padres. No contó mucho, se veía que la semielfa era prudente. Terry no pudo evitar sentir pena por aquella chica, aun que no había perdido tan trágicamente a su madre, le había dado muy duro su partida. Su madre Noa, era la persona que mas lo había querido, su muerte había sido un golpe duro para el. Ahora veía a aquella chica semielfa, buscar encontrar un poco en las ruinas de su pasado, buscando una venganza. ¿Instintos primarios?, sip, esos eran los que movían las intenciones humanas, “diente por diente”, la venganza era tan vieja como la humanidad y ella era uno de los principales caudales de los asesinos. Terry sonrió, decidió que en lo posible ayudaría a aquella chica en su misión, sin embargo no lo haría por que le gustara el placer de la venganza y la sangre. No, lo hacía porque la sonrisa de aquella chica era digna de una pintura y para reflejarla en toda su gloria en uno de sus cuadros necesitaría primero que ella fuera feliz y no lo seria sin sus cargas actuales.

Rik miro a Terry, se rasco un ojo, ¿Qué estaría pensando aquel hombre?, esperaba que nada que les trayera desgracia. Ni siquiera sabía por que estaban en aquel horrible lugar. Acostumbrado a la tranquilidad y seguridad que les proporcionaba Minas Thalion, esto era algo nuevo para el. A pesar de que compartía el instinto de curiosidad de los halfing, no era así con el de aventura. Rik supo interpretar en la mirada de Terry lo que ella significaba, significaba problemas de ello no le cabia la menor duda. Ah, ¡que importaba!, si ya se había acostumbrado, le pareció que la elfa tenia bonitos ojos, no se confiaba de aquel elfo señudo, le pareció algo prepotente, seguro que aquella elfa tendría interesantes historias que contar

Thurar siguió dando vueltas por el pueblo, quería inspirarse para componer una próxima canción a la miseria humana, y he que aquí tenia bastante material. Lo agobiaba ver tanta tristeza y dolor, pero sabia que estas emociones debían ser trasformadas en música para poder ser inmortalizadas, de esta forma la música ayudaba también a que el hombre se conmoviera y evitara abrigar sentimientos oscuros en su corazón. Le parecía que ese Terry era un entrometido, ¿Qué importaban los comehojas?, aun que admiraba gran parte de las leyendas e historias elficas, le parecía que los elfos eran muy groseros y petulantes, por ello prefería evitarlos.

Jana se sentía en un ambiente extraño, aquel hombre llamado Gregory la escucho atentamente y asentía a todo lo que decía. Parecía un buen hombre, aun que algo cansado, lidiar con conflictos como la peste no debía ser algo agradable para él. Gregory inspiraba confianza, era amable y educado. Alvenith no participaba de la conversación, solo miraba detenidamente a los dos conversadores. Gregory quien estaba acostumbrado a escuchar todo tipo de tristes historias, escuchaba atentamente. Al final de que Jana le conto la historia no pudo evitar la natural solidaridad que sentía por aquellos que necesitaban reposo en su corazón

- Oh, hija mía, la venganza no es buena- dijo Gregory
- Por favor padre, no es solo venganza, de verdad debe ayudarme…se lo pido- dijo Jana
- Desde luego, desde ya tienes mi solidaridad y mi apoyo, sin duda es de por si difícil ya venir a un lugar como este
- Gracias padre por su comprensión
- Oh…disculpe un momento

Gregory se paro, se movió lentamente, Jana lo miro curiosa. Gregory hizo un movimiento con su cayado y profirió un gran golpe, afuera sonó un gran lamento. Jana se compadeció del hombre que hubiera recibido el golpe.

- Terry, Terry, desde hace tiempo somos amigos- dijo Gregory sonriendo- ¿crees que no me conozco tus mañas? Además, te olvidas que tengo un rezo que me permite detectar magia a mi alrededor…Rik, traelo y ponlo sobre la mesa, dale algo de beber.

Rik arrastro hacia adentro del local a un desmayado Terry con los ojos bastante mareados, tenía una cara graciosa. Jana no pudo evitar reírse. Rik lo coloco encima de la mesa. En eso entro Thurar.

- JA!, curiosidad mato al gato, ¿o debería decir al halcón?- dijo Thurar

Rik le dio algo de beber a Terry, quien poco a poco se fue recuperando del sorpresivo golpe.

- Es un poco intempestivo su asistente, padre Gregory- dijo Jana con una sonrisa
- Me temo que si- dijo suspirando

Terry se levanto, miro mareado hacia varios lados.

- Gregory, esta me la pagas…- dijo señalándole
- Jo. Si, si, Terry, te las pagare- dijo Gregory- un día de estos
- Créeme contare hasta que sea “un dia de estos”

¡Qué grupo tan extraño era aquel! Pensó Jana, bastante fuera de lo común, la druida pensó que seria divertido conocerlos más a fondo.

- Disculpe debemos evaluar su propuesta, quiero hablar un momento con mis amigos- dijo Gregory
- Oh desde luego- dijo Jana- nosotros no nos moveremos a ningún lugar

Gregory se fue a otro lugar separados con Terry, Rik y Thurar

- Bien amigos, ¿que debería de hacer?, quería consultarles que pensaban del caso, al parecer Terry ya esta muy bien informado me temo.
- Bien, para mi es claro- dijo el enano- no hacer tratos como semicomehojas, te dicen palabras bonitas y luego te clavan el cuchillo por la espalda
- Hummm…¿Qué dices Rik?
- A mi me da pesar de aquella pobre mujer, dale la información y que se vaya…
- ¡Ustedes son idiotas!- dijo Terry- ¿acaso no recuerdan lo que dijo el supremo sacerdote?
- ¿Qué cosa?
- Necesitamos un druida si queremos resolver el enigma de la peste, ¡no la podemos dejar ir!
- Bastante cierto, no puedo negarlo ¿y que propones que hagamos amigo?
- Dile que le diras la información a cambio que nos ayude con la peste- dijo Terry
- Pero…
- Es justo Gregory, es un trueque, asi funciona el mundo de hoy y lo sabes. No podemos desperdiciar todo lo que pueda ayudarnos…luego de resolver el problema de la peste, le dirás la información
- Me costara aceptarlo, pero me temo que el halcón tiene razón- dijo Thurar
- Está bien- dijo Gregory

Gregory fue hacia donde el elfo y la semielfa.

- Bien señores, hemos tomado una decisión- dijo Gregory- os ofrecemos un trato
- ¿Cuál?- pregunto Jana
- Nos ayudan a descubrir cuál es la causa de la peste y yo les rebelare la información que necesitan
- Pero…vera...no tenemos tiempo…nosotros
- Es lo que puedo ofrecerles señores

Jana converso un momento a solas con Alvenith, Alvenith se oponía a quedarse en aquel lugar, pero la terquedad de Jana pudo mas, haría lo que fuera por aquella información.

- Está bien, nos quedamos- dijo Jana
- Excelente

Luego de esto se dio una presentación más informal, pronto Jana descubrió que aquel hombre de negro era un asesino. No le gustaban los asesinos, aun que por lo general sabia que eran frios y turbios, este parecía medianamente simpático. Luego de que se hubieran conocido lo suficiente y de ver que ningún camarero aparecía a atenderlos. Gregory invito al grupo a que lo siguiera. Salieron del local y se dirigieron a la panadería que quedaba al frente.

- Parece que no podremos tomar cerveza ¿verdad?- dijo Terry
- Me temo que no, yo también mataría por un buen trago- dijo Gregory

La panadería es un pequeño edificio de piedra toscamente construido junto a un pequeño molino de grano. Sus ventanas y puertas están cerradas. En la entrada principal hay un signo dibujado con pintura roja, para indicar que esa casa está en cuarentena.

Cuando llaman a la puerta, abre una mujer mayor envuelta en ropas muy humildes y tosiendo, Rik fue quien se hizo lo más atrás. Temia ser contagiado.

- ¿Qué necesitan? Cof….- dijo la mujer tosiendo
- Venimos enviados desde Minas Thalion, debe dejarnos ver a su hija tal vez podamos salvarla…- dijo Gregory
- Ya han venido con muchas de esas promesas, tienen credenciales?
- Aquí están- dijo Gregory
- Oh de verdad… ¡por favor pasen!, pero díganme ¿cuales son sus nombres?
- Rik, Terry, Thurar, Jana, Alvenith y yo soy el padre Gregory a su servicio
- Mi nombre es Amatiste, soy la panadera, ¿salvaran a mi hija?
- no le aseguro nada- dijo Gregory buscando no comprometerse

La mujer los condujo a una habitación que se encontraba detrás de la tienda.

- Les pido que me disculpen, mi marido no se encuentra por que actualmente esta trabajando en la granja de trigo en el sur. Con la cuarentena no ha podido entrar en la ciudad. ¡pobre!, es un buen hombre, debe estar muy preocupado por nosotros- dijo la mujer a quien le salían lagrimas en los ojos
- Comprendo

Asi llegaron hasta una habitación. Tras unas viejas e improvisadas cortinas se encontraba una muchacha de apenas dieciséis años, que sana tendría que ser muy bella. Tenia el pelo largo rubio que le cae sobre los hombros,las ojeras bajo sus ojos verdes demostraban cansancio. Llevaba puesto un camisón sencillo de color blanco, aunque con manchas de color amarillo.

Jana no puedo evitar sentir pesar de aquella chica, ayudada por el padre Gregory reviso a la muchacha. Jana decidió que era de vital importancia conocer cómo y cuándo se había enfermado la chica, así que le hizo algunas preguntas, esta hablo con mucho esfuerzo. Alvenith sintió ganas de vomitar.

- Dime- dijo Jana- hiciste algo fuera de lo normal en los últimos 5 días
- Si…estuve en una fiesta
- ¿fiesta?
- Si…fue hace 5 días, el mismo día en que salieron los primeros casos de la peste. Estaba con mi novio y mis amigos en las afueras de la ciudad en la rivera del rio, teníamos una comida campestre, ¡habia un sol tan bello ese dia!... cof cof…lo siento. Ahora todos los que fuimos a la fiesta estamos enfermos, incluyendo a mi novio Phillip y a mi buen amigo Michael
- ¿Qué comieron ese día?
- Carne, pan y cerveza- dijo la muchacha
- Yo tengo una pregunta- dijo Terry
- Dime…cof…
- ¿Dónde compran ustedes el trigo para hacer el pan?- preguntó
- En el mercado del pueblo…Lord Alteus es el encargado de la supervisión, por orden del Rey Garek
- ¿Tu novio tenía alguna enfermedad rara?- pregunto Rik acercándose
- No el no…aaahhhhhhHHHHHHAAAAHHHH!

Una de las pústulas de la muchacha exploto y un humor blanquecino salió de ella cayéndole a Rik, este se le puso la cara pálida. Al tomar consciencia de lo que había pasado emitió un grito y salió corriendo. La muchacha se había desmayado.

- Supongo que eso significa el fin de la entrevista- dijo Gregory suspirando
- Yo me encargo de Rik- dijo Terry preocupado-¿Creen que la peste lo halla contagiado?
- Esperemos que no- dijo Jana- pero deberías traerlo para que lo revisemos
- Está bien…solo denme unos minutos hablare con el

Terry salió del lugar preocupado por su amigo. Gregory y Jana revisaron al paciente pero no pudieron encontrar la causa de la enfermedad. Era sin duda un terrible virus. Reconocieron los síntomas fácilmente. Y luego de hablar con la madre supieron como la niña poco a poco se había ido degenerando. Gregory emitió un rezo a Ur Ignuri. Jana miro triste a la muchacha, se sintió impotente al no poder hacer más por ella, estaba cansada de sentirse impotente, tan impotente como cuando no pudo salvar a sus padres. Se prometió que no se iria de la aldea hasta que se hubieran curado la peste. Jana le unto una especie de aceite que le ayudaria a calmar el dolor.

- Bien- dijo Gregory antes de salir- solo una última pregunta mujer, ¿Dónde podemos encontrar a Michael y a Phillip, amigo y novio de su hija?
- Michael es el hijo del cervecero y Phillip el hijo del carnicero- dijo Amatiste- espero que toda esta información les sirva…de verdad me preocupa mi hija, ojala puedan hacer algo- dijo llorando
- Lo intentaremos- dijo Gregory- se lo prometo, ¡Vamonos!

Gregory salió preocupado, primero le preocupaba su amigo Rik y segundo ahora debería hablar con el grupo, ¿Qué harian ahora?, visitarían a Phillip y Michael buscando de donde salen la carne y la cerveza y alguna que otra pista de donde surge la plaga o era mejor ir directamente al mercado?


Última edición por Raistlin el Miér Abr 07, 2010 6:32 am, editado 1 vez
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WOE II TEMA OFICIAL - Página 2 Empty Re: WOE II TEMA OFICIAL

Mensaje  hoho_o Miér Abr 07, 2010 5:39 am

- Papeles, check. Cuarzos, check. Plata en bruto, check. Caja con joyas echas por mi hermana, check. Muy bien, ahora provisiones…. Haver… - murmuraba Gema mientras daba su último recorrido por la caravana.

Mañana en la mañana partía. Estaba nerviosa. Todo podía pasar en un viaje tan largo. Sus tres primos le serian de guardianes en la expedición, pero aun así, su panza revoloteaba. ¿Que pasa si al banco no le llegó la notificación? ¿Y si se olvidaron sobre su hospedaje? ¿Y si la mercancía no es satisfactoria? ¿Podría ser que le falte algunas provisiones? ¿Que pasa si se pierde? ¿Y si la matan unos rufianes? ¿O peor, si la asaltan?
Gena meneo su cabeza y siguió chequeando.

- Pan, Check. Queso, check. Manzanas- Gena paró – ¿En donde están mis manzanas?
Se dio vueltas por el carro que llevaba la mitad de las provisiones y no las encontraba. Estaba segura que las había puesto entre medio del vagón con las papas y el pan. Se agachó para asegurarse. De repente vio una mano entre el cerro de papas, y los pelos se le pararon en punta. Talvez los nervios le jugaban una mala pasada. Pero no, ahí estaba la mano clara como el agua. Pequeña, sucia. Y lo peor, no se movía.

Le entró un miedo incontrolable. Una mano. Una mano en su cajón de papas. Un muerto en su embarcación a tierras humanas. ¡Por Ur Gothard, un cadáver en sus provisiones!

-cálmate gena, es solo una mano.- se dijo a si misma mientras respiraba hondo y profundo.
Sacó un palo, y con cautela empezó a mover el cajón. Nada por ahí, nada por allá. Decidió empujarlo fuertemente con la vara.

Y el cajón de papas estornudó

-¡¡¡¡AAAHHH!!!!!- gritó Gena pegando al cerro de papas una y otra vez
- ¡me duele! Para. Ouh
- ¡Bor!
Las papas se revolotearon y apareció una nariz redondita y unos ojos grandes
-¡bor! ¡Que te dije!
Un niño salio del cajón de papas con dificultad. Era pequeño. Un crío de corta edad. Ni siquiera tenia barba.
-¿que el carro esta prohibido?
- ¡me diste el susto de la vida!
- ¿mas que descubrir que los elfos no tienen barba?
-bueno, talvez no tanto. Pero me asustaste. Que hiciste con las manzanas
- las use de armamento contra los muchachos
- ¿¡que?!
- que se las arrojé para que me pararan de molestar
- ¡bor! ¡Salgo mañana, como se te ocurre!

Bor pensó por unos instantes en como escaparse del reto más grande del mes. No había nadie en la familia que retara peor que Gena. A si que puso el truco mas antiguo conocido, utilizado por todo hermano menor por lo menos una vez en su vida.

Se puso a llorar

- no quiero que te vallas, me dejaras solo
- bor no funciona
- que no quiero que te vallas
- bor me voy a enojar – le dijo Gena en un tono amenazante
Bor salto a las faldas de su hermana y empezó a lloriquear y a gritar desaforadamente
- que no que no que no
-¡ya, para, ya! ¡Le diré a Mamá!
Bor se sonó con su manga y le esbozo una gran triste sonrisa acuosa, esas que te rompen el alma por dentro.
-bor, aun me debes 30 manzanas
Ahí fue cuando se dio cuenta de que había que cambiar de táctica
- ¿te doy mi pedazo de pastel, el de mañana y olvidamos todo esto Si?
Gena lo medito un poco….
- no, te escabullaras en la noche antes de que me valla y me das la mitad del pastel
- no, mamá me va a retar – dijo bor de manera firme. No saldría de esta sin al menos un beneficio
- que tal si te escabulles en la noche, te robas la mitad del pastel, y ese pedazo lo dividimos en un 50% así tu tienes un pedazo, y yo también
Bor lo pensó un poco
- tu ganarías el doble y mamá igual te dará un pedazo de pastel antes que partas
- pero así tu logras probar el pastel. Además, si no me lo das le diré a mamá que me arrojaste las manzanas. Saldrías retado igual.
- mejor retado por un pastel que por 30 manzanas
-¿trato entonces?
- trato
Bor le sonrió y abrazó a su hermana
- Igual no quiero que te vallas- le dijo
Y se fue corriendo a la casa.
Gena se rió. Igual le voy a dar mi mitad del pastel cuando me valla.

Esa tarde la familia Hathgard fue al templo de Ur Gothard para rogar que Gena tuviese un buen viaje. Comieron mucho. Hablaron mucho. Discutieron mucho. Hubo más de un tirón de barba por la mesa. Pero todos estaban contentos y rebosantes de alegría. Como era la tradición enana a Gena le regalaron esa noche la joya de su nacimiento. Gena se acordaba muy bien cuando su madre se lo mostró por primera vez cuando pequeña.
Ese día había llovido mucho y lo único que se podía hacer era tirarse en la cama y regalonear. De alguna manera Helga había sacado el tema sobre los tesoros de nacimiento. Una tradición enana de antaño que consistía en que el padre debía regalarle a la madre un objeto de valor después del parto. Este objeto pasaría al dominio del hijo una vez que este fuera adulto.

Merid siempre había envuelto el tema con una neblina mística. Para ella la tradición tenia un sentimiento profundo de significado enorme, y no quería que ninguno de sus hijos jamás perdieran esa visión. Por eso, aquel día, Merid las llevo a las dos de la mano a su pieza. Abrió artísticamente el cajón de los tesoros prohibidos con la llave dorada. Lo hizo lentamente para que ambas niñas escucharan el “click” de la cerradura. Del mueble saco una caja. La cual abrió con mucho cuidado y delicadeza. Adentro de este, tintineando de manera exquisita había dos joyas.

- este anillo de rubí me lo dio tu padre cuando tu naciste, Helga. Lo forjaron tu papa y un amigo elfo mío de mis viajes. – se lo mostró a su hija con cierta devoción a la importancia de aquel tesoro.
Helga lo miro fascinada y con respeto a la maravilla que tenía al frente de su nariz
-¿y el mío mama y el mío?
- cálmate Gena cálmate. Este es. - Le dijo pasándole en la mano un colgante

WOE II TEMA OFICIAL - Página 2 Pendant

- es bello. ¿Lo hicieron los elfos?
- no hija, el tuyo no.
Gena se decepciono
- ¡ja! ¡El mío me lo hizo un elfo! – le dijo Helga sacándole la lengua
- bueno, el mío es mas lindo- dijo Gena con una voz poco convincente
- Pero fue bendecido por el templo de Ur Gothard, para que siempre te proteja y te guíe.
- pero no es lo mismo que un elfo

Ya grande Gena no veía a su joya de manera inferior a la de su hermana, pero tampoco la veía como si fuera el gran tesoro del universo. Era bonita, con lindos detalles. Pero nada del otro mundo. Lo que importaba era su significado y de que era suya.

Esa noche le costo dormir. Fue difícil. En parte por los nervios y por la bochinchera de su hermano. Lo escucho ir a la cocina y robar la mitad del pastel de su madre. El muy tonto se le cayó dos veces un objeto metálico. El cuchillo, pensó Gena. Era de verdad un milagro que Madre no se despertara.
En la mañana todo fue un gran lío. Había puesto todo en su lugar pero no encontraba nada en donde debía estar. Se puso nerviosa. Termino saliendo una hora mas tarde de lo estipulado. Pero su madre le afirmo que eso era normal

- las cosas no suelen salir como uno las planea, mi gena - dijo su madre cortando el primer pedazo del pastel y dándoselo.

Fin y al cavo cuando estuvo lista para partir estaba toda su familia afuera. Sus hermanos se despidieron con gran pompa, Bor apareció para abrazarla y decirle de nuevo que no quería que se fuera. Su padre trato de no llorar y su madre la beso con ganas.

Cuando subió al carro se le llenó el corazón del deseo de emprender una gran aventura. Y diciendo un último adiós, puso en marcha la caravana. Estaba lista. Nada podría ir mal.
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WOE II TEMA OFICIAL - Página 2 Empty Re: WOE II TEMA OFICIAL

Mensaje  Is@ Miér Abr 07, 2010 5:18 pm

Anvÿlle llegó a su cabaña a las 1eras horas de la madrugada. Estaba muy cansada, no había dormido en su afán de llegar lo más pronto a la cabaña.
Saltó de su caballo y entró en forma sorpresiva a su hogar.
- ¡Bárbara, Eygon se ha ido! - comenzó a gritar pasando por la cocina, los pasillos y por último la pieza principal. Ahí estaba Bárbara sentada sobre la cama...acompañando a su madre que estaba acostada en ésta.
- ¡Madre, has llegado del viaje! - dijo muy contenta acercándose a ella.
- Si, pero como ya me ves...no del todo bien - le dijo con una voz débil. Nunca Anvÿlle la había visto así, nada la cansaba. - Pero estabas...hablando de Eygon...
- Si...madre...Eygon se ha transformado en un ser extraño
- ¿En un orco? - le interrumpió Bárbara y viendo el rostro sorprendido de Anvÿlle, se dirigió a Silvya, reprochándola - ¡¿Viste en lo que te estabas metiendo?!
- Si lo sé...pero nunca...ni en mis sueños premonitorios...me hubiese imaginado que...
- Silvya, ¡eres una persona! Y todas las personas yerran, ¿sabes? Debistes haber procurado mencionárselo antes.
- Los bandidos...impidieron que llegara antes...eran muy fuertes
- No eres Ur Garnack. ¡Tú sabes que existe gente tan fuerte o más que tu! - suspiró, miró a Anvÿlle con empatía - Ustedes tienen mucho de qué hablar...te iré a preparar un té y unas galletitas - agregó mientras salía de la habitación.
Cuando cerró la puerta tras ella, Silvya tomó la mano de Anvÿlle. Anvÿlle sentía que iba a llorar, nunca la había visto así de débil.
- Madre...no quiero que mueras como papá, acabo de perder a Eygon y...
- ¿Qué pasó...después de su transformación? - le respondió con un tono más serio
- Se marchó hacia Ockrome...dijo que los mismos de su especie iban a entenderlo y acogerlo...
- Bueno...está muy equivocado...tu tía tiene razón...debí haberles mencionado...sobre sus padres mucho antes
- ¡¿Padres?!
- Si...hija mía...perdóname por guardarles tantos secretos en el pasado...todo lo hacía por la grandeza de Ur Elin...pero...las decisiones que uno toma no son siempre las más correctas...
Anvÿlle se sumió en un ensueño, imaginando todo lo que su madre con esa voz quebrantada le contaba la historia de su vida.

Silvya Bougan era una hechicera que viajaba por el mundo siguiendo el gran principio que su mentor le había enseñado: la igualdad entre los seres racionales.
"De esa manera habría menos discriminación, menos robos, más entendimiento. La creación nos hizo iguales, lo que pasa es que por las condiciones terrestres cambiamos para adaptarnos al entorno que nos rodeaba" le decía sul gran maestre.
Un día se le formó una teoría que solamente compartió con su hermana mayor, Bárbara, una mujer viuda, dedicada a la cocina y a la confección de pociones longevas.
"Estás loca. Deberías formar una familia como todas las personas normales" - le aconsejaba angustiada

Pero no la oyó. Prosiguió con sus teorías alocadas. Se dirigió a Urfilet, logrando pasar todos los obstáculos que le impedían el paso a personas discriminadas por los elfos de esas zonas. Pasó unos cuantos años en esos bosques, creando amistades y aprendiendo sobre los elementos terrenales. Al final conoció a un elfo que le correspondió su amor. Después de aquella noche, huyó pisando los arrollos de Urfilet, borrando todo rastro que dejaba tras ella y con ello toda la vida que había realizado en esos bosques.

Transcurrieron 8 meses en los que ella viajó por Valhadia, enseñando y mejorando su técnica en la Torre Eléctrica. Entrando al 9no mes, llegó a Saalazar, su reino natal, a quedarse en el hogar de su hermana. Ella la recibió con reproches, pero cuidó a Silvya...y a la pequeña una vez que ella se mandó a cambiar hacia el noroeste durante 2 años...


- ¡Madre! - interrumpió Anvÿlle - quieres decir que yo...
- Si, Anvy...tu padre es un elfo...que me puede seguir odiando en estos momentos
- Es decir, que soy una semielfa - dijo ella, mientras que su madre pasaba su mano sobre el cabello sucio de Anvÿlle para ver sus nuevas orejas. Anvÿlle no podía creer que su padre era de la raza cuyo tema de clase más prefería. - ¿Cómo pudiste dejarlo solo?
- Era más grande....el amor que le tenía a Ur Elin...
- No, madre, nada justifica lo que le has hecho a el ni tampoco...- tragó al pensar lo que se le vino a la mente - al padre de Eygon
- Fue un error...haberme enlazado con el padre de Eygon...no pude cumplir al final con mi propósito
- ¡¿Tener a toda Épica en una familia?!
- Eso mismo...me dijo Bárbara...que era una locura...
- ¡Obviamente que lo es!
- Pero...¿hubieses siquiera...acercado a un orco...de no haber sido tu hermano?

En ese momento entró a la habitación Bárbara con una bandeja en la cual traía una tetera con leche, otra con té, unas galletitas y unos pastelitos
El silencio se apoderó entre las mujeres.
- Gracias - pudo decir Anvÿlle, sirviéndose el té con leche, pensando en la aterrada multitud que vio a un Eygon convertirse en un semiorco el día anterior.
- Bueno...Silvya, no me digas que justificaste todas tus acciones pasadas a la pequeña Anvy por el gran nombre de Elin. Tu sabes que hay otras formas de igualar a las especies...Me tenías a mi, pudimos haber hecho una asociación en favor a esa causa.
- No es...lo suficientemente rápido...además la idea...no es igualar a las personas...no quiero "humanizarlos"...hay que reconocer los atributos...que cada uno tiene...es más fácil...para las personas que comparten su sangre entenderlos...¿verdad Anvy?

La pregunta tomó de sorpresa a Anvÿlle. Tenía un caos dentro de su mente con todas las revelaciones que le decía su madre, sobre su naturaleza y el impacto que ella pensaba traer a Épica.
- Madre...es verdad que discriminamos a otras razas. Pero al igual que tía Bárbara, pienso que no es correcto lo que hiciste, dejaste a 2 hombres engañados...
- Es necesario...hacer ciertos sacrificios
- No, no creo que se justifique dejar a 2 personas sufriendo
- ¿Ni por...la discriminación de...un montón de personas...meramente por su apariencia...o...sus actos naturales?
- Lo siento madre, pero no comparto tu teoría. Pudo haber tomado siglos el grupo a favor de la igualdad para lograr cambiar nuestra forma de ver a las otras razas...pero nada justifica lo que hiciste a ellos - pensó en la frialdad con la cual actuó su madre en el pasado engullendo una tostada con mantequilla y echándole una mirada al boñuelo que había preparado Bárbara.
- Por otro lado, nunca hubieses nacido Anvy - le dijo finalmente Bárbara - ni tu ni Eygon, pero lo que está en el pasado está, hay que ver en el futuro...
- Así es....siento no haberles dicho nada...Eygon debe odiarme...tienes que ir a buscarlo
- Madre...el ni me oyó mis precauciones. Pero no esperaba quedarme acá de brazos cruzados, quería que me acompañases...
- Lo haré...mañana por la mañana...partiremos...
- Uff...Silvya, ya no eres la misma joven de antes, así que seamos más realistas - luego se dirigió a Anvÿlle - deberías partir después de hacer un descanso. Tu madre te alcanzará en tus viajes, así que tranquila. De seguro que habrán viajeros que te ayudarán en el camino - y viendo la bandeja vacía sin siquiera migas de los pastelitos, agregó - ¡Qué rápido comiste Anvy, se nota que estabas con mucha hambre! - tomó la bandeja con los platos sucios y se fue para la cocina, cerrando nuevamente la puerta tras ella.
- Bárbara tiene razón...pero sus remedios...me dejarán cantando la próxima semana...jajaja
- Madre ¿qué te pasó?
- De regreso de...Amnidia...en medio de una lluvia torrencial....unos bandidos...que decían ser sacerdotes...con alto poder de hechicería...en nigromancia...me atrazaron...pero...no consiguieron...sacarme...los artefactos...que legalmente...adquirí - miró hacia su velador y abriendo el cajón sacó un anillo de plata con un granate rojo oscuro - Toma...- y se lo pasó.
Anvÿlle se lo puso en el dedo anular de su mano derecha. Era un anillo muy bonito.
WOE II TEMA OFICIAL - Página 2 Anillo_plata_granate
- Te ayudará...a canalizar...tus poderes...para que sean...más concentrados...efectivos. También...te cuidarán...de todo mal...
En ese momento el sueño se adueñó de Anvÿlle.
- Madre iré a dormir, espero descansar después de todo lo que me has contado
- Qué...duermas bien...ne changeller...a cierto que esas palabras...ya no son necesarias
Anvÿlle le dio un beso en la mejilla y se retiró de la habitación de su madre.

Cruzando por el pasillo se encontró con la puerta cerrada de la pieza de Eygon. Ella entró en ésta. Su pieza siempre fue un desastre, lleno de papeles por el piso. Entre esos papeles, descubrió unas cuantas escamas negras y su mesa, o estudio como el lo llamaba, estaba lleno de libros sobre Losthyl, dragones, otras criaturas que ella no recordaba sus nombres y orcos. Suspiró pensando lo triste que debió haber sido enfrentar solo los cambios. Al lado de los libros había una bitácora en la que resumía la información de las muchas criaturas que investigaba, con dibujos incluidos. Tomó este cuaderno y lo atesoró como suyo, abrazándolo, mientras se tendía sobre la cama. A penas apoyó su cabeza sobre la almohada cayó profundamente dormida.
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Mensaje  Sargaf Sáb Abr 10, 2010 9:43 pm

Ahora el grupo decidía por dónde empezar, en ese instante mientras discutían Thurar dijo que uno de sus abuelos era un gran cervecero de Argelim, fue en ese instante que a Gregory se le ocurrió una idea, y le pregunto al joven enano que tanto sabia de cerveza, Thurar respondió con una sonrisa: jejjeje lo suficiente para hacer una buena cerveza enanil, listo (dijo Gregory)- vamos a hacer algo separémonos en dos grupos y hagamos las cosas un poco más productivas, y como nos separaremos pregunto la joven semielfa ,
pues mira yo tengo conocimientos de curación (contesto Gregory) - al igual que tú en un grupo estarás tu y en otro yo, pues el enano acaba de afirmar que tiene conocimientos sobre la cerveza así que si hay algo raro en ella, el se dará cuenta de ello, en ese momento Thurar respondió con un fuerte reniego: jmmmm!!! estoy de acuerdo pero yo no voy con los elfos, luego de esto, Alvenith contesto-
como pretendes trabajar así enano simplemente quédate callado y así todos estaremos mejor, todos los de su clase son iguales,
iguales como (contesto Thurar) jajajja no de prepotentes como suelen ser ustedes comehojas, Gregory con un grito-
no vamos a pelear el único enemigo aquí es la enfermedad la peste(Contesto Gregory) , las cosas serán así Jana ira con Terry y Rik y yo iré con Thurar y con Alvenith, el enano frunció los dientes y se resigno.

En cuanto al grupo de Gregory fue a visitar la casa de Michael el hijo del cervecero, el ambiente entre el enano y el elfo era algo tenso así que no se hablo mucho mientras se iba a la casa de él cervecero, fue en ese instante que pasaron cerca de una capilla no muy grande del supuesto nuevo dios WOE II TEMA OFICIAL - Página 2 20060205192243-castropol-iglesia-0010
era una melodía melancólica y triste la que provenía de aquella capilla era un órgano y un coro lo que se oía en el lugar ( lo que se escuchaba era esto oigan el video eso hace parte del réquiem de Gabriel Faure
El sonido parecía del mismísimo inframundo, Thurar simplemente quedo perplejo al igual que Gregory y Alvenith la capilla estaba cerrada pero la curiosidad del enano no cesaba fue en el instante que Thurar iba abrir la puerta en que la tonada acabo estaban totalmente hipnotizados como cuando un serpiente hipnotiza con sus ojos a su presa, luego de que acabo Thurar volvió en sí y vio como un reflejo repentino el techo de esta capilla un ser horrendo no lo identifico muy bien pero simplemente era horrible, en ese instante Thurar miro al elfo y a Gregory asustado, y le pregunto ¿es que acaso no lo vieron?, vieron que dijo el elfo con cara de extrañado, jajaj ya estas alucinando enano, luego Thurar otra vez dijo no nada olvídenlo , los tres siguieron su camino sin poderse quitarse aquella tétrica pero hermosa melodía de la cabeza.
Cuando llegaron vieron una casa un poco más grande de lo normal con dos grandes chimeneas, seguramente era donde se fabricaba la cerveza de Zanzibar no muy exquisita pero si económica y era bastante comercializada hasta hacia poco que había parado su producción, cuando tocaron las puertas las cuales estaba selladas, nadie les abrió el enano quien había sido el que toco espero un rato largo miro a Gregory este le dijo vuelve a tocar quizás no oyeron bien , el enano volvió a tocar esta vez con más fuerza, y de pues de esperar un rato tampoco les abrieron, Gregory se sobo la barbilla y dijo creo que aquí ya murieron todos, va tocar usar la fuerza en ese momento el enano sin pensarlo dos veces de un solo golpe derribo la puerta, no fue muy difícil ya que la madera estaba algo podrida, se sentía una humedad y el olor que impregnaba, la pequeña cervecería era espantoso, Thurar saco su ballesta y Alvenith preparo su báculo al igual que Gregory que preparo su cayado, luego de investigar un rato entraron a una habitación la cama estaba llena de sangre y el olor se incremento era horrible el elfo no soporto y vomito, el enano lo vio y se rio, lo extraño era que no había cuerpo en la cama solo mucha sangre y otros fluidos corporales Gregory fue el único que se atrevió a olerlos des de cerca y a tomar una pequeña muestra, en el momento en que se disponían a irse la ventana se rompió y vieron como un horrible ser que era sangre músculos y huesos básicamente entro por la ventana tirándosele a Alvenith el cual estaba más cerca de la ventana ya que no soportaba el olor , en ese instante con grandes reflejos algo raros en un enano Thurar disparo la Ballesta y le dio un gran golpe en el torso al ser antes de que le callera encima al elfo, exclamando Thurar con una sonrisa dijo me debes una elfo, pero en ese instante en que dijeron eso el ser volvió levantarse.

Continuara
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Mensaje  Northern Dom Abr 11, 2010 8:08 am

De camino al lugar dónde se residenciaba, Anakair vió algo realmente extraño. Tres hombres de capucha sosteniendo antorchas caminaban lentamente hacia el centro del pueblo de Zanzibar. Los sujetos le llamaron la atención al rubio caballero y este algo extrañados decidió observarlos, eran muy sospechosos.

Anakair usando todo el sigilo posible para un caballero de armadura, les siguió varios metros de distancia atrás. Era una imagen fantasmagórica. Los tres vestían túnicas negras con capuchas que cubrían casi toda su cara. Caminaban de manera lenta y torpe. No hacían sonido alguno, pero Anakair observó que estaban goteando algo de sangre, sangre fétida. El aroma que salía de esos pequeños charcos era vomitivo. ¿Quizás llevaban un animal muerto? Algún ritual maligno… Anakair debía sin lugar a dudas vigilarlos y ver a dónde se dirigía este grupo que probablemente, tenían algo de conexión con los sucesos que afectaban Zanzibar.

Las tres personas pronto se detuvieron frente a una casa, dos de ellas comenzaron a azotar un líquido sobre el techo de paja y las paredes de madera de aquel lugar. ¿Alguna pócima purificadora? De esas entidades lo dudaba, pero pronto él reconoció ese olor… Así olía el licor que preparaba su padre en Freltze, licor muy fuerte y flamable. De pronto todo tuvo sentido pero cuando se dirigió allá, era muy tarde. Aquella cabaña estaba engullida en llamas.

-¡Alto ahí! Por Ur Inguri, ¡¿Qué idiotez creen que están haciendo?! ¡Hay gente viva en esa casa!
- …
-¿No me escuchan? ¡Apresúrense! ¡Abran la puerta y podremos salvar a esas personas! –volvió a gritar Anakair.
- …
-¿Acaso están sordos? La gente que está en esa casa podría…

Anakair se detuvo, los tres lentamente se quitaron la capucha, y sus caras descompuestas, sin ojos y en uno de los casos sin rostro le hicieron entender lo que había ocurrido. No Muertos. Ellos habían muerto como víctimas de aquella peste pero, estaban siendo controlados por alguien más. Los No Muertos no hacen acciones tan fijas y específicas, sólo caminan y atacan a todo lo que se mueva hasta que les matan.

Anakair sacó su gran espada de dos manos y se lanzó sobre ellos. Cortó el brazo de uno, pero este siguió moviéndose. Sus movimientos esta vez le impresionaron, fueron bastante rápidos. Definitivamente algo los estaba controlando. Los no muertos tomaron como arma las antorchas, con las que habían incendiado la cabaña y con algo de velocidad y destreza atacaron al caballero blanco, pero este les esquivó, y en contra ataque rajó la espalda de uno de ellos, sin embargo, este sólo se movió un poco hacia delante y dio la vuelta para atacar de nuevo. Anakair comprendió que sus ataques debían de ser decisivos y definitivos.

Comenzaría por aquel que estaba más debilitado. Anakair se lanzó con toda la velocidad que logró agarrar hacia aquel cadáver viviente al que le había mutilado el brazo y tras un largo deslize de su espada le picó desde el hombro izquierdo hasta la costilla derecha. Aquel medio cuerpo dio unos pasos más y cayó al piso temblando, para dejar de moverse al pasar unos segundos. Luego Anakair se lanzó sobre los otros dos, con un rápido movimiento de su espada, mutiló la mano que sostenía la antorcha de uno de ellos y a continuación hizo que su cabeza rodara por los suelos. Ahora sólo quedaba uno.

Aquel ser le intentó golpear con la antorcha repetidas veces pero Anakair percibía la orientación de sus ataques con facilidad, a pesar de tener cierta velocidad, la descomposición de su cuerpo le limitaba los ataques mucho. Finalmente Anakair clavó su espada en el vientre de aquel muerto viviente y con toda la fuerza que pudo, le cortó de abajo hacia arriba, dividiendo el cadáver en dos partes.

Un caballero blanco lleno de sangre negra descompuesta se apoyó sobre su espada un segundo para recuperar el aliento, pero luego recordó la cabaña en llamas y corrió hacia ella, aún había tiempo de salvar a los que estuviesen adentro…

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Lynel, quien dormía arropada comúnmente para evitar el frío comenzó a sentir calor aquella noche, tiró la sábana a un lado y comenzó a revolcarse en la cama. Una vuelta a la derecha, otra a la izquierda, no había forma de evitar el calor, algo estaba mal, definitivamente estaba mal y lo supo cuando comenzó a escuchar el crepitar de la madera ardiendo.

Abriendo los ojos impactada, Lynel comenzó a oler el humo y vio como las llamas entraban por la ventana. Sjékir no estaba en la habitación, esto la asustó un poco más. Como pudo, cubrió sus senos con la almohada mientras buscaba sus prendas rápidamente en caso de que Sjékir apareciera en la habitación. Cuando finalmente se vistió salió a la sala para encontrar algo que la dejaría atónita de por vida.

-¡Sjékir! ¡¿Qué haces?! ¡levántate de ahí, tenemos que marcharnos, la casa está en llamas!

Ya Lynel no sabía de qué otra forma gritarle a Sjékir, pero este no reaccionaba, estaba en una esquina, sentado, tembloroso y lagrimeando por el ojo izquierdo. Algo definitivamente estaba mal…

-¡Sjékir! ¡Debemos irnos ahora mismo!
-No… por favor… haz que se apague el fuego Lynel -dijo con una voz casi quebrada.
-…¿Sjékir? ¿Qué te ocurre? –dijo Lynel, quien se acercó y agachó acercándose a Sjékir y continuó -¡Vámonos de aquí! Tenemos que irnos o si no vamos a...
Lynel fue interrumpida por un abrazo de Sjékir, quien hundió su cara en el pecho de Lynel, abrazándola con mucha fuerza.
-No quiero esto Lynel… apaga el fuego por favor… apágalo pronto.

Lynel rodeó la cabeza de Sjékir con sus brazos y le aferró a ella también y comenzó a acariciarle la cabeza. Aquel momento le dio mucha ternura y comprendió que Sjékir probablemente no tenía una experiencia buena con los incendios. En ese momento la puerta se desplomó tras un golpe y un hombre de cabellos rubios en armadura entró.

-¡Señor Nall! ¡Señorita Nall! ¡¿Se encuentran bien?!
-¡Sí! Ayúdame a sacarlo de aquí, está algo mareado por el… ehm… humo, sí, aspiró mucho humo –dijo Lynel, inventando una excusa rápida para revelar lo menos posible.

Anakair corrió y se pasó el brazo derecho de Sjékir sobre el hombro, Lynel se pasó el izquierdo y entre los dos lo sacaron de ahí, Afuera de la casa había tres cuerpos muertos en descomposición, Lynel no entendió y tampoco le prestó mucha atención a ello, luego de que apoyaron a Sjékir en la pared de otra casa, Lynel corrió de nuevo hacia la casa y entró.

-¡Espere señorita Nall! ¡Vuelva, es muy peligroso!

En lo que Anakair intentó seguirla, cayó una columna del techo bloqueando la entrada. Sin saber qué hacer, Anakair comenzó a rodear la casa buscando posibles salidas, pero todas las ventanas estaban engullidas en fuego. No pasó mucho tiempo cuando Lynel saltó por entre las llamas abrazando algo grande enrrollado en una frazada. Al abrirla, adentro estaba la espada de su padre, las armas de Sjékir, sus utensilios de cocina, el recetario de su madre y la flauta de viento de Sjékir.

Anakair suspiró y pronto comenzó a regañar a Lynel. Sjékir veía esta escena pero no podía escuchar casi nada, pronto vió como la casa se desplomó y cómo Anakair y Lynel se asustaron por esto, inmediatamente su consciencia se esfumó.

Sjékir abrió los ojos y se adelantó rápidamente, como si despertara de una horrible pesadilla, allí a su lado estaba Lynel durmiendo en un sofá y un hombre rubio en ropas ligeras limpiando su armadura con un trozo de tela húmeda.

-¿Dónde estoy?... ¿Quién eres tú? –preguntó Sjékir.
-Buenos días señor Nall. Soy Anakair Saatus, de la órden de caballeros de Ur Ignuri. Actualmente se encuentra en mi recámara, en la residencia del señor Atleus Vindervolg. Ayer fue víctima de un incendio en su hogar, lamento sus pérdidas pero gracias a la bondad de Ur Ignuri, usted y su mujer están a salvo.
-¿Atleus Vindervolg? …¿Dónde se encuentra él? Debo de… agradecerle por permitirme quedarme en su residencia. –dijo Sjékir, suprimiendo al máximo sus emociones.
-Me temo que no podrá verle señor Nall, el señor Atleus es un hombre muy ocupado y no permite que se le acerquen extraños con eso de la peste de la ciudad… tiene guardaespaldas muy numerosos y le atacarían de acercársele, además… no le permitió quedarse aquí, están aquí por decisión mía, ya que no hay muchas posadas disponibles en este lugar, por lo que les agradecería se retiraran lo antes posible para no meterme en problemas. –Anakair dejó de lustrar su armadura y comenzó a colocársela. –Voy a salir a hacer mi patrullaje rutinario, hay algunas manzanas en la mesa, coma cuantas quiera, descanse un poco más pero por favor, despejen la recámara antes de que se ponga el Sol o podría meterme en problemas.
-Está bien, muchas gracias señor Saatus.
-Señor Nall, llámeme Anakair por favor y no me lo agradezca, es mi deber como caballero de Ur Ignuri traerle bien a quien lo necesita.

Tras estas palabras Anakair se levantó y se retiró de aquella habitación. Definitivamente sospechaba de Sjékir y Lynel, no por nada les atacaron los No Muertos aquella noche, pero es mejor tenerlos vigilados de cerca, luego de haber establecido contacto con ellos, pero por ahora a cumplir sus funciones como guarda provisional de Zanzibar.

Sjékir, por otra parte se recostó de nuevo, y recordó lo que pasó la noche anterior. Lynel se levantó sin que Sjékir se diese cuenta y preguntó lo último que Sjékir hubiese deseado que le preguntasen.

-Sjékir… ayer tú… Tienes algo que contarme ¿Cierto? ¿Por qué reaccionaste así ante la situación de ayer, con el fuego?
-Hmmm… A estas alturas Lynel, sería hipocresía seguir ocultándotelo… Ahora sabrás la verdad de por qué estoy en cazería de hombres, de por qué tuve que matar a tu padre y a los otros y de por qué debo matar a los restantes…

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

La aldea Lairet, en Weigmar, era un sitio casi inhóspito que albergaba grandes guerreros bárbaros, Estos llevaban generalmente la piel tan blanca como la nieve que caía en aquel lugar, y el cabello de un color rojizo tan vivo como el fuego escaso que les mantenía calientes durante las noches gélidas. Como todo pueblo bárbaro, Solían asaltar poblados cercanos, donde mayoritariamente se veían afectados los enanos de Umghard y algunos pequeños poblados de Valhadia, sin embargo, algo muy poco típico de bárbaros era característico en ellos, no mataban a menos que les pusiesen resistencia.

El líder de Lairet, Ekyth creía en el valor de la vida y en el que todos a su manera merecen vivirla, no morirla. Era admirado por sus grandes técnicas de combate, donde no usaba armas, sólo sus manos desnudas. Junto con su hermano menor, Kaile quien era un experto con lanzas eran la pareja ideal para combatir cuerpo a cuerpo, uno mantenía la distancia mientras el otro atacaba a quienes lograban acercársele. Las esposas de ambos eran dos rubias gemelas de ojos grises gélidos, hijas del líder anterior de Lairet, que dieron a luz a un hijo cada una. El hijo de Kaile, llamado Glyth y el hijo de Ekyth, cinco años menor, llamado Senn.

Glyth ya tenía la suficiente edad para salir a luchar con Kaile y Ekyth y tenía una muy buena técnica, Senn en cambio, mostraba más cualidades artísticas. Específicamente adoraba tocar una pequeña flauta de madera que le obsequió su abuelo, el anterior líder de Lairet en la cual tocaba melodías alegres todo el día. Senn admiraba mucho a Glyth, ya que le veía como su hermano mayor y este a su vez, le tenía mucho cariño a Senn y siempre que podía jugaba con él. La vida era muy alegre para esta familia.

Aquel poblado barbárico contaba con unas 30 personas nada más, pero era como una gran hermandad, todos se conocían y ayudaban entre sí. Lamentablemente aquella felicidad no duraría para siempre. Una madrugada, antes de los primeros rayos del sol, sonó el cuerno alertando a Lairet de que se aproximaban intrusos bélicos. Eran alrededor de cincuenta personas armadas hasta los dientes. Ekyth y Kaile se fueron hacia el frente, Glyth tenía mucha experiencia pero le asignaron quedarse en casa cuidando de su madre y su tía, además de su primo Senn. Afuera se escuchaba claramente los gritos de agonía de sus compañeros muriendo, gemidos de dolor de las mujeres mientras eran violadas frente a sus hijos o moribundos esposos y esto hacía a Glyth sentir impotencia.

Lucharon a todo dar, Ekyth se llevó al menos a diez personas, como todo buen líder poderoso, sin usar tan siquiera una sola arma, Kaile, por su cuenta también había acabado con unos seis o siete. Sin embargo, los números no estaban a su favor y pronto los pocos guerreros que había en Lairet fueron aplastados, Kaile y Ekyth seguían luchando a todo dar cuando de pronto, una mortal flecha le dio en el pecho a Ekyth, Kaile desesperado como pudo se montó a su hermano en el hombro y luchando a la mitad de su capacidad, logró llegar a la cabaña donde se escondían su esposa y su cuñada, su hijo y su sobrino. La aldea estaba destruida, y pronto, sólo quedaba la cabaña del líder de pie, quedaban alrededor de 20 soldados y Kaile era el único capaz de luchar en ese momento, pero tuvo una idea, Kaile y Glyth, quien había tomado otra lanza se dirigieron a extremos distintos de la casa y comenzaron a atravesar a todo aquel que se acercase, si seguían a ese ritmo podrían salir y acabar con el resto, ya se habían llevado a unos ocho cuando estaban a punto de cantar victoria y de pronto, comenzó a oler a humo.

El techo seco, y la madera de la casa tomaron fuego rápido por la falta de humedad ocasionada por el frío, oían claramente como se reían aquellos hombres desde afuera, cómo decían palabras obscenas y los incitaban a salir para respirar aire limpio. Ekyth con sus últimas fuerzas, llamó a su hermano, su hijo y su sobrino, tomando la punta de la flecha que le había atravezado la espalda pinchó el dedo índice de cada uno, y el suyo propio y los unió diciendo “Juremos ante el sagrado nombre de esta aldea, que si uno de nosotros sale vivo, vengará a los demás…” tras estas palabras finalmente el líder de los Lairet falleció, con cierta velocidad Glyth y Kaile, aún llorando la muerte de Ekyth comenzaron a romper una de las paredes para salir y lograron abrir una abertura. Decidieron ambas madres que sus hijos debían de salir primero, Senn salió, Glyth salió y justo en ese momento, la cabaña se vino abajo. Glyth no podía aguantar más la muerte de sus padres y sus tíos y se lanzó sobre aquellos infelices que estaban matándose a carcajadas, logró matar a dos de ellos pero pronto uno de esos hombres lo apuñaló por la espalda y este cayó mal herido.

El pequeño Senn quien no había podido llorar siquiera por el shock, tomó la espada de su primo e intentó atacar a estos hombres, quienes se lo sacudieron con una simple patada, intentó atacar dos o tres veces hasta que uno de ellos, que parecía ser el líder, con un cabello amarillo largo y una abundante barba, sacó su espada y la agitó hacia Senn, le dio justo en el ojo derecho y este dejó de funcionar en ese momento. Los hombres al ver que ya no podía decidieron dejarlo morir de frío y se retiraron. Senn tomó la espada de su primo y se arrastró hasta él, quien estaba respirando de forma agitada, aún no había muerto.

-Glyth… se fueron ya… vamos a seguirlos Glyth…
-Lo siento Senn… Te… encargo… esta venganza… en nombre de… nosotros… -dijo Glyth, y tras estas palabras su respiración disminuyó poco a poco y murió.

Senn para parar un poco el dolor de su ojo se lo cubría con nieve, nieve fría que le dolía y este dolor contrarrestaba el ardor de la herida, aquel niño de apenas diez años, se fue sin derramar una sola lágrima por el camino que siguieron los asesinos de su familia, su aldea, y su vida.

-------------------------------------------------------------------------------------------------

Lynel estaba horrorizada, no sabía si era exactamente por el hecho de imaginar que su padre estuviese involucrado en algo así, o por todo lo que ha debido de vivir Sjékir, no, Senn, desde entonces. Esta se llevó las manos a los ojos y no pudo evitar dejar salir unas lágrimas mientras veía la serena cara de Sjékir, quien le contó todo eso sin siquiera mirarla una vez, sin siquiera llorar una vez, sin emoción alguna…

Unas horas después, Lynel y Sjékir partieron de la habitación de Anakair. Debían comenzar su investigación con respecto a Atleus, Sjékir estaba seguro de que Atleus sabía de su presencia en la aldea y fue quien intentó matarle por incendio, pues la voz se había corrido entre los involucrados en aquel suceso.

-Dime Lynel... ¿El caballero te dijo algo relacionado al suceso?
-No... sólo te trajimos hasta aqui y nos dijo que descansásemos.
-Ya... ¿No viste algo raro?
-Pues... -pensó Lynel por un segundo y luego continuó. -Sí... había unos cadáveres mutilados afuera de la cabaña donde estabamos quedándonos. Estaban en descomposición, y aquel caballero estaba lleno de sangre maloliente de esos cadáveres...
-No Muertos... ¿Atleus está trabajando con No Muertos? Eso lo relaciona directamente con la peste que está ocurriendo acá... escuché a unos guardias hablar de ello camino a la cabaña, que los fallecidos por la peste regresaban como cadáveres vivientes.
-Este asunto me gusta cada vez menos Sjékir...

Continuará.
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Mensaje  Is@ Lun Abr 12, 2010 6:41 am

Anvÿlle estaba en un claro del bosque. Llevaba un vestido blanco, sus cabellos largos mecían a las brisas en la sombra de un olmo. Estaba sola...o eso es lo que creía. Mirando hacia su espalda, vio a una persona apoyada a un árbol, muy lejana. Se acercó a el y descubrió que era el elfo que había visto la semana anterior tocando un laud observando las copas de los árboles. Corrió hacia el, ya no tenía miedo de presentarse ni de pedirle disculpas por sus malos modales de aquel día. Ella encontró su mirada. Le llamó la atención su mirada de preocupación. Su sonrisa cambió completamente cuando el apuntó asustado hacia lo que tenía detrás de ella. Ella se dio vuelta y vio un ejército de sombras guerreras persiguiéndola. Siguió corriendo y ya no estaba el elfo. De repente, el bosque se tiñió de rojo, envuelto en llamas. Ella corrió, corrió, con miedo de ver atrás. Al frente vió una sombra conocida corrió hacia ésta con todas sus fuerzas, era Eygon antes de su transformación. Cuando logró alcanzarlo, lo abrazó rogando que todo lo que estuviese sucediendo fuera un sueño. El le dijo que se alejara de el y siguiera corriendo. Al verse casa a cara, vio a Eygon semi orco prendiéndose en llamas, igual que el bosque, igual que los orcos, igual que ella...

Anvÿlle despertó con un dolor de cabeza, escuchando su propio grito dentro de su ser. Estaba llorando y tenía mucho calor.
- ¿Estás bien? - Bárbara había entrado a la habitación, seguramente había estado gritando por sus sueños.
- Si...fue solo un mal sueño - le dijo tratándo de darle no mucha importancia.
Bárbara frunció el ceño y le dijo - Recuerda que nuestra familia es de sueños premonitorios, es importante saber lo que te está sucediendo...
- Debe ser sólo una mala pasada de todo lo que me ha estado sucediendo - interrumpió Anvÿlle y mirándose en el espejo sucia y desarreglaga agregó - Me voy a bañar. Fue a su pieza, buscó algunas ropas y partió hacia la pileta que tenían cerca de la casa.

La pileta la habían hecho con Eygon y su madre sobre un riachuelo para darse el lujo de sumergirse completamente en el agua. Estaba más helada de lo normal, pero no tenía los medios para calentarla.
Se relajó mientras flotaba con su vestido blanco mirando hacia el cielo, calculando que hora debía ser. Observó su anillo con la pieda roja, era muy hermoso.
"Partiré hoy mismo después de almorzar" pensó ella. Se sumergió y salió del agua. Se secó lo más pronto posible y fijó su vista hacia los bosques que conlidaban con Urfilet. Creyó haber visto a alguien moviéndose entre los árboles. De inmediato ingresó a la cabaña, cerrando muy bien la puerta.

- ¿Por qué regresas tan pronto?
- No me sentía a gusto allá, siento que debería estar buscando a Eygon ahora, no jugando en el agua.
Mientras Anvÿlle se bañaba, Bárbara le había hecho la mochila, empacando un montón de verduras y vestidos. Viendo todo lo que había hecho Bárbara le dijo
- Muchas gracias, tía - la abrazó, dejándola empapada y salió corriendo a su habitación, se vistió y salió nuevamente.

- Estás un poco tarde para el desayuno, Anvy
- ¡Madre! Te escucho mucho mejor - entró a la pieza de ella, pero viéndola acostada en la cama con la misma cara del día anterior, se dió cuenta de que no estaba tan bien como ella creía.
- Si, pero me sigue doliendo todo el cuerpo. Por lo menos mi garganta no está tan tomada - le respondió con una voz disfónica, pero al menos no quebrantada.
- Hubieses recuperado tu voz mucho antes, parlanchina - gritó Bárbara desde la cocina. Al rato después llegó con una sopa de verduras.
- Anvÿ...partirás después de este almuerzo, ¿no?
- Así es madre...- ya no le llamaba la atención que supiera siempre lo que pensaba que iba a hacer. Tenía miedo del viaje, nunca había salido más lejos de Azar ni aventurarse más allá en los bosques que rodeaban la cabaña.
- Debes ir bordeando las montañas de Thalion - le dijo su madre terminando la sopa.
- Pero eso me desviará de la ruta hacia Ockrome - dijo Anvÿlle observando el mapa que su madre le había dado.
- Si, pero tu hermano lo menos que quiere es ser visto. Si se va por medio de Valhadia es blanco fácil para cualquier cazador, pero por las montañas es más difícil...además necesito que hagas algo por mi...
- ¡Madre! Tu sabes que tengo que partir lo antes posible...
- Anvy, te aseguro que Eygon debe estar en estos momentos en aquel lugar...se llama Zanzibar y está bastante cerca de acá, no más de 1 o 2 días hacia Thalion. Mientras dormía soñé en la peste que azotaba a la ciudad. Es espantosa...no hay que dejar que se expanda para el resto de Épica. Ese maldito Ur que algunos veneran, me da asco pensar que alguien goce en el sufrimiento de la enfermedad de otros.

Bárbara pasó con el segundo plato: una tarta de zanahoria. Además trajo una botella de medio litro con un líquido transparente.
- Nos habíamos despertado en la madrugada para preparar este remedio, no creo que sea lo suficientemente fuerte para curar a la población, pero con una gota aliviará los dolores y extenderá las vidas a las personas afectadas - le dijo Bárbara dejándolo sobre el velador - Debes buscar a un sacerdote de Ignuri para que te ayude a repartir el remedio. Mejor será si es un viejo que llamado Tobías Baldor. Solíamos ser amigos cuando estudiaba en la universidad Alhüne en Lunamcor.
- La ciudad están prohibiendo la entrada de visitas, debido al alto índice de contagio. Por ello te entrego los papeles que usaba para enseñar hechicería en las torres arcanas y mi autorización. De seguro que aceptarán cualquier ayuda - y al ver la cara dubitativa de Anvÿlle, agregó - el anillo te protegerá de estos males.
- Eygon, si ve una ciudad así, pararía a ofrecer su ayuda sin duda alguna...pero por su apariencia no le convendría - Anvÿlle suspiró - ojalá que lo encuentre allí y pueda traerlo a casa.

Terminaron de almorzar, Anvÿlle agarró la botella con la medicina e hizo sus despedidas a su madre en la cama.
- Prométeme que nos veremos luego - le dijo Anvÿlle a su madre, muy asustada del viaje
- Ja, prométeme que llegarás antes que yo a Ockrome
- Espero no tener que llegar allá, lograr encontrar a Eygon en ese pueblo o en las montañas de Thalion. ¿Llevo el espejo, verdad?
- No...es mejor que no mantengamos contacto, tengo un mal presentimiento si llevaras un artículo así. Sé que estarás bien, y más aún si es que te alcanzo - le dijo guiñándole un ojo.
- Madre...cuídate mucho
- Tu también Anvy, oraré mucho a Elin que te vaya muy bien...quiero que no te acerces tanto a Urfilet. Sé que pasarás muy cerca de ahí cuando vayas a Zanzibar, pero evítalo, por más bello que sea, ¿ya?
- ...bueno madre - le dijo Anvÿlle sin hacerle muchas preguntas al respecto. Su madre la conocía en todo, muy bien sabía que podría caer en la misma tentación que Eygon e intentar visitar a los suyos. Pero esto era algo que debía hacer en otro momento.
Se abrazaron muy fuerte y un par de lágrimas zurcaron por sus rostros.

Antes de salir, pasó por la pieza de Eygon y tomó la bitácora.

Bárbara la acompañó hasta Castaña, la yegüita de Anvÿlle.
- De haber sabido que ibas a tener que enfrentar una situación así, te hubiese enseñado algo más sobre pociones...
- Si, pero es necesario que cuides a mamá.
- Si ella siempre dependerá de mi - suspiró - requiere de muchos más remedios. Esos bandidos le dieron un golpe muy duro, tienes que cuidarte mucho cuando pases por Amnidia, especialmente con ese anillo, así como es una defensa allá es una causal de muerte. Pero...soñé que estabas acompañada por un grupo muy peculiar de personas...
- ¿En serio? ¿Cómo eran?
- Jojojo, ¿interesada por lo que el futuro te va a deparar, Anvy? Creo que esto es pasando y pasando...
- ¿Si? Pues...entonces no estoy tan interesada, creo que es mejor vivir la vida en el presente no estar preocupada en lo que los Urs arrojarán en el camino - y le sacó la lengua. Su tía se subió a la espalda de Anvÿlle y le dio un pequeño coscorrón.
- ¡No! - le gritó separándola
- ¡Más respeto con los mayores, Anvy! ¡Más aún si es baja, como yo!
No pensaba decirle lo que soñó, después de todo los sueños son personales, si uno quiere los cuenta.
Se rieron por este momento, luego volvieron a la seriedad y a la nostalgia. Se dieron un abrazo, deseándose mutuamente mucha suerte.
Se cubrió con una capa verde oscuro. Luego, se subió a Castaña y partió hacia las montañas de Thalion.

Durante el recorrido no partió su vista de Urfilet. Veía algo que se movía entre los árboles que la atraía, pero a la vez, la repelía del lugar. Su anillo no paraba de molestarle. Se tentó muchas veces en dirigirse hacia esos bosques encantados y olvidar esta imposible misión que le había encargado su madre, pero estaba decidida en encontrar a Eygon. Apuró su marcha hacia el norte, alejándose de estas tierras conocidas. Su anillo le dejó de molestar, como si fuese la conciencia de Anvÿlle obedeciendo a su madre.

Al atardecer del día siguiente, llegó a Zanzibar. Tal como su madre le había dicho era una ciudad en la que se veía la gente muy enferma. Todo su entorno empeoraba si se le agregaba el hedor que el anillo mágicamente suprimía. De esto se dio cuenta cuando se sacó el anillo con un poco de dificultad para ver si habían cambios en el ambiente. Sólo pensaba administrar el remedio y salir lo antes posible de no ver a su hermano.
- Autorización - le exigió un soldado a la entrada de la ciudad.
- Acá está - le dijo Anvÿlle entregando los documentos.
- Tan joven que se viene a meter por acá. Una vez que estos hechiceros alcanzan el título máximo de magia, siempre envían al aprendiz a hacer el trabajo sucio. Usted sabe que una vez ingresando a la ciudad no podrá salir, ¿verdad?
A este comentario, Anvÿlle palideció, pero tenía que arriesgarse por su hermano, por el encargo de su madre...y bueno, también para ayudar siquiera un poco a estas personas.
- Así lo tengo entendido - asintió Anvÿlle como si se hubiese declarado culpable ante un delito. El soldado la dejó ingresar, pero tuvo que dejar a Castaña en un establo fuera de la ciudad.

Viendo alrededor, se acercó a un sacerdote con el sello de Ignuri en sus vestimentas que estaba ayudando a algunas personas.
- Disculpe, señor, pero vengo a ayudar de parte de la familia Bougan
- Si, la Señora Bárbara y yo habíamos sido compañeros en pociones, ¿cómo ha estado?
- Entonces, ¿es usted el señor Baldor?
- Con el habla
- ¡Qué suerte haberme encontrado con usted! Ella ha estado bien...vengo a entregarle esto - sacó de su bolso la botella con el líquido transparente y se lo mostró - me dijo que con una gota aliviaría los dolores de los enfermos
El tomó la botella e inspeccionó su contenido.
- Ella siempre fue una experta en pociones longevas, jaja, era un poco vanidosa...veamos cómo funciona
Desenroscó la tapa de la botella. La boca de ésta tenía la forma de una pipeta lo que hacía más fácil dar las dosis correspondientes. Tobías suministró una gota al señor que yacía ya casi muerto sobre el suelo. Al principio se asuntaron al ver que su pecho dejaba de moverse, pero se aliviaron al ver que su cara cambiaba de color y su respiración volvía a la normalidad. Alzando la mirada se dirigió al sacerdote
- Gracias...señor...- le dijo.
- El llevaba cargando con estos sacos de avena cuando de repente perdió la conciencia, teniendo fuerte convulsiones. Este es su sexto día.
- Este remedio puede alargar la vida de las personas y disminuir el dolor, pero no es suficiente para sanarlas - respondió Anvÿlle
- Vamos, llevémoslo a su hogar para que repose en su cama
En esos momentos, Anvÿlle vio a 3 personas de diferente raza pasar. Le llamó la atención su determinación, como si estuviesen buscando algo más importante que estar ayudando a los enfermos. Igual, ella tenía cosas que hacer, pero el momento indicaba otro curso de acción.
Se acercó a ellos indignada
- Oigan, ¿nos podrían ayudar a mover al señor y sus pertenencias a su hogar?


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Mensaje  Yôko Mar Abr 13, 2010 6:55 am

-Rik, por favor, créeme. Estoy casi segura de que esta peste no se contagia por contacto directo, si fuera así veríamos a familias enteras contagiadas y, si te has dado cuenta, son personas puntuales las que han caído enfermas- Dijo Jana por enésima vez al halfing mientras caminaban hacia el mercado
-No te creo nada-
-¡Vamos amigo!, tú eres fuerte, hemos soportado cosas peores ¿Qué te va ha hacer una peste? ¡Nada!-
-Terry, lo dices sólo por animarme, si esa pústula te hubiese explotado a ti no estarías diciendo lo mismo ;___; -
-¡Hombre! Deja de ser tan llorica ¬¬ Además, si me hubiese caído a mí pues feliz me enfermo con tal de que una linda enfermera me cuide ¡jo!-
-Esto no es para tomarlo a broma-
-¡Bah! ¿y qué quieres? ¿Que llore?-
-No, pero como mi amigo, deberías de preocuparte más y ponerte serio con este asunto-
-Esta bien- Dijo Terry adquiriendo un semblante muy serio- Estimado amigo Rik, estoy seguro de que no te pasará nada, pero si te llegas a morir, prometo hacerte un funeral con todos los honores que mereces, todo el mundo lo recordará y cuidaré esa daga tuya que tanto me gusta o_o –
-¡Terry! ¬¬ -
-¡Ja, ja, ja, ja!- Jana ya no pudo aguantar más la risa – Ustedes son muy graciosos ^^
-Poniéndonos serios de verdad… cof cof! … Jana, ¿no tendrás una poción o algo así para proteger de la peste a mi amigo? Sólo para asegurarnos de que no le pase nada- Dijo Terry guiñándole un ojo a Jana sin que Rik se diera cuenta
-¡Oh! Claro que sí, cómo no lo recordé-

Terry y Rik pararon para que la joven semi-elfa pudiera buscar tranquila algo entre los saquitos de cuero que cuelgan amarrados a su cinturón, hasta que al final sacó de uno de ellos una hoja larga y delgada de un hipnotizante color “concho de vino” y nervadura plateada. Jana se puso frente al halfing y se arrodilló para estar más o menos a su altura.

-Mira, Rik, ésta es una hoja de un árbol sagrado que crece en tierras muy al norte de Épica, para conseguirlas hay que pasar por muchos peligros, escalar una gran montaña, enfrentarse a monstruos poderosos, pasar un pantano de arenas movedizas y un sin número de trampas… Pero obtener esta hoja vale la pena, pues tiene un poder curativo impresionante además de proteger de cualquier enfermedad y fortalecer a todo ser vivo. Tú me has caído en gracia y por ello te la daré- Jana tenía una voz seria, pero no por ello su sonrisa la abandonaba
-¿En verdad?- Jana asintió y los ojos del halfing brillaron de felicidad- ¡Muchas gracias!
-Toma la hoja y sigue mis instrucciones. Dóblala por la mitad y dóblala otra vez más. ¡Bien! Métela a tu boca y comienza a masticarla, tres veces por el lado derecho de tu mandíbula y tres por el izquierdo. Ahora simplemente máscala hasta que te la puedas tragar-
-Sabe a fruta cítrica. Creo…, creo que me siento mejor… ¡sí! Jana me siento más fuerte, además tenía una molestia en la garganta hace días y desapareció cuando me tragué la hoja. ¡Me siento invencible! ¡ja, ja! ¡Mírame Terry! Soy un halfing nuevo, ¡tengo más energía!-

Y diciendo esto Rik salió corriendo por la calle

-Sé que el poder de la mente es fuerte, pero nunca había visto un efecto así-
-¿Qué le diste Jana?-
-Es una hoja de té-amarillo, sirve para despejar la nariz cuando se está resfriado ¡je, je!-
- XD Te debo una, mujer. Rik es mi amigo y no me gusta verlo triste-
-No me debes nada y ya calla que Rik viene de regreso-
-¿Me viste Terry? Corrí más rápido-
-Sí, ¡impresionante! Hum… ahora que estas protegido y nosotros no… tú vas a revisar a las víctimas-
- o_o Qué!!!!???-
-¡Ja, ja, ja! Era una broma. Ojala hubiese visto la cara que pusiste-
-Me asustaste Terry ñ_ñ –
-Tranquilo, revisar a los moribundos es trabajo de Jana Wink Nosotros estaremos a una distancia prudente de… un kilómetro-
-Hum… qué apoyo me dan-

Rik y Terry reían, sus risas eran fuertes, resonaban en las calles del desolado pueblo como queriéndole devolver la vida que perdía a cada segundo por culpa de la peste. Kuro-kuro despertó dentro del bolso de Jana.

- Cuí ¬¬ -
-Lo siento pequeñito- Dijo Jana acariciando la cabecita del roedor
-Interrumpimos el sueño de belleza de la merienda-
- XD nunca he comido uno de esos, ¿saben bien Terry?-
- Sí Rik, especialmente si los asas al palo-
- o_o!!! Cuíííí –
-Tranquilo gordito, nadie te va a comer, yo te protejo n_n –
-No te preocupes Rik- Dijo Terry con un falso susurro– Lo capturamos mientras ella duerma-
- ¡Ja, ja, ja!-

Esta vez Jana también rió, sabía que eran bromas y, extrañamente, las bromas de Terry no las encontraba pesadas como la de otros hombres thalianos que ella había conocido o tal vez era que recién lo venía conociendo. Por otro lado, el halfing no era tan travieso como otros que se habían cruzado en su camino. Este era un grupo diferente de amigos… Un asesino muy chistoso, un halfing serio y un enano bardo, el único que parecía “normal” era el clérigo. Definitivamente su estancia en el pueblo sería muy grata, a pesar de peste y las desgracias que ésta traía.

Terry estaba acostumbrado a tratar con elfos arrogantes como lo es Alvenith, pero muy pocas veces se había encontrado con un semi-elfo. La chica tenía un humor liviano, se reía mucho, disfrutaba de las bromas que él hacía y, aunque jamás lo admitiría, estaba impresionado de que ella inventara esa historia de la hoja curadora para levantar el ánimo a Rik, no tanto por la historia en sí, sino que por el hecho de que le siguiera el juego. A pesar de que la misión de descubrir el origen de la peste era un especie de castigo, no se la estaba pasando mal y ya tenía ganas de jugarle unas bromitas al elfo que se fue con el otro grupo.

Rik ya no estaba preocupado por el posible contagio de la peste, se sentía seguro y contaba con el apoyo de Terry, sabía que pasara lo que pasara, él estaría a su lado. Sin contar de que en cualquier caso, la chica druida podría darle otra de esas hojas curadoras… La idea de Terry de hacer que ella se quedara a ayudarles era la mejor que últimamente había tenido, seguro con su ayuda podrían salir pronto de este lío para volver a Minas Thalion y tomarse una merecida cerveza fría, necesitaba una.

Y así, entre bromas, risas y pensamientos llegaron al mercado


----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------


El ser se levantó como si la flecha clavada en su torso no existiera. No tenía piel en ninguna parte con escepción de algunos trozos que se negaban a separarse del cuerpo que un día cubrieron y colgaban como si fueran pedazos de tela vieja. Gotas coaguladas de sangre escurrían muy lentamente por sus músculos y huesos descubiertos. Absolutamente era algo que alguien ve sólo en las pesadillas más horribles y torcidas.
El no muerto no se decidía atacar, como si estuviese “decidiendo” a quién le daría su golpe o tal vez esperaba órdenes. Al fin atacó al elfo, pues era a quién tenía más cerca nuevamente. Atacaba con lo que le quedaba de sus uñas y dientes, parecía un animal rabioso. Alvenith esquivaba con dificultad, el olor nauseabundo bloqueaba sus sentidos y no le permitía moverse con naturalidad.

-Necesito tiempo, ¡distráiganlo!-

Pidió el padre Gregory. Rápidamente Thurar cargó su ballesta, un segundo disparo del enano pilló a la criatura desprevenida y le dio tiempo a Alvenith para dar unos pasos hacia atrás alejándose un poco de ésta y sacar su arco.

-Creo Ignem-

Una luz brillante apareció en el arco de Alvenith y salió disparada hacia la criatura. Thurar sin perder tiempo, disparó nuevamente. Las fechas del enano no parecían hacer efecto alguno pues ya no tomaban por sopresa al no muerto y las de Alvenith sólo lo distraían un poco.

-Cambio de táctica- Dijo Thurar mientras dejaba la ballesta a un lado y sacaba su flauta enanil- Espero que a esa cosa aun le funcionen los oídos…-
-Creo Ignem-

Más flechas de luz salían disparadas desde el arco del elfo. El no muerto comenzó a avanzar hacia el mago decidido a atacar, cuando en la habitación se empezó a escuchar una canción dulce, pero pesada ¡era Thurar!, los movimientos del ser se fueron realentando, cada vez eran más torpes, así, Alvenith los podía esquivar con cierta facilidad. Ya no lanzaba flechas, no estaba usando magia, sino que le golpeaba con su cayado para mantenerlo a raya

-¡Oh Ignuri! Gran deidad del bien, escucha a tu siervo y préstale un poco de tu poder. Has, a través de mí, que los malos espíritus se alejen y que el alma de este pobre mortal descanse al fin en paz. No dejes que la oscuridad cubra este lugar, mira por un segundo y danos luz… ¡Perdo Corporem!-

La habitación se oscureció, una neblina grisácea cubrió el techo. La neblina se abrió levemente para dejar pasar un rayo de luz amarilla que bañó al ser completamente, éste se quedó quieto, todo su cuerpo empezó a brillar. El no muerto miró al padre Gregory y una lágrima salió de cada uno de sus ojos y algo que parecía una sonrisa se dibujó en lo que alguna vez fueron sus labios, entonces el ser se desplomó en el suelo.

La oscuridad y la neblina desaparecieron y la luz natural regresó a la habitación, nadie se movió. De los tres ninguno se atrevía ni siquiera a respirar fuerte… Pasaron unos minutos (eternos) pero la criatura no se volvió a levantar. El padre Gregory fue el primero en quebrar el silencio

-No lo puedo creer ¡no muertos!, nadie nos advirtió de esto, hay que avisarle a los demás-
-¡Por las barbas de mi abuelo! Nunca vi algo así. Se me ocurren muchas historias tenebrosas con esto…, pero espero no toparme con otro jamás-
-¿Cómo? ¿Llegaron acá antes que nosotros y no sabían de estas criaturas? Con Jana nos enfrentamos a una en la entrada del pueblo-
-Presumido ¬¬ No esperaba más de un comehojas-
-Piensa lo que quieras enano. De todas formas me salvaste y por lo tanto te debo una, te invitaré dos cervezas en la taberna más cercana, fuera de esta aldea, claro-
-Te la cobraré elfo-
-Soy alguien que no rompe su palabra. Ahora esfuérzate por salir vivo de este pueblo, aunque no niego que tal vez no se te haga difícil, eres un buen guerrero-
-Lo tomaré como un cumplido-
-Ya los dos dejen tanta palabrería y vámonos de aquí. Si están todos muertos en la cervecería no se seguirá produciendo el licor, así que si era éste la fuente del contagio habrá parado. Si tenemos tiempo volveremos a revisar este lugar, pero ahora quiero avisarle sobre los no muertos a Terry. ¡Vamos!-

Los tres iban de prisa por las calles, sin fijarse en la gente. Al padre Gregory no le gustaba pasar y dejar a tanta gente botada en el camino, pero debía llagar a Terry, sabía que él era un gran asesino, pero ¿cómo se las arreglaría con algo que no muere con los métodos a los cuales Terry estaba acostumbrado a usar para matar? Además, le molestaba de sobremanera que no le hayan dicho nada sobre estas criaturas, seguro que el supremo sacerdote lo sabía… Estaba metido en sus pensamientos cuando la voz de una chica lo interrumpió.

- Oigan, ¿nos podrían ayudar a mover al señor y sus pertenencias a su hogar?-

Parecía ser una elfa, se veía muy molesta

-Lo siento jovencita, tenemos prisa- Se disculpó el padre
-Si están aquí es para ayudar, ¿no?. Entonces ¿Por qué no lo hacen?-
-Hay algo más urgente que debemos hacer-
-Usted es un sacerdote, cómo puede pensar en otra cosa que no sea ayudar a estas personas. ¡Lo necesitan tanto!-
-Padre Gregory- Alvenith se acercó para susurrarle el resto de la frase- Los chicos estarán bien, Jana sabe cómo destruirlos si se les aparece alguno. Fue ella quien se encargó del no muerto que nos encontramos a la entrada del pueblo y le sobraron ingredientes para poder hacer la poción que requiere para ello. Ahora hay que ayudar a esta gente-
-Tienes razón. Muy bien chicos, ayudemos a llevar a las personas a sus casa-
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Mensaje  Raistlin Mar Abr 27, 2010 9:39 am

Gregory miro con curiosidad a la chica, se lamento de que chicas tan lindas y que parecían tan nobles se encontraran en aquel horrible lugar. No, definitivamente este no era lugar para ellas. Era más un lugar para seres desilusionados, tal vez un poco como el, ni siquiera el mismo Terry pertenecía a aquel lugar. Ayudaron a la chica. Pronto estaban cargando con aquel enfermo llevándole a su casa. Thurar y Alvenith ayudaron con la pesada carga, mientras Gregory ayudaba a atender al enfermo

- Un momento, yo le conozco- dijo Baldor- ¡Usted es el padre Gregory!
- El mismo hijo mío- dijo Gregory esbozando una triste sonrisa
- Sin duda la situación debe ser terrible para que envíen una eminencia como usted, ¡Seguro que ahora si se solucionaran los problemas de la peste!
- Nah…no crea, esta situación me abate tanto como usted- dijo Gregory
- ¿Qué ve en el paciente? ¿cree que pueda hacer algo?
- Si…Veo que le han dado una buena poción…parece poderosa
- Si- dijo Anvylle- como le decía al padre- la hizo mi tia Barbara Bougan, es una poción que ayuda a alargar la vida de los pacientes, pero no cura la peste.
- ¿Barbara? Una verdadera genio según he escuchado, pero no la he visto nunca personalmente
- Dígame Padre Gregory, ¿han encontrado alguna poción o bebida que ayude a curar la peste?- pregunto Baldor
- Me temo que no…es una peste bastante misteriosa, pero estamos investigando establecer la causa. Créame que nadie más que yo quisiera encontrar una cura a este terrible fenómeno, pero no me gusta crear esperanzas falsas en la gente.
- Por favor…tiene que dejar que le ayude- dijo Anvylle- lléveme con usted

El padre Gregory la miro asombrado. Anvy tomo esa decisión sin pensarlo dos veces, realmente se sorprendió a si misma al pronunciar aquellas palabras. No entendía muy bien porque lo hizo, sin embargo pensó que tal vez a través de aquel camino lograra encontrar a su hermano perdido. El padre Gregory no respondió, el grupo permaneció en silencio mientras llevaban aquel pobre hombre a su casa. Alli lo recostaron, el hombre tosio sangre. Gregory lo miro triste.

- ¿Seguro que quieres venir con nosotros?- dijo Gregory
- Así es padre- dijo Anvy- jamás me arrepiento de mis palabras. Pero he sido descortes, no le he dicho mi nombre, soy Anvylle Bougan
- Entonces te presento algunos de mis colegas, porque hay otros trabajando conjuntamente con nosotros que no están aca. Ellos son Thurar y Alvenith. El primero es bardo y el segundo es un hechicero.
- ¡Un hechicero! Sin duda podemos compartir conocimientos…sera divertido- dijo Anvy animada
- Tal vez…-dijo Alvenith- pero mi situación es algo precaria últimamente, pero espero pronto recuperarme. En el estado actual solo te procuraría decepciones
- ¡Tonterías!- dijo Anvy sonriente y emocionada

El padre Baldor prometió cuidar al enfermo y se puso a disposición del padre Gregory para cualquier cosa que necesitara. Gregory parecía tener prisa, asi que decidieron partir de aquel lugar. Anvy entonces se dio cuenta del poder e influencia que tenia aquel padre, debía ser muy poderoso y le podría tal vez enseñar muchas cosas. Anvy empezaba a sentir que comenzaba su propia aventura al fin y que aquellos extraños compañeros representaban algo nuevo en su vida, nuevos sueños, nuevas formas de ver el mundo. Miro con curiosidad a aquel extraño grupo: El elfo parecía buena persona, el padre parecía un buen líder, enérgico y organizado y por último el enano parecía no mirarla con muy buenos ojos. Pero con el tiempo quizás podría ganarse su confianza, se dio cuenta que el enano miraba con desprecio sus orejas. Se lamento entonces, de que las diferencias raciales pudieran ser una dificultad para construir buenas amistades. Intento hacer algo para solventar aquella barrera.

- ¿Qué música tocas?- pregunto Anvylle sonriente
- No creo que te interese…- respondió el enano cortante
- Oh si, seguro debes tocar los tambores como el gran Cordaime
- ¿Conoces a Cordaime?
- Si asi es, incluso al mismo Calima, se ha hospedado varias veces en la casa Bougan

El enano abrió los ojos de par en par

- Hace poco nos mostro su nueva canción “Noches de Abu Kazar”, pero creo que le falta algo, se lo dije a Calima, como algo más de ese sentimiento embriagante que le caracteriza, me gusta en especial el Crescendo que se genera en el intermedio de la canción
- Si yo la escuche hace poco en minas Thalion, pienso algo parecido a ti, en esa canción falta el toque particular de Calima- dijo el enano sorprendido- Veo que sabes semielfa. Creo que me he equivocado contigo, te presento mis respetos.
- ¡Gracias!- dijo Anvylle

El enano y la semielfa se pusieron a hablar de música. Mientras Alvenith planteaba algunas dudas a Gregory, el enano hablaba animadamente con la semielfa. Asi llegaron al fin hasta la carnicería, lugar a donde en un principio habían establecido su rumbo. La carnicería se parecía mucho a la panadería donde antes habían estado, también mostraba el símbolo de la cuarentena. Tocan la puerta y abre otra mujer con la cara cubierta. La mujer se presenta como la esposa de Howard, el dueño de la carnicería.

- ¡Tienen que ayudarnos! Mi esposo y mi hijo están enfermos
- ¿Tienes más de aquella poción Anvy?
- Si padre, así es.
- Excelente, por ahora lo único que podemos hacer con esta familia es darles esta pequeña luz de esperanza
- Síganme por favor los llevare con mi hijo

El grupo fue conducido a un segundo piso. Allí junto a la ventana había un joven, sin embargo no parecía muy enfermo y se levanto cuando llegaron.

- Saludos chico, venimos a ver si podemos ayudarte con tu enfermedad
- ¡Ya era hora!- dijo contento- me estoy muriendo del tedio, ¡Bienvenidos!, estoy cansado estar encerrado en esta habitación como vegetal viviente
- ¡muchacho!- regaño la mama- compórtate estos hombres vienen a ayudarnos
- No parece muy enfermo- dijo Thurar
- Lo está- dijo Gregory- solo es una etapa muy incipiente de la enfermedad
- ¿Qué sientes?- pregunto Gregory
- Por ahora un dolor en el abdomen, viene y regresa, pero luego se vuelve mas fuerte
- ¿Estuviste en la fiesta del lago?
- Si, estuve, fue bastante divertido!, pero…luego…vino la peste y mi querida esta enferma- dijo triste
- Humm…¿tuviste relaciones carnales?- pregunto Anvy sonriente

Alvenith la miro sorprendido, el muchacho se puso rojo como un tomate, Thurar se rasco la barba y Gregory estallo en carcajadas.

- Bueno…emm…no me miren así. Es una pregunta importante ¿saben?, así podremos saber más sobre el desarrollo de la enfermedad
- Me caes bien semielfa- dijo Gregory- ella tiene razón, debes revelarnos si tuviste alguna clase de relación carnal en aquella fiesta, es importante para el diagnostico
- ¡Por supuesto que no!- dijo el muchacho rojo
- ¿te bañaste en las aguas?- pregunto Anvy
- No
- Yo tengo una pregunta- dijo Alvenith- ¿De donde procede la carne que vendes humano?
- Del mercado
- ¿Oh y la carne del mercado de donde la traen?
- Del matadero de Keliev, queda en las afueras de la ciudad
- ¿Cuánto llevas enfermo?- pregunta Gregory
- Dos días…, aun que me preocupa más mi padre, el lleva 6 dias…y bueno el…deberían verlo

Gregory asintió y se dirigieron a la habitación contigua donde había un hombre casi esquelético, con su piel de color grisácea y su cuerpo cubierto por enormes pústulas, su estado era peor que el de la hija de la panadera. Era sin duda un espectáculo algo grotesco. Anvy no pudo evitar cubrirse la boca, el enano canto una melodía triste, de dolor. Alvenith mantuvo su postura firme aun que la vista le afectaba. Gregory se acerco al hombre, le toco la frente e hizo un gesto negativo.

- Con el ya no hay nada que hacer, no creo ni siquiera que pueda hablarnos, apenas tiene fuerzas para mantener la respiración
- ¿Qué hacemos entonces padre?- pregunto Anvy
- Dale de aquella poción al hijo, con el padre ya es inútil.
- ¡Pero padre!, si al menos le damos solo una gota...
- Creeme, se cuando te digo que es inutil, ya he visto bastante de esta plaga y me temo que la pocion tendria un efecto nulo y es mejor guardarla para quienes podamos salvar
- Esta bien- dijo triste Anvy

Salieron rápidamente del lugar luego de darle el brebaje al chico. Era mediodía, todos tenían hambre, pero tenían miedo de probar el alimento que llegaba a la ciudad.

- Primero me corto las orejas antes que comer algo aquí- dijo Alvenith
- Por primera vez estamos de acuerdo elfo- dijo thurar
- ¡Yo tengo algo de viveres!- dijo Anvy- puedo compartirlos…pero me temo que nada mas servirán para hoy. Luego tendremos que conseguir comida en otro lugar…
- Ya solucionaremos ese problema- dijo Gregory- gracias Anvy

Mientras comían hablaban de sus opciones

- ¿Qué hacemos ahora padre?- pregunto Thurar
- Tengo mis sospechas, pero necesito confirmarlas…-dijo Gregory- iremos a los establos y al matadero de Keliev
- ¿Qué cree que encontraremos alla padre?- pregunto Anvy
- Si es lo que estoy pensando… ¡Que Ur Ignuri nos ampare!

+++++++++++++++++++++++++++++++++

Terry conversaba animadamente con Jana mientras caminaban por las estanterías del establo. Rik de vez en cuando lanzaba alguna opinión, pero este prefería explorar el mercado y ver que clase de productos eran los que vendían allí. El ambiente era bastante desolador, no había casi comida y comercio y al parecer ningún comerciante podía efectuar ningún movimiento de venta o compra si no era con una orden expresa de Lord Alteus, quien había sido enviado por el rey Garek III de Thalion para intentar solventar la situación de crisis. Los abastecimientos medio vacios y gente haciendo fila o protestando contra los soldados por falta de comida

- Dime Terry, ¿Qué crees que deberíamos hacer a continuación?- pregunto Jana
- Buscar a ese tal Lord Alteus e intentar hablar con el a ver que información podemos conseguir
- ¿Y como saber quien es Alteus?
- A quien mas veas rodeado de solecitos, ese es Alteus

Jana río, Terry hacia una broma sobre el uniforme de los soldados thalianos, los cuales llevaban un sol como símbolo del reino. Se alegraba de tener un compañero como el. En medio de aquella terrible ciudad, era bueno tener alguien al lado que pudiese ponerle mejor cara al asunto. Terry admiraba a aquella chica y de alguna forma le estaba empezando a coger especial afecto, su visión del mundo le parecía bella, calida, especial sin aquellos terribles laberintos que asediaban su corazón. Al menos sabría que en ella encontraría siempre una buena amiga. Rik se desentendio completamente del asunto de esos dos y empezo a revolotear por ahí, pensó en buscar algo divertido que le entretuviera la mente en aquellos duros momentos, pero no encontraba nada, solo existian comerciantes serios y amargados, nada de aquellos divertidos juegos que se desarrollaban en algunos sitios de los comercios de Minas Thalion donde se apostaba dinero o alguna obra teatral. Zamzibar era una aldea muy aburrida.

- ¡Vaya! Es un mercado muy grande para una ciudad tan pequeña
- Es de paso- dijo Terry- muchas mercancías pasan por aquí antes de dirigirse a la capital. Zamzibar es uno de los principales abastecedores del reino. Thalion debe dar gracias a algún Ur benéfico que hizo que el rey se diera cuenta de la peste y pudiera tomar las medidas preventivas concernientes. Actualmente ninguna mercancía pasa de Zamzibar a Minas Thalion y el reino vive con sus otros proveedores.
- ¿No crees en los Urs?
- Tal vez lo haga…Tal vez no…digamos que los lunes creo en los Urs, los martes no, los miércoles si…así es mas divertido, hasta puedes elegir un Ur al azar con una canción “Ur Ur donde estar Tur ( 8 ) Ur Ur hoy te elijo a Tur ( 8 )”
- Je, ¡que tonto!- dijo Jana riendo- ¿Sabes?, en ocasiones me siento sola y me acuesto en el prado, mirando el cielo. Es una sensación que me provoca bienestar y complacencia. Entonces observo todo a mí alrededor y lo bello que es el mundo. De alguna forma me imagino que tamaña maravilla no puede ser producto de la nada y le doy gracias a Ur Terra por su sapiencia y por su magnifica obra.
- Parece interesante humm…tal vez algún día podríamos intentarlo- dijo Terry animado
- ¿de verdad?
- Si bueno…también me gusta descansar sobre el prado, aun que no me culpes si me quedo dormido
- ¡Oh no! Por supuesto que no…- dijo Jana sonriente
- Hummm...que aburrido este lugar- dijo Terry con cara de desilusión- sin música y cerveza Terry pierde la cabeza…buuu, el tal Alteus no parece estar en ningún lugar
- ¡Terry!- llego gritando Rik- creo que he visto a Alteus
- ¿Asi?- pregunto Terry
- ¡Sí! Va por allá… ¡miralo!…
- Tal como pensé… ¡Te lo dije Jana! Rodeado por solesitos

Terry se dispuso a seguir a Alteus pero fue detenido por Jana

- ¡Espera Terry!- dijo Jana con cara contrariada
- ¿Qué pasa? Es Alteus…no podemos permitirnos…
- ¡No vayas! ¡Tengo un mal presentimiento de todo esto!
- Nah, no es más que un hombre, será cosa de momento…
- Pero, ¿y si alguna trampa? No confió en ese Alteus
- ¡mira! Hasta voy de espaldas- dijo Terry confiado haciendo una pirueta. Rik se tapo la cara sabia que por lo general ese tipo de cosas antecedían al desastre.
- ¡Terry no! ¡detrás de ti!- le alcanzo a gritar Jana

Pero ya era demasiado tarde, Tarry fue caminando de espaldas y choco con una bella chica que en esos momentos cruzaba por el mercado. Lynel se froto la cabeza y emitió un pequeño grito de dolor. Terry también se cayó.

- Eh, tu chica flacuchenta- grito Terry aporreado- ¿en que estas pensando?

Terry la volvió a mirar detenidamente, la chica parecía aun adolorida. Al ver la mirada regañona de Jana, suspiro y decidió ayudar a la chica.

- Yo discúlpame…dame la…

En ese momento algo se prendió en Terry, era aquella sensación que sentía siempre que estaba al borde del abismo y se le hacía tan conocida. Sí, ¿no era esa emoción anhelada de caos e instinto primario?, de que quizás la ultima pagina estaba por escribirse, pero el se negaba a otorgarle ese placer del prologo. Sabia como reaccionar frente a esa sensación y la decisión se tomaba en microsegundos. Un poderoso hachazo se dirigió hacia su cabeza, Terry, un hombre que era muy difícil de sorprender lo vio venir y esquivo rápidamente, sin embargo el hacha le rozo el cabello y le partió levemente algunos cabellos. Terry se sorprendió de nuevo ante la cercanía de Thanatos-Tignar en su vida, como una poderosa fuerza que estaba anclada en su destino.

- ¿A quien llamas flacucha imbécil?- pregunto Skejir con bravura

Terry estudio con atención a su atacante, parecía ser un barbaro procedente del lejano norte. Había visto algunos en algunas de sus misiones, seres frios de temperamentos y de sentimientos, eran su antítesis de su forma de ser basada en el caos dionisiaco que se movía por las fluctuaciones de la realidad y que hacía de los sentimientos como el amor, el odio, la pasión el máximo de aquello que para Terry era lo humano. Skejir no toleraba aquellos sujetos que se la daban de listos y que iban diciendo lo que se les antojaba sin medir las consecuencias de sus actos. Skejir no lo reconoció como un asesino, solo como un idiota que se las hacia pasar de listo, sin embargo desde el primer momento reconoció algo raro en aquel hombre de vestimentas negras, mejor darle una lección rápido y pasar de el.

- A ella barbudo, a ella es a la que llamo flacucha- dijo Terry señalándola y haciendo una mueca- ahora si me permites no tengo tiempo para…
- Mira amiguito, no me gustan los tipos presuntuosos como tú, a todos ellos los rebano con mi hacha y me los como al desayuno
- ¿De verdad? ¿y al menos le echas alguna salsa? ¡Deben saber horrible!
- Ya te enseñare yo, ¡que hay personas de las que no debes burlarte y no debes meterte idiota!

Skejir ataco de nuevo, Terry esquivo de nuevo con bastante esfuerzo. Esta vez Terry se dio cuenta de que no podría librarse de esa batalla tan fácilmente y que de nuevo sus propias palabras lo habían traicionado, no le resto importancia, se dijo a si mismo que aquellos sujetos tenían un sentido pésimo del humor, también se dio cuenta de que aquel bárbaro era fuerte y que cualquier movimiento en falso y seguramente su cabeza seria servida como bistec. Lyniel callaba, no juzgaba las acciones de Skejir, miraba con atención, había conocido tanto dolor y miseria, que no le extrañaba que aquel sujeto fuera otro de aquellos objetivos de corrupción y degeneramiento que caían bajo el hacha de Skejir. Jana miraba preocupada a Terry, pronto había empezado una amistad con el y le daba tristeza que le pasara algo a el, sin embargo no sabía cómo intervenir, solo era una druida que apenas se adentraba en los misterios del mundo, no sabía cómo podía salvar a un asesino instintivo y medio loco. Skejir se dijo a si mismo que le daría una lección a aquel molesto sujeto, no toleraba aquel tipo de actitudes odiosas y de irrespeto.

Terry Intento dialogar, realmente no tenía intenciones de combatir con aquel sujeto, por ahora lo más importante era llegar a Alteus

- No tengo deseos de combatir, ¿de verdad quieres esto? ¿podemos superar el asunto y no darle trascendencia?
- Ah, ¿ahora si vienes con lloriqueos?
- Como tu quieras- dijo Terry preparando sus Katares- estoy listo para pelear…

Ambos tuvieron un primer choque

- Nada mal- dijo Terry sonriendo
- Tu tampoco- dijo Skejir de la misma forma

La pasión por la pelea en ambos se había desatado, ambos peleaban chocando y esquivando, sin embargo ninguno cedía y ninguno propinaba un golpe contundente. Algunas personas se habían apresurado a hacer círculo y ver como se desarrollaba la pelea, otros preferían alejarse para no verse en medio del fuego cruzado. Alteus hacía rato que se había ido de aquel lugar y no había autoridad que detuviera la batalla. Skejir atacaba con fuerza y llevaba la delantera, tenia una resistencia y una defensa formidable. Terry se dio cuenta que este combate lo estaba perdiendo.

- ¡Vamos!- dijo Skejir- ¡No te hagas! ¡No estas peleando con tu verdadero poder! Así jamás podrás ganarme, demuéstrame lo que vales
- Te equivocas, estoy peleando con lo que tengo…
- Me moriría de la vergüenza sabiendo que venci a alguien que tiene muchas más capacidades, que le corte la cabeza con mi hacha de esta forma, es humillante hasta para mi, ¡vamos! Dame todo lo que tienes

Skejir siguió atacando, Terry aprovecho su mejor capacidad, su agilidad y velocidad, sin embargo esto solo le permitia esquivar los ataques de skejir, mas no le daba el campo suficiente para vencer su fuerte defensa. Maldijo aquel enfrentamiento que llegaba en momento tan inoportuno. Jana seguía mirando preocupada, mientras que Lyniel parecía muy confiada en Skejir, asi que estaba mas tranquila. Jana esperaba tener las pociones necesarias en caso de cualquier emergencia y espero que la pelea no se agravara.

- ¿Qué esperas imbecil? ¡Pelea con tu verdadero poder!
- No…no quiero
- ¡Que lo hagas!

Skejir lanzo otro sorprensivo ataque de hacha, este casi le cercena el brazo a Terry, pero este logro moverse rápido, sin embargo le provoco una dolorosa herida en el hombro. Terry emitió un gemido de dolor. Skejir lo miraba curioso, a medida que pasaba la pelea, se percataba de que aquel sujeto no era normal. Terry no podría mantener su fachada ante Skejir quien era un experto reconociendo asesinos y gente de mala calaña. Terry se dio cuenta que si no peleaba en serio seria rebanado en pedazos. Se lamento, pues no quería que Jana, aquella linda chica semielfa que acababa de conocer lo viera así.

- Esta bien, barbaro…si eso es lo que quieres…entonces te matare. Te demostrare lo oculto que se esconde en la penumbra, la sombra maldita que se edifica en medio de un angel caído, a veces hay que beber el caliz hasta el fondo…recuérdalo…los seres de la noche son eternos…
- ¿Qué demonios?- dijo Skejir

Los ojos de Terry habían cambiado de color, eran ahora rojos sangre, llenos de odio, dolor y toda clase de sentimientos oscuros. Su mirada creaba el abismo, el abismo de la muerte, era como si una fuerte descarga pesara sobre aquel a quien Terry miraba, no era una mirada agradable, significaba ver a la magna parca a los ojos. Entonces Skejir no tuvo duda de quien o que era aquel hombre y se dio cuenta de que se enfrentaba a fuerzas muy peligrosas que irradiaban de aquellos ojos llenos de odio, muerte y dolor. Entonces tuvo miedo, pero no por el, nunca había tenido miedo por el, excepto por el fuego. Tuvo miedo por la indefensa Lynel a quien aun le faltaba mucho por aprender.

- ¡Vaya!- dijo Skejir con una sonrisa sarcástica- esos ojos me gustan más, son como los míos sedientos de venganza, sangre y odio. Ahora eres igual a mí, tormenta de odio, solo miseria y dolor. Ahora confirmo que eres un asesino, es la primera vez que no reconozco a uno fácilmente
- …
- No dices nada…recuerda que ahora eres igual que yo, ¡ambos estamos condenados a navegar los ríos de la muerte y bailar esta danza de sangre hasta el último de nuestros días! ¡Demuéstrame lo que sabes caminante de la noche!
- …
- ¡Lynel vete!
- Pero…

Lynel lo miro asustada, sabía lo que ello significaba, una orden como esas, no podía negarla o rechazarla. Skejir estaba en peligro. Decidió que no se iria, además el derecho de matar a Skejir solo le correspondía a ella, no dejaría que aquel humano de adelantase.

- ¡QUE TE VAYAS ES UNA ORDEN!

Lynel lo miro sorprendida, decidió obedecerle e irse. Mientras Jana miraba con terror al cambiado Terry, no, no era ese el Terry bromista y amistoso con el que hasta ahora había hablado de repente se convertía en un tipo monstruoso, en un ser oscuro, un cuervo que estaba dispuesto a sacar los ojos de cualquiera que se le pusiera en frente. El halcón de Valhadia salía de la penumbra.

Pronto todo se empezó a llenar de oscuridad, la gente que se encontraba alrededor sorprendida ante el cambio, huyeron despavoridos.

Pronto sin mediar palabra, Terry hizo el primer ataque, su velocidad había cambiado considerablemente, Skejir se sorprendió ante el cambio, con mucho esfuerzo logro defenderse. Terry siguió atacando, pronto rompería su defensa. Entonces Skejir se dio cuenta que Terry no era como aquel asesino al que antes se había enfrentado como Alev o que conocía como el Camaleón. Era diferente de todo lo que había enfrentado. Era poderoso y el instinto primario del caos estaba grabado en el, sus motivos no eran degenerados e infantiles como los de Alev o de crisis de identidad como los del Camaleón, no, aquel hombre era el caos en si mismo con todo lo que este trae, un espíritu agitado que agitaba la tormenta. ¿Era eso bueno o malo?...no, era simple caos… caos que revienta, caos que envuelve, caos de ensoñación de aquel que como un ideal se postra encima de un altar vacio y decadente.

En el estado en que se encontraba Terry, era aun consciente, aun que había un cumulo de emociones que explotaban en su interior. Seguía siendo un asesino prudente y silencioso como todos. Pero la energía que despertaba, su propio ser rodeado de muerte y dolor no podía evitar sobresalir a la superficie. Era el terror, los miedos, aquel laberinto de su ser que se desbocaba. Asterion ya no se encontraba encerrado en las frias habitaciones, había salido y deseaba alimentarse…alimentarse de sangre

Los ataques de Terry eran cada vez mas fuertes y en medio de la oscuridad Skejir maldijo aquello, si la cosa seguía asi, el que perdería la cabeza seria el. Terry logro cogerlo por sorpresa por la espalda y le clavo un katar. Skejir se lamento del dolor, hacía tiempo que nadie lo hería así, furioso intento sacar todas sus fuerzas y así ambos chocaron. Skejir contrataco con una fuerza abominable, Terry de nuevo esquivo con esfuerzo, cualquier paso en falso significaría el fin de alguno de los dos contendientes. Skejir acostumbrado a pelear en la oscuridad, no fue tan afectado por el poder de Terry, aun asi lamento la ausencia de luz para poder desenvolverse mejor.

Terry volvió a atacar con sus katares de forma continua y sin parar, esta vez utilizo una estrategia diferente y parecía que le funcionaria, Skejir lamento su descuido, lamento haber cometido un error tan idiota, si el ataque de Terry seguía significaría su muerte, intentaría un ultimo movimiento. Terry olio la sangre, se dio cuenta que su movimiento había acertado y que pronto su katar se metería en el cuello del feroz bárbaro. En aquel instante definitivo se definiría la pelea, si Skejir lograba efectuar su movimiento rápido de hacha ganaría, sino seria Terry el que con su enorme velocidad de asesino acabaría con el, todo era posible. Ambos se dispusieron a morir, lanzaron sus ataques y…

- ¡TERRY NOOOOO!- Grito una voz femenina

Skejir alcanzo a detener su feroz movimiento. La oscuridad desapareció, entonces Skejir se sorprendió ante la escena que se le presentaba. Terry estaba detenido con los ojos muy abiertos frente a una bella semielfa que le abrazaba, era Jana. Ella le había detenido. Terry parecía perdido, ensimismado…

Terry entonces lo recordó, fue aquella noche, en medio del hielo, aquella voz era muy parecida…

- ¡Terry noooo!, por favor no me mates- grito la mujer
- ¡Es mi misión!- dijo Terry llorando- debo hacerlo
- ¡No lo hagas! ¿Por qué?
- ¡Debo matarte!- grito Terry llorando
- Pero no he hecho nada, por favor perdóname…- dijo la desdichada mujer

Y allí en medio de la montaña, la fría montaña aquella pálida y triste chica lo miro con ojos llorosos. Terry no entendía porque debía matarla, era un objetivo que no entendía, la chica parecía amable y servicial y le había atendido bien. Terry se lamentaba en el fondo de su corazón, era una vida que no deseaba otorgarle a Tignar.

- ¡No lo hagas! ¡Por favor!- grito la mujer desesperada
- Yo…
- ¡por favor!- imploró
- Yo…lo siento debo hacerlo

Y Terry efectuó el terrible golpe, era su misión, solo así era realmente un asesino, perder sus sentimientos, ocultar sus verdaderas emociones, su forma de ser. Había adquirido ante el mundo el poder de otorgar la muerte y el que había decidido que en este terrible mundo había muchos imbéciles que no merecían el don de la vida, decidió que solo así se probaría así mismo. La mujer cayó muerta en medio de la ventisca de nieve.

Terry lloró desconsolado arrodillado, ¡Ella era hermosa e inocente! ¿Por qué lo había hecho?, hasta ahora sentía que solo había matado mercenarios, bandidos, asesinos, nobles corruptos y gente de mala calaña, pero ella, ¿de qué era culpable?, ¿Por qué tenía que haberla matado?, no lo había entendido, el remordimiento le invadió como un terrible malestar, como una inundación de lamentos perdidos . Sabía que eran los gajes del oficio de un asesino, pero se dio cuenta que las cosas podían cambiar, que él era un transgresor y que él veía la muerte de una forma muy distinta

Pero entonces hizo una promesa, no vendería su forma a la muerte, el solo mataría a quien juzgara que debería morir. No volvería a hacer algo como lo que hizo y aun que fuera una orden del alto mando, no mataría a nadie a menos que realmente se mereciera la muerte. Había decidió olvidar sus oscuros sentimientos, divertirse y sentir la vida, porque viviendo aquello se había dado cuenta de que la vida es un sendero lleno de miles de oportunidades y él quería explorarlas todas, no convertirse en un apóstol de la muerte, de aquella penumbra abismal.

El halcón de Valhadia había renunciado y decidido volver a Minas Thalion, donde podría vivir a gusto, lejos de las tierras valhaldianas que solo le traían recuerdos de oscuridad y dolor. Lejos estaba de imaginarse que su aventura apenas allí comenzaba…


++++++++++++


La voz de Jana se parecía a la de aquella chica, Terry la miro sorprendido, sin embargo era imposible que ella fuese. Terry aun aseguia asustado, aun que no más que Jana. Pronto Terry estallo en carcajadas, el halcón volvía a dormirse y el viejo Terry volvia a relucir.

- Pero qué tontería, ¡no le hare nada!, solo jugaba con el
- Terry…- alcanzo a decir Jana
- Discúlpeme señor…ahora debo irme, tengo asuntos mas importantes que atender, quizás nos veamos luego, ¡adios!

Terry cogió a Jana y prácticamente se esfumo, Skejir lamento no haber reaccionado rápido.

- Bien Terry, que veo que te llamas así, esto aun no ha terminado, eres un gran luchador, quizá volvamos a encontrarnos- dijo Skejir sonriente
- ¿Te encuentras bien?- pregunto Lynel que llegaba en esos momentos
- ¿no te ordene que te fueras?
- No podía dejarte solo
- Mujer terca…ya no importa
- Atenderé tu herida
- No es necesario
- Deja el orgullo, ¡sientate!- le dijo Lynel
- Está bien, está bien- dijo Skejir cediendo y sentándose
- ¿Qué es lo que te emociona tanto?
- Muchas cosas quizás…aquello en sus ojos, es interesante, me gustaría volver a verme con el
- ¿Qué tiene?
- Hay caminos que son placenteros de recorrer…

+++++++++++++++++++++

- ¡Me asustaste! ¡Eres odioso Terry!
- Auuchhh…- dijo Terry quien había recibido un fuerte golpe de Jana- ¿no podría hacer nada para que me disculparas?
- ¡No!- dijo Jana

Terry intento acercarse, pero Kuro Kuro lo miro intimidatoriamente, Terry se dio cuenta que en esos momentos era mejor no tener problemas con el roedor.

- Humm…que rica manzana- dijo Rik
- ¿y tu donde demonios estabas?- pregunto Terry- se supone que deberías estar apoyándome
- ¡Oh! Lo siento Terry- dijo Rik- esa pelea con el barbaro parecía muy aburrida, me di un descanso y busque una buena manzana
- ¿y si me hubiera matado que amiguito?- dijo Terry con burla- comerías manzana en mi tumba, ¡arma tu propio cultivo si quieres!
- Tal vez…es mejor que seguir los lios en que te metes

Rik si había seguido de cerca la pelea preocupado a intervenir en cualquier momento, pero no quería decírselo a Terry, quería mostrarle que de alguna forma lo que menos querían en aquel momento eran problemas

- ¡Mira es Alteus! Esta vez ire yo- dijo Jana
- Pero…
- Nada de peros- dijo Jana- sin mí en estos momentos no podrías mover tu brazo derecho, asi que a partir de ahora yo tomare el control
- Esta bien jefecita
- ¿jefecita?- pregunto Jana indignada
- Enojada te ves linda. Resaltan los rasgos de tus ojos opalados ¿sabes?

Jana se ruborizo

- Cállate idiota- dijo Jana quien aun que no era muy amiga de utilizar estos términos estaba muy enojada con Terry por aquella pelea en la que se había visto inmerso, en realidad había estado muy preocupada por el
- Yo…de verdad lo siento Jana

Jana lo miro con detenimiento, le había cogido aprecio. Aun que le tenia miedo a aquellos cambios suyos, era una persona de un buen humor y que parecía perseguir unos ideales y unos sueños maravillosos. Decidio darle una oportunidad, quizás podría conocer más a fondo a aquel hijo del caos.

- Bien Terry, vamos los dos
- Gracias Jana por confiar

Terry cogió una ramita y se la dio a Kuro Kuro, quien la comió satisfecho, ahora también se había reconciliado con el roedor. Jana sonrió. Ambos se acercaron a Alteus quien se encontraba en una mesa revisando unos papeles, a su lado una guardia de ocho caballeros custodiaban al noble thaliano. Terry lo había visto en una que otra reunión, sin embargo nunca de tan de cerca. Alteus parecía tener una actitud prepotente, de vez en cuando se alzaba una especie de anteojos mientras revisaba los papeles. Firmaba otros y de vez en cuando algún muerto de hambre moribundo se le acercaba a pedir autorización para comer. Alteus lo examinaba detenidamente, lo juzgaba y luego determinaba si le daba comida o no.

Terry y Jana miraron triste el espectáculo, a Jana le recordó un cuento que le había contado su madre de niña de un juez que había en los infiernos que pesaba el alma y de acuerdo decidia si aquel sujeto seria condenado al tormento eterno o a una especie de paraíso celestial. Se les llamaba los tres jueces de Tignar y había que pasar por sus manos para conocer el veredicto final.

Terry hizo una asociación parecida y le desagrado desde el principio aquel noble musculoso, de gafas y de mirada prepotente. Jana fue la primera en intentar hablar

- Por favor, ¿podria usted ayudarnos?
- Me temo que no señorita, ya termine por hoy- dijo Alteus con voz fría
- Pero…
- Permitame…

Alteus se fue parando de su puesto.

- ¡Pero necesitamos información valiosa sobre la plaga que solo usted puede darnos!- grito Jana
- ¡Vamonos!- ordeno Alteus a su guardia, ignorando a la semielfa

Terry intento irse contra Alteus. Pero alguien lo detuvo con su espada y la coloco en su cuello. Era Anakair

- Un movimiento mas amiguito y te corto la cabeza
- ¡Jo! Un lamebotas, humm, que raro no eres un solesito, ¿Dónde quedo tu luz?
- ¡Callate!, Lord Alteus es un hombre muy bueno que ha estado ayudando al pueblo incansablemente, no duerme, se desvela, poco entienden la hermosa labor que lleva a cabo y no tiene tiempo para tus estupideces. Humm…- dijo estudiándolo mas detenidamente- ¿no nos hemos visto antes?
- Me temo que no, nunca olvido una cara tan fea como la tuya
- ¡Largate!, si te vuelves a acercar a Alteus, no responderé por mis actos- dijo Anakair furioso y se fue con la demás guardia

Terry suspiro y miro a Jana.

- ¿Hacia dónde se dirigirán?- pregunto sombrio
- A la casa de Alteus- dijo Rik- queda al sur de la ciudad, de allí no vuelve a salir hasta mañana en la mañana, es desde allí donde atiende todos sus asuntos.
- ¿y tu como lo sabes?- pregunto Terry
- No he estado durmiendo tampoco eh…
- Supongo que tendremos que seguirle- dijo Jana
- Asi es, y mejor que vayamos pensando en un plan de cómo librarnos o escondernos de su guardia para poder acércanos a el.
- Pues no se me ocurre nada- dijo Rik
- Eso es por que tu cerebro es del tamaño de una roca- dijo Terry haciendo un gesto con la mano que imitaba el tamaño del cerebro
- ¡Que!- Pregunto Rik
- No molestes a Rik Terry- dijo Jana riendo- Mejor vayamos antes de que nos dejen
- Así es, vamos Madmoiselle, vamos enano…
- ¿a quien llamas enano?- pregunto Rik indignado

Así el grupo se dirigió hacia la casa de Alteus. A Rik le pareció ver una especie de muerto viviente, de criatura horrible de cuatro patas que devoraba un cadáver, pero parpadeo y ya no estaba. Deseo que solo fuera una ilusión suya, no alerto al grupo por miedo a ser llamado cobarde de nuevo. Jana iba pensativa, la alegría del momento inicial se había opacado un poco a pesar del buen humor de Terry, se prometió que aun que le caia bien Terry y le entraba en sus simpatías, tendría cuidado con él.

+++++++++++++++++++++++++++++

Skejir vio toda la escena de Anakair y Terry, su gesto era reflexivo, siempre trataba de planear la mejor estrategia para seguir a continuacion

- Hummm…¿asi que aquel amable hombre que nos ayudo cuando se incendio la cabaña es un hombre de Alteus?, que lastima
- ¿Qué haremos ahora Skejir?- pregunto Lynel
- Por ahora sigamos a ese hombre llamado Terry y veamos que hace, ya actuaremos cuando llegue el momento oportuno
- Esta bien Skejir

Skejir y Lynel siguieron a Terry y a Alteus y su guardia, ¿Qué pasaría en aquel lugar?, ninguno lo sabía, la incertidumbre entraba como dolorosa ola en medio del triste esplendor de Zamzibar
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