WOE II TEMA OFICIAL
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Raistlin
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WoE II :: Warriors of Epica :: WoE II
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WOE II TEMA OFICIAL
Ok señores empezamos...
Doryan miro por la ventana, hacia un buen dia en Minas Thalion. Se rasco su barba, una pequeña águila se poso en su hombro, era su favorita, la mimaba mucho. Ahhh, que bonito dia hacia en Thalion, era un dia perfecto para salir a cazar o caminar por ahí. La monotonía de aquel palacio lo tenia cansado y el rey Garek III no lo necesitaba mucho últimamente. Suspiro. Se encontraba cansado, desde la perdida de su esposa Noa hace dos años se sentía profundamente solo, poco a poco los viejos amigos iban muriendo y a pesar de ser un héroe reconocido por la gente. Empezaba a sentir lo que su maestro Sthendal le había dicho alguna vez, las personas se vuelven malagradecidas con el tiempo y desprecian lo que uno hizo por ella. Aun recordaba triste como había tenido que sacrificar la vida del que alguna vez considero su mejor amigo para poder salvar a Epica, al mundo conocido.
Reflexionando sobre esto se sento en el sofá, se concentro en la tranquilidad del ambiente, mientras mimaba a Erky su águila. Pero pronto su tranquilidad se ve interrumpida por una súbita interrupción.
- ¡Señor!!! ¡Señor!!- entro un guardia presuroso casi tumbando las puertas de la habitacion
- ¿Qué pasa ahora?- dijo gruñendo- dejadme descansar
- ¡Pero es urgente!
- A ver adivino- dijo sonriente- déjenme pensar, ¿Una guerra?
- No
- ¿Algo peor que una, verdad?
- Si
- Casi como una tormenta, un huracán…
- Si, asi es señor
- Mi hijo intenta hacer alguna idiotez
- Si, asi es señor
- Jo, que fácil es adivinar
- Se intentara tirar de la torre de Armedia, dice que volara, ¡Puede morir! ¡hay mucha gente pendiente de el!
- Jo, ¡eso si que es algo nuevo!- dijo Doryan sarcástico
- Señor, ¿Qué hacemos? Esperamos órdenes…
- Nada
- ¡Como que nada señor! Puede…
- No harán nada, es un imbécil- dijo Doryan Tranquilamente
- Esta bien, como usted ordene Sir Doryan
Los soldados se retiraron, Doryan se levanto de nuevo y volvió a mirar por la ventana, ¿Era esta la vida que el había buscado? ¿era este el sueño que el había querido construir? Ya no estaba tan seguro...Noa…si al menos estuvieras aquí…, pensaba ensimismado, luego vio partir a su águila que se dirigía al sur.
+++++++++++++++++++++++++++++
- Los seres humanos no hacen más que colocarse barreras, amigo Rik, te aseguro que todos podemos volar, pero no lo restrinjimos
- Estas demente Terry, esto no funcionara….
- Oh si que lo hara…- dijo aquel hombre contento
Terry Wahhem era un joven de unos 23 años, hijo menor de una poderosa dinastía de Thalion, tenia cabellera negra y ojos de color carmesí, llevaba una bufanda larga que le rodeaba el cuello, vestia vestimenta oscura que le permitia ocultarse en la noche. Cargaba con dos katares y una daga con la cual cumplia algunos de sus encargos. De profesión asesino, Terry era la oveja negra de una familia de caballeros y paladines. Su hermana era una mujer organizada y era la revelación de todos los caballeros. Se decía que pronto sucedería a su padre. Sin embargo, los caballeros de ahora solo combatían contra bandidos y gente menor. No eran los caballeros legendarios de antes como Sir Arak, de quien se decía había combatido contra el mismo Maverick en persona o el mismo Sir Doryan quien había derrotado al nigromante Ervelin.
A su lados se encontraba su amigo Rik un halfing que había conocido un dia en el mercado. Rik un halfing pobre había intentado robarle, pero Terry pronto se dio cuenta y lo agarro. Rik pidió piedad, Terry lo miro socarronamente y se la concedió, desde entonces se habían hecho muy buenos amigos y Rik lo seguía en todas sus empresas por mas alocadas que estas fueran. Curiosamente el halfing era prudente, silencioso y servicial. Mientras que Terry era un hombre alocado, con ciertas ideas extrañas. A veces, Rik intentaba controlarlo, pero sabia que era misión imposible. Aun asi lo admiraba mucho, su arte de lucha y de movimiento era muy bueno, solo en aquellos momentos se le podía ver mas serio y puede que no fuera un caballero pero conocía mas de la vida que muchos de ellos.
Terry se mantenía en los barrios bajos en tabernas, parques y peleas entre bandas, le gustaba la camaradería. No era el típico asesino solitario, le gustaba salir, hablar con la gente y encontrar un buen amigo con quien tomarse una cerveza. Pocos sabían de su profesión, y los pocos que lo sabían preferían aparentar ignorarlo. Pocas personas al conocerlo sospechaban lo que se escondia tras sus ojos rojos, lo suponían un soldado cualquiera, un hombre sin atributos.
Terry se encontraba a una gran altura, el sol se empezaba ya a ocultar en las montañas y el ocaso se veía en todo su esplendor desde la gran torre de Armedia. La torre se encontraba en la parte alta de Minas Thalion donde vivía la nobleza. En la parte baja vivía la población de bajos recursos que abrigaba la esperanza de que el rey Garek III les ayudase. Gran parte de esta población eran peregrinos venidos de Valhadia y Saalazar buscando un futuro mejor que el que les proveía sus reinos. El rey Garek III no daba abasto con tantos problemas. Terry no solia inquietarse mucho por aquellos movimientos políticos, le gustaba vivir el dia a dia sin pensar mucho en el futuro. Oteo de nuevo el horizonte curioso y luego miro a algunos de los ciudadanos inquietos que lo miraban desde el suelo y esperaban su dura caída contra el piso.
- Morbo, es lo que alimenta la población, sangre, muestrales sangre y espectáculo y te seguirán- dijo tranquilamente
- Terry…
- ¡Atencion amigos mios! Hoy se acaba la mascarada, hoy es el momento de un nuevo nacimiento, mirad vuestras cadenas, ¡yo os ofresco la libertad!- dijo Terry
- Usted esta loco- dijo un hombre desde abajo
- Loco, tal vez, ¿Quién no lo esta?, hay que estarlo, si se quiere sobrevivir a este mundo demasiado “normal”- dijo guiñando el ojo
- ¡Terry bajate de ahí ahora mismo!- le grito una voz femenina
- Oh hermana, ¡mira como extiendo mis alas y llego hasta el horizonte!
Diciendo esto, Terry abrió los brazos y se lanzo al vacio, sintió como el viento daba contra su cara, era definitivamente un halcón, un halcón veloz y rápido. Sintio la sensación de libertad, ¿Qué importaba el mundo?, el ya había sacado sus alas. Aquella sensación de vértigo y peligro lo invadía y lo llenaba de emoción y satisfacción. Caia en una velocidad constante, pronto chocaria contra el suelo, ¡que hermosa sensación!, ¡Vuelo!, ¡nunca más me veras volver tierra a tus abismos!. Terry cayo y cayo y cayo….hasta desaparecer en las sombras.
Continuara…
Doryan miro por la ventana, hacia un buen dia en Minas Thalion. Se rasco su barba, una pequeña águila se poso en su hombro, era su favorita, la mimaba mucho. Ahhh, que bonito dia hacia en Thalion, era un dia perfecto para salir a cazar o caminar por ahí. La monotonía de aquel palacio lo tenia cansado y el rey Garek III no lo necesitaba mucho últimamente. Suspiro. Se encontraba cansado, desde la perdida de su esposa Noa hace dos años se sentía profundamente solo, poco a poco los viejos amigos iban muriendo y a pesar de ser un héroe reconocido por la gente. Empezaba a sentir lo que su maestro Sthendal le había dicho alguna vez, las personas se vuelven malagradecidas con el tiempo y desprecian lo que uno hizo por ella. Aun recordaba triste como había tenido que sacrificar la vida del que alguna vez considero su mejor amigo para poder salvar a Epica, al mundo conocido.
Reflexionando sobre esto se sento en el sofá, se concentro en la tranquilidad del ambiente, mientras mimaba a Erky su águila. Pero pronto su tranquilidad se ve interrumpida por una súbita interrupción.
- ¡Señor!!! ¡Señor!!- entro un guardia presuroso casi tumbando las puertas de la habitacion
- ¿Qué pasa ahora?- dijo gruñendo- dejadme descansar
- ¡Pero es urgente!
- A ver adivino- dijo sonriente- déjenme pensar, ¿Una guerra?
- No
- ¿Algo peor que una, verdad?
- Si
- Casi como una tormenta, un huracán…
- Si, asi es señor
- Mi hijo intenta hacer alguna idiotez
- Si, asi es señor
- Jo, que fácil es adivinar
- Se intentara tirar de la torre de Armedia, dice que volara, ¡Puede morir! ¡hay mucha gente pendiente de el!
- Jo, ¡eso si que es algo nuevo!- dijo Doryan sarcástico
- Señor, ¿Qué hacemos? Esperamos órdenes…
- Nada
- ¡Como que nada señor! Puede…
- No harán nada, es un imbécil- dijo Doryan Tranquilamente
- Esta bien, como usted ordene Sir Doryan
Los soldados se retiraron, Doryan se levanto de nuevo y volvió a mirar por la ventana, ¿Era esta la vida que el había buscado? ¿era este el sueño que el había querido construir? Ya no estaba tan seguro...Noa…si al menos estuvieras aquí…, pensaba ensimismado, luego vio partir a su águila que se dirigía al sur.
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- Los seres humanos no hacen más que colocarse barreras, amigo Rik, te aseguro que todos podemos volar, pero no lo restrinjimos
- Estas demente Terry, esto no funcionara….
- Oh si que lo hara…- dijo aquel hombre contento
Terry Wahhem era un joven de unos 23 años, hijo menor de una poderosa dinastía de Thalion, tenia cabellera negra y ojos de color carmesí, llevaba una bufanda larga que le rodeaba el cuello, vestia vestimenta oscura que le permitia ocultarse en la noche. Cargaba con dos katares y una daga con la cual cumplia algunos de sus encargos. De profesión asesino, Terry era la oveja negra de una familia de caballeros y paladines. Su hermana era una mujer organizada y era la revelación de todos los caballeros. Se decía que pronto sucedería a su padre. Sin embargo, los caballeros de ahora solo combatían contra bandidos y gente menor. No eran los caballeros legendarios de antes como Sir Arak, de quien se decía había combatido contra el mismo Maverick en persona o el mismo Sir Doryan quien había derrotado al nigromante Ervelin.
A su lados se encontraba su amigo Rik un halfing que había conocido un dia en el mercado. Rik un halfing pobre había intentado robarle, pero Terry pronto se dio cuenta y lo agarro. Rik pidió piedad, Terry lo miro socarronamente y se la concedió, desde entonces se habían hecho muy buenos amigos y Rik lo seguía en todas sus empresas por mas alocadas que estas fueran. Curiosamente el halfing era prudente, silencioso y servicial. Mientras que Terry era un hombre alocado, con ciertas ideas extrañas. A veces, Rik intentaba controlarlo, pero sabia que era misión imposible. Aun asi lo admiraba mucho, su arte de lucha y de movimiento era muy bueno, solo en aquellos momentos se le podía ver mas serio y puede que no fuera un caballero pero conocía mas de la vida que muchos de ellos.
Terry se mantenía en los barrios bajos en tabernas, parques y peleas entre bandas, le gustaba la camaradería. No era el típico asesino solitario, le gustaba salir, hablar con la gente y encontrar un buen amigo con quien tomarse una cerveza. Pocos sabían de su profesión, y los pocos que lo sabían preferían aparentar ignorarlo. Pocas personas al conocerlo sospechaban lo que se escondia tras sus ojos rojos, lo suponían un soldado cualquiera, un hombre sin atributos.
Terry se encontraba a una gran altura, el sol se empezaba ya a ocultar en las montañas y el ocaso se veía en todo su esplendor desde la gran torre de Armedia. La torre se encontraba en la parte alta de Minas Thalion donde vivía la nobleza. En la parte baja vivía la población de bajos recursos que abrigaba la esperanza de que el rey Garek III les ayudase. Gran parte de esta población eran peregrinos venidos de Valhadia y Saalazar buscando un futuro mejor que el que les proveía sus reinos. El rey Garek III no daba abasto con tantos problemas. Terry no solia inquietarse mucho por aquellos movimientos políticos, le gustaba vivir el dia a dia sin pensar mucho en el futuro. Oteo de nuevo el horizonte curioso y luego miro a algunos de los ciudadanos inquietos que lo miraban desde el suelo y esperaban su dura caída contra el piso.
- Morbo, es lo que alimenta la población, sangre, muestrales sangre y espectáculo y te seguirán- dijo tranquilamente
- Terry…
- ¡Atencion amigos mios! Hoy se acaba la mascarada, hoy es el momento de un nuevo nacimiento, mirad vuestras cadenas, ¡yo os ofresco la libertad!- dijo Terry
- Usted esta loco- dijo un hombre desde abajo
- Loco, tal vez, ¿Quién no lo esta?, hay que estarlo, si se quiere sobrevivir a este mundo demasiado “normal”- dijo guiñando el ojo
- ¡Terry bajate de ahí ahora mismo!- le grito una voz femenina
- Oh hermana, ¡mira como extiendo mis alas y llego hasta el horizonte!
Diciendo esto, Terry abrió los brazos y se lanzo al vacio, sintió como el viento daba contra su cara, era definitivamente un halcón, un halcón veloz y rápido. Sintio la sensación de libertad, ¿Qué importaba el mundo?, el ya había sacado sus alas. Aquella sensación de vértigo y peligro lo invadía y lo llenaba de emoción y satisfacción. Caia en una velocidad constante, pronto chocaria contra el suelo, ¡que hermosa sensación!, ¡Vuelo!, ¡nunca más me veras volver tierra a tus abismos!. Terry cayo y cayo y cayo….hasta desaparecer en las sombras.
Continuara…
Última edición por Raistlin el Lun Dic 28, 2009 10:57 pm, editado 1 vez
Re: WOE II TEMA OFICIAL
mmm.. finalmente me quedó un poco mas corta de lo que quería, pero para empezar creo que esta bien ^^ disfrutenla!...
Se sentía cansado, sin duda el calor y la humedad habían hecho mella en sus fuerzas. Las paredes de la cueva se le venían encima, notaba que sus fuerzas empezaban a flaquear y estaba mareado. Pero no podía rendirse, Benedeth confiaba en él. Diez años eran demasiado tiempo de aprendizaje para echarlo todo a perder ahora. Alvenith tensó su arco y se preparo para lo que fuese que le esperaba entre esas rocas…
“- Bien Alvenith, hijo mío, ya casi hemos llegado a los límites de tu aprendizaje. Esta última prueba determinará la diferencia entre la mediocridad y el verdadero poder. No te puedo obligar a adentrarte ahí, esa es una decisión que debes tomar por ti mismo. – Benedeth miró a los ojos del joven elfo, la mirada del maestro reflejaba miedo, un miedo vivido muchos años atrás – Te seré sincero, yo nunca lograría vencer la magia que estas rocas esconden. Sin embargo tú eres distinto Alvenith, tú tienes el poder suficiente para superar esto, pero aún más importante, tienes la astucia que se requiere.
- Lo haré maestro – Las palabras del alumno sonaban firmes – no voy a defraudarle.
- No esperaba menos mi querido pupilo… - maestro y aprendiz se abrazaron – mucha suerte en tu viaje Alvenith, mi trabajo termina aquí.
- Nos veremos muy pronto – mas que afirmarlo, las palabras de Alvenith sonaban a súplica.
- Estoy seguro.
Después de estas palabras, el joven elfo dio media vuelta y avanzó decidido hacia las cuevas, deseoso de alejarse del abrasador sol de los desiertos de Abu Naza.”
Alvenith había pasado auténticas calamidades al lado de su maestro, pero esta vez no contaba con su apoyo, y sentía que esa prueba no tenía nada que ver con las ya pasadas. Sentía el miedo recorrer cada centímetro de sus huesos, sentía como el calor del desierto atravesaba las rocas y se posaba en su piel, sentía como esos 10 años de viajes y pruebas dependían ahora de lo que fuera que escondían esas rocas.
habían pasado unos 15 minutos desde que se despidió de mu maestro, y pasaron unos mas antes de que su mente le permitiera empezar a caminar. La cueva estaba muy oscura, pero el joven mago no se atrevió a encender ninguna luz, prefirió guiarse por sus sentidos élficos. Mientras caminaba pensaba en su tierra natal, como siempre que se sentía incomodo en algún lugar. Le relajaba pensar en los frondosos bosques de Elderest y las amplias calles de Windilin, sentía que podía volver tocar el liso mármol que recubría las largas avenidas de la ciudad élfica y oler las muchas flores de sus bosques...
“- Vamos Alvenith! Él nos espera – Benedeth caminaba por la avenida principal de Windilin seguido por un elfo de pronta edad en dirección a la frontera que se encontraba al sur de la ciudad. Este viaje se repetía cada dos días, Alvenith lo esperaba con emoción, pues de alguna forma se sentía muy ligado a la persona que les esperaba entre la maleza, al sur de la ciudad, esperando para instruir a Alvenith en las artes de la caza y inculcarle el amor hacia la naturaleza que todo elfo debería sentir.
Cuando llegaron a la frontera, el maestro se despidió del joven elfo, como siempre, bendiciéndole en nombre de Ur Terra. Alvenith se alejó de la ciudad, como siempre rodeando un bosque que le inspiraba miedo, las gentes de Windilin y alrededores lo llamaban el bosque de las almas perdidas. Cuando llegó al punto de encuentro, encontró a Ranedil, uno de los más poderosos guerreros de la tribu de los Alve de Elderest, mirando hacia el cielo. Ya casi había llegado la luna a su punto más elevado y se podían vislumbrar perfectamente las muchas constelaciones del mundo de Épica. Alvenith se sentó sin decir nada en una roca durante unos minutos, luego preguntó.
- Maestro Ranedil, ¿me enseñará hoy a leer las estrellas? – El guerrero miro a Alvenith a los ojos, unos ojos llenos de ilusión y ganas de aprender, esa noche desaparecería esa luz de sus ojos…
- Hoy será distinto querido Alvenith – Radenil dio media vuelta – vamos, debemos aprovechar la luna llena. – El guerrero empezó a caminar hacia un grupo de arboles, esos que Alvenith nunca había cruzado. El joven elfo, aunque muerto de miedo, siguió a su maestro.
Benedeth observaba a su pupilo escondido, como siempre que lo dejaba en manos del guerrero, y vio como Alvenith y Radenil se adentraban en el bosque de las almas perdidas.
- Allá no puedo seguirte hijo mío… - dijo para sí mismo el mago – que tengas mucha suerte. – y dio media vuelta para volver a la ciudad, a esperar a que su alumno volviera dos días después de su entrenamiento.”
Alvenith calculó que llevaba caminando por esa cueva cerca de 12 horas, así que decidió descansar. Hasta el momento el camino había sido, dentro de lo posible, agradable. Ningún obstáculo lo había retrasado y ninguna encrucijada le había hecho dudar del camino correcto. Todo iba según lo previsto, pronto llegaría al final de su camino y volvería para recibir la bendición de su maestro. Pero primero debía descansar, después de comer algo de pan y beber un poco de agua, Alvenith tendió un manto en el suelo y se echó encima para descansar un poco…
Se sentía cansado, sin duda el calor y la humedad habían hecho mella en sus fuerzas. Las paredes de la cueva se le venían encima, notaba que sus fuerzas empezaban a flaquear y estaba mareado. Pero no podía rendirse, Benedeth confiaba en él. Diez años eran demasiado tiempo de aprendizaje para echarlo todo a perder ahora. Alvenith tensó su arco y se preparo para lo que fuese que le esperaba entre esas rocas…
“- Bien Alvenith, hijo mío, ya casi hemos llegado a los límites de tu aprendizaje. Esta última prueba determinará la diferencia entre la mediocridad y el verdadero poder. No te puedo obligar a adentrarte ahí, esa es una decisión que debes tomar por ti mismo. – Benedeth miró a los ojos del joven elfo, la mirada del maestro reflejaba miedo, un miedo vivido muchos años atrás – Te seré sincero, yo nunca lograría vencer la magia que estas rocas esconden. Sin embargo tú eres distinto Alvenith, tú tienes el poder suficiente para superar esto, pero aún más importante, tienes la astucia que se requiere.
- Lo haré maestro – Las palabras del alumno sonaban firmes – no voy a defraudarle.
- No esperaba menos mi querido pupilo… - maestro y aprendiz se abrazaron – mucha suerte en tu viaje Alvenith, mi trabajo termina aquí.
- Nos veremos muy pronto – mas que afirmarlo, las palabras de Alvenith sonaban a súplica.
- Estoy seguro.
Después de estas palabras, el joven elfo dio media vuelta y avanzó decidido hacia las cuevas, deseoso de alejarse del abrasador sol de los desiertos de Abu Naza.”
Alvenith había pasado auténticas calamidades al lado de su maestro, pero esta vez no contaba con su apoyo, y sentía que esa prueba no tenía nada que ver con las ya pasadas. Sentía el miedo recorrer cada centímetro de sus huesos, sentía como el calor del desierto atravesaba las rocas y se posaba en su piel, sentía como esos 10 años de viajes y pruebas dependían ahora de lo que fuera que escondían esas rocas.
habían pasado unos 15 minutos desde que se despidió de mu maestro, y pasaron unos mas antes de que su mente le permitiera empezar a caminar. La cueva estaba muy oscura, pero el joven mago no se atrevió a encender ninguna luz, prefirió guiarse por sus sentidos élficos. Mientras caminaba pensaba en su tierra natal, como siempre que se sentía incomodo en algún lugar. Le relajaba pensar en los frondosos bosques de Elderest y las amplias calles de Windilin, sentía que podía volver tocar el liso mármol que recubría las largas avenidas de la ciudad élfica y oler las muchas flores de sus bosques...
“- Vamos Alvenith! Él nos espera – Benedeth caminaba por la avenida principal de Windilin seguido por un elfo de pronta edad en dirección a la frontera que se encontraba al sur de la ciudad. Este viaje se repetía cada dos días, Alvenith lo esperaba con emoción, pues de alguna forma se sentía muy ligado a la persona que les esperaba entre la maleza, al sur de la ciudad, esperando para instruir a Alvenith en las artes de la caza y inculcarle el amor hacia la naturaleza que todo elfo debería sentir.
Cuando llegaron a la frontera, el maestro se despidió del joven elfo, como siempre, bendiciéndole en nombre de Ur Terra. Alvenith se alejó de la ciudad, como siempre rodeando un bosque que le inspiraba miedo, las gentes de Windilin y alrededores lo llamaban el bosque de las almas perdidas. Cuando llegó al punto de encuentro, encontró a Ranedil, uno de los más poderosos guerreros de la tribu de los Alve de Elderest, mirando hacia el cielo. Ya casi había llegado la luna a su punto más elevado y se podían vislumbrar perfectamente las muchas constelaciones del mundo de Épica. Alvenith se sentó sin decir nada en una roca durante unos minutos, luego preguntó.
- Maestro Ranedil, ¿me enseñará hoy a leer las estrellas? – El guerrero miro a Alvenith a los ojos, unos ojos llenos de ilusión y ganas de aprender, esa noche desaparecería esa luz de sus ojos…
- Hoy será distinto querido Alvenith – Radenil dio media vuelta – vamos, debemos aprovechar la luna llena. – El guerrero empezó a caminar hacia un grupo de arboles, esos que Alvenith nunca había cruzado. El joven elfo, aunque muerto de miedo, siguió a su maestro.
Benedeth observaba a su pupilo escondido, como siempre que lo dejaba en manos del guerrero, y vio como Alvenith y Radenil se adentraban en el bosque de las almas perdidas.
- Allá no puedo seguirte hijo mío… - dijo para sí mismo el mago – que tengas mucha suerte. – y dio media vuelta para volver a la ciudad, a esperar a que su alumno volviera dos días después de su entrenamiento.”
Alvenith calculó que llevaba caminando por esa cueva cerca de 12 horas, así que decidió descansar. Hasta el momento el camino había sido, dentro de lo posible, agradable. Ningún obstáculo lo había retrasado y ninguna encrucijada le había hecho dudar del camino correcto. Todo iba según lo previsto, pronto llegaría al final de su camino y volvería para recibir la bendición de su maestro. Pero primero debía descansar, después de comer algo de pan y beber un poco de agua, Alvenith tendió un manto en el suelo y se echó encima para descansar un poco…
Bagarade- Mensajes : 38
Fecha de inscripción : 20/12/2009
Edad : 33
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Re: WOE II TEMA OFICIAL
La mañana había llegado más pronto de lo que hubiese querido, pronto mi padre llegó y abriéndo la ventana, me decía por las buenas que me despertara para ayudarle. Lamentablemente, bien sabe él que por las buenas nunca funcionó...
-Ya es de día, despierta Lynel.
-Uh... dame un ratito más papá.- dije con los ojos cerrados aún, mientras me acurrucaba de nuevo en mi cama.
-¿De nuevo te trasnochaste viendo las estrellas? No me queda más remedio entonces...
Finalmente mi papá se retiró de mi habitación, finalmente después de tantos años intentando que me dejara dormir un poco más lo conseguí... o eso pensé. De pronto toda aquella calidez que me daba mi cama se esfumó y cambió por mucha humedad y frío.
-¿¡Qué demonios papá!?
-Te lo tienes bien merecido. ¡Por no querer despertar antes! -Dijo mi padre mientras soltaba una carcajada.
-No debes pasarte de la raya... mira, ahora mi ropa está mojada, también mis sábanas y mi cama.
-Pues ese es tu problema, de todas formas te tocaba lavar tu ropa y tus sábanas ¿no? Desde hace unos años ya no es trabajo de tu madre por que lamentablemente ya no está entre nosotros.
-Lo se papá, pero esto fue muy radical, normalmente me sacudes hasta que despierte, podrías haberlo hecho de nuevo. -Decía entre quejidos mientras me quitaba las pijamas mojadas.
-Hey, no deberías desvestirte delante de los hombres, sabes que no es ético.
-¿Eh? Pero si tú eres mi padre, nos hemos bañado juntos hasta hace poco incluso.
-Es cierto, pero es por que eras una niña, ahora pronto serás una mujer y ningún hombre, ni siquiera tu padre debería de verte desvestida a menos de que sea un caso especial, claro está...
-¿Un caso especial? Oh, como cuando mamá y tú me pedían que no los molestara.
-Eh... no. Me refería para que un médico curase una herida o algo así-dijo mi padre un poco avergonzado.
Y comúnmente así era mi día a día. Yo soy Lynel Grahl, Vivía con mi padre y mi madre, hasta que lamentablemente falleció. Ella era una mujer bondadosa y muy hermosa, me enseñó a leer y comúnmente me trasnocho leyendo algún libro, leo cualquier tipo de libro, incluso los que la gente normalmente considera aburridos, simplemente me encanta leer y mi sueño algún día es poder crear historias fascinantes como las que suelo leer en los libros, aquellos grandes heroes de Epica, la gloria de Valhadia sobre los tiranos de Minas Thalion entre otras cosas. Mi padre por otro lado más que como un padre sobreprotector era como un hermano mayor, supongo que nunca se le dió bien ser padre, pero no puedo quejarme de que lo haya hecho mal. Mi madre me dijo una vez que cuando lo conoció era un guerrero galante, muy habilidoso con la espada y que decidió colgarla cuando desposó a mi mamá. Una historia algo romántica, espero algún día me pase algo así. Y bueno como habrán leido antes, yo soy fruto de esa unión. Los ojos azules de mi padre, el cabello largo y negro de mi madre. Labios bastante pronunciados al igual que ella también.
Mi labor en la granja ha aumentado considerablemente desde la muerte de mi mamá. Ayudo a papá a sembrar y cosechar, además de que me encargo yo de las comidas desde entonces gracias a haberme leido una y otra vez el recetario de mamá. Nunca tuve amigos cercanos, pero me llevaba bien con los chicos que vivían cerca, quizás hubo alguien a quien pude llamar amigo alguna vez, pero hace unos pocos años sus padres lo enviaron a Valhadia a estudiar, nunca supe qué exactamente, pero probablemente no importara mientras fuese en Valhadia y no aquí. Podría decirse que mi vida no era mala, no era infelíz, de hecho había cosas que disfrutaba mucho a pesar del extremo comportamiento de papá. Nunca llegué a pensar que todo acabaría de un día a otro...
Luego de haber lavado mis ropas y sábanas, ordeñado a las vacas y recolectado las verduras de la cena, apareció un hombre caminando lentamente hacia la casa, llevaba una larga cabellera, con un color naranja muy vivo, un cabello que si no estuviese así de enmarañado y estuviese más cuidado, lo envidiaría cualquier doncella. Su piel era blanca como la nieve, con cierta tonalidad roja por el sol que alumbra constantemente, no vestía ropas ligeras, y llevaba dos armas. Me pregunté qué hacía alguien así aquí en mi hogar. ¿Quizá era un viejo amigo de mi padre cuando era guerrero? De pronto al verlo bien me di cuenta de algo perturbador, sólo tenía un ojo, un ojo gris tan frío como la nieve que solía caer aquí algunas veces. El sujeto se acercó a mi, estaba algo asustada por que no estaba acostumbrada a ver a extraños y con una voz grave y serena, habló con cortesía.
-Buenas tardes señorita, ¿Está aquí quien supongo que es tu padre, Horz Grahl?
-Está trabajando en el campo ahorita... Lo buscaré si gusta señor. ¿Puede decirme su nombre?
-Oh, sólo dile que es un viejo amigo de Verves -Dijo él viendo hacia las montañas nevadas de Valhadia.
Algo extrañada por aquel suceso, me dirigí a mi padre y le di aquel mensaje. Me asusté más aún cuando vi que la cara de mi padre se puso pálida de repente y me abrazó fuertemente pidiéndome que no saliera de la casa, pase lo que pase hasta que aquel hombre se fuese, y se dirigió afuera con aquel extraño de mirada fría y melancólica. Mi curiosidad de chica treceañera no me dejó quedarme tranquila y decidí espiar desde la ventana. Podía oír claramente su conversación y desearía no haberlo hecho...
-Así que lo que se decía era cierto. Mataste a Gamal, Regh y Vythko y ahora vienes por mi ¿Cierto?
-Sí. Aquellos tres no fueron problema para mi, alcohol, lujuria, corrupción. Lo que me esperaría de cualquiera de ustedes, pero tú en cambio, perdiste esa mirada de odio y desprecio que tenías en aquel entonces. Tienes responsabilidades con tu hija y eres conocido por ser un hombre bondadoso. Aún así, te toca pagar por lo que hiciste hace ya tantos años. -Dijo aquel hombre, casi sin expresión alguna en la cara.
-Han sido ya unos quince años si no me equivoco, ¿Verdad?
-¿Ha sido tanto? Nunca me preocupé en contarlo... de cualquier manera, saca tu espada y acabemos con esto rápido.
-No, Como habrás visto, soy una persona distinta, senté cabeza hace un buen tiempo y me sirvió para conseguir finalmente la felicidad. Sin embargo soy consciente de todos mis pecados, siendo lo ocurrido en Verves uno de ellos, así que si vas a matarme, no pondré resistencia alguna, pero si una condición. No lastimes a Lynel, ella nada tiene que ver con esto. .Dijo mi padre soltando algunas lágrimas, yo estaba en shock, pero sentía las cálidas lágrimas bajando por mi mejilla también.
-No tenía pensado hacerlo desde el principio, no soy tan despiadado como lo fuiste tú y tus camaradas en aquel entonces. Lo menos que puedo hacer por ti es darte una muerte rápida y poco dolorosa.
-Muchas gracias.
Esta última frase la dijo mi padre con una sonrisa, nunca olvidaré la escena, pronto vi como su cabeza rodaba por el suelo y fue ahí cuando grité con todas mis fuerzas, no se en qué momento la agarré, pero con la vieja espada de papá salí corriendo a toda velocidad hacia aquel hombre, aquel asesino, aquel maldito. Le apunté varias veces con la espada de mi padre, pero con facilidad logró esquivar todos mis golpes. Le insulté, maldije numerosas veces y sólo esquivó mis golpes una y otra vez, cuando finalmente me quedé sin fuerzas sumergida en la impotencia, me eché al suelo a llorar junto al cuerpo de mi padre. Vi de reojo como aquel hombre puso al fuego de una antorcha prendida la punta de una daga mucho más corta que la espada con la que decapitó a mi padre, y cuando estuvo un buen tiempo en el fuego, se pegó la punta en el brazo izquierdo, quemando su propia piel, haciendo la cuarta marca del brazo. Entonces, el asesino de mi padre se acercó a mi y viendo hacia abajo, con sus ojos fríos habló finalmente.
-Hace muchos años, tu padre me quitó todo. Incluida la vida de muchos seres queridos para mi. Por eso, tu padre merecía la muerte. Yo en cambio, acabo de hacer lo mismo contigo. Te quité a tu padre y probablemente te quité tu vida serena y feliz y por ende, yo merezco la muerte también. Te propongo algo. Ven conmigo pequeña. Te entrenaré en las artes de combate, te enseñaré a controlar tu odio. Y luego del tiempo necesario, de que las marcas de mi brazo lleguen a nueve, podrás matarme y así vengar a tu padre y a todos aquellos a los que he hecho y haré sufrir.
Sin pensarlo dos veces tomé la mano que me ofreció, lo hice por odio, por querer matarle, por acabar con su vida y mi sufrimiento. Esa noche enterramos juntos a mi padre, al lado de la tumba de mi madre y allí me despedí de ellos ya que me iría a un largo viaje de venganza.
Han pasado tres años desde entonces. Las marcas de su brazo han aumentado de cuantro a seis. Somos lo que podría llamarse compañeros. Me ha enseñado a manejarme con la espada de mi padre muy bien. Tengo algo de fama en el mundo de los mercenarios por ser la compañera de la tormenta de odio. Lucho mejor que casi cualquier hombre que he conocido, a excepción de Sjékir, no asesino por dinero, no mato a nadie, sólo mataré a Sjékir cuando el momento llegue. He aprendido a suprimir mi odio gracias a él, pero a diferencia de mi maestro, no he perdido mis emociones. Aún puedo llegar a sonreir de vez en cuando, he sabido llorar cuando debo de hacerlo y me da cierta alegría el poder cocinar aún, pues Sjékir no se preocupaba lo suficiente por comer aunque posee un gran apetito. De cualquier manera, repito, somos compañeros y ahora a la tormenta de odio y a mi nos conocen como la sociedad del Odio.
-Lynel ¿Qué estás haciendo? Debemos apresurarnos, hay que hacer el trabajo en dos días como máximo.
-Voy, voy, cálmate ya, sólo recordaba algunas cosas, pero bueno, ahora que hablas del trabajo, nunca me explicaste ¿Por qué lo tomaste ?
-Ese hombre al igual que muchos otros, ha matado a mucha gente y se ha hecho con sus pertenencias, merece morir.
-Pues, yo no voy a matarlo. -Dijo Lynel, cruzando sus brazos mientras caminaba tras Sjékir.
-Lo se, lo haré yo. Ya has dicho un millón de veces que sólo me matarás a mi.
Ambos caminaron por las calles de Valhadia esa noche recolectando información, al día siguiente cumplieron con la asignación y obtuvieron suficiente dinero como para vivir sin trabajar unas cuantas semanas.
Continuará.
-Ya es de día, despierta Lynel.
-Uh... dame un ratito más papá.- dije con los ojos cerrados aún, mientras me acurrucaba de nuevo en mi cama.
-¿De nuevo te trasnochaste viendo las estrellas? No me queda más remedio entonces...
Finalmente mi papá se retiró de mi habitación, finalmente después de tantos años intentando que me dejara dormir un poco más lo conseguí... o eso pensé. De pronto toda aquella calidez que me daba mi cama se esfumó y cambió por mucha humedad y frío.
-¿¡Qué demonios papá!?
-Te lo tienes bien merecido. ¡Por no querer despertar antes! -Dijo mi padre mientras soltaba una carcajada.
-No debes pasarte de la raya... mira, ahora mi ropa está mojada, también mis sábanas y mi cama.
-Pues ese es tu problema, de todas formas te tocaba lavar tu ropa y tus sábanas ¿no? Desde hace unos años ya no es trabajo de tu madre por que lamentablemente ya no está entre nosotros.
-Lo se papá, pero esto fue muy radical, normalmente me sacudes hasta que despierte, podrías haberlo hecho de nuevo. -Decía entre quejidos mientras me quitaba las pijamas mojadas.
-Hey, no deberías desvestirte delante de los hombres, sabes que no es ético.
-¿Eh? Pero si tú eres mi padre, nos hemos bañado juntos hasta hace poco incluso.
-Es cierto, pero es por que eras una niña, ahora pronto serás una mujer y ningún hombre, ni siquiera tu padre debería de verte desvestida a menos de que sea un caso especial, claro está...
-¿Un caso especial? Oh, como cuando mamá y tú me pedían que no los molestara.
-Eh... no. Me refería para que un médico curase una herida o algo así-dijo mi padre un poco avergonzado.
Y comúnmente así era mi día a día. Yo soy Lynel Grahl, Vivía con mi padre y mi madre, hasta que lamentablemente falleció. Ella era una mujer bondadosa y muy hermosa, me enseñó a leer y comúnmente me trasnocho leyendo algún libro, leo cualquier tipo de libro, incluso los que la gente normalmente considera aburridos, simplemente me encanta leer y mi sueño algún día es poder crear historias fascinantes como las que suelo leer en los libros, aquellos grandes heroes de Epica, la gloria de Valhadia sobre los tiranos de Minas Thalion entre otras cosas. Mi padre por otro lado más que como un padre sobreprotector era como un hermano mayor, supongo que nunca se le dió bien ser padre, pero no puedo quejarme de que lo haya hecho mal. Mi madre me dijo una vez que cuando lo conoció era un guerrero galante, muy habilidoso con la espada y que decidió colgarla cuando desposó a mi mamá. Una historia algo romántica, espero algún día me pase algo así. Y bueno como habrán leido antes, yo soy fruto de esa unión. Los ojos azules de mi padre, el cabello largo y negro de mi madre. Labios bastante pronunciados al igual que ella también.
Mi labor en la granja ha aumentado considerablemente desde la muerte de mi mamá. Ayudo a papá a sembrar y cosechar, además de que me encargo yo de las comidas desde entonces gracias a haberme leido una y otra vez el recetario de mamá. Nunca tuve amigos cercanos, pero me llevaba bien con los chicos que vivían cerca, quizás hubo alguien a quien pude llamar amigo alguna vez, pero hace unos pocos años sus padres lo enviaron a Valhadia a estudiar, nunca supe qué exactamente, pero probablemente no importara mientras fuese en Valhadia y no aquí. Podría decirse que mi vida no era mala, no era infelíz, de hecho había cosas que disfrutaba mucho a pesar del extremo comportamiento de papá. Nunca llegué a pensar que todo acabaría de un día a otro...
Luego de haber lavado mis ropas y sábanas, ordeñado a las vacas y recolectado las verduras de la cena, apareció un hombre caminando lentamente hacia la casa, llevaba una larga cabellera, con un color naranja muy vivo, un cabello que si no estuviese así de enmarañado y estuviese más cuidado, lo envidiaría cualquier doncella. Su piel era blanca como la nieve, con cierta tonalidad roja por el sol que alumbra constantemente, no vestía ropas ligeras, y llevaba dos armas. Me pregunté qué hacía alguien así aquí en mi hogar. ¿Quizá era un viejo amigo de mi padre cuando era guerrero? De pronto al verlo bien me di cuenta de algo perturbador, sólo tenía un ojo, un ojo gris tan frío como la nieve que solía caer aquí algunas veces. El sujeto se acercó a mi, estaba algo asustada por que no estaba acostumbrada a ver a extraños y con una voz grave y serena, habló con cortesía.
-Buenas tardes señorita, ¿Está aquí quien supongo que es tu padre, Horz Grahl?
-Está trabajando en el campo ahorita... Lo buscaré si gusta señor. ¿Puede decirme su nombre?
-Oh, sólo dile que es un viejo amigo de Verves -Dijo él viendo hacia las montañas nevadas de Valhadia.
Algo extrañada por aquel suceso, me dirigí a mi padre y le di aquel mensaje. Me asusté más aún cuando vi que la cara de mi padre se puso pálida de repente y me abrazó fuertemente pidiéndome que no saliera de la casa, pase lo que pase hasta que aquel hombre se fuese, y se dirigió afuera con aquel extraño de mirada fría y melancólica. Mi curiosidad de chica treceañera no me dejó quedarme tranquila y decidí espiar desde la ventana. Podía oír claramente su conversación y desearía no haberlo hecho...
-Así que lo que se decía era cierto. Mataste a Gamal, Regh y Vythko y ahora vienes por mi ¿Cierto?
-Sí. Aquellos tres no fueron problema para mi, alcohol, lujuria, corrupción. Lo que me esperaría de cualquiera de ustedes, pero tú en cambio, perdiste esa mirada de odio y desprecio que tenías en aquel entonces. Tienes responsabilidades con tu hija y eres conocido por ser un hombre bondadoso. Aún así, te toca pagar por lo que hiciste hace ya tantos años. -Dijo aquel hombre, casi sin expresión alguna en la cara.
-Han sido ya unos quince años si no me equivoco, ¿Verdad?
-¿Ha sido tanto? Nunca me preocupé en contarlo... de cualquier manera, saca tu espada y acabemos con esto rápido.
-No, Como habrás visto, soy una persona distinta, senté cabeza hace un buen tiempo y me sirvió para conseguir finalmente la felicidad. Sin embargo soy consciente de todos mis pecados, siendo lo ocurrido en Verves uno de ellos, así que si vas a matarme, no pondré resistencia alguna, pero si una condición. No lastimes a Lynel, ella nada tiene que ver con esto. .Dijo mi padre soltando algunas lágrimas, yo estaba en shock, pero sentía las cálidas lágrimas bajando por mi mejilla también.
-No tenía pensado hacerlo desde el principio, no soy tan despiadado como lo fuiste tú y tus camaradas en aquel entonces. Lo menos que puedo hacer por ti es darte una muerte rápida y poco dolorosa.
-Muchas gracias.
Esta última frase la dijo mi padre con una sonrisa, nunca olvidaré la escena, pronto vi como su cabeza rodaba por el suelo y fue ahí cuando grité con todas mis fuerzas, no se en qué momento la agarré, pero con la vieja espada de papá salí corriendo a toda velocidad hacia aquel hombre, aquel asesino, aquel maldito. Le apunté varias veces con la espada de mi padre, pero con facilidad logró esquivar todos mis golpes. Le insulté, maldije numerosas veces y sólo esquivó mis golpes una y otra vez, cuando finalmente me quedé sin fuerzas sumergida en la impotencia, me eché al suelo a llorar junto al cuerpo de mi padre. Vi de reojo como aquel hombre puso al fuego de una antorcha prendida la punta de una daga mucho más corta que la espada con la que decapitó a mi padre, y cuando estuvo un buen tiempo en el fuego, se pegó la punta en el brazo izquierdo, quemando su propia piel, haciendo la cuarta marca del brazo. Entonces, el asesino de mi padre se acercó a mi y viendo hacia abajo, con sus ojos fríos habló finalmente.
-Hace muchos años, tu padre me quitó todo. Incluida la vida de muchos seres queridos para mi. Por eso, tu padre merecía la muerte. Yo en cambio, acabo de hacer lo mismo contigo. Te quité a tu padre y probablemente te quité tu vida serena y feliz y por ende, yo merezco la muerte también. Te propongo algo. Ven conmigo pequeña. Te entrenaré en las artes de combate, te enseñaré a controlar tu odio. Y luego del tiempo necesario, de que las marcas de mi brazo lleguen a nueve, podrás matarme y así vengar a tu padre y a todos aquellos a los que he hecho y haré sufrir.
Sin pensarlo dos veces tomé la mano que me ofreció, lo hice por odio, por querer matarle, por acabar con su vida y mi sufrimiento. Esa noche enterramos juntos a mi padre, al lado de la tumba de mi madre y allí me despedí de ellos ya que me iría a un largo viaje de venganza.
Han pasado tres años desde entonces. Las marcas de su brazo han aumentado de cuantro a seis. Somos lo que podría llamarse compañeros. Me ha enseñado a manejarme con la espada de mi padre muy bien. Tengo algo de fama en el mundo de los mercenarios por ser la compañera de la tormenta de odio. Lucho mejor que casi cualquier hombre que he conocido, a excepción de Sjékir, no asesino por dinero, no mato a nadie, sólo mataré a Sjékir cuando el momento llegue. He aprendido a suprimir mi odio gracias a él, pero a diferencia de mi maestro, no he perdido mis emociones. Aún puedo llegar a sonreir de vez en cuando, he sabido llorar cuando debo de hacerlo y me da cierta alegría el poder cocinar aún, pues Sjékir no se preocupaba lo suficiente por comer aunque posee un gran apetito. De cualquier manera, repito, somos compañeros y ahora a la tormenta de odio y a mi nos conocen como la sociedad del Odio.
-Lynel ¿Qué estás haciendo? Debemos apresurarnos, hay que hacer el trabajo en dos días como máximo.
-Voy, voy, cálmate ya, sólo recordaba algunas cosas, pero bueno, ahora que hablas del trabajo, nunca me explicaste ¿Por qué lo tomaste ?
-Ese hombre al igual que muchos otros, ha matado a mucha gente y se ha hecho con sus pertenencias, merece morir.
-Pues, yo no voy a matarlo. -Dijo Lynel, cruzando sus brazos mientras caminaba tras Sjékir.
-Lo se, lo haré yo. Ya has dicho un millón de veces que sólo me matarás a mi.
Ambos caminaron por las calles de Valhadia esa noche recolectando información, al día siguiente cumplieron con la asignación y obtuvieron suficiente dinero como para vivir sin trabajar unas cuantas semanas.
Continuará.
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Fecha de inscripción : 19/12/2009
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Localización : Valencia, Venezuela
Re: WOE II TEMA OFICIAL
(MUY BUENAS HISTORIAS AMIGOS MIOS)
- Te lo digo Rik, ¡habia que ver sus caras!- dijo Terry riendo
- No es gracioso Terry, seguro preocupaste a tu padre- dijo Rik
- Bah, deja de ser amargado hombre, mi padre ya me conoce, estoy seguro de que no movió ni un dedo…- dijo Terry riendo- ¡La cara de Evelina fue la mejor!
La cerveza estaba fría y refrescaba la garganta, Terry miraba curioso a su alrededor entusiasmado, había buena música, un bardo tocaba algunas bellas tonadas mientras una mujer bailaba al compás de la música. La cara de todos los sujetos de aquella taberna era de seres desgraciados, no parecía que los que fueran a beber allá fuera precisamente a divertirse. A Terry le gustaba porque era un antro donde no podía ser encontrado y le gustaba desaparecer de la presencia de su hermana o su padre.
- ¡Vamos Rik! ¡brinda conmigo!- dijo Terry bastante contento
- Supongo que no puedo negarme- dijo el Halfing más calmado
Tomaron a su salud
- Hummm…que te parece la chica que baila?
- Pues…normal
- ¿Normal? Es toda una hermosura…me pregunto si le gustan los chicos como yo
- Oh no, ni lo intentes
- ¿Por qué?- dijo burlón Terry- ¿a qué temerle?
- O eres ciego o estas demasiado borracho…
- Tonto Rik…ya veras, ¡Observa!
- Oh no…
Terry se acerco a la chica lentamente, casi bailando, siguiendo aquel ritmo lento, entrecortado
- Hola, ¿me das este paso?- dijo esbozando una sonrisa
- Eres tu Terry, ¡si que eres atrevido!
- ¿Erika?- dijo Terry asustado
- La misma que corre y baila, como te atreves a acercárteme luego de lo que me hiciste
- Emmm…
- ¿Sabes cuánto te busque? Y ahora llegas como si nada…- dijo subiendo la voz
- Espera Erika…hablemos esto calmadamente en la mesa
- ¡NO!, ¡No hay nada que hablar! ¡Largo!
- Solo fue un desliz de juventud Erika…- dijo Terry tranquilamente
- Yo te daré tu “desliz”
Erika se movió rápidamente y profirió una patada en sus partes nobles a Terry con su tacón, este grito del dolor. Con dificultad se acerco de nuevo a la mesa
- ¡Ahora lárgate!
Terry decidió que era mejor no discutir con aquella tigresa de blancos y puntiagudos colmillos. Adolorido se sentó en la mesa, junto a Rik que no pudo evitar emitir una sonrisa
- ¡Si ya se!, lo mismo de siempre, “no me digas que no te lo adverti”
- Si Terry- dijo Rik riendo
- Las mujeres son todo un enigma, el ser mas complicado del universo, me gustan los laberintos, por eso las amo
- Ja
- Pero al fin y al cabo no importa, ¿Sabes por que Rik? Te lo digo Rik, la vida es como un sueño, un sueño de algún escarabajo de un mundo paralelo
- Ya estas borracho
- ¿Yo? ¿Borracho? Hablo muy en serio
- Creo que es mejor que vayamos a dormir ya
- ¡Mozo mas cerveza para la mesa!- dijo Terry contento
- Terry, seras noble- dijo el mesero- pero ya tienes una buena cuenta aquí, no puedo darte más Cerveza hasta que me pagues
- ¡¿Qué?!, Vamos Ernik, somos amigos, siempre te he pagado…
- No Terry, no más, hasta que no me pagues, ni una gota de alcohol mas
- Bahhh
Terry se paro molesto y se largo con Rik de la taberna, tirando la puerta fuertemente. Las calles estaban vacias, solo se divisaban algunos vagabundos en el horizonte. Pronto vendría el amanecer. A Terry esto no le importaba, era un hombre noctambulo, hijo de la noche, la bohemia y la decadencia
- ¿Qué es que ya no se puede beber en paz?
- Terry…
- Vamos a otra taberna
- Terry ya está muy tarde…pronto se empezaran a escuchar los trinos de los pájaros ¡Mira ahí sonó uno! Estoy cansado…
- Tonterías, vamos hombre
- ¿Y a dónde iremos?, a esta hora casi todo esta cerrado
- No, error, mira, allí…- dijo Terry picaresco
- ¡Eso es un templo!
- ¿Si y qué? Podemos seguir nuestra fiesta allá
- ¡Terry por todos los Urs! Eso es un templo de Ignuri- dijo asustado Rik dándose la bendición
- Yo no creo en Ignuri…solo es un viejo barbas…
- Alguna vez me dijiste que creías en Elin, por respeto a el no deberías entrar en este estado
- Tonterías, estoy seguro de que mi dios está de acuerdo conmigo. Es el Ur del tiempo, y el tiempo se acaba amigo mío, ¡a beber y a fornicar que el mundo se va a acabar!- dijo duro
- Dioses, baja la voz…Terry por el amor de todos los Urs, vámonos a casa…
- Vete tú, aguafiestas, amargado, yo me quedo aquí…- dijo tercamente Terry
- ¡No te seguire en esta!, entra tu, ¡yo me voy!- dijo Rik
- ¡Amargado!- le alcanzo a gritar Terry
Terry se entro solo en el templo, estaba decidido a continuar su fiesta allí. Penso que por ser un templo de pronto podría encontrar vino, no fue asi. Busco y busco y solo podía sentir ese ambiente fúnebre y tétrico que tiene un templo en las horas de la noche. Cansado y aburrido, se metió a una especie de confesionario, donde los fieles de Ignuri solian confesar sus pecados y sus miedos, era solo una parte de la tradición ignuriniana. Terry consideraba esta tradición absurda. Se sento en una de aquellos sitios y empezó a imitar a un clérigo de Ignuri, finalmente cansado se quedo dormido en la silla, esperando lo que sería un nuevo amanecer…
- Te lo digo Rik, ¡habia que ver sus caras!- dijo Terry riendo
- No es gracioso Terry, seguro preocupaste a tu padre- dijo Rik
- Bah, deja de ser amargado hombre, mi padre ya me conoce, estoy seguro de que no movió ni un dedo…- dijo Terry riendo- ¡La cara de Evelina fue la mejor!
La cerveza estaba fría y refrescaba la garganta, Terry miraba curioso a su alrededor entusiasmado, había buena música, un bardo tocaba algunas bellas tonadas mientras una mujer bailaba al compás de la música. La cara de todos los sujetos de aquella taberna era de seres desgraciados, no parecía que los que fueran a beber allá fuera precisamente a divertirse. A Terry le gustaba porque era un antro donde no podía ser encontrado y le gustaba desaparecer de la presencia de su hermana o su padre.
- ¡Vamos Rik! ¡brinda conmigo!- dijo Terry bastante contento
- Supongo que no puedo negarme- dijo el Halfing más calmado
Tomaron a su salud
- Hummm…que te parece la chica que baila?
- Pues…normal
- ¿Normal? Es toda una hermosura…me pregunto si le gustan los chicos como yo
- Oh no, ni lo intentes
- ¿Por qué?- dijo burlón Terry- ¿a qué temerle?
- O eres ciego o estas demasiado borracho…
- Tonto Rik…ya veras, ¡Observa!
- Oh no…
Terry se acerco a la chica lentamente, casi bailando, siguiendo aquel ritmo lento, entrecortado
- Hola, ¿me das este paso?- dijo esbozando una sonrisa
- Eres tu Terry, ¡si que eres atrevido!
- ¿Erika?- dijo Terry asustado
- La misma que corre y baila, como te atreves a acercárteme luego de lo que me hiciste
- Emmm…
- ¿Sabes cuánto te busque? Y ahora llegas como si nada…- dijo subiendo la voz
- Espera Erika…hablemos esto calmadamente en la mesa
- ¡NO!, ¡No hay nada que hablar! ¡Largo!
- Solo fue un desliz de juventud Erika…- dijo Terry tranquilamente
- Yo te daré tu “desliz”
Erika se movió rápidamente y profirió una patada en sus partes nobles a Terry con su tacón, este grito del dolor. Con dificultad se acerco de nuevo a la mesa
- ¡Ahora lárgate!
Terry decidió que era mejor no discutir con aquella tigresa de blancos y puntiagudos colmillos. Adolorido se sentó en la mesa, junto a Rik que no pudo evitar emitir una sonrisa
- ¡Si ya se!, lo mismo de siempre, “no me digas que no te lo adverti”
- Si Terry- dijo Rik riendo
- Las mujeres son todo un enigma, el ser mas complicado del universo, me gustan los laberintos, por eso las amo
- Ja
- Pero al fin y al cabo no importa, ¿Sabes por que Rik? Te lo digo Rik, la vida es como un sueño, un sueño de algún escarabajo de un mundo paralelo
- Ya estas borracho
- ¿Yo? ¿Borracho? Hablo muy en serio
- Creo que es mejor que vayamos a dormir ya
- ¡Mozo mas cerveza para la mesa!- dijo Terry contento
- Terry, seras noble- dijo el mesero- pero ya tienes una buena cuenta aquí, no puedo darte más Cerveza hasta que me pagues
- ¡¿Qué?!, Vamos Ernik, somos amigos, siempre te he pagado…
- No Terry, no más, hasta que no me pagues, ni una gota de alcohol mas
- Bahhh
Terry se paro molesto y se largo con Rik de la taberna, tirando la puerta fuertemente. Las calles estaban vacias, solo se divisaban algunos vagabundos en el horizonte. Pronto vendría el amanecer. A Terry esto no le importaba, era un hombre noctambulo, hijo de la noche, la bohemia y la decadencia
- ¿Qué es que ya no se puede beber en paz?
- Terry…
- Vamos a otra taberna
- Terry ya está muy tarde…pronto se empezaran a escuchar los trinos de los pájaros ¡Mira ahí sonó uno! Estoy cansado…
- Tonterías, vamos hombre
- ¿Y a dónde iremos?, a esta hora casi todo esta cerrado
- No, error, mira, allí…- dijo Terry picaresco
- ¡Eso es un templo!
- ¿Si y qué? Podemos seguir nuestra fiesta allá
- ¡Terry por todos los Urs! Eso es un templo de Ignuri- dijo asustado Rik dándose la bendición
- Yo no creo en Ignuri…solo es un viejo barbas…
- Alguna vez me dijiste que creías en Elin, por respeto a el no deberías entrar en este estado
- Tonterías, estoy seguro de que mi dios está de acuerdo conmigo. Es el Ur del tiempo, y el tiempo se acaba amigo mío, ¡a beber y a fornicar que el mundo se va a acabar!- dijo duro
- Dioses, baja la voz…Terry por el amor de todos los Urs, vámonos a casa…
- Vete tú, aguafiestas, amargado, yo me quedo aquí…- dijo tercamente Terry
- ¡No te seguire en esta!, entra tu, ¡yo me voy!- dijo Rik
- ¡Amargado!- le alcanzo a gritar Terry
Terry se entro solo en el templo, estaba decidido a continuar su fiesta allí. Penso que por ser un templo de pronto podría encontrar vino, no fue asi. Busco y busco y solo podía sentir ese ambiente fúnebre y tétrico que tiene un templo en las horas de la noche. Cansado y aburrido, se metió a una especie de confesionario, donde los fieles de Ignuri solian confesar sus pecados y sus miedos, era solo una parte de la tradición ignuriniana. Terry consideraba esta tradición absurda. Se sento en una de aquellos sitios y empezó a imitar a un clérigo de Ignuri, finalmente cansado se quedo dormido en la silla, esperando lo que sería un nuevo amanecer…
Re: WOE II TEMA OFICIAL
¿Cuántas horas llevaba caminando sin parar? ¿7? ¿8? ¿¡10!? No importaba, lo único que había en su mente era poder llegar antes del atardecer al Bosque Mavdrael.
Había pasado 4 años en Urfilet para terminar su formación básica como druida, formación que su padre había comenzado cuando ella era una niña. Cuando creyó estar lista salió del templo de Ur Terra para aprender lo que el mundo podía enseñarle de la naturaleza. Pasaron 11 años desde ese entonces y con la ayuda del diario de su padre, Jana había podido diferenciar plantas, crear pociones y aprender algo de magia. Su propia experiencia le enseñó que había vegetales que crecian mejor en alturas, mientras que a otros se les podía extraer mejor sus propiedades si estaban bajo suelo. Aprendió también que el mundo tenía tantos climas distintos y las plantas y animales variaban en cada uno de ellos... Se impresionó la primera vez que vio a una Letizga (planta para preparar una poción que permite purificar aguas) de color púrpura en climas más secos, cuando ella siempre las había visto de color azul y gritó mucho la primera vez que vio un cuye y ahora llevaba uno en su hombro.
-Kuro-kuro, ¡pronto llegaremos!. Te mostraré dónde estan enterrados mis padres y dónde quedaba la casa en que vivía- Le dijo al roedor mientras le acariciaba la cabecita de pelaje mitad blanco mitad negro
-Cuí cuííí(*)- El cuye sonaba cansado y se movía inquieto de vez en cuando
-¡Vamos! resiste pequeño. Tienes 2 años, eres joven, sé que puedes con esto-
Jana entendía al pequeño animal, ella también estaba cansada y quería parar, pero el ansia de volver era más grande. Sus fuerzas se vieron renovadas cuando al fin pudo ver los primeros árboles del bosque. Apresuró el paso, las energías que le quedaban le permitieron de a poco ir adquiriendo velocidad y ,ya corriendo, entró al bosque. Kuro-kuro se afirmaba con todas sus fuerzas de la ropa de Jana y no paraba de gritar.
-Ya estamos aquí, ¡al fin llegamos!- Dijo Jana con el aliento entrecortado y sin dejar de correr entre los árboles
"-No me atraparás- Dijo un hombre de cabellos rizados castaños mientras corría
-Pero, tú corres muy rápido... ¡Espérame papá!- Grita una Jana de 5 años
-Si no me alcanzas, no te enseñaré sobre las hojas ield-
-No, no es justo-
En ese momento rodean una pequeña cabaña de madera
-Mamá, dile a papá que se deje atrapar, no me enseñará si no le alcanzo-
-Frild, no le hagas eso a la niña-
Y diciendo esto, la elfa de cabellos lisos y ojos amarillos se interpuso en el camino de Frild, éste, intentando esquivarla, perdió el equilibrio y cayó al suelo. Jana llegó y se lanzó sobre su padre.
-Te atrapé- La cara de Jana mostraba una enorme sonrisa
-No vale, tu madre te ha ayudado-
Los tres no paraban de reir"
Las risas se fueron apagando lentamente en su memoria, ya no corría sino que estaba parada frente a dos tumbas. Se había prometido no llorar, pero no pudo aguantar que las lágrimas salieran a recorrer sus mejillas.
-He logrado aprender muchas cosas, ¿saben?, pero seguro todo lo que he aprendido ya lo sabias tú ¿verdad papá?. Pero no he logrado saber nada de quien los mató... 15 años y no he averiguado nada. No he sido una buena hija...-
-Cuí?-
Kuro-kuro se había bajado del hombro de Jana y la miraba desde el suelo, al ver que lloraba se puso a su lado, levantó sus patitas delanteras y las apoyó en la pierna de la joven para que se diera cuénta que él estaba con ella
-Tranquilo gordito, estoy bien- Dijo secándose las lágrimas -Ya está anocheciendo, ¿te parece si dormimos sobre un árbol hoy? Tal vez mañana entremos a la ciudad-
Ya no había rastro de la tristeza y la sonrisa que tanto le caracterizaba era parte de su rostro otra vez
Subieron ambos a un árbol y, mirando el cambio lento de los colores en el cielo, se quedaron dormidos
(*) Si alguna vez vieron Ranma 1/2, el cuye chilla como el cerdito en que se convierte Ryoga cuando le echan agua fria
Había pasado 4 años en Urfilet para terminar su formación básica como druida, formación que su padre había comenzado cuando ella era una niña. Cuando creyó estar lista salió del templo de Ur Terra para aprender lo que el mundo podía enseñarle de la naturaleza. Pasaron 11 años desde ese entonces y con la ayuda del diario de su padre, Jana había podido diferenciar plantas, crear pociones y aprender algo de magia. Su propia experiencia le enseñó que había vegetales que crecian mejor en alturas, mientras que a otros se les podía extraer mejor sus propiedades si estaban bajo suelo. Aprendió también que el mundo tenía tantos climas distintos y las plantas y animales variaban en cada uno de ellos... Se impresionó la primera vez que vio a una Letizga (planta para preparar una poción que permite purificar aguas) de color púrpura en climas más secos, cuando ella siempre las había visto de color azul y gritó mucho la primera vez que vio un cuye y ahora llevaba uno en su hombro.
-Kuro-kuro, ¡pronto llegaremos!. Te mostraré dónde estan enterrados mis padres y dónde quedaba la casa en que vivía- Le dijo al roedor mientras le acariciaba la cabecita de pelaje mitad blanco mitad negro
-Cuí cuííí(*)- El cuye sonaba cansado y se movía inquieto de vez en cuando
-¡Vamos! resiste pequeño. Tienes 2 años, eres joven, sé que puedes con esto-
Jana entendía al pequeño animal, ella también estaba cansada y quería parar, pero el ansia de volver era más grande. Sus fuerzas se vieron renovadas cuando al fin pudo ver los primeros árboles del bosque. Apresuró el paso, las energías que le quedaban le permitieron de a poco ir adquiriendo velocidad y ,ya corriendo, entró al bosque. Kuro-kuro se afirmaba con todas sus fuerzas de la ropa de Jana y no paraba de gritar.
-Ya estamos aquí, ¡al fin llegamos!- Dijo Jana con el aliento entrecortado y sin dejar de correr entre los árboles
"-No me atraparás- Dijo un hombre de cabellos rizados castaños mientras corría
-Pero, tú corres muy rápido... ¡Espérame papá!- Grita una Jana de 5 años
-Si no me alcanzas, no te enseñaré sobre las hojas ield-
-No, no es justo-
En ese momento rodean una pequeña cabaña de madera
-Mamá, dile a papá que se deje atrapar, no me enseñará si no le alcanzo-
-Frild, no le hagas eso a la niña-
Y diciendo esto, la elfa de cabellos lisos y ojos amarillos se interpuso en el camino de Frild, éste, intentando esquivarla, perdió el equilibrio y cayó al suelo. Jana llegó y se lanzó sobre su padre.
-Te atrapé- La cara de Jana mostraba una enorme sonrisa
-No vale, tu madre te ha ayudado-
Los tres no paraban de reir"
Las risas se fueron apagando lentamente en su memoria, ya no corría sino que estaba parada frente a dos tumbas. Se había prometido no llorar, pero no pudo aguantar que las lágrimas salieran a recorrer sus mejillas.
-He logrado aprender muchas cosas, ¿saben?, pero seguro todo lo que he aprendido ya lo sabias tú ¿verdad papá?. Pero no he logrado saber nada de quien los mató... 15 años y no he averiguado nada. No he sido una buena hija...-
-Cuí?-
Kuro-kuro se había bajado del hombro de Jana y la miraba desde el suelo, al ver que lloraba se puso a su lado, levantó sus patitas delanteras y las apoyó en la pierna de la joven para que se diera cuénta que él estaba con ella
-Tranquilo gordito, estoy bien- Dijo secándose las lágrimas -Ya está anocheciendo, ¿te parece si dormimos sobre un árbol hoy? Tal vez mañana entremos a la ciudad-
Ya no había rastro de la tristeza y la sonrisa que tanto le caracterizaba era parte de su rostro otra vez
Subieron ambos a un árbol y, mirando el cambio lento de los colores en el cielo, se quedaron dormidos
(*) Si alguna vez vieron Ranma 1/2, el cuye chilla como el cerdito en que se convierte Ryoga cuando le echan agua fria
Última edición por Yôko el Lun Dic 28, 2009 10:21 pm, editado 1 vez
Re: WOE II TEMA OFICIAL
Cuando abrió los ojos le pareció no haber dormido ni un minuto, se sentía aún cansado y sudoroso, no quería gastar el agua que le quedaba tirándosela por encima, así que bebió un poco y se volvió a guardar el orbe. Se levanto sin pensarlo dos veces y empezó a caminar, pero cuando había dado dos pasos se detuvo, miro hacia atrás, otra vez hacia delante, y dio media vuelta.
- No puede ser que me haya desorientado… - el elfo se maldecía a sí mismo y a ese calor infernal – este calor me acabará matando.
Finalmente empezó a andar en la dirección correcta pensando en sus cosas. Cuando llevaba ya un rato caminando, el estrecho pasadizo por el que llevaba casi un día caminando desembocó de repente en una amplia sala circular. Las paredes de esta nueva estancia no eran ya rocosas como el resto de la cueva, relucían de un color dorado que casi cegaba al elfo, 4 altas columnas estaban colocadas en el centro de la sala formando un cuadrado perfecto.
- ¿Humanos? – El elfo no se atrevió a avanzar por la sala, pero observaba las columnas boquiabierto – imposible… esto tiene que ser obra de enanos.
De repente un estruendo removió hasta la última piedra de esas cuevas, y un chirrido estridente resonó por sus paredes. Alvenith se giró sobresaltado cogiendo su báculo con fuerza y concentrándose para lanzar el conjuro cuando la cosa que provocaba ese estruendo se le apareciera.
- Vamos Alve… No temas. – el elfo intentaba auto convencerse – te has enfrentado a los lobos de las frías tierras de Weigmar, a los frondosos bosques de Roshkire, descubriste el secreto del lago de las lágrimas rojas… ¿y ahora tendrás miedo ante un…?.
De repente una de las paredes de la sala se derrumbó y se mostró ante el mago la cosa que creaba todo aquel alboroto.
- ¿!¿!DRAGÓN!?!?.
Sin aviso alguno la hembra de dragón soltó una llamarada que abrasó el brazo de Alvenith, gritando de dolor el elfo saltó ágilmente hacia una de las columnas y la utilizó de escudo. Maldiciendo a su maestro se colgó su vara y cogió el arco, lo tensó y saltó fuera de su escondite apuntando al dragón con mirada firme.
- A ver si puedes con esto – El elfo se concentro y empezó a recitar el conjuro – Shekar infilae. *1
El arco empezó a brillar de un color blanquecino, y un haz de luz salió disparado hacia el dragón. La hembra de dragón agitó enérgicamente su cola desviando el ataque del elfo y pese a su gran tamaño se movió ágilmente hasta colocarse detrás del elfo.
- Veo que no es cierto lo que he oído sobre ti, Alvenith el elfo. – El mago se sobresaltó al oír la voz del dragón a sus espaldas – Solo un estúpido intentaría combatir a Tiamat, diosa de los dragones. - El elfo estupefacto aún por las palabras de aquel mitológico ser no contesto.
- Dime qué razones te traen a mi cubil – la cola del dragón serpenteaba entre las columnas de la sala – y yo decidiré si mereces salir de este lugar con vida.
- No solo saldré con vida! También me darás el poder que guardas! – las palabras saltaron de la boca del elfo sin que este pudiera impedirlo. Mientras lo decía ya se estaba arrepintiendo de haberlo hecho. Efectivamente, la hembra de dragón se enojó.
- Te tragaras tus palabras maldito elfo – Tiamat infló el pecho para soltar una segunda llamarada que esta vez sí daría de lleno en Alvenith, pero de repente el elfo sacó de su bolsillo una piedra del tamaño de la palma de su mano que desprendía una suave luz azulada.
- Imper toskhae sektia! – el elfo pronunció estas palabras y justo cuando la hembra de dragón iba a declarar el fin de la existencia de aquel joven mago, la piedra que este sostenía empezó a brillar con más intensidad hasta que cegó por completo al dragón.
Cuando la luz se fue y los ojos de ambos se acostumbraron de nuevo a la oscuridad de la cueva, se oyó un fuerte golpe y el suelo tembló. Las patas del dragón habían fallado y este se encontraba ahora en el suelo.
- Apsu… *2- la voz del dragón se rompió al pronunciar ese nombre. Ahora delante de la hembra del dragón se encontraba un dragón azulado, de pie, mirándola con unos ojos llenos de ternura.
- Querida Tiamat, largos años he pasado sumido en mi sueño desde que Ea me arrebató el trono para dominar las aguas – La voz de Apsu sonaba triste - pero este joven mago logró destruirle y me devolvió mi reinado hace tan solo unos días. *3 Tiene un corazón noble amada mía, si alguna vez en mi milenaria vida he estado seguro de alguna cosa, es que él es merecedor de portar tus poderes. Yo sin duda le serviré honroso.
- Así se hará si tu lo quieres, no es comparable el valor de tan vanos poderes con que me devuelvan a mi amado – luego se giró hacia Alvenith y le dedicó una ostentosa reverencia – gracias amigo, pido perdón por dudar de tus poderes. Te seguiré hasta la muerte si es necesario. Adelante.
Alvenith, sin pensarlo le devolvió la reverencia y sacó una piedra blanca de sus bolsillos. – Sek toskhae Impertus– La piedra empezó a brillar como lo había hecho la anterior.
Cuando la luz cesó, Alvenith vio que la piedra de su mano ahora era de un color rojizo y que ninguno de los dos dragones se encontraba ya en la estancia. Abrió la otra mano y observó que la piedra con la que había invocado a Apsu, el dragón de las aguas, volvía a brillar ahora con su tenue luz azulada. Aquí acababa su viaje, o tal vez empezaba. Lo que era seguro es que había cumplido con las expectativas de su maestro, estaría tan orgulloso de él…
Alvenith caminaba sumido en sus propios pensamientos cuando de repente vio a lo lejos, de pie frente al pasadizo por el que había llegado, un mago de túnica roja, piel morena y musculosos brazos. No le dio tiempo a reaccionar cuando este levanto los brazos y sumió a Alvenith en un profundo sueño...
CONTINUARÁ...
*1: Pronto pondré algunos conjuros de Alvenith para que les sea mas comodo manejarlo.
*2: Ahorita colgaré la historia de los dragones en el foro de cultura para que entiendan mejor.
*3: Algun día escribiré lo que pasó en esos 10 años de parendizage, pero aun no es el momento .
- No puede ser que me haya desorientado… - el elfo se maldecía a sí mismo y a ese calor infernal – este calor me acabará matando.
Finalmente empezó a andar en la dirección correcta pensando en sus cosas. Cuando llevaba ya un rato caminando, el estrecho pasadizo por el que llevaba casi un día caminando desembocó de repente en una amplia sala circular. Las paredes de esta nueva estancia no eran ya rocosas como el resto de la cueva, relucían de un color dorado que casi cegaba al elfo, 4 altas columnas estaban colocadas en el centro de la sala formando un cuadrado perfecto.
- ¿Humanos? – El elfo no se atrevió a avanzar por la sala, pero observaba las columnas boquiabierto – imposible… esto tiene que ser obra de enanos.
De repente un estruendo removió hasta la última piedra de esas cuevas, y un chirrido estridente resonó por sus paredes. Alvenith se giró sobresaltado cogiendo su báculo con fuerza y concentrándose para lanzar el conjuro cuando la cosa que provocaba ese estruendo se le apareciera.
- Vamos Alve… No temas. – el elfo intentaba auto convencerse – te has enfrentado a los lobos de las frías tierras de Weigmar, a los frondosos bosques de Roshkire, descubriste el secreto del lago de las lágrimas rojas… ¿y ahora tendrás miedo ante un…?.
De repente una de las paredes de la sala se derrumbó y se mostró ante el mago la cosa que creaba todo aquel alboroto.
- ¿!¿!DRAGÓN!?!?.
Sin aviso alguno la hembra de dragón soltó una llamarada que abrasó el brazo de Alvenith, gritando de dolor el elfo saltó ágilmente hacia una de las columnas y la utilizó de escudo. Maldiciendo a su maestro se colgó su vara y cogió el arco, lo tensó y saltó fuera de su escondite apuntando al dragón con mirada firme.
- A ver si puedes con esto – El elfo se concentro y empezó a recitar el conjuro – Shekar infilae. *1
El arco empezó a brillar de un color blanquecino, y un haz de luz salió disparado hacia el dragón. La hembra de dragón agitó enérgicamente su cola desviando el ataque del elfo y pese a su gran tamaño se movió ágilmente hasta colocarse detrás del elfo.
- Veo que no es cierto lo que he oído sobre ti, Alvenith el elfo. – El mago se sobresaltó al oír la voz del dragón a sus espaldas – Solo un estúpido intentaría combatir a Tiamat, diosa de los dragones. - El elfo estupefacto aún por las palabras de aquel mitológico ser no contesto.
- Dime qué razones te traen a mi cubil – la cola del dragón serpenteaba entre las columnas de la sala – y yo decidiré si mereces salir de este lugar con vida.
- No solo saldré con vida! También me darás el poder que guardas! – las palabras saltaron de la boca del elfo sin que este pudiera impedirlo. Mientras lo decía ya se estaba arrepintiendo de haberlo hecho. Efectivamente, la hembra de dragón se enojó.
- Te tragaras tus palabras maldito elfo – Tiamat infló el pecho para soltar una segunda llamarada que esta vez sí daría de lleno en Alvenith, pero de repente el elfo sacó de su bolsillo una piedra del tamaño de la palma de su mano que desprendía una suave luz azulada.
- Imper toskhae sektia! – el elfo pronunció estas palabras y justo cuando la hembra de dragón iba a declarar el fin de la existencia de aquel joven mago, la piedra que este sostenía empezó a brillar con más intensidad hasta que cegó por completo al dragón.
Cuando la luz se fue y los ojos de ambos se acostumbraron de nuevo a la oscuridad de la cueva, se oyó un fuerte golpe y el suelo tembló. Las patas del dragón habían fallado y este se encontraba ahora en el suelo.
- Apsu… *2- la voz del dragón se rompió al pronunciar ese nombre. Ahora delante de la hembra del dragón se encontraba un dragón azulado, de pie, mirándola con unos ojos llenos de ternura.
- Querida Tiamat, largos años he pasado sumido en mi sueño desde que Ea me arrebató el trono para dominar las aguas – La voz de Apsu sonaba triste - pero este joven mago logró destruirle y me devolvió mi reinado hace tan solo unos días. *3 Tiene un corazón noble amada mía, si alguna vez en mi milenaria vida he estado seguro de alguna cosa, es que él es merecedor de portar tus poderes. Yo sin duda le serviré honroso.
- Así se hará si tu lo quieres, no es comparable el valor de tan vanos poderes con que me devuelvan a mi amado – luego se giró hacia Alvenith y le dedicó una ostentosa reverencia – gracias amigo, pido perdón por dudar de tus poderes. Te seguiré hasta la muerte si es necesario. Adelante.
Alvenith, sin pensarlo le devolvió la reverencia y sacó una piedra blanca de sus bolsillos. – Sek toskhae Impertus– La piedra empezó a brillar como lo había hecho la anterior.
Cuando la luz cesó, Alvenith vio que la piedra de su mano ahora era de un color rojizo y que ninguno de los dos dragones se encontraba ya en la estancia. Abrió la otra mano y observó que la piedra con la que había invocado a Apsu, el dragón de las aguas, volvía a brillar ahora con su tenue luz azulada. Aquí acababa su viaje, o tal vez empezaba. Lo que era seguro es que había cumplido con las expectativas de su maestro, estaría tan orgulloso de él…
Alvenith caminaba sumido en sus propios pensamientos cuando de repente vio a lo lejos, de pie frente al pasadizo por el que había llegado, un mago de túnica roja, piel morena y musculosos brazos. No le dio tiempo a reaccionar cuando este levanto los brazos y sumió a Alvenith en un profundo sueño...
CONTINUARÁ...
*1: Pronto pondré algunos conjuros de Alvenith para que les sea mas comodo manejarlo.
*2: Ahorita colgaré la historia de los dragones en el foro de cultura para que entiendan mejor.
*3: Algun día escribiré lo que pasó en esos 10 años de parendizage, pero aun no es el momento .
Última edición por Bagarade el Mar Dic 29, 2009 12:42 am, editado 1 vez
Bagarade- Mensajes : 38
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Localización : Barcelona
Re: WOE II TEMA OFICIAL
(muy buenas historias XDDD)
- Escúcheme padre…
- Emm… que…
- Padre por favor
Una voz extraña procedente de alguna parte lo llamaba, pero no lograba discernir que era exactamente. Sentia un profundo dolor de cabeza y cuando abrió los ojos vio que todo era oscuridad. ¿Qué había pasado exactamente la noche anterior? No lo sabía, ni siquiera sabía donde estaba, parecía un pequeño cubículo. ¿Cómo había podido dormir en un lugar asi?, pensó, era definitivamente muy incomodo
- Padre por favor…tiene que escucharme…es importante que lo haga…
Otra vez la voz… ¿Por qué no se iba? Le dolia mucho la cabeza y no tenia en absoluto ningún deseo de conversar con nadie
- ¡Padre!
El grito lo despertó más, pronto empezó a tomar consciencia y a recordar algunos de los acontecimientos de la pasada noche. ¡Ah si!, estaba con su amigo Rik, todo había sucedido tan rápido y había terminado en una iglesia. Y ahora se encontraba con un pelmazo que creía que el Terry era un clérigo de Ignuri. Terry pensó que tal vez esto podría ser divertido, cambio la voz un poco mas ronca y dijo:
- Dime, hijo mio, estoy dispuesto a escucharte, discúlpame por no escucharte estaba meditando en mis oraciones
- Padre…quiero confesarle mis pecados, quiero mostrar que soy bueno ante mi señor Ignuri
- Esta bien, dime hijo mio soy todo escucha
El hombre empezó confensado cosas leves, como mentiras, algunos pequeños robos, no parecía ser alguien realmente malo, pensó Terry quien se aburrió al escuchar aquella confesión. Esperaba mas emoción, mas pecados de lujuria y de sangre. Sin embargo pareció notoriamente desilusionado, con la confesión de aquel sujeto.
- Bien hijo, te perdono, todos tus pecados…hummm…
- ¡Espere padre! ¡me falta uno! ¡no puedo callar mas!
- Calmese…Calmese….claro le escucho- dijo con la misma voz ronca
- He vendido mi alma padre…me han pagado…me han pagado…Por matar al señor supremo sacerdote de Ignuri Matias Becket
- ¿¡QUE!?
Terry conocía a Matías Becket, era el supremo sacerdote de Ignuri, un hombre bonachon y que era querido por el pueblo. En algunas casas había estatuillas con su imagen, el hombre era famoso por sus obras de beneficiencia y su intensa fe. Algunos peregrinos de todo el mundo venían a escuchar sus discursos en el templo o en la plaza de Minas Thalion. Era sin duda, algo muy grave lo que en aquel momento confesaba aquel sujeto. Terry no dudo en ningún momento como debía actuar, intento socavar mas información.
- Perdoneme padre…debo hacerlo es necesario…
- Momento... ¿cuantos son en esto?, es importante para tu alma que me des mas detalles
- Muchos el padre no pasara de pasado mañana….
- Hijo mio…debes decírmelo todo…
- ¡No padre! ¡Ya he dicho demasiado! ¡ Ni siquiera se que hago aquí! ¡Soy un estúpido!
El hombre salió e intento huir, inmediatamente Terry sin pensárselo dos veces salió también dispuesto a perseguirlo, el hombre tenia unas túnicas pardas que le tapaban todo el cuerpo y parecía bastante agil. Sin embargo, Terry sabia que le daría fácil alcance. Los pocos feligreses que habían en la iglesia miraron sorprendidos a Terry quien salía del confesionario y perseguía al sujeto. Algunos murmuraban entre si, otros gritaban que era indignante.
- Espere, por favor…
Terry estaba pronto a alcanzarlo, pero choco con una enorme figura que le detuvo el paso e hizo que cayera. Terry palideció al reconocer al clérigo de Ignuri de aquella pequeña iglesia.
- Terry Wahhem, ¿Por qué me lo imagine?- dijo el clérigo- donde hay bullicio, escándalo y algarabía estas tu- dijo frunciendo el ceño
- Supongo que mi fama me precede…- dijo Terry- discúlpeme padre pero debo irme
Terry intento seguir para atrapar al sujeto pero fue sujetado por el clérigo
- Escuchame bien amiguito, no te quiero volver a ver por este templo, o sino tendre que informar a su padre o al Supremo Sacerdote, ¿me oyes?, este es un lugar de paz y recogimiento, no una de tus orgipiñatas
- Jejeje, si quiere le invito a una- dijo Terry socarronamente
- ¡Largate de aquí!
Terry salió del lugar inmediatamente, pero ya era tarde, aquel sujeto de túnicas pardas se había perdido. ¿Debia actuar? ¿debía salvar al supremo clérigo de Ignuri?. Tal vez…estaba cansado de ser la oveja negra de la familia. Asi le demostraría a padre y su hermana Eveelina lo que valia. Pero, ¿Qué debía hacer ahora?, necesitaba ayuda eso era claro. A su padre no podría acudir, primero por aquel orgullo Wahhem que tenia en sus venas que le impediría siquiera pedirle un poco de ayuda, segundo por que no le creería. Hacia unos días había hecho una broma sobre unos pierrots asesinos que pensaban matar a su majestad. Su padre había caído en ella, ese dia casi los destripa y desde ello ya no le creía absolutamente nada.
Si quería ayudar al supremo sacerdote, solo había un hombre que podría ayudarle. Primero iria por Rik y luego se dirigiría a la pequeña casa del padre Gregory, en las afueras de la ciudad. Gregory era un clérigo con el que se había emborrachado algunas veces, buena persona y buen conversador. Querido en su comarca por que era dueño de un orfanato, donde se habían criado muchos huérfanos victimas de las guerras entre Valhadia y Thalion.
Bien Gregory, tu sabras que hacer, Terry alisto sus cosas e inicio su recorrido.
- Escúcheme padre…
- Emm… que…
- Padre por favor
Una voz extraña procedente de alguna parte lo llamaba, pero no lograba discernir que era exactamente. Sentia un profundo dolor de cabeza y cuando abrió los ojos vio que todo era oscuridad. ¿Qué había pasado exactamente la noche anterior? No lo sabía, ni siquiera sabía donde estaba, parecía un pequeño cubículo. ¿Cómo había podido dormir en un lugar asi?, pensó, era definitivamente muy incomodo
- Padre por favor…tiene que escucharme…es importante que lo haga…
Otra vez la voz… ¿Por qué no se iba? Le dolia mucho la cabeza y no tenia en absoluto ningún deseo de conversar con nadie
- ¡Padre!
El grito lo despertó más, pronto empezó a tomar consciencia y a recordar algunos de los acontecimientos de la pasada noche. ¡Ah si!, estaba con su amigo Rik, todo había sucedido tan rápido y había terminado en una iglesia. Y ahora se encontraba con un pelmazo que creía que el Terry era un clérigo de Ignuri. Terry pensó que tal vez esto podría ser divertido, cambio la voz un poco mas ronca y dijo:
- Dime, hijo mio, estoy dispuesto a escucharte, discúlpame por no escucharte estaba meditando en mis oraciones
- Padre…quiero confesarle mis pecados, quiero mostrar que soy bueno ante mi señor Ignuri
- Esta bien, dime hijo mio soy todo escucha
El hombre empezó confensado cosas leves, como mentiras, algunos pequeños robos, no parecía ser alguien realmente malo, pensó Terry quien se aburrió al escuchar aquella confesión. Esperaba mas emoción, mas pecados de lujuria y de sangre. Sin embargo pareció notoriamente desilusionado, con la confesión de aquel sujeto.
- Bien hijo, te perdono, todos tus pecados…hummm…
- ¡Espere padre! ¡me falta uno! ¡no puedo callar mas!
- Calmese…Calmese….claro le escucho- dijo con la misma voz ronca
- He vendido mi alma padre…me han pagado…me han pagado…Por matar al señor supremo sacerdote de Ignuri Matias Becket
- ¿¡QUE!?
Terry conocía a Matías Becket, era el supremo sacerdote de Ignuri, un hombre bonachon y que era querido por el pueblo. En algunas casas había estatuillas con su imagen, el hombre era famoso por sus obras de beneficiencia y su intensa fe. Algunos peregrinos de todo el mundo venían a escuchar sus discursos en el templo o en la plaza de Minas Thalion. Era sin duda, algo muy grave lo que en aquel momento confesaba aquel sujeto. Terry no dudo en ningún momento como debía actuar, intento socavar mas información.
- Perdoneme padre…debo hacerlo es necesario…
- Momento... ¿cuantos son en esto?, es importante para tu alma que me des mas detalles
- Muchos el padre no pasara de pasado mañana….
- Hijo mio…debes decírmelo todo…
- ¡No padre! ¡Ya he dicho demasiado! ¡ Ni siquiera se que hago aquí! ¡Soy un estúpido!
El hombre salió e intento huir, inmediatamente Terry sin pensárselo dos veces salió también dispuesto a perseguirlo, el hombre tenia unas túnicas pardas que le tapaban todo el cuerpo y parecía bastante agil. Sin embargo, Terry sabia que le daría fácil alcance. Los pocos feligreses que habían en la iglesia miraron sorprendidos a Terry quien salía del confesionario y perseguía al sujeto. Algunos murmuraban entre si, otros gritaban que era indignante.
- Espere, por favor…
Terry estaba pronto a alcanzarlo, pero choco con una enorme figura que le detuvo el paso e hizo que cayera. Terry palideció al reconocer al clérigo de Ignuri de aquella pequeña iglesia.
- Terry Wahhem, ¿Por qué me lo imagine?- dijo el clérigo- donde hay bullicio, escándalo y algarabía estas tu- dijo frunciendo el ceño
- Supongo que mi fama me precede…- dijo Terry- discúlpeme padre pero debo irme
Terry intento seguir para atrapar al sujeto pero fue sujetado por el clérigo
- Escuchame bien amiguito, no te quiero volver a ver por este templo, o sino tendre que informar a su padre o al Supremo Sacerdote, ¿me oyes?, este es un lugar de paz y recogimiento, no una de tus orgipiñatas
- Jejeje, si quiere le invito a una- dijo Terry socarronamente
- ¡Largate de aquí!
Terry salió del lugar inmediatamente, pero ya era tarde, aquel sujeto de túnicas pardas se había perdido. ¿Debia actuar? ¿debía salvar al supremo clérigo de Ignuri?. Tal vez…estaba cansado de ser la oveja negra de la familia. Asi le demostraría a padre y su hermana Eveelina lo que valia. Pero, ¿Qué debía hacer ahora?, necesitaba ayuda eso era claro. A su padre no podría acudir, primero por aquel orgullo Wahhem que tenia en sus venas que le impediría siquiera pedirle un poco de ayuda, segundo por que no le creería. Hacia unos días había hecho una broma sobre unos pierrots asesinos que pensaban matar a su majestad. Su padre había caído en ella, ese dia casi los destripa y desde ello ya no le creía absolutamente nada.
Si quería ayudar al supremo sacerdote, solo había un hombre que podría ayudarle. Primero iria por Rik y luego se dirigiría a la pequeña casa del padre Gregory, en las afueras de la ciudad. Gregory era un clérigo con el que se había emborrachado algunas veces, buena persona y buen conversador. Querido en su comarca por que era dueño de un orfanato, donde se habían criado muchos huérfanos victimas de las guerras entre Valhadia y Thalion.
Bien Gregory, tu sabras que hacer, Terry alisto sus cosas e inicio su recorrido.
Re: WOE II TEMA OFICIAL
-¿Eh? ¿Estás seguro de eso Sjékir? Es una misión un tanto extraña. Además ese hombre se ve muy amable.
-Es la información que me dieron, cabello corto, mediana edad, ojos pequeños verdes, y sobretodo, una cicatríz en el cuello. Se dice que está relacionado con la desaparición de varias doncellas de alguna u otra forma.
-¿Cómo sabes que es cierto eso? Parece una persona amable. -Dice Lynel protestando y cruzando los brazos.
-Sus ojos... Son los ojos de alguien familiarizado con la sangre ajena.
Sjékir observaba a este sujeto calmadamente sentado desde cierta distancia en la plaza donde aquel hombre delicadamente retrataba en pegramino a una joven mujer. Estaba algo decepcionado, pensaba que quizás se trataría de una de sus presas restantes, pues no podía olvidar la horrible cicatriz que uno de ellos llevaba en el cuello, esta en cambio, era pequeña, apenas se notaba, pero ahí estaba. Lynel nunca había entendido el sistema de elegir trabajos de Sjékir, pero nunca había equivocado antes y siempre trataba con asesinos del bajo mundo. ¿Acaso se habría equivocado esta vez? ¿Habría aceptado simplemente por la gran cantidad de dinero? Estas preguntas y algunas más pasaban por la cabeza de Lynel en ese momento. Una nueva pregunta se formuló en su cabeza y habló nuevamente a Sjékir.
-Y por cierto. ¿Ese hombre que nos contrató, decía ser guarda de Valhadia, cierto? ¿Entonces por qué no se encargaron ellos de esto en vez de llamarnos a nosotros?
-Los guardas tienen ciertas reglas Lynel. Una de ellas es no atacar a nadie si no hay pruebas de crimen por su parte. La relación de este hombre y la desaparición de las doncellas es sólo un rumor, y si un rumor tan fuerte se basa en una sola persona a la que no pueden ejecutar o arrestar por falta de pruebas, mejor acabar con su vida de una sola vez, ¿no? En resumen, haremos el trabajo sucio de la guarda de Valhadia, así se acabarán los supuestos problemas y la guarda permanecerá inocente. -Dijo Sjékir mientras seguía viendo fijamente a aquel hombre.
-Y si es inocente realmente, ¿Qué haremos?
-No es inocente. No lo entiendes por que nunca has acabado con una vida, pero aquellos que han matado alguna vez, reconocen a otros que lo han hecho antes. No hay un por qué específico, pero sus ojos me lo dicen. Los ojos hablan más que la boca muchas veces.
-Lo que tú digas... -Suspiró Lynel luego de decir eso y se estiró un poco.
Pasó quizás un buen rato hasta que aquel hombre terminó el retrato, y enseñándoselo a la joven a quien retrataba se notaba desde lejos que intentaba seducirla. Y lo logró, pronto la joven se fue tomada del brazo por aquel hombre. Sjékir sin anunciar nada se levantó de su sitio y sigilosamente comenzó a seguirlos. Más atrás iba Lynel, algo apurada para alcanzar a su compañero. Todo iba bastante normal, aquel hombre y la mujer iban como una pareja de novios enamorados, no levantaban sospecha alguna. Lynel seguía dudando de si realmente se le culpaba de algo a ese hombre. Sin embargo pronto entraron a un callejón que se veía muy obscuro. Sjékir se detuvo antes de entrar. Un poco inquieta por el hecho, Lynel decidió entrar por su cuenta, pero fue detenida por una mano grande sobre su hombro.
-No, sabe que lo estamos siguiendo. Por eso tomó esta vía.
-¿Eh? ¿Estás seguro? ¡Pero si realmente es el culpable podría matar a esa joven!
-No es que podamos hacer mucho. Podría ser una emboscada, el terreno está a su favor.
-¡Pues, no dejaré morir a alguien inocente! -Gritó Lynel, safándose de la mano de Sjékir y corriendo hacia el callejón.
-Niña tonta...
Lynel corrió y corrió por el callejón casi sin ver, tropezó algunas veces con objetos tirados en el piso, pero no importaba, debía asegurarse de que aquella chica estuviese a salvo, si podía permitirlo, no dejaría morir a nadie inocente. La vida no fue hecha para que alguien más se la robara a las demás personas, estaba acostumbrada ya a ver la muerte desde hacía unos cuantos años, pero no se perdonaría dejar que una persona que no merece la muerte, muriera ante sus propios ojos sin que ella pudiese hacer nada de nada. Pronto se tropezó con una figura un poco robusta y algo sudada. Se alejó rápidamente y al enfocarse bien, era aquel hombre, y estaba solo esta vez.
-Buenas noches, señorita. ¿Qué la hace venir por este sitio?
-Eh... Esa chica que andaba con usted hace rato. ¿Dónde está?
-¿Esa chica? No es cortez dar la dirección de otras personas a desconocidos, pero la llevaba a su casa, sólo tomaba un pequeño atajo -Dijo el hombre sonriendo levemente.
-Verá... es que necesito hablar con ella, es de suma importancia.
-¡Oh! En ese caso tendré que ayudarte entonces, te reuniré con ella lo más pronto posible...
-¿Eh? Q..Qué quiere... -Intentó preguntar Lynel, pero pronto perdió todas las fuerzas y al poco tiempo su consciencia cuando el hombre la golpeó fuertemente en el estómago.
Sjékir decidió consultar un cartógrafo de la ciudad acerca de los callejones y este le vendió un pequeño mapa, buscaría sin duda alguna una ruta alternativa por que estaba consciente de que ir por ese mismo camino era una trampa. ¿Lynel? No le preocupaba mucho, ya que ella sabía defenderse bien por su cuenta. Sin embargo, al entrar él mismo en otro de esos callejones, se dió cuenta de que alguien extremadamente sigiloso le seguía. Decidió adentrarse un poco más, hasta finalmente dejar de escuchar los sonidos de las calles principales y sus locos borrachos y bardos, fue allí cuando se detuvo y habló en voz alta.
-¿Qué deseas? Llevas ya un buen trecho de callejón siguiéndome.
-Vaya, vaya. Me has descubierto -Dijo una voz en tono burlón desde atrás de Sjékir.
-Da la cara. No tengo tiempo para juegos tontos.
-Calma, calma. Me presentaré. Puedes llamarme Merile -decía la voz al momento en que de la obscuridad aparecía una silueta bastante esbelta.
El ojo de Sjékir se posó lentamente sobre aquella figura, tratándo de enfocar bien y ver de quién se trataba. Era un hombre delgado, rubio de cabello semi-largo y con cara de mozo joven, de rompecorazones. Sus vestimentas consistían en una camisa blanca de lana y un pantalón ajustado, quizás de cuero negro. Merile sonreía levemente al mismo tiempo en el que mostraba en una de sus manos tres pequeñas dagas arrojadizas. Sjékir posó su mano derecha en la empuñadura de su espada corta para defenderse pero justo en ese momento, una cuerda casi invisible con un peso de plomo sujeta su mano izquierda y la hala hacia atrás. Al voltear, Merile estaba allí también.
-¿Magia de desdoblamiento?
-No voy a contarte mis secretos -Dijo el Merile que sostenía las dagas al mismo tiempo que soltaba una carcajada.
-¿Cuál es tu asunto conmigo? Se breve que no tengo tiempo.
-Oh, tómalo con calma. ¿No ves en qué situación te encuentras? -Dijo ahora el Merile que tenía atrapada la mano izquierda de Sjékir. -De cualquier forma, no es nada personal, al igual que tú, firmé un contrato de guardaespaldas de Aquel hombre al que seguías. Alev, el pintor. De cualquier manera, estuviste husmeando donde no debiste perrito callejero, y como cachorrito maleducado morirás
-¿Así que Alev es el nombre de ese hombre?
-No es que importe mucho ya, Alev te mataría con sus propias manos pero sólo le interesan las mujeres.
-A mi también, pero en la cama, asesinando no tengo preferencias -Dijo Merile que se preparaba a lanzar sus dagas contra Sjékir.
En ese callejón se veía claramente la luna, era lo único que daba luz a la vista de Sjékir. Un solo enemigo en dos puntos distintos, lo tenía rodeado e incluso atrapado podría decirse. La situación era muy delicada para aquel bárbaro, sin embargo con su mano derecha finalmente desenvainó su espada al ver que se aproximaban ambas siluetas con intenciones asesinas y deseos de sangre en sus ojos. La batalla había iniciado...
Continuará.
-Es la información que me dieron, cabello corto, mediana edad, ojos pequeños verdes, y sobretodo, una cicatríz en el cuello. Se dice que está relacionado con la desaparición de varias doncellas de alguna u otra forma.
-¿Cómo sabes que es cierto eso? Parece una persona amable. -Dice Lynel protestando y cruzando los brazos.
-Sus ojos... Son los ojos de alguien familiarizado con la sangre ajena.
Sjékir observaba a este sujeto calmadamente sentado desde cierta distancia en la plaza donde aquel hombre delicadamente retrataba en pegramino a una joven mujer. Estaba algo decepcionado, pensaba que quizás se trataría de una de sus presas restantes, pues no podía olvidar la horrible cicatriz que uno de ellos llevaba en el cuello, esta en cambio, era pequeña, apenas se notaba, pero ahí estaba. Lynel nunca había entendido el sistema de elegir trabajos de Sjékir, pero nunca había equivocado antes y siempre trataba con asesinos del bajo mundo. ¿Acaso se habría equivocado esta vez? ¿Habría aceptado simplemente por la gran cantidad de dinero? Estas preguntas y algunas más pasaban por la cabeza de Lynel en ese momento. Una nueva pregunta se formuló en su cabeza y habló nuevamente a Sjékir.
-Y por cierto. ¿Ese hombre que nos contrató, decía ser guarda de Valhadia, cierto? ¿Entonces por qué no se encargaron ellos de esto en vez de llamarnos a nosotros?
-Los guardas tienen ciertas reglas Lynel. Una de ellas es no atacar a nadie si no hay pruebas de crimen por su parte. La relación de este hombre y la desaparición de las doncellas es sólo un rumor, y si un rumor tan fuerte se basa en una sola persona a la que no pueden ejecutar o arrestar por falta de pruebas, mejor acabar con su vida de una sola vez, ¿no? En resumen, haremos el trabajo sucio de la guarda de Valhadia, así se acabarán los supuestos problemas y la guarda permanecerá inocente. -Dijo Sjékir mientras seguía viendo fijamente a aquel hombre.
-Y si es inocente realmente, ¿Qué haremos?
-No es inocente. No lo entiendes por que nunca has acabado con una vida, pero aquellos que han matado alguna vez, reconocen a otros que lo han hecho antes. No hay un por qué específico, pero sus ojos me lo dicen. Los ojos hablan más que la boca muchas veces.
-Lo que tú digas... -Suspiró Lynel luego de decir eso y se estiró un poco.
Pasó quizás un buen rato hasta que aquel hombre terminó el retrato, y enseñándoselo a la joven a quien retrataba se notaba desde lejos que intentaba seducirla. Y lo logró, pronto la joven se fue tomada del brazo por aquel hombre. Sjékir sin anunciar nada se levantó de su sitio y sigilosamente comenzó a seguirlos. Más atrás iba Lynel, algo apurada para alcanzar a su compañero. Todo iba bastante normal, aquel hombre y la mujer iban como una pareja de novios enamorados, no levantaban sospecha alguna. Lynel seguía dudando de si realmente se le culpaba de algo a ese hombre. Sin embargo pronto entraron a un callejón que se veía muy obscuro. Sjékir se detuvo antes de entrar. Un poco inquieta por el hecho, Lynel decidió entrar por su cuenta, pero fue detenida por una mano grande sobre su hombro.
-No, sabe que lo estamos siguiendo. Por eso tomó esta vía.
-¿Eh? ¿Estás seguro? ¡Pero si realmente es el culpable podría matar a esa joven!
-No es que podamos hacer mucho. Podría ser una emboscada, el terreno está a su favor.
-¡Pues, no dejaré morir a alguien inocente! -Gritó Lynel, safándose de la mano de Sjékir y corriendo hacia el callejón.
-Niña tonta...
Lynel corrió y corrió por el callejón casi sin ver, tropezó algunas veces con objetos tirados en el piso, pero no importaba, debía asegurarse de que aquella chica estuviese a salvo, si podía permitirlo, no dejaría morir a nadie inocente. La vida no fue hecha para que alguien más se la robara a las demás personas, estaba acostumbrada ya a ver la muerte desde hacía unos cuantos años, pero no se perdonaría dejar que una persona que no merece la muerte, muriera ante sus propios ojos sin que ella pudiese hacer nada de nada. Pronto se tropezó con una figura un poco robusta y algo sudada. Se alejó rápidamente y al enfocarse bien, era aquel hombre, y estaba solo esta vez.
-Buenas noches, señorita. ¿Qué la hace venir por este sitio?
-Eh... Esa chica que andaba con usted hace rato. ¿Dónde está?
-¿Esa chica? No es cortez dar la dirección de otras personas a desconocidos, pero la llevaba a su casa, sólo tomaba un pequeño atajo -Dijo el hombre sonriendo levemente.
-Verá... es que necesito hablar con ella, es de suma importancia.
-¡Oh! En ese caso tendré que ayudarte entonces, te reuniré con ella lo más pronto posible...
-¿Eh? Q..Qué quiere... -Intentó preguntar Lynel, pero pronto perdió todas las fuerzas y al poco tiempo su consciencia cuando el hombre la golpeó fuertemente en el estómago.
Sjékir decidió consultar un cartógrafo de la ciudad acerca de los callejones y este le vendió un pequeño mapa, buscaría sin duda alguna una ruta alternativa por que estaba consciente de que ir por ese mismo camino era una trampa. ¿Lynel? No le preocupaba mucho, ya que ella sabía defenderse bien por su cuenta. Sin embargo, al entrar él mismo en otro de esos callejones, se dió cuenta de que alguien extremadamente sigiloso le seguía. Decidió adentrarse un poco más, hasta finalmente dejar de escuchar los sonidos de las calles principales y sus locos borrachos y bardos, fue allí cuando se detuvo y habló en voz alta.
-¿Qué deseas? Llevas ya un buen trecho de callejón siguiéndome.
-Vaya, vaya. Me has descubierto -Dijo una voz en tono burlón desde atrás de Sjékir.
-Da la cara. No tengo tiempo para juegos tontos.
-Calma, calma. Me presentaré. Puedes llamarme Merile -decía la voz al momento en que de la obscuridad aparecía una silueta bastante esbelta.
El ojo de Sjékir se posó lentamente sobre aquella figura, tratándo de enfocar bien y ver de quién se trataba. Era un hombre delgado, rubio de cabello semi-largo y con cara de mozo joven, de rompecorazones. Sus vestimentas consistían en una camisa blanca de lana y un pantalón ajustado, quizás de cuero negro. Merile sonreía levemente al mismo tiempo en el que mostraba en una de sus manos tres pequeñas dagas arrojadizas. Sjékir posó su mano derecha en la empuñadura de su espada corta para defenderse pero justo en ese momento, una cuerda casi invisible con un peso de plomo sujeta su mano izquierda y la hala hacia atrás. Al voltear, Merile estaba allí también.
-¿Magia de desdoblamiento?
-No voy a contarte mis secretos -Dijo el Merile que sostenía las dagas al mismo tiempo que soltaba una carcajada.
-¿Cuál es tu asunto conmigo? Se breve que no tengo tiempo.
-Oh, tómalo con calma. ¿No ves en qué situación te encuentras? -Dijo ahora el Merile que tenía atrapada la mano izquierda de Sjékir. -De cualquier forma, no es nada personal, al igual que tú, firmé un contrato de guardaespaldas de Aquel hombre al que seguías. Alev, el pintor. De cualquier manera, estuviste husmeando donde no debiste perrito callejero, y como cachorrito maleducado morirás
-¿Así que Alev es el nombre de ese hombre?
-No es que importe mucho ya, Alev te mataría con sus propias manos pero sólo le interesan las mujeres.
-A mi también, pero en la cama, asesinando no tengo preferencias -Dijo Merile que se preparaba a lanzar sus dagas contra Sjékir.
En ese callejón se veía claramente la luna, era lo único que daba luz a la vista de Sjékir. Un solo enemigo en dos puntos distintos, lo tenía rodeado e incluso atrapado podría decirse. La situación era muy delicada para aquel bárbaro, sin embargo con su mano derecha finalmente desenvainó su espada al ver que se aproximaban ambas siluetas con intenciones asesinas y deseos de sangre en sus ojos. La batalla había iniciado...
Continuará.
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Re: WOE II TEMA OFICIAL
Un ronroneo la despertó. Había amanecido hace una hora aproximadamente y Kuro-kuro aburrido de que Jana no abriera los ojos decidió despertarla con cariño (*).
-¡Hey! Que ya me desperté - El roedor se puso a caminar de un lado a otro del cuello de la chica- ¡Ja, ja, ja! Ya basta, me haces cosquillas ¡Ja, ja, ja!
Jana tomó al cuye con ambas manos y lo dejó en una rama cercana, estiró los brazos, las piernas y luego su tronco. Respiró profundo y el aroma a pino inundó su nariz. Intentó recordar el sueño que había tenido durante la noche, pero sólo llegó a su mente la imagen de su casa quemándose y nada más… Movió su cabeza como si eso le ayudara a desaparecer esos recuerdos. Como no esta muy arriba en el árbol, saltó a tierra y miró hacia la rama donde estaba Kuro-kuro
-¿Bajarás solo o te lanzas a mis brazos?-
-Cuí cuiií-
-No te entiendo bien… ¿dices que me vaya porque quieres lanzarte al vacio?-
-¡CUÍ! Cuuuí cuí cuí cuííí –
-¡Ja, ja! Tranquilo, sólo estaba bromeando ^^ , ¡Ven! Salta, que yo te atrapo-
El cuye saltó y cayó justo en los brazos de la chica, quien le dio un besito en su cabecita, empezó girar mientras tarareaba una canción y reía, dio unos pasitos al frente, giró de nuevo, lanzó al roedor hacia arriba y lo volvió a coger, dio otros pasitos hacia el frente y giro nuevamente. Así estuvo unos minutos y cada vez que lanzaba a Kuro-kuro, éste daba unos chillidos de protesta.
-¡Qué amargado eres gordito!, hace mucho que no bailábamos- Dijo Jana con una gran sonrisa- Además, es bueno que hagas algo de ejercicio, tienes una panza grande. ¡Ji, ji!
Dejó al cuye en el suelo, Kuro-kuro se quedó quieto para poder estabilizarse después de tantos giros, subidas y bajadas.
-Vamos por algo de comer, ¿te parece? Un poco más allá hay un río y a sus orillas crecen unos árboles frutales. Podremos alimentarnos y yo podré rellenar la cantimplora-
El pequeño roedor no dijo nada, sólo siguió a Jana cuando ésta se puso a caminar.
En la orilla del río, Jana sacó de su bolso un mortero de piedra y puso dentro de él unas hojas alargadas de un color verde oscuro que sacó de una de las bolsitas que lleva amarradas a su cinturón y con el pistilo empezó a moler las hojas, agregó un poco de agua a las hojas ya trituradas y con el pistilo mezcló ambos ingredientes formando una pasta bastante espesa que desprendía una fragancia dulce, fue agregando más agua de a poco y mezclando hasta que la pasta ya era un líquido verdoso, aun tenia olor dulce, pero más suave que antes.
(Mortero es la vasija y el pistilo es ese palito con que se trituran las cosas dentro del mortero)
Jana miró hacia todos lados con mucho cuidado, cuando estuvo segura de que no había nadie cerca, además de los animales, se desprendió de sus cosas y de toda su ropa dejando todo a un costado.
-Kuro-kuro, vigila que no venga nadie, ¿ok?-
Se escuchó un “cuí” entremedio de unos arbustos con frutitas, de seguro el conejillo de indias estaba comiendo, pero Jana sabe que su amiguito tiene sus sentidos agudos y por lo tanto, le avisará si viniese alguien.
Jana tomó un poco del líquido que había preparado y lo empezó a esparcir por su cuerpo lenta y cuidadosamente, cuando terminó, lo que quedaba en el mortero se lo echó en su cabello, luego sacando agua del río empezó a limpiarse el líquido verdusco, ella preferiría meterse completamente en el río, pero la corriente era muy fuerte y temía que la pudiese arrastrar. Cuando al fin terminó de limpiarse, se quedó un rato al sol para secar su cuerpo y cabello, luego se vistió, limpió el mortero y el pistilo, rellenó su cantimplora con agua fresca y comió algunas frutas de distintos árboles.
Kuro-kuro satisfecho ya había salido de entre los arbustos y dormitaba bajo la sombra de un árbol.
-¡Hey! Nada de dormir, ahora iremos a la ciudad- Kuro-kuro corrió hacia la chica con la intención que ésta lo llevara en su hombro- No, no, no, vas a caminar, tienes que bajar esa panzita-
El cuye protestó, pero Jana ya iba en camino hacia donde se acordaba que estaban las puertas de la ciudad de Windilin
(*) El ronroneo de los cuyes es como el de los gatos ^^
-¡Hey! Que ya me desperté - El roedor se puso a caminar de un lado a otro del cuello de la chica- ¡Ja, ja, ja! Ya basta, me haces cosquillas ¡Ja, ja, ja!
Jana tomó al cuye con ambas manos y lo dejó en una rama cercana, estiró los brazos, las piernas y luego su tronco. Respiró profundo y el aroma a pino inundó su nariz. Intentó recordar el sueño que había tenido durante la noche, pero sólo llegó a su mente la imagen de su casa quemándose y nada más… Movió su cabeza como si eso le ayudara a desaparecer esos recuerdos. Como no esta muy arriba en el árbol, saltó a tierra y miró hacia la rama donde estaba Kuro-kuro
-¿Bajarás solo o te lanzas a mis brazos?-
-Cuí cuiií-
-No te entiendo bien… ¿dices que me vaya porque quieres lanzarte al vacio?-
-¡CUÍ! Cuuuí cuí cuí cuííí –
-¡Ja, ja! Tranquilo, sólo estaba bromeando ^^ , ¡Ven! Salta, que yo te atrapo-
El cuye saltó y cayó justo en los brazos de la chica, quien le dio un besito en su cabecita, empezó girar mientras tarareaba una canción y reía, dio unos pasitos al frente, giró de nuevo, lanzó al roedor hacia arriba y lo volvió a coger, dio otros pasitos hacia el frente y giro nuevamente. Así estuvo unos minutos y cada vez que lanzaba a Kuro-kuro, éste daba unos chillidos de protesta.
-¡Qué amargado eres gordito!, hace mucho que no bailábamos- Dijo Jana con una gran sonrisa- Además, es bueno que hagas algo de ejercicio, tienes una panza grande. ¡Ji, ji!
Dejó al cuye en el suelo, Kuro-kuro se quedó quieto para poder estabilizarse después de tantos giros, subidas y bajadas.
-Vamos por algo de comer, ¿te parece? Un poco más allá hay un río y a sus orillas crecen unos árboles frutales. Podremos alimentarnos y yo podré rellenar la cantimplora-
El pequeño roedor no dijo nada, sólo siguió a Jana cuando ésta se puso a caminar.
En la orilla del río, Jana sacó de su bolso un mortero de piedra y puso dentro de él unas hojas alargadas de un color verde oscuro que sacó de una de las bolsitas que lleva amarradas a su cinturón y con el pistilo empezó a moler las hojas, agregó un poco de agua a las hojas ya trituradas y con el pistilo mezcló ambos ingredientes formando una pasta bastante espesa que desprendía una fragancia dulce, fue agregando más agua de a poco y mezclando hasta que la pasta ya era un líquido verdoso, aun tenia olor dulce, pero más suave que antes.
(Mortero es la vasija y el pistilo es ese palito con que se trituran las cosas dentro del mortero)
Jana miró hacia todos lados con mucho cuidado, cuando estuvo segura de que no había nadie cerca, además de los animales, se desprendió de sus cosas y de toda su ropa dejando todo a un costado.
-Kuro-kuro, vigila que no venga nadie, ¿ok?-
Se escuchó un “cuí” entremedio de unos arbustos con frutitas, de seguro el conejillo de indias estaba comiendo, pero Jana sabe que su amiguito tiene sus sentidos agudos y por lo tanto, le avisará si viniese alguien.
Jana tomó un poco del líquido que había preparado y lo empezó a esparcir por su cuerpo lenta y cuidadosamente, cuando terminó, lo que quedaba en el mortero se lo echó en su cabello, luego sacando agua del río empezó a limpiarse el líquido verdusco, ella preferiría meterse completamente en el río, pero la corriente era muy fuerte y temía que la pudiese arrastrar. Cuando al fin terminó de limpiarse, se quedó un rato al sol para secar su cuerpo y cabello, luego se vistió, limpió el mortero y el pistilo, rellenó su cantimplora con agua fresca y comió algunas frutas de distintos árboles.
Kuro-kuro satisfecho ya había salido de entre los arbustos y dormitaba bajo la sombra de un árbol.
-¡Hey! Nada de dormir, ahora iremos a la ciudad- Kuro-kuro corrió hacia la chica con la intención que ésta lo llevara en su hombro- No, no, no, vas a caminar, tienes que bajar esa panzita-
El cuye protestó, pero Jana ya iba en camino hacia donde se acordaba que estaban las puertas de la ciudad de Windilin
(*) El ronroneo de los cuyes es como el de los gatos ^^
Re: WOE II TEMA OFICIAL
Terry miro hacia un lado de la carretera, ¡que bello paisaje y tonalidades!, no recordaba haber pasado por aquel lugar. Tenia 25 años y en todo este tiempo de viajes y arduas pruebas nunca se había encontrado con un lugar asi o no creía recordarlo. Se prometió volver alguna vez y pintar aquello en un hermoso retrato, la belleza era una de sus aficiones. Pero por que le impactaba tanto, ¿tal vez algún recuerdo de la infancia?, no lo comprendía, tenia aquel aire familiar que invitaba a recostarse y dejarse llevar…
- Terry, debemos proseguir- dijo Rik
- Si,…claro- dijo aun como ensimismado
- Terry, ¿este Gregory vive muy lejos?
- Falta poco para llegar
- ¡Vaya tipo para vivir lejos!, ¿como alguien como el podrá ayudarnos?- pregunto preocupado
- Ya verás- dijo sonriente Terry- creo que ya te he enseñado lo suficiente que las apariencias engañan
Siguieron caminando, el camino se hacía cada vez más oscuro, sin duda tendrían que dormir en la casa de aquel sujeto, la idea no le agradaba mucho a Rik.
- Aun no entiendo porque no fuimos con tu padre…
- Ya te lo he dicho Rik...no tengo que volver a explicártelo o si?
- No, claro que no amigo- dijo Rik- confió en tu criterio
- Gracias- dijo Rik sonriendo- si quisiera hacerte algo malo ya te lo hubiera hecho- dijo sacándole la lengua
Faltaba poco para llegar a donde el viejo Gregory, cuando de repente en medio de la penumbra salió otro hombre de vestimentas pardas. El hombre intento atacar a Terry, pero este esquivo rápidamente el ataque sorpresa, tenía muy buenos reflejos y no era fácil de sorprender, su profesión se lo había cultivado.
- Vaya, no me esperaba menos de Terry Wahhem, el hijo del héroe que salvo Epica
- Jo, sinceramente lo que menos quiero es que me comparen con mi padre
- Si eso lo se…sobre todo cuando estas tomado de mas…
- Ah…conozco esa voz, pero ¡Si es mi buen amigo Filik! ¡Que susto me has dado!- dijo contento
Terry intento ir a abrazar a Filik, pero este se movio rápidamente y le hirió un brazo.
- ¡Que demonios!
- Lo siento Terry, ya no podemos ser amigos- dijo tristemente
- No hables idioteces Filik, déjame pasar ahora, tengo asuntos importantes que atender
- No, Terry, digamos que tu principal pecado es “Saber mas de lo que deberías”
- Jo, quizá debería de tomarme eso como un halago. Bien Filik, no deseo pelear contigo, me caes bien hombre, déjame pasar y asunto arreglado
- No puedo sin tu cabeza…
Terry lo miro como estudiándolo
- ¡Pero que bromas dices Filik! ¡si que eres un gran bromista!- dijo y se acerco a el y lo abrazo- jojojo seguro que te tomaste una copita de mas, ¡amigo ingrato! Y ni siquiera compartiste…recuerda de la que te salve el otro dia
De nuevo Filik intento quitárselo de encima con sus dagas, Terry volvió a esquivar rápidamente.
- En fin, Filik que tengo cosas que hacer, salúdame a Keyra de mi parte. Chaooooooosssss….- dijo haciendo un gesto con la mano
Terry intento avanzar, pero nuevamente fue ataco por Filik, esta vez Terry quien ya estaba preparado para un posible ataque reverso. Rik observaba todo detenidamente, como ya sabria lo que vendría, el halfing acostumbrado, se sento en una de las rocas que bordeaban el camino, lo que le permitiría una mejor vista de lo que pasaría a continuación.
- Si que eres persistente amigo mío, de verdad se te subió el licor a la cabeza, siempre fuiste un borrachín
- ¡Calla Terry! ¡No me compares con adefesios como tu! ¡Te matare ahora mismo!
- ¿Quién te paga por hacer esto Filik?
- No te lo diré, tendrás que llevarte mi vida primero
- Si, cuando se congele el infierno- dijo Terry riéndose- somos amigos hombre, déjame pasar…
- ¡No somos amigos! ¡jamas lo fuimos y jamás lo seremos! ¡La palabra amigo no significa nada para mi! ¡Esto es por algo más grande! ¡algo que tu corto de mente jamás comprenderás!- le dijo furibundo
- Así que “amigo” no significa nada para ti…
“El viejo estaba sentado en una silla, una especie de trono. No podía ver su rostro, cubierto por una mascara. Era el jefe de la orden de asesinos de Valhadia. No podía ver su expresión, ¿tendría alguna?, el hombre se sentó cómodamente. Se encontraban en una especie de zona circular, rodeados por varios asesinos que miraban curiosos lo que sucedería a continuación. Era el momento de la ultima prueba, aquel que los haría oficialmente asesinos. De su grupo solo dos habían sobrevivido. Terry y su amigo Berek, ambos se habían hecho muy amigos, habían compartido comida, sueños, fiestas, canciones, eran amigos del alma, de esos que podrían dar el pecho el uno por el otro. Habían superado un montón de pruebas juntos y se sentían orgullosos.
Antes de la prueba se habían entregado mutuamente un amuleto de prueba, pues deseaban seguir trabajando juntos cuando fueran nombrados asesinos. Ese amuleto les recordaría que pasara lo que pasara siempre serian amigos.
- Bien- dijo el viejo- hoy es la última prueba, ¿estan listos para convertirse en asesinos?
- ¡Estamos listos!- dijo Terry animado
- Esta es la mayor prueba de toda y las mas difícil, con esta sellaran su alma por siempre y se convertirán en asesinos. Pronto la vida no será más para ustedes que un simple don que se puede robar, como cualquier mercancía en la calle.
- ¡Vamos viejo!, ¡no temo!, ¡No tengo nada que temer!- dijo Terry
- Yo tampoco- dijo Berek- pronto veras nuestras habilidades
- Jo- dijo el viejo riendo- parece que están ansiosos, eso es bueno, veamos cuando les dura esto…un interesante estado de ánimo. Pronto aprenderán a sentirlo cada vez que vean sangre...
Terry se dio cuenta de que algo no andaba bien, algo le dijo que todo aquel auditorio sabia lo que sucedería a continuación, menos ellos, ¿Qué era aquello tan horrible que les esperaba? Pero ya no tenia escapatoria, ese era el camino que había escogido
- Bien muchachos- dijo el viejo- durante años han matado, han cumplido peligrosas misiones, lo cual les ha dado poderosas habilidades…desgraciadamente esto no es suficiente para ser asesino, se puede intentar actuar como asesino sin serlo. El verdadero asesino es cuerpo y alma y esto lo consolidareis con esta última prueba
Algunos asesinos aplaudieron al viejo, el sujeto era casi venerado por los demás asesinos.
- Desalojaos de todo sentimiento, convertíos en artistas de la muerte…ahora os dire que tendréis que hacer, aquí, ahora mismo frente a nosotros, vosotros dos luchareis a muerte, el que sobreviva será nombrado asesino
Terry sudo al escuchar aquella prueba, su amigo Berek tampoco estaba muy bien, el sudor empezó a correr por su frente.
- ¡¿Qué?!- dijo Terry- ¡Es mi mejor amigo! ¡es ridículo! ¡no puedo hacer eso!
- Entonces me temo que no podrás ser un asesino- dijo tranquilamente el viejo
Terry no pudo evitar que le salieran lagrimas de frustración, hace mucho no lloraba, ambos anhelaban con el alma ser asesinos. Llevaban años compartiendo y preparándose para ello, Berek y el, que tantas cosas habían pasado juntos.
- Noooo- dijo Terry
El viejo callo, parecía que no tenía nada más que decir, el espectáculo debía comenzar. Terry logro contener sus lagrimas, era lo primero que le habían enseñado como asesino.
- Está bien, lo haremos
- Así es Terry- dijo Berek- no tenemos opción
- ¡Que gane el mejor!- dijo Terry
- Así es
Ambos amigos se lanzaron el uno sobre el otro chocando sus katares, el desenlace de aquella batalla no podía ser más trágico…”
Terry bloqueo sus recuerdos, saco de la mano un amuleto y lo miro. Filik había intentado atacarlo otra vez pero había esquivado fácilmente.
- Asi que la palabra amigo no significa nada para ti
La gestualidad de Terry cambio, su rostro se había transformado en algo completamente distinto, sus ojos parecían prendidos, como si se estuvieran quemando. Su rostro normalmente burlesco y picaron se había vuelto serio. Su mirada quemaba, abrasaba. Ese era otro Terry, no era el Terry que conocían todos, su porte incluso era más intimidante. Era una especie de ángel caído, un artista de la muerte. Todo se había trasformado. Filik no pudo evitar sentir miedo ante aquel cambio.
- ¿Que demonios? Ahora te crees malo, yo te diré, no eres más que un ingenuo
- El que peca por ingenuo es otro- dijo Rik tranquilamente
- ¿Qué dices infernal Halfing?
- No debiste haber desafiado al Halcón de Valhadia…- dijo Rik
- ¿Halcón?- dijo el hombre asustado- ¿Asesino? ¿Terry? ¡Imposible!
- ¡Oh si! Pocos en Thalion lo saben…ahora mira por última vez la luz de la luna- dijo Rik sonriente
- Espera Terry… ¿somos amigos? ¿lo olvidas?
Terry no le contesto. De repente todo se volvió a oscurecer, los arboles fueron desapareciendo a la vista, todo se volvió muy oscuro, no se veía nada, Filik se sintió en medio de una pesadilla.
- ¡Terry! ¡somos amigos!
La oscuridad lo cubrió todo, no había nada, solo silencio y dolor. Filik ni se percato más de lo que realmente sucedía, el silencio era aterrador. Todo sucedió muy rápido. Pronto la oscuridad se extendió lo suficiente para permanecer para siempre a los ojos abiertos de Filik. Luego de un momento la oscuridad desapareció, increíblemente Terry seguía en la misma posición, era como si no se hubiera movido, hasta sus dedos seguían igual. A pocos metros de el yacia el cuerpo de Filik muerto. A Rik siempre le impresionaba esto cuando lo veía.
- Rik, encárgate del cuerpo- dijo Terry aun serio
- Si amigo, desde luego, ¿Qué haras tu?
- Yo tengo una pintura que hacer- dijo Terry sonriente
Continuara...
- Terry, debemos proseguir- dijo Rik
- Si,…claro- dijo aun como ensimismado
- Terry, ¿este Gregory vive muy lejos?
- Falta poco para llegar
- ¡Vaya tipo para vivir lejos!, ¿como alguien como el podrá ayudarnos?- pregunto preocupado
- Ya verás- dijo sonriente Terry- creo que ya te he enseñado lo suficiente que las apariencias engañan
Siguieron caminando, el camino se hacía cada vez más oscuro, sin duda tendrían que dormir en la casa de aquel sujeto, la idea no le agradaba mucho a Rik.
- Aun no entiendo porque no fuimos con tu padre…
- Ya te lo he dicho Rik...no tengo que volver a explicártelo o si?
- No, claro que no amigo- dijo Rik- confió en tu criterio
- Gracias- dijo Rik sonriendo- si quisiera hacerte algo malo ya te lo hubiera hecho- dijo sacándole la lengua
Faltaba poco para llegar a donde el viejo Gregory, cuando de repente en medio de la penumbra salió otro hombre de vestimentas pardas. El hombre intento atacar a Terry, pero este esquivo rápidamente el ataque sorpresa, tenía muy buenos reflejos y no era fácil de sorprender, su profesión se lo había cultivado.
- Vaya, no me esperaba menos de Terry Wahhem, el hijo del héroe que salvo Epica
- Jo, sinceramente lo que menos quiero es que me comparen con mi padre
- Si eso lo se…sobre todo cuando estas tomado de mas…
- Ah…conozco esa voz, pero ¡Si es mi buen amigo Filik! ¡Que susto me has dado!- dijo contento
Terry intento ir a abrazar a Filik, pero este se movio rápidamente y le hirió un brazo.
- ¡Que demonios!
- Lo siento Terry, ya no podemos ser amigos- dijo tristemente
- No hables idioteces Filik, déjame pasar ahora, tengo asuntos importantes que atender
- No, Terry, digamos que tu principal pecado es “Saber mas de lo que deberías”
- Jo, quizá debería de tomarme eso como un halago. Bien Filik, no deseo pelear contigo, me caes bien hombre, déjame pasar y asunto arreglado
- No puedo sin tu cabeza…
Terry lo miro como estudiándolo
- ¡Pero que bromas dices Filik! ¡si que eres un gran bromista!- dijo y se acerco a el y lo abrazo- jojojo seguro que te tomaste una copita de mas, ¡amigo ingrato! Y ni siquiera compartiste…recuerda de la que te salve el otro dia
De nuevo Filik intento quitárselo de encima con sus dagas, Terry volvió a esquivar rápidamente.
- En fin, Filik que tengo cosas que hacer, salúdame a Keyra de mi parte. Chaooooooosssss….- dijo haciendo un gesto con la mano
Terry intento avanzar, pero nuevamente fue ataco por Filik, esta vez Terry quien ya estaba preparado para un posible ataque reverso. Rik observaba todo detenidamente, como ya sabria lo que vendría, el halfing acostumbrado, se sento en una de las rocas que bordeaban el camino, lo que le permitiría una mejor vista de lo que pasaría a continuación.
- Si que eres persistente amigo mío, de verdad se te subió el licor a la cabeza, siempre fuiste un borrachín
- ¡Calla Terry! ¡No me compares con adefesios como tu! ¡Te matare ahora mismo!
- ¿Quién te paga por hacer esto Filik?
- No te lo diré, tendrás que llevarte mi vida primero
- Si, cuando se congele el infierno- dijo Terry riéndose- somos amigos hombre, déjame pasar…
- ¡No somos amigos! ¡jamas lo fuimos y jamás lo seremos! ¡La palabra amigo no significa nada para mi! ¡Esto es por algo más grande! ¡algo que tu corto de mente jamás comprenderás!- le dijo furibundo
- Así que “amigo” no significa nada para ti…
“El viejo estaba sentado en una silla, una especie de trono. No podía ver su rostro, cubierto por una mascara. Era el jefe de la orden de asesinos de Valhadia. No podía ver su expresión, ¿tendría alguna?, el hombre se sentó cómodamente. Se encontraban en una especie de zona circular, rodeados por varios asesinos que miraban curiosos lo que sucedería a continuación. Era el momento de la ultima prueba, aquel que los haría oficialmente asesinos. De su grupo solo dos habían sobrevivido. Terry y su amigo Berek, ambos se habían hecho muy amigos, habían compartido comida, sueños, fiestas, canciones, eran amigos del alma, de esos que podrían dar el pecho el uno por el otro. Habían superado un montón de pruebas juntos y se sentían orgullosos.
Antes de la prueba se habían entregado mutuamente un amuleto de prueba, pues deseaban seguir trabajando juntos cuando fueran nombrados asesinos. Ese amuleto les recordaría que pasara lo que pasara siempre serian amigos.
- Bien- dijo el viejo- hoy es la última prueba, ¿estan listos para convertirse en asesinos?
- ¡Estamos listos!- dijo Terry animado
- Esta es la mayor prueba de toda y las mas difícil, con esta sellaran su alma por siempre y se convertirán en asesinos. Pronto la vida no será más para ustedes que un simple don que se puede robar, como cualquier mercancía en la calle.
- ¡Vamos viejo!, ¡no temo!, ¡No tengo nada que temer!- dijo Terry
- Yo tampoco- dijo Berek- pronto veras nuestras habilidades
- Jo- dijo el viejo riendo- parece que están ansiosos, eso es bueno, veamos cuando les dura esto…un interesante estado de ánimo. Pronto aprenderán a sentirlo cada vez que vean sangre...
Terry se dio cuenta de que algo no andaba bien, algo le dijo que todo aquel auditorio sabia lo que sucedería a continuación, menos ellos, ¿Qué era aquello tan horrible que les esperaba? Pero ya no tenia escapatoria, ese era el camino que había escogido
- Bien muchachos- dijo el viejo- durante años han matado, han cumplido peligrosas misiones, lo cual les ha dado poderosas habilidades…desgraciadamente esto no es suficiente para ser asesino, se puede intentar actuar como asesino sin serlo. El verdadero asesino es cuerpo y alma y esto lo consolidareis con esta última prueba
Algunos asesinos aplaudieron al viejo, el sujeto era casi venerado por los demás asesinos.
- Desalojaos de todo sentimiento, convertíos en artistas de la muerte…ahora os dire que tendréis que hacer, aquí, ahora mismo frente a nosotros, vosotros dos luchareis a muerte, el que sobreviva será nombrado asesino
Terry sudo al escuchar aquella prueba, su amigo Berek tampoco estaba muy bien, el sudor empezó a correr por su frente.
- ¡¿Qué?!- dijo Terry- ¡Es mi mejor amigo! ¡es ridículo! ¡no puedo hacer eso!
- Entonces me temo que no podrás ser un asesino- dijo tranquilamente el viejo
Terry no pudo evitar que le salieran lagrimas de frustración, hace mucho no lloraba, ambos anhelaban con el alma ser asesinos. Llevaban años compartiendo y preparándose para ello, Berek y el, que tantas cosas habían pasado juntos.
- Noooo- dijo Terry
El viejo callo, parecía que no tenía nada más que decir, el espectáculo debía comenzar. Terry logro contener sus lagrimas, era lo primero que le habían enseñado como asesino.
- Está bien, lo haremos
- Así es Terry- dijo Berek- no tenemos opción
- ¡Que gane el mejor!- dijo Terry
- Así es
Ambos amigos se lanzaron el uno sobre el otro chocando sus katares, el desenlace de aquella batalla no podía ser más trágico…”
Terry bloqueo sus recuerdos, saco de la mano un amuleto y lo miro. Filik había intentado atacarlo otra vez pero había esquivado fácilmente.
- Asi que la palabra amigo no significa nada para ti
La gestualidad de Terry cambio, su rostro se había transformado en algo completamente distinto, sus ojos parecían prendidos, como si se estuvieran quemando. Su rostro normalmente burlesco y picaron se había vuelto serio. Su mirada quemaba, abrasaba. Ese era otro Terry, no era el Terry que conocían todos, su porte incluso era más intimidante. Era una especie de ángel caído, un artista de la muerte. Todo se había trasformado. Filik no pudo evitar sentir miedo ante aquel cambio.
- ¿Que demonios? Ahora te crees malo, yo te diré, no eres más que un ingenuo
- El que peca por ingenuo es otro- dijo Rik tranquilamente
- ¿Qué dices infernal Halfing?
- No debiste haber desafiado al Halcón de Valhadia…- dijo Rik
- ¿Halcón?- dijo el hombre asustado- ¿Asesino? ¿Terry? ¡Imposible!
- ¡Oh si! Pocos en Thalion lo saben…ahora mira por última vez la luz de la luna- dijo Rik sonriente
- Espera Terry… ¿somos amigos? ¿lo olvidas?
Terry no le contesto. De repente todo se volvió a oscurecer, los arboles fueron desapareciendo a la vista, todo se volvió muy oscuro, no se veía nada, Filik se sintió en medio de una pesadilla.
- ¡Terry! ¡somos amigos!
La oscuridad lo cubrió todo, no había nada, solo silencio y dolor. Filik ni se percato más de lo que realmente sucedía, el silencio era aterrador. Todo sucedió muy rápido. Pronto la oscuridad se extendió lo suficiente para permanecer para siempre a los ojos abiertos de Filik. Luego de un momento la oscuridad desapareció, increíblemente Terry seguía en la misma posición, era como si no se hubiera movido, hasta sus dedos seguían igual. A pocos metros de el yacia el cuerpo de Filik muerto. A Rik siempre le impresionaba esto cuando lo veía.
- Rik, encárgate del cuerpo- dijo Terry aun serio
- Si amigo, desde luego, ¿Qué haras tu?
- Yo tengo una pintura que hacer- dijo Terry sonriente
Continuara...
Re: WOE II TEMA OFICIAL
¿Dónde estoy? ¿Qué es este olor? ¿Por qué todo está tan nublado y brillante? Cuántas antorchas necesarias para alumbrar este lugar de esa manera... ¿Qué es ese sonido? ¿Gritos de dolor? Debo ir a ver qué ocurre pero mi cuerpo no se mueve como quisiera... ¿Qué esta sensación de ardor en mis muñecas? Oh... estoy atada... Esto no es normal y se siente muy real para ser un sueño...
En ese momento, Lynel sacudió la cabeza para despertarse por completo, aquella habitación donde estaba tenía mucha luz, a su lado estaba aún en el país de los sueños la joven a la que aquel hombre llevaba del brazo. Estaba atada de brazos y piernas, al igual que ella. Sin embargo eso no es lo que la impactó. Escuchaba también lamentos, gritos de dolor ya debilitados, definitivamente era una mujer, Pudo ver además un pequeño rastro de sangre constantemente corriendo desde una puerta que estaba junto a ella. Hacia un agujero que drenaba aquello. “¿Qué demonios es esto?” se preguntó Lynel al recobrar completamente sus sentidos. Notó que la cuerda que la tenía atada andaba encrustada en la pared con varios clavos, era algo que podría romper fácilmente. Se volteó como pudo, dándole la cara a la pared y con sus piernas empujó lo más fuerte que pudo hasta que finalmente los clavos cedieron. Cayó al piso y tuvo un poco más de libertad para aflojar un poco el nudo de sus muñecas, sin embargo no tuvo el tiempo suficiente, justo en ese momento, un hombre de mediana edad entró desnudo y lleno de sangre a aquella habitación, al verla comenzó a reír maniáticamente.
-¿De verdad intentabas escapar? ¿Acaso no es tierno?
-¿Qué... quién demonios crees que eres? ¡Déjame ir! -Gritó una Lynel bastante alterada. -Estás enfermo, al menos podrías tener la decencia de vestir algunas ropas.
-Oh, no, lo siento, la sangre no sale fácilmente de la ropa. Quizás tú mejor que nadie debas saberlo. Pero bueno, Basta de tonterías, mi nombre es Alev, un placer señorita, supongo que quieres ver qué es lo que te pasará a ti y a tu amiguita a quien intentabas preguntar algo importante, ¿Cierto?
-No tengo interés en ver tus enfermedades. Suéltame o lo vas a lamentar más aún de lo que lo lamentarás.
-Tonterías. Tonterías. ¿Crees que tu novio vendrá a salvarte? Quizás esté ya muerto desde hace mucho tiempo.
-¿Novio? Creo que te confundiste de mujer.
-Yo lo vi, el hombre de cabello rojo y largo, el que llevaba un solo ojo. Andaba contigo antes, ¿no es así?
-¿Que mataste a Sjékir dices? ¡Si eso fuese fácil ya lo hubiese hecho yo hace años! ...además no es mi novio.
-Da igual lo que digas, mi guardaespaldas debe de haber acabado con él ya, ahora vienes conmigo.
Alev ya estaba molesto por el menosprecio, tomó la cuerda de la soga que rompió Lynel y comenzó a arrastrarla hacia aquella habitación, llenándola de aquella sangre derramada, no le importó ese hecho tanto como lo que le preocupaba el saber de dónde provenía esa sangre. Lo que vió al levantar un poco la cabeza al oír los gemidos de cerca, era un tributo a la muerte, un tributo a la decadencia. Una joven dama desnuda, sin piernas y brazos, llena de marcas de dientes por todos lados, amarrada de la cintura a una tabla con una soga gruesa. Apenas lloraba, había perdido casi toda la fuerza, los ojos de Lynel casi se desorbitaban por el horrendo espectáculo y justo en ese momento Alev mordía de nuevo a la dama en el cuello, arrancándole un tajo, sangre y saliva se derramaba por la boca de aquel grotesco hombre, caía sobre su inflado abdomen y sobre sus partes íntimas también. No era un espectáculo bonito para los ojos de nadie. Escupiendo el tajo de piel y carne, Alev volvió a hablar.
-Van once jóvenes con esta, la número doce iba a ser tu amiga, pero felicidades, ganaste puntos extra y te le adelantaste. Sólo debemos esperar que esta desgraciada termine de morir.
-¿Qué demonios te pasa? ¿Estás mal de la cabeza? ¿Qué finalidad tiene esto? Maldito bastardo...
-Eh, eh, que esos no son modales de una chiquilla y delicada flor como tú. ¿Motivos? ¿Has escuchado de algún artista con un motivo en específico?
-Los artistas no quitan vida, dan vida. El arte consiste en transmitir, no esconder. Eres un simple asesino.
-¿Y no transmito miedo a estas hermosas jóvenes? ¿No les doy vida a su belleza por medio de la muerte? Quizás una persona sin sentido como tú no lo entendería. ¿Quieres una linda lección de historia? Hace algunas décadas había dos pueblos enemigos, constantemente hubo enfrentamientos entre ambos sitios bajo cualquier contexto, tierras, cosechas, incluso mujeres, todo servía como pretexto para iniciar una batalla. Las personas de ambos pueblos nos batíamos a muerte con constancia, hicieron caer a la mayoría de mis familiares y amigos con muertes dolorosas, yo hice lo mismo con los de ellos, violaron repetidas veces a nuestras esposas, hermanas e hijas, yo hice lo mismo con las de ellos. Ya casi lo sentía como una amistad enfermiza, hasta que... finalmente Valhadia tomó cartas en el asunto y el confrontamiento terminó con la destrucción de uno de los dos pueblos. El mío fue afortunado, pero desafortunadamente para mi, crecí en batalla, nunca supe hacer nada más que eso, y cuando mudé a Valhadia para enlistarme en el ejercito para ir a luchar contra los rebeldes, me rechazaron por ser una persona mayor. Decidí entonces vivir del arte, tenía buen pulso para dibujos y retratos, pero ese tipo de arte no me llenaba, fue entonces cuando un día una luz brilló en mi y entendí que debía crear arte de la única manera en que creé arte en el pasado. La muerte. La muerte era un arte, hay tantas formas de morir, tantas formas de temerle. Definitivamente expresas como artista miedo a tu espectador, o víctima, como quieres llamarle, ¿Y qué mejor que eso que una mujer que no sabe de experiencias dolorosas y les temen tanto? desde el momento en el que cortas el primer dedo, desde el momento que comienzas a humillarlas y violarlas, hasta el momento en el que simplemente haces que dejen de vivir. -Alev dijo esto último con una sonrisa entre dientes y enterrando una daga filosa que había en al pie de la tabla de tortura el pecho de aquel torso viviente que fue en algún momento una bella mujer, acabando finalmente con su sufrimiento.
-Estás enfermo... Estás loco... Que los dioses, se apiaden de tu putrefacta alma.
-No me vengas con niñerías, eres solo un lienzo más en mi inventario. Una obra de arte fugaz que sólo será presenciada entre tú y yo.
Alev bruscamente se abalanzó sobre Lynel con aquella enorme y ensangrentada daga. Pero se detuvo en seco cuando escuchó unos gritos de horror aproximándose. No eran gritos de doncella sufriendo un cruel destino, eran gritos de hombre desdichado y asustado. Entre las pocas palabras entendibles resonaba claramente la frase“¡Piedad, por favor, piedad!” y de pronto todo acabó con el sonido de carne rebanándose y un pesado objeto cayendo al piso. “¿Quién está ahí? ¡Muéstrate!” salió un par de veces de los lavios de Alev. Desde aquella puerta dos cabezas de cabellera rubia fueron lanzadas.
-Me... ¿Merile...?
-Si vas a contratar inútiles, al menos ocúpate de que sean más inteligentes. Estos dos decían usar encantamiento de desdoblamiento, y te engañaron con eso, sólo eran dos gemelos dándose aires de grandeza. Sus ojos llenos de víctimas se han apagado ya, y ahora voy por los tuyos. -Dijo Sjékir, que cubierto de sangre entraba a aquella habitación, luego fijó la mirada en Lynel. -Tonta... Un poco más y estarías muerta.
-¡Cállate y mátalo de una vez! ¡Luego me das el sermón!
Sjékir se limitó a fijar su mirada en Alev. Corrió hacia él y con la espada en su mano derecha apuntó a las rodillas del maniático, con la daga en la izquierda, rajó su barriga. Aquel hombre cayó al suelo de rodillas y más abajo vinieron desplomándose sus intestinos, ya sin fuerzas cayó al ensangrentado piso boca abajo. Este gemía del dolor, pero aún mantenía aquel enorme cuchillo en su mano derecha y se arrastraba lentamente hacia Lynel, nuevamente mostró una sonrisa enferma al verla, pero Sjékir le arrebató el cuchillo y lo clavó en la mano de Alev, y con fuerza bruta desgarró la mano fracturando huesos y rompiéndo músculos. Repitió este proceso en la otra mano , dejándolas inutilizables de por vida.
-Un pintor que no puede tomar su pincel es tan inútil como un asesino que no puede tomar su arma. -Dijo Sjékir a Alev y acto seguido, de un fuerte talonazo en la nuca le mató en seco.
-Ya murió... Maldito maniático, finalmente murió.
-Así es. Sus ojos se apagaron también.
-Deja de hablar de ojos y desátame.
Sjékir cortó las cuerdas que inmobilizaban a Lynel, acto seguido la golpeó en la mejilla, haciéndola sangrar. Lynel se limitó a quedarse callada. Estaba acostumbrada a ese tipo de golpes cada vez que cometía un error, pero hacía ya mucho que habían dejado de ocurrir los errores de novato como ese. Sus ojos estaban al borde de las lágrimas más por orgullo que por el dolor, pero simplemente miró hacia otro lado.
-Nunca más hagas una tontería así si quieres vivir unos cuantos años más.
-Lo siento...
-Da igual si lo sientes o no. No lo vuelvas a hacer y me basta. Ahora desata a la otra mujer y sáquemosla de aquí antes de que despierte. Mañana a primera hora reportaré el caso de Alev, el pintor al contacto de los guardas Valhadianos.
-¿Y qué con las demás víctimas? Confesó que había asesinado a once mujeres, pero sólo tenemos un cadaver aquí.
-Es sencillo. Los comió. Es más fácil transportar un saco de huesos que un saco de carne muerta.
-¿Cómo puedes estar tan seguro de eso?
-¿Las mordeduras en aquel cadaver no te bastan? -Preguntó Sjékir señalando a la mutilada mujer. -De cualquier forma. Al llegar aquí y forcejear con lo que quedaba de los guardaespaldas de Alev, cayó un estante sellado, al romperse cayeron varios craneos, probablemente los coleccionaba o escondía, no es que me importe mucho. Los demás huesos fácilmente pueden confundirse con huesos de cerdo o de res. No es poco común que un hombre saque de su casa los restos de su comida cada cierto tiempo. Nadie sospecharía de él.
Aprovechando las reservas de agua de aquella casa, Sjékir y Lynel quitaron la sangre de sus cuerpos y ropas para no levantar sospechas al salir de allí. Dejaron a la joven dama que aún seguía bajo los efectos de algún tipo de substancia somnífera recostada en la orilla de una fuente y se retiraron a descansar finalmente unas horas a la posada donde se estaban hospedando. Pues sería un día largo y diligente al reportar y esperar la paga por aquel trabajo. Un sólo pensamiento reconfortante después de tan turbulenta experiencia quedaba en la cabeza de Lynel, este mundo tenía tres personas peligrosas menos. Sjékir por su cuenta, no quería retirarse de Valhadia aún. Sabía que allí estaba una de sus presas, pero sabía también que encontrarlo en tan enorme ciudad y después de tanto tiempo, sería como encontrar una aguja en un pajar. Algo muy poco probable, pero no completamente imposible. Sjékir lo había intentado todas las veces anteriores en las que estuvo en Valhadia, pero tenía la corazonada de que pronto hallaría algo.
Continuará.
En ese momento, Lynel sacudió la cabeza para despertarse por completo, aquella habitación donde estaba tenía mucha luz, a su lado estaba aún en el país de los sueños la joven a la que aquel hombre llevaba del brazo. Estaba atada de brazos y piernas, al igual que ella. Sin embargo eso no es lo que la impactó. Escuchaba también lamentos, gritos de dolor ya debilitados, definitivamente era una mujer, Pudo ver además un pequeño rastro de sangre constantemente corriendo desde una puerta que estaba junto a ella. Hacia un agujero que drenaba aquello. “¿Qué demonios es esto?” se preguntó Lynel al recobrar completamente sus sentidos. Notó que la cuerda que la tenía atada andaba encrustada en la pared con varios clavos, era algo que podría romper fácilmente. Se volteó como pudo, dándole la cara a la pared y con sus piernas empujó lo más fuerte que pudo hasta que finalmente los clavos cedieron. Cayó al piso y tuvo un poco más de libertad para aflojar un poco el nudo de sus muñecas, sin embargo no tuvo el tiempo suficiente, justo en ese momento, un hombre de mediana edad entró desnudo y lleno de sangre a aquella habitación, al verla comenzó a reír maniáticamente.
-¿De verdad intentabas escapar? ¿Acaso no es tierno?
-¿Qué... quién demonios crees que eres? ¡Déjame ir! -Gritó una Lynel bastante alterada. -Estás enfermo, al menos podrías tener la decencia de vestir algunas ropas.
-Oh, no, lo siento, la sangre no sale fácilmente de la ropa. Quizás tú mejor que nadie debas saberlo. Pero bueno, Basta de tonterías, mi nombre es Alev, un placer señorita, supongo que quieres ver qué es lo que te pasará a ti y a tu amiguita a quien intentabas preguntar algo importante, ¿Cierto?
-No tengo interés en ver tus enfermedades. Suéltame o lo vas a lamentar más aún de lo que lo lamentarás.
-Tonterías. Tonterías. ¿Crees que tu novio vendrá a salvarte? Quizás esté ya muerto desde hace mucho tiempo.
-¿Novio? Creo que te confundiste de mujer.
-Yo lo vi, el hombre de cabello rojo y largo, el que llevaba un solo ojo. Andaba contigo antes, ¿no es así?
-¿Que mataste a Sjékir dices? ¡Si eso fuese fácil ya lo hubiese hecho yo hace años! ...además no es mi novio.
-Da igual lo que digas, mi guardaespaldas debe de haber acabado con él ya, ahora vienes conmigo.
Alev ya estaba molesto por el menosprecio, tomó la cuerda de la soga que rompió Lynel y comenzó a arrastrarla hacia aquella habitación, llenándola de aquella sangre derramada, no le importó ese hecho tanto como lo que le preocupaba el saber de dónde provenía esa sangre. Lo que vió al levantar un poco la cabeza al oír los gemidos de cerca, era un tributo a la muerte, un tributo a la decadencia. Una joven dama desnuda, sin piernas y brazos, llena de marcas de dientes por todos lados, amarrada de la cintura a una tabla con una soga gruesa. Apenas lloraba, había perdido casi toda la fuerza, los ojos de Lynel casi se desorbitaban por el horrendo espectáculo y justo en ese momento Alev mordía de nuevo a la dama en el cuello, arrancándole un tajo, sangre y saliva se derramaba por la boca de aquel grotesco hombre, caía sobre su inflado abdomen y sobre sus partes íntimas también. No era un espectáculo bonito para los ojos de nadie. Escupiendo el tajo de piel y carne, Alev volvió a hablar.
-Van once jóvenes con esta, la número doce iba a ser tu amiga, pero felicidades, ganaste puntos extra y te le adelantaste. Sólo debemos esperar que esta desgraciada termine de morir.
-¿Qué demonios te pasa? ¿Estás mal de la cabeza? ¿Qué finalidad tiene esto? Maldito bastardo...
-Eh, eh, que esos no son modales de una chiquilla y delicada flor como tú. ¿Motivos? ¿Has escuchado de algún artista con un motivo en específico?
-Los artistas no quitan vida, dan vida. El arte consiste en transmitir, no esconder. Eres un simple asesino.
-¿Y no transmito miedo a estas hermosas jóvenes? ¿No les doy vida a su belleza por medio de la muerte? Quizás una persona sin sentido como tú no lo entendería. ¿Quieres una linda lección de historia? Hace algunas décadas había dos pueblos enemigos, constantemente hubo enfrentamientos entre ambos sitios bajo cualquier contexto, tierras, cosechas, incluso mujeres, todo servía como pretexto para iniciar una batalla. Las personas de ambos pueblos nos batíamos a muerte con constancia, hicieron caer a la mayoría de mis familiares y amigos con muertes dolorosas, yo hice lo mismo con los de ellos, violaron repetidas veces a nuestras esposas, hermanas e hijas, yo hice lo mismo con las de ellos. Ya casi lo sentía como una amistad enfermiza, hasta que... finalmente Valhadia tomó cartas en el asunto y el confrontamiento terminó con la destrucción de uno de los dos pueblos. El mío fue afortunado, pero desafortunadamente para mi, crecí en batalla, nunca supe hacer nada más que eso, y cuando mudé a Valhadia para enlistarme en el ejercito para ir a luchar contra los rebeldes, me rechazaron por ser una persona mayor. Decidí entonces vivir del arte, tenía buen pulso para dibujos y retratos, pero ese tipo de arte no me llenaba, fue entonces cuando un día una luz brilló en mi y entendí que debía crear arte de la única manera en que creé arte en el pasado. La muerte. La muerte era un arte, hay tantas formas de morir, tantas formas de temerle. Definitivamente expresas como artista miedo a tu espectador, o víctima, como quieres llamarle, ¿Y qué mejor que eso que una mujer que no sabe de experiencias dolorosas y les temen tanto? desde el momento en el que cortas el primer dedo, desde el momento que comienzas a humillarlas y violarlas, hasta el momento en el que simplemente haces que dejen de vivir. -Alev dijo esto último con una sonrisa entre dientes y enterrando una daga filosa que había en al pie de la tabla de tortura el pecho de aquel torso viviente que fue en algún momento una bella mujer, acabando finalmente con su sufrimiento.
-Estás enfermo... Estás loco... Que los dioses, se apiaden de tu putrefacta alma.
-No me vengas con niñerías, eres solo un lienzo más en mi inventario. Una obra de arte fugaz que sólo será presenciada entre tú y yo.
Alev bruscamente se abalanzó sobre Lynel con aquella enorme y ensangrentada daga. Pero se detuvo en seco cuando escuchó unos gritos de horror aproximándose. No eran gritos de doncella sufriendo un cruel destino, eran gritos de hombre desdichado y asustado. Entre las pocas palabras entendibles resonaba claramente la frase“¡Piedad, por favor, piedad!” y de pronto todo acabó con el sonido de carne rebanándose y un pesado objeto cayendo al piso. “¿Quién está ahí? ¡Muéstrate!” salió un par de veces de los lavios de Alev. Desde aquella puerta dos cabezas de cabellera rubia fueron lanzadas.
-Me... ¿Merile...?
-Si vas a contratar inútiles, al menos ocúpate de que sean más inteligentes. Estos dos decían usar encantamiento de desdoblamiento, y te engañaron con eso, sólo eran dos gemelos dándose aires de grandeza. Sus ojos llenos de víctimas se han apagado ya, y ahora voy por los tuyos. -Dijo Sjékir, que cubierto de sangre entraba a aquella habitación, luego fijó la mirada en Lynel. -Tonta... Un poco más y estarías muerta.
-¡Cállate y mátalo de una vez! ¡Luego me das el sermón!
Sjékir se limitó a fijar su mirada en Alev. Corrió hacia él y con la espada en su mano derecha apuntó a las rodillas del maniático, con la daga en la izquierda, rajó su barriga. Aquel hombre cayó al suelo de rodillas y más abajo vinieron desplomándose sus intestinos, ya sin fuerzas cayó al ensangrentado piso boca abajo. Este gemía del dolor, pero aún mantenía aquel enorme cuchillo en su mano derecha y se arrastraba lentamente hacia Lynel, nuevamente mostró una sonrisa enferma al verla, pero Sjékir le arrebató el cuchillo y lo clavó en la mano de Alev, y con fuerza bruta desgarró la mano fracturando huesos y rompiéndo músculos. Repitió este proceso en la otra mano , dejándolas inutilizables de por vida.
-Un pintor que no puede tomar su pincel es tan inútil como un asesino que no puede tomar su arma. -Dijo Sjékir a Alev y acto seguido, de un fuerte talonazo en la nuca le mató en seco.
-Ya murió... Maldito maniático, finalmente murió.
-Así es. Sus ojos se apagaron también.
-Deja de hablar de ojos y desátame.
Sjékir cortó las cuerdas que inmobilizaban a Lynel, acto seguido la golpeó en la mejilla, haciéndola sangrar. Lynel se limitó a quedarse callada. Estaba acostumbrada a ese tipo de golpes cada vez que cometía un error, pero hacía ya mucho que habían dejado de ocurrir los errores de novato como ese. Sus ojos estaban al borde de las lágrimas más por orgullo que por el dolor, pero simplemente miró hacia otro lado.
-Nunca más hagas una tontería así si quieres vivir unos cuantos años más.
-Lo siento...
-Da igual si lo sientes o no. No lo vuelvas a hacer y me basta. Ahora desata a la otra mujer y sáquemosla de aquí antes de que despierte. Mañana a primera hora reportaré el caso de Alev, el pintor al contacto de los guardas Valhadianos.
-¿Y qué con las demás víctimas? Confesó que había asesinado a once mujeres, pero sólo tenemos un cadaver aquí.
-Es sencillo. Los comió. Es más fácil transportar un saco de huesos que un saco de carne muerta.
-¿Cómo puedes estar tan seguro de eso?
-¿Las mordeduras en aquel cadaver no te bastan? -Preguntó Sjékir señalando a la mutilada mujer. -De cualquier forma. Al llegar aquí y forcejear con lo que quedaba de los guardaespaldas de Alev, cayó un estante sellado, al romperse cayeron varios craneos, probablemente los coleccionaba o escondía, no es que me importe mucho. Los demás huesos fácilmente pueden confundirse con huesos de cerdo o de res. No es poco común que un hombre saque de su casa los restos de su comida cada cierto tiempo. Nadie sospecharía de él.
Aprovechando las reservas de agua de aquella casa, Sjékir y Lynel quitaron la sangre de sus cuerpos y ropas para no levantar sospechas al salir de allí. Dejaron a la joven dama que aún seguía bajo los efectos de algún tipo de substancia somnífera recostada en la orilla de una fuente y se retiraron a descansar finalmente unas horas a la posada donde se estaban hospedando. Pues sería un día largo y diligente al reportar y esperar la paga por aquel trabajo. Un sólo pensamiento reconfortante después de tan turbulenta experiencia quedaba en la cabeza de Lynel, este mundo tenía tres personas peligrosas menos. Sjékir por su cuenta, no quería retirarse de Valhadia aún. Sabía que allí estaba una de sus presas, pero sabía también que encontrarlo en tan enorme ciudad y después de tanto tiempo, sería como encontrar una aguja en un pajar. Algo muy poco probable, pero no completamente imposible. Sjékir lo había intentado todas las veces anteriores en las que estuvo en Valhadia, pero tenía la corazonada de que pronto hallaría algo.
Continuará.
Northern- Mensajes : 97
Fecha de inscripción : 19/12/2009
Edad : 39
Localización : Valencia, Venezuela
Re: WOE II TEMA OFICIAL
Al abrir Alvenith los ojos le invadió un aroma que le resultaba muy familiar. Olía igual que los brebajes que su maestro le preparaba para recuperar energías después de largos días de entrenamiento.
- Estoy en casa. – pensó aliviado el elfo, mas cuando se incorporó se percató de que estaba equivocado, esa habitación de colores tierra, ese calor sofocante… - Sigo en el desierto.
Alvenith se levantó de la cama donde estaba tumbado, empezó a caminar por esa estancia, los estantes rebosaban de libros perfectamente colocados, ni una sola mota de polvo reposaba en ellos pese a estar en medio del desierto.
En el centro de la sala se encontraba una mesa ovalada colocada de tal forma que parecía brotar del mismo suelo. En el lado opuesto de donde estaba la cama, había una chimenea prendida. Alvenith, sofocado, corrió hacia el fuego y cogió arena de una maceta y la echó a la chimenea hasta que se apagó. De repente una voz le sobresaltó.
- Perdona, pero no me gusta pasar frío – Alvenith se giró alarmado. Un hombre de unos cincuenta años estaba de pie junto a la puerta, chasqueó los dedos y la chimenea volvió a prender.
Vestía una túnica roja, y llevaba en su mano un bastón de mago. Era sin duda el mismo hombre que le atacó en la cueva. Alvenith se puso en guardia, no tenía ni su báculo ni su arco, sin duda tenía las de perder.
- No temas Alvenith el elfo, aquí no corres ningún peligro. – El mago de túnica roja empezó a caminar hacia el joven elfo – perdona mi educación, mi nombre es Bagarade, maestro supremo de la torre del fuego.
Alvenith quedó boquiabierto, su maestro le había hablado de todos y cada uno de los maestros que dirigían las torres de hechicería de Épica. Torpemente le dedico una gran reverencia al mago rojo.
- Es un placer estar aquí con usted maestro Bagarade – Alvenith no osaba mirarle a los ojos – muchas son las leyendas que corren sobre su persona.
- Todas verdaderas, sin duda – aseguró el maestro – pero no esa la razón que nos ocupa, ¿no te preguntas que haces aquí?
- La verdad es que si… no recuerdo muy bien que pasó. Yo estaba en las cuevas subterráneas de Thöndarian, al noroeste de Abu Naza y…
- Sigues en Abu Naza hijo mío, estas en los aposentos de uno de mis alumnos, – Alvenith tenía ante él a un Bagarade cargando con el paso de los años sobre sus hombros – y sin duda hay una explicación para que te haya llevado hasta aquí sin preguntarte.
- ¿Cuantos días pasé durmiendo? – Alvenith sospechaba lo peor.
- Pasaste una semana inconsciente querido amigo – Baga se notaba preocupado – toma asiento por favor, te contaré la historia.
Alvenith se sentó sobre la cama sin preguntar, quería saber.
- Bien, tú debes conocer parte de lo que te voy a contar, hace 30 años un grupo de amigos, hay gente que los llama héroes, otros los llaman locos, pero a mí me gusta llamarles amigos. Pues estos amigos se enfrentaron a grandes peligros juntos, hasta que un día uno de ellos, el mago Ervelin – la nostalgia se podía palpar en cada palabra que salía por la boca de Bagarade – se cegó.
- ¿se cegó? – preguntó Alvenith.
- Mas bien lo cegó el poder que poseía, simplemente enloqueció. No supo valorar los poderes que le habían sido otorgados. No supo controlar sus ansias de crecer. No supo parar. Nunca supo lo que significa amar… - esto último lo dijo para sí mismo, su rostro reflejaba el dolor que aún atormentaba sus noches por haber perdido a tan valeroso amigo – Bien hijo mío, escucha bien lo que te diré ahora – Baga hizo una pausa para sacar su vieja pipa y la prendió – Tu maestro vino en mi busca cuando te hubo dejado en las cuevas para pedirme ayuda, el conoce la historia de Ervelin, y no deseaba que a ti te pasara lo mismo.
- ¿Qué te pidió? – Alvenith sentía que no le iba a gustar…
- Benedeth es un hombre sabio Alvenith, sabe muy bien porque me lo pidió
- ¡¿Pero que te pidió?! – Alvenith empezaba a impacientarse.
- Me pidió que sellara tus poderes. – a Alvenith se le cayó el alma a los pies. Diez años perdidos... Al ver su cara de angustia Baga se apresuró a explicarle – Tranquilo, los recuperarás.
- ¡¿Cómo?! – Alvenith no podía creer lo que le estaba pasando.
- Tu magia madurará al ritmo que madure tu buen juicio querido elfo, eres aun joven, todo ese potencial te hubiera destruido si no se frenaba de algún modo… - Bagarade sonaba firme, su voz no tenía ni una pizca de disculpa. Sabía lo que había hecho, y sabía que era lo correcto – no queremos que la historia se repita…
- Nadie debería decidir por mí… - Alvenith no estaba enojado. Su maestro no confiaba en él… Esa era la única idea que rondaba su cabeza.
- Con el tiempo lo entenderás hijo mío… - Baga posó su mano sobre la cabeza de Alvenith – He preparado todo para tu marcha, tu maestro te espera en Windilin, deberías partir cuanto antes.
Alvenith se sentía decepcionado, pero en su tierra le habían enseñado a comportarse correctamente. Se levantó, hizo una severa reverencia al mago de fuego y recogió los fardos que había preparados a los pies de la cama antes de meterse de lleno bajo el abrasador sol de los desiertos de Abu Naza, en dirección a su tierra, en dirección a Windilin.
- Estoy en casa. – pensó aliviado el elfo, mas cuando se incorporó se percató de que estaba equivocado, esa habitación de colores tierra, ese calor sofocante… - Sigo en el desierto.
Alvenith se levantó de la cama donde estaba tumbado, empezó a caminar por esa estancia, los estantes rebosaban de libros perfectamente colocados, ni una sola mota de polvo reposaba en ellos pese a estar en medio del desierto.
En el centro de la sala se encontraba una mesa ovalada colocada de tal forma que parecía brotar del mismo suelo. En el lado opuesto de donde estaba la cama, había una chimenea prendida. Alvenith, sofocado, corrió hacia el fuego y cogió arena de una maceta y la echó a la chimenea hasta que se apagó. De repente una voz le sobresaltó.
- Perdona, pero no me gusta pasar frío – Alvenith se giró alarmado. Un hombre de unos cincuenta años estaba de pie junto a la puerta, chasqueó los dedos y la chimenea volvió a prender.
Vestía una túnica roja, y llevaba en su mano un bastón de mago. Era sin duda el mismo hombre que le atacó en la cueva. Alvenith se puso en guardia, no tenía ni su báculo ni su arco, sin duda tenía las de perder.
- No temas Alvenith el elfo, aquí no corres ningún peligro. – El mago de túnica roja empezó a caminar hacia el joven elfo – perdona mi educación, mi nombre es Bagarade, maestro supremo de la torre del fuego.
Alvenith quedó boquiabierto, su maestro le había hablado de todos y cada uno de los maestros que dirigían las torres de hechicería de Épica. Torpemente le dedico una gran reverencia al mago rojo.
- Es un placer estar aquí con usted maestro Bagarade – Alvenith no osaba mirarle a los ojos – muchas son las leyendas que corren sobre su persona.
- Todas verdaderas, sin duda – aseguró el maestro – pero no esa la razón que nos ocupa, ¿no te preguntas que haces aquí?
- La verdad es que si… no recuerdo muy bien que pasó. Yo estaba en las cuevas subterráneas de Thöndarian, al noroeste de Abu Naza y…
- Sigues en Abu Naza hijo mío, estas en los aposentos de uno de mis alumnos, – Alvenith tenía ante él a un Bagarade cargando con el paso de los años sobre sus hombros – y sin duda hay una explicación para que te haya llevado hasta aquí sin preguntarte.
- ¿Cuantos días pasé durmiendo? – Alvenith sospechaba lo peor.
- Pasaste una semana inconsciente querido amigo – Baga se notaba preocupado – toma asiento por favor, te contaré la historia.
Alvenith se sentó sobre la cama sin preguntar, quería saber.
- Bien, tú debes conocer parte de lo que te voy a contar, hace 30 años un grupo de amigos, hay gente que los llama héroes, otros los llaman locos, pero a mí me gusta llamarles amigos. Pues estos amigos se enfrentaron a grandes peligros juntos, hasta que un día uno de ellos, el mago Ervelin – la nostalgia se podía palpar en cada palabra que salía por la boca de Bagarade – se cegó.
- ¿se cegó? – preguntó Alvenith.
- Mas bien lo cegó el poder que poseía, simplemente enloqueció. No supo valorar los poderes que le habían sido otorgados. No supo controlar sus ansias de crecer. No supo parar. Nunca supo lo que significa amar… - esto último lo dijo para sí mismo, su rostro reflejaba el dolor que aún atormentaba sus noches por haber perdido a tan valeroso amigo – Bien hijo mío, escucha bien lo que te diré ahora – Baga hizo una pausa para sacar su vieja pipa y la prendió – Tu maestro vino en mi busca cuando te hubo dejado en las cuevas para pedirme ayuda, el conoce la historia de Ervelin, y no deseaba que a ti te pasara lo mismo.
- ¿Qué te pidió? – Alvenith sentía que no le iba a gustar…
- Benedeth es un hombre sabio Alvenith, sabe muy bien porque me lo pidió
- ¡¿Pero que te pidió?! – Alvenith empezaba a impacientarse.
- Me pidió que sellara tus poderes. – a Alvenith se le cayó el alma a los pies. Diez años perdidos... Al ver su cara de angustia Baga se apresuró a explicarle – Tranquilo, los recuperarás.
- ¡¿Cómo?! – Alvenith no podía creer lo que le estaba pasando.
- Tu magia madurará al ritmo que madure tu buen juicio querido elfo, eres aun joven, todo ese potencial te hubiera destruido si no se frenaba de algún modo… - Bagarade sonaba firme, su voz no tenía ni una pizca de disculpa. Sabía lo que había hecho, y sabía que era lo correcto – no queremos que la historia se repita…
- Nadie debería decidir por mí… - Alvenith no estaba enojado. Su maestro no confiaba en él… Esa era la única idea que rondaba su cabeza.
- Con el tiempo lo entenderás hijo mío… - Baga posó su mano sobre la cabeza de Alvenith – He preparado todo para tu marcha, tu maestro te espera en Windilin, deberías partir cuanto antes.
Alvenith se sentía decepcionado, pero en su tierra le habían enseñado a comportarse correctamente. Se levantó, hizo una severa reverencia al mago de fuego y recogió los fardos que había preparados a los pies de la cama antes de meterse de lleno bajo el abrasador sol de los desiertos de Abu Naza, en dirección a su tierra, en dirección a Windilin.
Bagarade- Mensajes : 38
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Re: WOE II TEMA OFICIAL
Al fin había llegado a la entrada de Windilin, ahí estaban esas altas puertas rodeadas de hojas y, como recordaba bien, desde fuera se podían ver algunos altos edificios.
-Hace 16 años que no vengo a esta ciudad y parece que todo sigue igual, como si el tiempo se hubiese detenido…-
-¿Qué quiere una extranjera en nuestra tierra?- Un grupo de guardias la rodeó
-Tengo algunos asuntos que hacer, con su permiso-
Diciendo esto, Jana avanzó un paso hacia las puertas de la ciudad, ante tal reacción los guardias la apuntaron con sus lanzas y varios sacaron sus espadas. Kuro-kuro asustado trepó por la ropa de la chica y se escondió en un bolsillo exterior del bolso que ella cargaba.
-¡Alto! No puede entrar a Windilin-
-No creo que sean necesario tantos soldados sólo para detener a una joven-
-Ningún extraño puede pasar, mejor dese la vuelta y váyase-
-Pero… ella no es una extraña- Uno de los guardias bajó su espada- ¿Jana?
-Daeron, ya eres todo un soldado, como lo predije-
-No lo entiendo, todos creímos que tú estabas…-
-¿Muerta?- Interrumpió Jana- Ya ves que no, sólo he estado de paseo por el mundo-
-Daeron, ¿la conoces?- preguntó el que parecía ser el de mayor rango
-Sí señor, es una amiga de la infancia, ella es… prima de mi prometida-
-Entonces puede pasar, disculpe las molestias señorita- Hizo un gesto con la mano y todos los saldados bajaron sus armas y se alejaron
-Jana, pronto terminará mi turno de guardia, si quieres me esperas y te llevo a ver a los demás chicos-
-Esta bien, te esperaré-
Jana entró a la ciudad y se sentó bajo la sombra de un árbol cercano, sacó a Kuro-kuro, que aun tiritaba dentro del bolsillo y le empezó a hacer cariño en el lomo, poco a poco el roedor se fue calmando hasta que, ya contento, ronroneaba de gusto por los mimos que le hacían.
La chica se dejó llevar por los recuerdos mientras seguía acariciando a su pequeño amiguito. Recordó que una tarde, hace más de 20 años, tal vez 25, mientras ella recorría el bosque de Mavdrael encontró a un grupo de niños elfos, 3 niños y una niña para ser exactos, se notaba que estaban en algún tipo de problema, entonces ella se les acercó para ver si podía ayudarles. Los chicos no notaron su presencia inmediatamente, por lo que Jana pudo escuchar la conversación que tenían a medida que se les acercaba. Al parecer uno de los niños había convencido al grupo para que salieran de la ciudad en busca de un tesoro escondido en el bosque, pero se habían perdido, además uno de los niños estaba herido y la niña sollozaba de miedo. Cuando Jana llegó cerca de ellos, uno de los niños la amenazó con una espada, tenia algo de filo, pero se notaba que era de juguete… Sí, el chico que le apuntó con la espada y había hecho que los demás salieran de la ciudad era Daeron. Jana se puso a conversar con ellos y se ganó la confianza de los chicos, logró que Daeron bajara la espada así como le permitieron curar con unas hierbas al chico que se había lastimado.
Ellos fueron sus amigos de pequeña, cada vez que iba a la cuidad a hacer alguna compra se juntaba con ellos y pasaba un buen rato. Daeron era el líder, un chico con muchas ideas (a veces algo locas), carismático, fuerte y capaz de todo por defender a sus amigos. Era el más alto de los chicos y siempre sabía qué palabras ocupar y en el momento preciso. Vaire era una chica tímida, pero muy cariñosa con la gente que se ganaba su confianza, contaba historias de todo tipo y preparaba unos jugos de fruta delicioso. Tenía unos ojos de color amarillo oro, rasgo característico de su familia, por lo mismo cuando conoció a Jana le tomó un gran cariño, al punto de sentirla como su hermana mayor. Morion era de esos chicos que siempre se metía en problemas, se lastimaba o se perdía, era normal verlo con algún tipo de venda, pero era la alegría del grupo, siempre lograba hacerles reír, incluso en los momentos más difíciles. Elladan era muy inteligente, le gustaba aprender de todo y se sentía muy atraído por el mundo de la magia.
-¡Ya está! ¿Vamos?-
La voz de Daeron sacó a Jana de sus evocaciones.
-Sí, vamos- dijo mientras se paraba y dejaba a Kuro-kuro en su hombro.
Se pusieron a caminar en dirección al centro de la ciudad. Jana se cubrió su cabeza con la capucha de su capa.
-A si que ya saben que Vaire y yo somos parientes-
-Sí, el padre de Vaire, Héreru, ya sabes, el hermano de tu madre, lo confesó después de saber de la muerte de… bueno, tus padres- Daeron parecía nervioso, miraba de reojo a Jana, como para comprobar que realmente hablaba con alguien que estaba vivo y no con un fantasma o una ilusión- Tú lo sabias, ¿por qué nunca nos lo dijiste?-
-Mis padres también me lo ocultaron, lo supe tan sólo unos meses antes de que ellos fueran asesinados- Jana no parecía triste, hablaba con una sonrisa
-Todos pensamos que tú también habías muerto, Vaire quedó muy mal y nada que decir de su familia… Deberías de haberte quedado con nosotros, Héreru te habría recibido con los brazos abiertos-
-Es interesante cómo la gente cambia frente a la muerte, él que rechazó a su hermana por relacionarse con un humano, que la sacó de sus recuerdos y su corazón, al verse enfrentado a su pérdida cambia de parecer-
-Héreru adoraba a su hermana y también te quiso a ti, aunque no lo creas. Lloró por semanas y, a pesar de que ya no se le ve llorar, se nota que aun siente el haberles perdido-
Jana guardó silencio unos momentos antes de preguntar
-¿Cómo están los demás chicos?-
-Vaire ayuda a su padre con el bar que tiene, ¿lo recuerdas? Una vez nos escabullimos dentro, ¡Ja, ja! Qué recuerdos- La chica asintió con la cabeza- Morion, pues descubrió que es buen escultor (mientras no se lastime con algún instrumento) le va bien. Elladan se fue a estudiar magia a la torre de la tierra, por tu culpa ¿eh?-
-¿Mía?-
-Síp, por andarle enseñando de plantitas y que los árboles hablan y que la tierra es poderosa. Cuando supo de tu muerte decidió irse a estudiar allá, en forma de homenaje a ti-
-Me alegro haber hecho algo bueno por él, a penas puedas, le mandas un mensaje y le dices que estoy bien-
-¡Claro! Y yo, bueno, ya viste, soy un soldado y de los mejores no es porque yo lo diga ¡no! Me informaron que dentro de unos meses seré nombrado profesor de los nuevos que entren, les enseñaré a usar las armas. Es un gran honor para mí, ¿sabes? y Vaire esta feliz-
-Vaire es tu prometida, eso también lo prefije y que Elladan sería un mago también-
-¡Sí! Aun no sé cómo. ¡Mira! Ya llegamos-
-Hace 16 años que no vengo a esta ciudad y parece que todo sigue igual, como si el tiempo se hubiese detenido…-
-¿Qué quiere una extranjera en nuestra tierra?- Un grupo de guardias la rodeó
-Tengo algunos asuntos que hacer, con su permiso-
Diciendo esto, Jana avanzó un paso hacia las puertas de la ciudad, ante tal reacción los guardias la apuntaron con sus lanzas y varios sacaron sus espadas. Kuro-kuro asustado trepó por la ropa de la chica y se escondió en un bolsillo exterior del bolso que ella cargaba.
-¡Alto! No puede entrar a Windilin-
-No creo que sean necesario tantos soldados sólo para detener a una joven-
-Ningún extraño puede pasar, mejor dese la vuelta y váyase-
-Pero… ella no es una extraña- Uno de los guardias bajó su espada- ¿Jana?
-Daeron, ya eres todo un soldado, como lo predije-
-No lo entiendo, todos creímos que tú estabas…-
-¿Muerta?- Interrumpió Jana- Ya ves que no, sólo he estado de paseo por el mundo-
-Daeron, ¿la conoces?- preguntó el que parecía ser el de mayor rango
-Sí señor, es una amiga de la infancia, ella es… prima de mi prometida-
-Entonces puede pasar, disculpe las molestias señorita- Hizo un gesto con la mano y todos los saldados bajaron sus armas y se alejaron
-Jana, pronto terminará mi turno de guardia, si quieres me esperas y te llevo a ver a los demás chicos-
-Esta bien, te esperaré-
Jana entró a la ciudad y se sentó bajo la sombra de un árbol cercano, sacó a Kuro-kuro, que aun tiritaba dentro del bolsillo y le empezó a hacer cariño en el lomo, poco a poco el roedor se fue calmando hasta que, ya contento, ronroneaba de gusto por los mimos que le hacían.
La chica se dejó llevar por los recuerdos mientras seguía acariciando a su pequeño amiguito. Recordó que una tarde, hace más de 20 años, tal vez 25, mientras ella recorría el bosque de Mavdrael encontró a un grupo de niños elfos, 3 niños y una niña para ser exactos, se notaba que estaban en algún tipo de problema, entonces ella se les acercó para ver si podía ayudarles. Los chicos no notaron su presencia inmediatamente, por lo que Jana pudo escuchar la conversación que tenían a medida que se les acercaba. Al parecer uno de los niños había convencido al grupo para que salieran de la ciudad en busca de un tesoro escondido en el bosque, pero se habían perdido, además uno de los niños estaba herido y la niña sollozaba de miedo. Cuando Jana llegó cerca de ellos, uno de los niños la amenazó con una espada, tenia algo de filo, pero se notaba que era de juguete… Sí, el chico que le apuntó con la espada y había hecho que los demás salieran de la ciudad era Daeron. Jana se puso a conversar con ellos y se ganó la confianza de los chicos, logró que Daeron bajara la espada así como le permitieron curar con unas hierbas al chico que se había lastimado.
Ellos fueron sus amigos de pequeña, cada vez que iba a la cuidad a hacer alguna compra se juntaba con ellos y pasaba un buen rato. Daeron era el líder, un chico con muchas ideas (a veces algo locas), carismático, fuerte y capaz de todo por defender a sus amigos. Era el más alto de los chicos y siempre sabía qué palabras ocupar y en el momento preciso. Vaire era una chica tímida, pero muy cariñosa con la gente que se ganaba su confianza, contaba historias de todo tipo y preparaba unos jugos de fruta delicioso. Tenía unos ojos de color amarillo oro, rasgo característico de su familia, por lo mismo cuando conoció a Jana le tomó un gran cariño, al punto de sentirla como su hermana mayor. Morion era de esos chicos que siempre se metía en problemas, se lastimaba o se perdía, era normal verlo con algún tipo de venda, pero era la alegría del grupo, siempre lograba hacerles reír, incluso en los momentos más difíciles. Elladan era muy inteligente, le gustaba aprender de todo y se sentía muy atraído por el mundo de la magia.
-¡Ya está! ¿Vamos?-
La voz de Daeron sacó a Jana de sus evocaciones.
-Sí, vamos- dijo mientras se paraba y dejaba a Kuro-kuro en su hombro.
Se pusieron a caminar en dirección al centro de la ciudad. Jana se cubrió su cabeza con la capucha de su capa.
-A si que ya saben que Vaire y yo somos parientes-
-Sí, el padre de Vaire, Héreru, ya sabes, el hermano de tu madre, lo confesó después de saber de la muerte de… bueno, tus padres- Daeron parecía nervioso, miraba de reojo a Jana, como para comprobar que realmente hablaba con alguien que estaba vivo y no con un fantasma o una ilusión- Tú lo sabias, ¿por qué nunca nos lo dijiste?-
-Mis padres también me lo ocultaron, lo supe tan sólo unos meses antes de que ellos fueran asesinados- Jana no parecía triste, hablaba con una sonrisa
-Todos pensamos que tú también habías muerto, Vaire quedó muy mal y nada que decir de su familia… Deberías de haberte quedado con nosotros, Héreru te habría recibido con los brazos abiertos-
-Es interesante cómo la gente cambia frente a la muerte, él que rechazó a su hermana por relacionarse con un humano, que la sacó de sus recuerdos y su corazón, al verse enfrentado a su pérdida cambia de parecer-
-Héreru adoraba a su hermana y también te quiso a ti, aunque no lo creas. Lloró por semanas y, a pesar de que ya no se le ve llorar, se nota que aun siente el haberles perdido-
Jana guardó silencio unos momentos antes de preguntar
-¿Cómo están los demás chicos?-
-Vaire ayuda a su padre con el bar que tiene, ¿lo recuerdas? Una vez nos escabullimos dentro, ¡Ja, ja! Qué recuerdos- La chica asintió con la cabeza- Morion, pues descubrió que es buen escultor (mientras no se lastime con algún instrumento) le va bien. Elladan se fue a estudiar magia a la torre de la tierra, por tu culpa ¿eh?-
-¿Mía?-
-Síp, por andarle enseñando de plantitas y que los árboles hablan y que la tierra es poderosa. Cuando supo de tu muerte decidió irse a estudiar allá, en forma de homenaje a ti-
-Me alegro haber hecho algo bueno por él, a penas puedas, le mandas un mensaje y le dices que estoy bien-
-¡Claro! Y yo, bueno, ya viste, soy un soldado y de los mejores no es porque yo lo diga ¡no! Me informaron que dentro de unos meses seré nombrado profesor de los nuevos que entren, les enseñaré a usar las armas. Es un gran honor para mí, ¿sabes? y Vaire esta feliz-
-Vaire es tu prometida, eso también lo prefije y que Elladan sería un mago también-
-¡Sí! Aun no sé cómo. ¡Mira! Ya llegamos-
Re: WOE II TEMA OFICIAL
Habían pasado unos cuantos días desde la última asignación de Sjékir y Lynel, Los informadores oficiales del reino anunciaron que Alev, fue ejecutado por los guardas de Valhadia luego de poner resistencia al encontrarle cometiendo una de sus fechorías. Todo esto, siendo mentira, claro que no es algo que molestara a la Compañía del Odio, ellos sabían que el crédito de su trabajo no se lo llevarían ellos, pero para eso mismo les pagaron. Sjékir a pesar de ello seguía algo inquieto, Lynel pudo notarlo fácilmente debido a la frecuencia con la que solía salir a “dar paseos” en las calles de Valhadia. Justo aquella noche había salido nuevamente
-Será que tiene alguna mujer por allí. Al fin y al cabo es un hombre, y el hombre es débil contra la mujer en ese aspecto. -Dijo Lynel con algo de disgusto. -Quién sabe, podría ser que esté ocultándome algo... Pero Sjékir no es alguien de muchos secretos a pesar de ser un misterio viviente. Probablemente, debería seguirlo...
Con el mayor de los sigilos, Lynel salió lentamente para asegurarse de que Sjékir no estuviese allí. Después adecuó sus pasos al ritmo de la nocturna vida Valhadiana para no levantar sospechas, aunque por alguna extraña razón las calles estaban muy pobladas esa noche, lo único que veía a esas horas habitualmente era alguno que otro hombre ebrio intentando caminar de vuelta a su hogar o quizás cambiando de taberna, además de prostitutas esperando por algún cliente para poder comer el día de mañana. Iba sin rumbo alguno, pero sus pies la llevaron hasta el bazar de la ciudad, que a esas altas horas de la noche, estaba vacío. Caminó y caminó cruzando aquel amplio espacio que se llenaría de vida en unas cuantas horas cuando escuchó una hermosa melodía, llena de melancolía, pero a la vez ternura. Comenzó a caminar lentamente hacia aquel sonido. Esa melodía le era extrañamente familiar, la había oído antes, varias veces, de hecho hasta la podía tararear. ¿Pero de dónde salía? Normalmente creía oírla en sueños. Pero esta vez sonaba en serio, quería ver de dónde podía salir algo tan dulce y hermoso.
A medida que avanzaba, el sonido se hacía más fuerte, en ese lugar soplaba fuertemente el viento y cuando finalmente se acercó lo suficiente, pudo observar de dónde salía ese sonido, y por qué lo había escuchado antes. Allí sentado en un pequeño escalón, con su espalda hacia una columna estaba Sjékir, observando claramente la luna, sus cabellos estaban sueltos, le había visto así antes, mas nunca de esa forma. Aquella melancolía salía directamente de su alma, a través de una flauta. Sjékir parecía otra persona en ese momento. Sus largos cabellos bailaban con el viento casi al ritmo de esa pieza que estaba tocando, Lynel estaba fascinada, tanto que decidió ocultarse para no arruinar el momento. Pasaron unos cuantos minutos más, Obviamente la melodía se repitió algunas veces, pero no importaba; era lo de menos, pues no se imaginaba Lynel que aquel hombre sin tacto, despeinado y con un largo historial de muertes sobre sus hombros pudiese hacer algo tan delicado como una melodia con una flauta; pero de pronto esta se detuvo.
-Puedes salir ya. Estar en cuclillas por mucho tiempo afectará la movilidad de tus piernas luego.
-Uh... Sabías que estaba acá entonces... -Dijo Lynel algo apenada, levantándose y caminando hacia Sjékir.
-Desde que llegaste. ¿Por qué te escondías?
-No lo se, si te fuiste solo supongo que no querías ser molestado, y supuse que no querías que presenciara esto, ¿cierto?
-No, salí solo por que no vi necesidad de que vinieras conmigo, y nunca he intentado ocultarte esto tampoco, sólo que estoy acostumbrado a hacerlo en completa soledad.
-Ya veo, ¿Entonces no te molesta que te haya escuchado tocar esa melodía? -preguntó con algo de curiosidad Lynel.
-No me molesta, pero no es que vayas a encontrar algo entretenido en ello, es la misma melodía una y otra vez.
-¿La única canción que te sabes?
-No, la única que me gusta tocar. -Dijo seriamente Sjékir, mirando hacia las estrellas.
-Ya veo... es una melodía muy linda. Ha de ser importante para ti.
-Es lo único que me queda de mi origen.
-Entiendo... -Lynel se paró junto a Sjékir y comenzó a ver las estrellas también.
-¿Te gusta mucho ver las estrellas, verdad?
-Sí, cuando era niña, mi madre me enseñó un poco acerca de ellas.
Sjékir dejó de hablar por un momento y de pronto el cielo se alumbró con unas cuantas luces fugaces de varios colores. Estrellas, dragones, todo tipo de figura iluminaba el cielo de forma fugaz. Pronto de muy lejos se escuchaban gritos de alegría, de impresión, de celebración. Lynel quedó sorprendida por aquel hermoso espectáculo. Nunca había visto algo así.
-¿Pirotecnia de celebración? -Preguntó Lynel.
-No, magia. La magia puede usarse para hacer cosas inútiles como estas, y se gasta menos esfuerzo que con el fuego real.
-Vamos, debes admitir que se ve bien al menos.
-La magia y el fuego comúnmente se usan para combatir. De elegir un uso para ellas preferiría este, pero mi opinión no cuenta ante miles de personas que viven de ello.
-Entiendo lo que dices, pero... ¿Por qué están adornando el cielo con magia entonces?
-¿Realmente no lo sabes? Hoy acaba el año, o bueno, si lanzaron la magia debe significar que ya entró el año nuevo en Epica.
-¿¡En serio!? Hace un buen tiempo que no reviso las fechas en las que andamos... Pues, esperemos entonces que este sea un buen año. -Dijo algo alterada Lynel, haciendo cuentas con sus dedos.
-Más que esperar, tendremos que hacer que así sea.
-Qué frío eres. ¿Acaso no tienes un deseo para el próximo año?
-Mi único deseo es hacer justicia, y debería de ser tu deseo también.
-¿El mío? ¿Por qué?
-¿En serio lo olvidaste? Al cumplir con mi deseo, podrás cumplir con el tuyo, de acabar con mi vida.
Lynel se paralizó un poco ante esas palabras, no podía creer que aún pudiese decir algo así sin importarle ni valorar su vida aunque sea un poco. Hubo un incómodo silencio por un corto tiempo y luego Sjékir comenzó de nuevo a tocar la flauta. Lynel casi instintivamente, comenzó a cantar con su propia voz, la melodía de la flauta, pues ya la conocía bastante bien. Así estuvo la compañía del Odio un buen rato hasta que finalmente decidieron regresar a la posada.
-Oye Sjékir. ¿Por qué estás saliendo tanto últimamente? No creo que sea siempre para tocar flauta...
-No, no es eso.
-Ajá. ¿Entonces tienes una mujer acá en Valhadia? -Preguntó Lynel algo molesta.
-No. Tampoco es eso.
-¿Entonces? ¿Por qué estás saliendo tanto últimamente?
-Probablemente... encontré al octavo, ese que tanto se ha ocultado aquí en Valhadia.
Continuará.
-Será que tiene alguna mujer por allí. Al fin y al cabo es un hombre, y el hombre es débil contra la mujer en ese aspecto. -Dijo Lynel con algo de disgusto. -Quién sabe, podría ser que esté ocultándome algo... Pero Sjékir no es alguien de muchos secretos a pesar de ser un misterio viviente. Probablemente, debería seguirlo...
Con el mayor de los sigilos, Lynel salió lentamente para asegurarse de que Sjékir no estuviese allí. Después adecuó sus pasos al ritmo de la nocturna vida Valhadiana para no levantar sospechas, aunque por alguna extraña razón las calles estaban muy pobladas esa noche, lo único que veía a esas horas habitualmente era alguno que otro hombre ebrio intentando caminar de vuelta a su hogar o quizás cambiando de taberna, además de prostitutas esperando por algún cliente para poder comer el día de mañana. Iba sin rumbo alguno, pero sus pies la llevaron hasta el bazar de la ciudad, que a esas altas horas de la noche, estaba vacío. Caminó y caminó cruzando aquel amplio espacio que se llenaría de vida en unas cuantas horas cuando escuchó una hermosa melodía, llena de melancolía, pero a la vez ternura. Comenzó a caminar lentamente hacia aquel sonido. Esa melodía le era extrañamente familiar, la había oído antes, varias veces, de hecho hasta la podía tararear. ¿Pero de dónde salía? Normalmente creía oírla en sueños. Pero esta vez sonaba en serio, quería ver de dónde podía salir algo tan dulce y hermoso.
A medida que avanzaba, el sonido se hacía más fuerte, en ese lugar soplaba fuertemente el viento y cuando finalmente se acercó lo suficiente, pudo observar de dónde salía ese sonido, y por qué lo había escuchado antes. Allí sentado en un pequeño escalón, con su espalda hacia una columna estaba Sjékir, observando claramente la luna, sus cabellos estaban sueltos, le había visto así antes, mas nunca de esa forma. Aquella melancolía salía directamente de su alma, a través de una flauta. Sjékir parecía otra persona en ese momento. Sus largos cabellos bailaban con el viento casi al ritmo de esa pieza que estaba tocando, Lynel estaba fascinada, tanto que decidió ocultarse para no arruinar el momento. Pasaron unos cuantos minutos más, Obviamente la melodía se repitió algunas veces, pero no importaba; era lo de menos, pues no se imaginaba Lynel que aquel hombre sin tacto, despeinado y con un largo historial de muertes sobre sus hombros pudiese hacer algo tan delicado como una melodia con una flauta; pero de pronto esta se detuvo.
-Puedes salir ya. Estar en cuclillas por mucho tiempo afectará la movilidad de tus piernas luego.
-Uh... Sabías que estaba acá entonces... -Dijo Lynel algo apenada, levantándose y caminando hacia Sjékir.
-Desde que llegaste. ¿Por qué te escondías?
-No lo se, si te fuiste solo supongo que no querías ser molestado, y supuse que no querías que presenciara esto, ¿cierto?
-No, salí solo por que no vi necesidad de que vinieras conmigo, y nunca he intentado ocultarte esto tampoco, sólo que estoy acostumbrado a hacerlo en completa soledad.
-Ya veo, ¿Entonces no te molesta que te haya escuchado tocar esa melodía? -preguntó con algo de curiosidad Lynel.
-No me molesta, pero no es que vayas a encontrar algo entretenido en ello, es la misma melodía una y otra vez.
-¿La única canción que te sabes?
-No, la única que me gusta tocar. -Dijo seriamente Sjékir, mirando hacia las estrellas.
-Ya veo... es una melodía muy linda. Ha de ser importante para ti.
-Es lo único que me queda de mi origen.
-Entiendo... -Lynel se paró junto a Sjékir y comenzó a ver las estrellas también.
-¿Te gusta mucho ver las estrellas, verdad?
-Sí, cuando era niña, mi madre me enseñó un poco acerca de ellas.
Sjékir dejó de hablar por un momento y de pronto el cielo se alumbró con unas cuantas luces fugaces de varios colores. Estrellas, dragones, todo tipo de figura iluminaba el cielo de forma fugaz. Pronto de muy lejos se escuchaban gritos de alegría, de impresión, de celebración. Lynel quedó sorprendida por aquel hermoso espectáculo. Nunca había visto algo así.
-¿Pirotecnia de celebración? -Preguntó Lynel.
-No, magia. La magia puede usarse para hacer cosas inútiles como estas, y se gasta menos esfuerzo que con el fuego real.
-Vamos, debes admitir que se ve bien al menos.
-La magia y el fuego comúnmente se usan para combatir. De elegir un uso para ellas preferiría este, pero mi opinión no cuenta ante miles de personas que viven de ello.
-Entiendo lo que dices, pero... ¿Por qué están adornando el cielo con magia entonces?
-¿Realmente no lo sabes? Hoy acaba el año, o bueno, si lanzaron la magia debe significar que ya entró el año nuevo en Epica.
-¿¡En serio!? Hace un buen tiempo que no reviso las fechas en las que andamos... Pues, esperemos entonces que este sea un buen año. -Dijo algo alterada Lynel, haciendo cuentas con sus dedos.
-Más que esperar, tendremos que hacer que así sea.
-Qué frío eres. ¿Acaso no tienes un deseo para el próximo año?
-Mi único deseo es hacer justicia, y debería de ser tu deseo también.
-¿El mío? ¿Por qué?
-¿En serio lo olvidaste? Al cumplir con mi deseo, podrás cumplir con el tuyo, de acabar con mi vida.
Lynel se paralizó un poco ante esas palabras, no podía creer que aún pudiese decir algo así sin importarle ni valorar su vida aunque sea un poco. Hubo un incómodo silencio por un corto tiempo y luego Sjékir comenzó de nuevo a tocar la flauta. Lynel casi instintivamente, comenzó a cantar con su propia voz, la melodía de la flauta, pues ya la conocía bastante bien. Así estuvo la compañía del Odio un buen rato hasta que finalmente decidieron regresar a la posada.
-Oye Sjékir. ¿Por qué estás saliendo tanto últimamente? No creo que sea siempre para tocar flauta...
-No, no es eso.
-Ajá. ¿Entonces tienes una mujer acá en Valhadia? -Preguntó Lynel algo molesta.
-No. Tampoco es eso.
-¿Entonces? ¿Por qué estás saliendo tanto últimamente?
-Probablemente... encontré al octavo, ese que tanto se ha ocultado aquí en Valhadia.
Continuará.
Northern- Mensajes : 97
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Re: WOE II TEMA OFICIAL
(Se reabre WoE)
Era tarde en la noche, llovia terriblemente, la lluvia caia sobre el rostro de Terry, la tormenta arreciaba y sonaba fuertemente. “Bonita forma de pasar el fin de año” – pensó Terry, las fechas no eran importantes para el, ningún numero lo era. El no intentaba ponerle limites al tiempo, pensaba que la vida debía ser vivida intensamente. Sabía que si moría hoy o mañana de cualquier forma, se sentiría bien sabiendo que había sabido seguir su propio camino.
Desde aquella batalla con aquel sujeto Terry había tomado una actitud pensativa, no muy normal en el, hasta el necesitaba momentos de reflexión y descanso. Rik decidió no importunarle el resto del camino, durante este poco tiempo que llevaban juntos había aprendido a confiar y a creer en el. Pocos conocían a Terry como el y se sentía orgullo de tenerle como amigo. A pesar de sus ideas extrañas, Terry era un gran amigo y conversador, ¿una mente incomprendida tal vez? Pero podría juzgarlo el, el era su amigo no podía ser neutral sin duda, tampoco el Rik, era un gran sabio con muchos criterios. Decidio que todo lo que necesitaba saber es que era su amigo y que por tanto daría la vida por el.
Le dirigió una mirada a Terry, este le sonrió y empezó a cantar una canción, era una canción alegre que solia cantar cuando estaba de buen humor.:
“Una sombra gris
Se extiende abominable
Una emperatriz
Se cubre de sangre
El mundo se llena
De miedo, dolor y oscuridad
La realidad se pliega
Ante la temible absurdidad
Solo soy un loco
Cantando bajo la lluvia
Solo soy un foco
De sueños de alubia
Miro hacia el cielo
Adentro de mi mismo
Miro hacia el suelo
A través de mi sismo
Un espíritu fuerte
De guerras vencedor
Encuentra la alegría
A nuestro alrededor
Solo soy un loco
Cantando bajo la lluvia
Solo soy un foco
De sueños de alubia
¿Cuál es nuestra arma?
¿Cuál es nuestra voluntad?
Sendero de los sueños
Trasciende la mortalidad
La noche no termina
Baila conmigo querida mia
La fiesta no culmina
Canta conmigo amiga mia
Solo soy un loco
Cantando bajo la lluvia
Solo soy un foco
De sueños de alubia
Canto, canto canto
Canto sin parar
Me cubro con mi manto
En medio de la mar
Yo solo…
Canto, canto canto
Canto sin parar
Me cubro con mi manto
En medio de la mar
- ¿Esa canción?- pregunto Rik
- Solia cantarla padre cuando estaba de buen humor, jo.
- Me gusta, es bastante animada
- Si lo es... ¡mira llegamos al fin!- dijo Terry
Asi es, habían llegado, era una pequeña cabaña en medio de los alrededores de Minas Thalion. El padre Gregory era un hombre muy bondadoso y querido por las comunidades rurales de Thalion. Un hombre de muy buen genio, una barba blanca que le hacia parecer al viejo que llevaba regalos conmemorando las fiestas de Ignuri. Aun que tenia una especial afición al alcohol, que le había causado algunos problemas, sin embargo era un hombre de buen corazón, pensaba Terry.
Terry había conocido al padre un dia que huia desesperado de su hermana Eveelina, a raíz de un problema, se había ordenado su captura. Terry le había puesto bigote a una estatua de Ignuri en el templo de la ciudad, consideraba que el dios se veía mas amigo y confiable de esa forma, dijo sonriendo. Casi es linchado por una multitud fanatica iracunda. Asustado, había huido hasta aquel lugar, donde Gregory se había compadecido de el y lo había escondido. Asi Terry y el padre Gregory habían iniciado su amistad. Ese mismo dia se habían quedado tomando y cantando toda la noche sin parar.
Terry apreciaba mucho al padre, quien además de ser muy humilde, era uno de los pocos hombres que Terry consideraba un verdadero hombre de bien, alguien que había nacido para hacer el bien. Gregory además, aun que no lo pareciese y a pesar de su retiro, al ser un hombre tan querido por el pueblo, era un hombre muy influyente dentro del clero. Por ello Terry sabia que el podría ayudarle a evitar el asesinato del supremo sacerdote de Ignuri Matias Becket.
Toco la puerta, pronto el viejo cura le abrió
- ¡Terry! ¿Cuánto tiempo? Que bueno verte
- ¿Cómo estas viejo amigo?
Ambos se abrazaron calurosamente, en estos tiempos, era importante saber quien estaba con uno y quien se le quería clavar la daga por detrás, pensó Terry.
- Le presento a mi amigo Rik- dijo Terry
- Mucho gusto
- Bien dime, amigo, a que debo tu visita
- Pues…
- ¿En que problema te metiste esta vez?
- ¿Soy tan predecible?- dijo riendo Terry y fingiendo tristeza
- Pues si, ¡Ven!, me queda un poco de vino, lo compartiré contigo y tu halfing entra, aquí también hay para ti
Rik se sonrojo al ser llamado, al contrario de Terry era muy timido y las personas nuevas le intimidaban. Se sentaron en una gran mesa. En la cabaña habían pocas cosas, el viejo Gregory solo guardaba unos pocos libros empolvados, su pequeña cama, una sala de estar para las visitas y una alacena donde guardaba su comida. Era una vivienda algo sencilla y rustica. El padre le gustaba la sencillez
- Bien, cuéntame todo
- Bien, es algo muy sencillo- dijo Terry sonriendo- van a matar al supremo sacerdote de Ignuri Matias Becket
- ¡Que! ¡Y lo dices como si nada! – dijo Gregory escupiendo el trago que se había alcanzado a meter sobre la boca- ¿Sabes lo que significa?
- Tal vez…pero no es un asunto que me importe mucho- dijo Terry
- ¿Asi? ¿entonces por que estas aquí?- dijo Gregory suspicaz
- Porque eres mi amigo y sé que a ti si te interesa- dijo Terry tranquilamente
- Claro- dijo Gregory sarcasticamente, pues sabia que Terry mentia- Esto es muy grave, ¿Qué mas sabes?- dijo el cura preocupado
- Hay muchas personas metidas en esto y lo mas probable es que el asesinato vaya a ser en tres días durante la ceremonia de bendición del año nuevo en Epica
- ¡Oh por Ur Ignuri! ¡tenemos poco tiempo!- dijo el cura asustado- ¡ah Terry! Este si que es un problema
- Pensaba que te gustaban los problemas- dijo Terry
- Ayudar a solucionarlos- dijo Gregory sonriente- no que vengan intempestivamente a mi. Terry, esto es un asunto muy grave, debo mover mis contactos para averiguar mas. Mientras tanto ni Sir Doryan tu padre, ni el supremo sacerdote deben enterarse, tu comprendes los complejos hilos que se mueven en la política thaliana…
- ¡Oh si! Y lo que menos quiero es decirle a mi padre
- Tu y yo nos encargaremos de evitar el asesinato, espera y veres- dijo Gregory
- ¿Y que recibire yo por esto?- dijo Terry
- Terry, es el supremo sacerdote de Ignuri, si evitas que lo maten, lograras un importante amigo y ten seguro que la recompensa monetaria no se hará esperar
- Veo que ahora si hablamos en términos que me agradan- dijo Terry- pero bah los negocios para el dia, ven mañana seguiremos conversando sobre esto, toma conmigo
- humm…es una lástima esta noticia me ha trastornado demasiado, tengo cosas que pensar….
- ¡Que va hombre! Quédate aquí, luego seguimos hablando de aquel asunto, tomate algo conmigo, por los viejos tiempos- dijo Terry alzando su vaso
- Otro dia será Terry y creo que tu también deberías descansar- dijo el cura- que pases una buena noche
Gregory se retiro a sus aposentos y dejo que los amigos durmieran en la sala. Terry acostumbrado a dormir en suelos y trochas de toda clase agradeció el gesto. Aburrido, Terry quedo bebiendo un poco con su amigo, sin embargo aquella noche no estaba tan motivado. Rik le contaba algunos chistes e historias intentando alegrarle, Terry se reia. De vez en cuando se oian unos rezos del otro lado dados por el padre Gregory. Cansado finalmente, Terry se acosto a dormir.
Por la mañana fue despertado por la violenta luz del sol, que entraba a través de la ventana y le daba en la cara. Rik seguía dormido, Terry rio, parecía una especie de cachorrito cuando dormía. Terry bostezo, se rasco la espalda y miro hacia el techo. Se oia el canto de algunos pajaros. El padre había salido temprano al parecer, pues no encontró rastros de el. Aburrido, saco su pequeñá bitácora, salió afuera de la cabaña y empezó a pintar aquel paisaje. Sin duda, Gregory vivía en un agradable lugar, un pequeño paraíso. Terry pensaba que alguna vez el también quería terminar su vida asi, pero estaba demasiado untado de polvo de la ciudad como para poder resistir una vida asi.
Tranquilidad era lo que se respiraba en aquel lugar, demasiado silencio para un alma tan tumultosa como la de Terry. Asi permaneció un buen rato, pintando, hasta que dos sombras aparecieron en el horizonte. Una era una mujer de cabellos negros, prominente escote, al parecer una noble, no cabia duda y el otro era el padre Gregory quien le conversaba entre risas algo. Terry le pareció que aquella chica era bastante atractiva, sin embargo, había algo en ella que no cuadraba, algo que le traia alguna especie de recuerdo aburrido. ¿Qué era?, pronto estuvieron muy cerca, la mujer caminaba con alto porte. Terry hizo una reverencia y saludo.
- Los presento- dijo Gregory- Ella es la condesa Loreine de Dawon, Feudo de Thalion y el es Terry Wahhem, un amigo.
- Momento- dijo Terry- ¿dijiste Loreine?
- Espera espera- dijo la chica- dijiste Terry
Entonces ambos se reconocieron, ambos abrieron los ojos de par en par, Terry la señalo y la
- Tu Loreine- dijo riendo- ¡¿pero como?!
- Que te admira tanto, espero que hallas madurado un poco desde la ultima vez que nos vimos- dijo Loreine fastidiada
- ¡Pero si es la vieja Loreine pechos planos!- dijo Terry ¿aun lloras cuando te dicen asi?
Gregory se coloco la palma de su mano en su frente lamentando la situación. El fastidio de Loreine iba en aumento, pero era una noble, debía controlarse
- Y tu eres el viejo Terry salvatruchas, como te decían, sigues igual de sinvergüenza
- Jo, pero mi noble dama, si ya no eres pechosplanos, de hecho con ese escote- dijo acercándose- me acerco al cielo.
Esto fue demasiado, Loreine lo aplasto con un fuerte golpe en el suelo. Terry quedo tirado y adolorido
- No hay tiempo que perder….hay un asunto grave que nos ocupa- dijo Gregory- entremos a la cabaña por favor
- Como usted diga padre Gregory- dijo Loreine
- Tummm catt peeennn- alcanzo a decir Terry aun en el suelo y alzando la mano en señal de protesta
Asi entraron a la cabaña, asuntos importantes habrían de hablar
Era tarde en la noche, llovia terriblemente, la lluvia caia sobre el rostro de Terry, la tormenta arreciaba y sonaba fuertemente. “Bonita forma de pasar el fin de año” – pensó Terry, las fechas no eran importantes para el, ningún numero lo era. El no intentaba ponerle limites al tiempo, pensaba que la vida debía ser vivida intensamente. Sabía que si moría hoy o mañana de cualquier forma, se sentiría bien sabiendo que había sabido seguir su propio camino.
Desde aquella batalla con aquel sujeto Terry había tomado una actitud pensativa, no muy normal en el, hasta el necesitaba momentos de reflexión y descanso. Rik decidió no importunarle el resto del camino, durante este poco tiempo que llevaban juntos había aprendido a confiar y a creer en el. Pocos conocían a Terry como el y se sentía orgullo de tenerle como amigo. A pesar de sus ideas extrañas, Terry era un gran amigo y conversador, ¿una mente incomprendida tal vez? Pero podría juzgarlo el, el era su amigo no podía ser neutral sin duda, tampoco el Rik, era un gran sabio con muchos criterios. Decidio que todo lo que necesitaba saber es que era su amigo y que por tanto daría la vida por el.
Le dirigió una mirada a Terry, este le sonrió y empezó a cantar una canción, era una canción alegre que solia cantar cuando estaba de buen humor.:
“Una sombra gris
Se extiende abominable
Una emperatriz
Se cubre de sangre
El mundo se llena
De miedo, dolor y oscuridad
La realidad se pliega
Ante la temible absurdidad
Solo soy un loco
Cantando bajo la lluvia
Solo soy un foco
De sueños de alubia
Miro hacia el cielo
Adentro de mi mismo
Miro hacia el suelo
A través de mi sismo
Un espíritu fuerte
De guerras vencedor
Encuentra la alegría
A nuestro alrededor
Solo soy un loco
Cantando bajo la lluvia
Solo soy un foco
De sueños de alubia
¿Cuál es nuestra arma?
¿Cuál es nuestra voluntad?
Sendero de los sueños
Trasciende la mortalidad
La noche no termina
Baila conmigo querida mia
La fiesta no culmina
Canta conmigo amiga mia
Solo soy un loco
Cantando bajo la lluvia
Solo soy un foco
De sueños de alubia
Canto, canto canto
Canto sin parar
Me cubro con mi manto
En medio de la mar
Yo solo…
Canto, canto canto
Canto sin parar
Me cubro con mi manto
En medio de la mar
- ¿Esa canción?- pregunto Rik
- Solia cantarla padre cuando estaba de buen humor, jo.
- Me gusta, es bastante animada
- Si lo es... ¡mira llegamos al fin!- dijo Terry
Asi es, habían llegado, era una pequeña cabaña en medio de los alrededores de Minas Thalion. El padre Gregory era un hombre muy bondadoso y querido por las comunidades rurales de Thalion. Un hombre de muy buen genio, una barba blanca que le hacia parecer al viejo que llevaba regalos conmemorando las fiestas de Ignuri. Aun que tenia una especial afición al alcohol, que le había causado algunos problemas, sin embargo era un hombre de buen corazón, pensaba Terry.
Terry había conocido al padre un dia que huia desesperado de su hermana Eveelina, a raíz de un problema, se había ordenado su captura. Terry le había puesto bigote a una estatua de Ignuri en el templo de la ciudad, consideraba que el dios se veía mas amigo y confiable de esa forma, dijo sonriendo. Casi es linchado por una multitud fanatica iracunda. Asustado, había huido hasta aquel lugar, donde Gregory se había compadecido de el y lo había escondido. Asi Terry y el padre Gregory habían iniciado su amistad. Ese mismo dia se habían quedado tomando y cantando toda la noche sin parar.
Terry apreciaba mucho al padre, quien además de ser muy humilde, era uno de los pocos hombres que Terry consideraba un verdadero hombre de bien, alguien que había nacido para hacer el bien. Gregory además, aun que no lo pareciese y a pesar de su retiro, al ser un hombre tan querido por el pueblo, era un hombre muy influyente dentro del clero. Por ello Terry sabia que el podría ayudarle a evitar el asesinato del supremo sacerdote de Ignuri Matias Becket.
Toco la puerta, pronto el viejo cura le abrió
- ¡Terry! ¿Cuánto tiempo? Que bueno verte
- ¿Cómo estas viejo amigo?
Ambos se abrazaron calurosamente, en estos tiempos, era importante saber quien estaba con uno y quien se le quería clavar la daga por detrás, pensó Terry.
- Le presento a mi amigo Rik- dijo Terry
- Mucho gusto
- Bien dime, amigo, a que debo tu visita
- Pues…
- ¿En que problema te metiste esta vez?
- ¿Soy tan predecible?- dijo riendo Terry y fingiendo tristeza
- Pues si, ¡Ven!, me queda un poco de vino, lo compartiré contigo y tu halfing entra, aquí también hay para ti
Rik se sonrojo al ser llamado, al contrario de Terry era muy timido y las personas nuevas le intimidaban. Se sentaron en una gran mesa. En la cabaña habían pocas cosas, el viejo Gregory solo guardaba unos pocos libros empolvados, su pequeña cama, una sala de estar para las visitas y una alacena donde guardaba su comida. Era una vivienda algo sencilla y rustica. El padre le gustaba la sencillez
- Bien, cuéntame todo
- Bien, es algo muy sencillo- dijo Terry sonriendo- van a matar al supremo sacerdote de Ignuri Matias Becket
- ¡Que! ¡Y lo dices como si nada! – dijo Gregory escupiendo el trago que se había alcanzado a meter sobre la boca- ¿Sabes lo que significa?
- Tal vez…pero no es un asunto que me importe mucho- dijo Terry
- ¿Asi? ¿entonces por que estas aquí?- dijo Gregory suspicaz
- Porque eres mi amigo y sé que a ti si te interesa- dijo Terry tranquilamente
- Claro- dijo Gregory sarcasticamente, pues sabia que Terry mentia- Esto es muy grave, ¿Qué mas sabes?- dijo el cura preocupado
- Hay muchas personas metidas en esto y lo mas probable es que el asesinato vaya a ser en tres días durante la ceremonia de bendición del año nuevo en Epica
- ¡Oh por Ur Ignuri! ¡tenemos poco tiempo!- dijo el cura asustado- ¡ah Terry! Este si que es un problema
- Pensaba que te gustaban los problemas- dijo Terry
- Ayudar a solucionarlos- dijo Gregory sonriente- no que vengan intempestivamente a mi. Terry, esto es un asunto muy grave, debo mover mis contactos para averiguar mas. Mientras tanto ni Sir Doryan tu padre, ni el supremo sacerdote deben enterarse, tu comprendes los complejos hilos que se mueven en la política thaliana…
- ¡Oh si! Y lo que menos quiero es decirle a mi padre
- Tu y yo nos encargaremos de evitar el asesinato, espera y veres- dijo Gregory
- ¿Y que recibire yo por esto?- dijo Terry
- Terry, es el supremo sacerdote de Ignuri, si evitas que lo maten, lograras un importante amigo y ten seguro que la recompensa monetaria no se hará esperar
- Veo que ahora si hablamos en términos que me agradan- dijo Terry- pero bah los negocios para el dia, ven mañana seguiremos conversando sobre esto, toma conmigo
- humm…es una lástima esta noticia me ha trastornado demasiado, tengo cosas que pensar….
- ¡Que va hombre! Quédate aquí, luego seguimos hablando de aquel asunto, tomate algo conmigo, por los viejos tiempos- dijo Terry alzando su vaso
- Otro dia será Terry y creo que tu también deberías descansar- dijo el cura- que pases una buena noche
Gregory se retiro a sus aposentos y dejo que los amigos durmieran en la sala. Terry acostumbrado a dormir en suelos y trochas de toda clase agradeció el gesto. Aburrido, Terry quedo bebiendo un poco con su amigo, sin embargo aquella noche no estaba tan motivado. Rik le contaba algunos chistes e historias intentando alegrarle, Terry se reia. De vez en cuando se oian unos rezos del otro lado dados por el padre Gregory. Cansado finalmente, Terry se acosto a dormir.
Por la mañana fue despertado por la violenta luz del sol, que entraba a través de la ventana y le daba en la cara. Rik seguía dormido, Terry rio, parecía una especie de cachorrito cuando dormía. Terry bostezo, se rasco la espalda y miro hacia el techo. Se oia el canto de algunos pajaros. El padre había salido temprano al parecer, pues no encontró rastros de el. Aburrido, saco su pequeñá bitácora, salió afuera de la cabaña y empezó a pintar aquel paisaje. Sin duda, Gregory vivía en un agradable lugar, un pequeño paraíso. Terry pensaba que alguna vez el también quería terminar su vida asi, pero estaba demasiado untado de polvo de la ciudad como para poder resistir una vida asi.
Tranquilidad era lo que se respiraba en aquel lugar, demasiado silencio para un alma tan tumultosa como la de Terry. Asi permaneció un buen rato, pintando, hasta que dos sombras aparecieron en el horizonte. Una era una mujer de cabellos negros, prominente escote, al parecer una noble, no cabia duda y el otro era el padre Gregory quien le conversaba entre risas algo. Terry le pareció que aquella chica era bastante atractiva, sin embargo, había algo en ella que no cuadraba, algo que le traia alguna especie de recuerdo aburrido. ¿Qué era?, pronto estuvieron muy cerca, la mujer caminaba con alto porte. Terry hizo una reverencia y saludo.
- Los presento- dijo Gregory- Ella es la condesa Loreine de Dawon, Feudo de Thalion y el es Terry Wahhem, un amigo.
- Momento- dijo Terry- ¿dijiste Loreine?
- Espera espera- dijo la chica- dijiste Terry
Entonces ambos se reconocieron, ambos abrieron los ojos de par en par, Terry la señalo y la
- Tu Loreine- dijo riendo- ¡¿pero como?!
- Que te admira tanto, espero que hallas madurado un poco desde la ultima vez que nos vimos- dijo Loreine fastidiada
- ¡Pero si es la vieja Loreine pechos planos!- dijo Terry ¿aun lloras cuando te dicen asi?
Gregory se coloco la palma de su mano en su frente lamentando la situación. El fastidio de Loreine iba en aumento, pero era una noble, debía controlarse
- Y tu eres el viejo Terry salvatruchas, como te decían, sigues igual de sinvergüenza
- Jo, pero mi noble dama, si ya no eres pechosplanos, de hecho con ese escote- dijo acercándose- me acerco al cielo.
Esto fue demasiado, Loreine lo aplasto con un fuerte golpe en el suelo. Terry quedo tirado y adolorido
- No hay tiempo que perder….hay un asunto grave que nos ocupa- dijo Gregory- entremos a la cabaña por favor
- Como usted diga padre Gregory- dijo Loreine
- Tummm catt peeennn- alcanzo a decir Terry aun en el suelo y alzando la mano en señal de protesta
Asi entraron a la cabaña, asuntos importantes habrían de hablar
Re: WOE II TEMA OFICIAL
Reabierto woe wones ya pueden seguir escribiendo
PSD: lean mi historia, la acabo de publicar pero esta en la pagina anterior
PSD: lean mi historia, la acabo de publicar pero esta en la pagina anterior
Re: WOE II TEMA OFICIAL
Habían llegado al frente de una puerta blanca, adornada con hojas de color dorado por todo el marco, el local era del mismo porte que las casa que estaban a su lado y parecería una casa cualquiera si no fuera por un cartel con unas letras de color cobre que decían “El buen bebedor”.
Ambos jóvenes entraron. El lugar era acogedor, no era de los típicos bares donde se ven borrachos y gente que el alcohol se les ha subido a la cabeza haciéndoles hablar fuerte o hacer tonteras… Era una sala bastante amplia, las mesas y sillas tenían formas de árboles o arbustos, pero al mirar bien, uno se daba cuanta que eran muebles tallados en madera, alguien tocaba un arpa sobre una especie de escenario. Había mucha gente, pero aun así quedaba una que otra mesa desocupada. Era de día, pero todas las cortinas estaban corridas y no dejaban pasar la luz del sol, varias antorchas alumbraban y por el olor que había, en las antorchas quemaban algún tipo de especie, tal vez una flor aromática que inundaba el lugar con un aroma dulce muy agradable. Había una especie de barra, un elfo estaba apoyado en esa mesa larga y alta y Vaire atendía detrás de ella, pero en ese momento se encontraba sirviendo un licor, al parecer cerveza, así que no se había percatado de la llegada de los dos chicos.
-Jana…- Susurró Daeron con un tono travieso
-¿Qué?-
-Déjame pasar mi brazo por tu hombro- El elfo no pudo evitar que una sonrisa se formara en sus labios
- o_o!!! ¿Estas loco? Recuerdo muy bien que Vaire era MUY celosa-
-¡Vamos! Será sólo una pequeña bromita, además al verte, se le olvidará cualquier enojo- Daeron tenia la misma expresión que ponía siendo un niño antes de hacer una de las suyas…
Jana intentó decir algo, pero ya Daeron había pasado su brazo por el hombro de la chica y la guiaba hacia la barra. Jana aun tenía la capucha puesta, así que casi no se veía su rostro
-Vaire, dame 2 vasos de vino dulce para esta preciosura y para mí, ¿quieres?-
Vaire levantó la vista y si las miradas mataran Daeron y Jana ya estarían disfrutando la compañía de los antepasados.
-Daeron, ¡te odio!-
La elfa tomó lo primero que encontró (un vaso de madera) y lo lanzó, Jana alcanzó a esquivarlo, pero Daeron no tuvo tanta suerte (o tal vez no quiso hacerse a un lado) y el vaso le llegó a su mejilla.
-¿Cómo te atreves a tratar con tanta familiaridad a esa chica?- Vaire tomó otro vaso de la barra- ¡Eres MI prometido!, debes de comportarte como tal, o… ¿ya no me quieres? - Daeron sonreía- ¿Te ríes? ¿¡Cómo tan descarado!?-
Vaire levantó el brazo para lanzarle el vaso que tenia en la mano, pero Daeron rápidamente llegó hasta ella y afirmó su muñeca. No acostumbrado al caos, muchos de los clientes se volvían a ver qué pasaba
-¡SUELTAME!- Con un movimiento brusco Vaire se liberó
-Cálmate luciernaguita- Mientras decía esto, Jana se sacó la capucha y dejó ver su rostro
-Ja… ¡Jana!-
Una sonrisa iluminó el rostro de la elfa, incluso sus ojos brillaron, saltó por encima de la barra y abrazó a Jana, quien respondió el abrazo. Ya vuelta la calma, los elfos del local volvieron a sus conversaciones y sus bebidas.
Jana sintió como su mejilla se mojaba por las lágrimas de Vaire, así que comenzó a acariciarle el cabello, mientras le cantaba como cuando eran niñas…
“Calma mi pequeña,
seca tus lágrimas ya.
Tu sonrisa es de princesa
y quiero verla brillar.
Canta conmigo niña,
canta y vuelve a soñar,
que la noche fría es corta
y pronto el sol saldrá.
No llores luciérnaga,
no te dejes derrotar.
A tu lado me quedo
y juntas vamos a luchar
Canta conmigo niña,
canta y vuelve a soñar,
que la noche fría es corta
y pronto el sol saldrá.
Mira que yo sonrío
guarda tus lágrimas.
Juega hoy conmigo,
mañana no recordarás nada.
Canta conmigo niña,
canta y vuelve a soñar,
que la noche fría es corta
y pronto el sol saldrá.”
Había pasado más de una semana desde que Jana había entrado a la ciudad de Windilin, Vaire la convenció de que se quedara en su casa junto a su padre. Hereru la recibió como si fuera su propia hija quien llegaba, mandó a hacerle vestidos lindos y quemar los "harapos", según él, que la semi-elfa llevaba (claro que Jana logró rescatar su ropa antes de que eso sucediese), le hizo una fiesta de bienvenida y la presentó a todos sus amigos y conocidos. Jana no podía creer que este era el mismo hombre que una vez le había dicho que ella era un error, que su madre era una deshonra por estar con ese humano y que los Ur habían cometido un error al darle ese color de ojos.
Durante su estadía en esa casa, Jana ayudó a Vaire en el bar donde ganó un poco de dinero, además se propagó un rumor de que ella era una druida que podía hacer pociones para curar todo (entiéndase que como rumor sólo una parte es verdad, las cosas se exageran, se inventan historias, etc), pero dentro de sus conocimientos, Jana pudo ayudar a algunas personas y con ello ganar otro poco más de dinero.
Podía ver seguido a sus amigos la pasaba muy bien con ellos, pero con cada día que pasaba Jana se sentía como una prisionera, definitivamente las ciudades no eran su tipo de ambiente, ella quería volver al bosque, viajar, seguir aprendiendo de las experiencias... No, definitivamente no podía quedarse allí, debía irse ¡donde sea! pero irse, además, en esa ciudad nunca encontraría una pista para saber quién y porqué mataron a sus padres.
La decisión estaba tomada, ahora sólo necesitaba un momento propicio...
Ambos jóvenes entraron. El lugar era acogedor, no era de los típicos bares donde se ven borrachos y gente que el alcohol se les ha subido a la cabeza haciéndoles hablar fuerte o hacer tonteras… Era una sala bastante amplia, las mesas y sillas tenían formas de árboles o arbustos, pero al mirar bien, uno se daba cuanta que eran muebles tallados en madera, alguien tocaba un arpa sobre una especie de escenario. Había mucha gente, pero aun así quedaba una que otra mesa desocupada. Era de día, pero todas las cortinas estaban corridas y no dejaban pasar la luz del sol, varias antorchas alumbraban y por el olor que había, en las antorchas quemaban algún tipo de especie, tal vez una flor aromática que inundaba el lugar con un aroma dulce muy agradable. Había una especie de barra, un elfo estaba apoyado en esa mesa larga y alta y Vaire atendía detrás de ella, pero en ese momento se encontraba sirviendo un licor, al parecer cerveza, así que no se había percatado de la llegada de los dos chicos.
-Jana…- Susurró Daeron con un tono travieso
-¿Qué?-
-Déjame pasar mi brazo por tu hombro- El elfo no pudo evitar que una sonrisa se formara en sus labios
- o_o!!! ¿Estas loco? Recuerdo muy bien que Vaire era MUY celosa-
-¡Vamos! Será sólo una pequeña bromita, además al verte, se le olvidará cualquier enojo- Daeron tenia la misma expresión que ponía siendo un niño antes de hacer una de las suyas…
Jana intentó decir algo, pero ya Daeron había pasado su brazo por el hombro de la chica y la guiaba hacia la barra. Jana aun tenía la capucha puesta, así que casi no se veía su rostro
-Vaire, dame 2 vasos de vino dulce para esta preciosura y para mí, ¿quieres?-
Vaire levantó la vista y si las miradas mataran Daeron y Jana ya estarían disfrutando la compañía de los antepasados.
-Daeron, ¡te odio!-
La elfa tomó lo primero que encontró (un vaso de madera) y lo lanzó, Jana alcanzó a esquivarlo, pero Daeron no tuvo tanta suerte (o tal vez no quiso hacerse a un lado) y el vaso le llegó a su mejilla.
-¿Cómo te atreves a tratar con tanta familiaridad a esa chica?- Vaire tomó otro vaso de la barra- ¡Eres MI prometido!, debes de comportarte como tal, o… ¿ya no me quieres? - Daeron sonreía- ¿Te ríes? ¿¡Cómo tan descarado!?-
Vaire levantó el brazo para lanzarle el vaso que tenia en la mano, pero Daeron rápidamente llegó hasta ella y afirmó su muñeca. No acostumbrado al caos, muchos de los clientes se volvían a ver qué pasaba
-¡SUELTAME!- Con un movimiento brusco Vaire se liberó
-Cálmate luciernaguita- Mientras decía esto, Jana se sacó la capucha y dejó ver su rostro
-Ja… ¡Jana!-
Una sonrisa iluminó el rostro de la elfa, incluso sus ojos brillaron, saltó por encima de la barra y abrazó a Jana, quien respondió el abrazo. Ya vuelta la calma, los elfos del local volvieron a sus conversaciones y sus bebidas.
Jana sintió como su mejilla se mojaba por las lágrimas de Vaire, así que comenzó a acariciarle el cabello, mientras le cantaba como cuando eran niñas…
“Calma mi pequeña,
seca tus lágrimas ya.
Tu sonrisa es de princesa
y quiero verla brillar.
Canta conmigo niña,
canta y vuelve a soñar,
que la noche fría es corta
y pronto el sol saldrá.
No llores luciérnaga,
no te dejes derrotar.
A tu lado me quedo
y juntas vamos a luchar
Canta conmigo niña,
canta y vuelve a soñar,
que la noche fría es corta
y pronto el sol saldrá.
Mira que yo sonrío
guarda tus lágrimas.
Juega hoy conmigo,
mañana no recordarás nada.
Canta conmigo niña,
canta y vuelve a soñar,
que la noche fría es corta
y pronto el sol saldrá.”
Había pasado más de una semana desde que Jana había entrado a la ciudad de Windilin, Vaire la convenció de que se quedara en su casa junto a su padre. Hereru la recibió como si fuera su propia hija quien llegaba, mandó a hacerle vestidos lindos y quemar los "harapos", según él, que la semi-elfa llevaba (claro que Jana logró rescatar su ropa antes de que eso sucediese), le hizo una fiesta de bienvenida y la presentó a todos sus amigos y conocidos. Jana no podía creer que este era el mismo hombre que una vez le había dicho que ella era un error, que su madre era una deshonra por estar con ese humano y que los Ur habían cometido un error al darle ese color de ojos.
Durante su estadía en esa casa, Jana ayudó a Vaire en el bar donde ganó un poco de dinero, además se propagó un rumor de que ella era una druida que podía hacer pociones para curar todo (entiéndase que como rumor sólo una parte es verdad, las cosas se exageran, se inventan historias, etc), pero dentro de sus conocimientos, Jana pudo ayudar a algunas personas y con ello ganar otro poco más de dinero.
Podía ver seguido a sus amigos la pasaba muy bien con ellos, pero con cada día que pasaba Jana se sentía como una prisionera, definitivamente las ciudades no eran su tipo de ambiente, ella quería volver al bosque, viajar, seguir aprendiendo de las experiencias... No, definitivamente no podía quedarse allí, debía irse ¡donde sea! pero irse, además, en esa ciudad nunca encontraría una pista para saber quién y porqué mataron a sus padres.
La decisión estaba tomada, ahora sólo necesitaba un momento propicio...
Última edición por Yôko el Dom Ene 10, 2010 8:00 am, editado 1 vez
Re: WOE II TEMA OFICIAL
Era la habitación de un hostal, sin duda. Dentro de esa estancia un joven elfo estaba de pie, tensando un arco con todas sus fuerzas y mirando concentrado hacia la puerta. Pasó un minuto, dos, tres, cuatro… Finalmente el arco empezó a emanar una suave luz plateada, pero entonces el joven se desplomó en el suelo, fatigado.
- Es imposible, si no dejo de forzarme me haré daño de verdad… - Alvenith se maldecía a sí mismo por no poder sacar su poder. Habían pasado 5 días desde su partida de Abu Naza, y aún no podía conjurar ni una simple flecha de plata.
El joven mago había llegado esa misma tarde a las afueras de Saalazar y se había hospedado en una vieja posada que encontró cuando ya pensaba que tendría que dormir bajo las estrellas.
- Si mañana salgo temprano y cruzo Saalazar por el centro puedo estar en dos días a las puertas de Windilin. – Dijo Alvenith para sí mismo observando un mapa que había comprado a un halfing al llegar a Saalazar. Después de estar un rato observando el mapa, lo guardó de nuevo en su bolsa y se tiró en la cama.
Esa noche soñó en una sala circular, muy parecida a la cueva del norte de Abu Naza donde había conseguido los favores de Tiamat, diosa de los dragones. Aunque sabía perfectamente que no se encontraba en Abu Naza, no notaba el asfixiante calor de los desiertos. El mago se encontraba en el centro de la sala, empezó a caminar hacia una de las paredes. A medida que se acercaba pudo ver que por todo el perímetro de la estancia se extendían barrotes que relucían a la luz de la única antorcha que iluminaba la habitación. Al parecer estaba rodeado de jaulas. Se acerco a los barrotes y miró a través de ellos, pero más allá no lograba ver nada, todo era oscuridad. Se acercó a la antorcha y la cogió, volvió a acercarse a los barrotes, pero ni siquiera la luz del fuego conseguía iluminar lo que había más allá. Empezó a recorrer en círculo la habitación para encontrar la salida. Vaya… es más grande de lo que pensaba. Dijo para sí mismo cuando llevaba un rato caminando, pegado a los barrotes e iluminando el camino con la luz de la antorcha. Finalmente, agotado paró y se apoyó en el frío metal de las jaulas…
- No puede ser… - los barrotes estaban calientes, como si un fuego intenso los calentara… como si los calentara el fuego de… - Shenka! – gritó sin pensar extendiendo una mano.
Una fuerte luz procedente de la nada iluminó la estancia… no estaba rodeado de jaulas… Él estaba en una jaula...
Alvenith despertó sudoroso, respirando fuertemente. Se tocó la frente, no tenía frío, había sido solo un sueño. Pero era todo tan real… El joven elfo se levantó y caminó hacía la única ventana de la habitación, corrió la cortina y vio que el sol empezaba a asomar por el horizonte.
- Hora de irse.
Después de pagar su estancia, sin desayunar, Alvenith salió de la posada y empezó a caminar hacia el centro de la ciudad. Caminó todo el día parando solo para comer, y al anochecer ya se había instalado en una posada a las afueras de Saalazar, la mañana siguiente solo tendría que cruzar un tramo de bosque, y a mediodía ya estaría en Windilin, estaría en casa.
Esa noche decidió no ejercitar sus poderes, al parecer era inútil. Nada más llegar a su habitación se tiró en la cama y cerró los ojos. En realidad quería soñar. Quería saber.
Efectivamente esa noche volvió a encontrarse en su jaula. Sin dudarlo un segundo iluminó la jaula con sus poderes, al parecer allá si poseía su magia, y se dirigió a un extremo de la habitación. Empezó a lanza conjuros contra los barrotes pero ninguno consiguió derribarlos, hasta que uno sus conjuros rebotó contra los barrotes y se dirigió hacia él. Entonces despertó.
Sin mirar siquiera por la ventana, cogió sus cosas y saltó por un balconcito que tenia la habitación, ya no le quedaba dinero. Alvenith corrió hacia el este, ya era de día, había dormido demasiado. Al cabo de unas horas se encontró delante de la portalada de la ciudad élfica. El joven mago se dirigió hacía la torre de hechicería sin dudarlo ni un segundo. Entro abriendo fuertemente las puertas y se encaminó al estudio de Benedeth. Al abrir la puerta lo encontró sentado en su mesa. Le estaba esperando.
- Hola hijo mío, si es que me permites aún llamarte así.
- ¿¡Porqué!? – El joven mago estaba muy enojado, las lagrimas caían por sus mejillas.
- Ya lo entenderás Alvenith, dentro de un tiempo, cuando hayas madurado como debes, recuperaras todos tus poderes y podrás demostrar al mundo tu potencial. Pero aún era pronto para eso. – Su maestro tenía el semblante triste, se notaba que no estaba contento con al situación, pero era necesario.
- No confías en mi… eso es lo único que entiendo!
- Alvenith… - suspiró el maestro mientras el joven salía de la habitación cerrando fuertemente la puerta.
Alvenith caminó por la ciudad durante horas sin pensar en nada, son devolver los saludos que la gente le daba… Solamente caminaba. Finalmente, cuando ya anochecía, paró delante de una puerta blanca, era una posada. Entró sin ganas de comer ni beber nada, aunque cuando entro un delicioso aroma a carne asada le envolvió.
- En que puedo ayudarle señor? – Una joven sonriente, con unos vasos de madera llenos de cerveza pasó por delante de él – señor? – volvió a preguntarle la joven.
- Ai… lo siento… ponme algo de comer y una cerveza bien fría
- Claro señor, tenemos carne asada, le apetece una ración? – La joven no dejaba de sonreír.
- Por supuesto – Alvenith estaba de lo mas ausente.
La chica se dirigió hacia la cocina. Mientras Alvenith se quedó pensativo mirando a la mesa.
- cuií cuií!
- Pero que coño…? – Alvenith vio debajo de la mesa al pequeño animal. Este salto encima de la silla i se puso encima de la mesa, justo delante de Alvenith. - ¿Tu eres la carne asada? O.o…
- GRrrr… - el pequeño cuye gruñió.
- Jajajaj! Vaya no te enojes! ¿Quién eres tú?
- Kuro! No molestes! – La joven que había atendido a Alvenith corría hacia su mesa.
- Tranquila, no molesta – dijo sonriendo Alvenith. En ese momento se dio cuenta que llevaba muchos días sin sonreír…
- Lo siento… - se disculpo la joven.
- Tranquila, es tuyo? – dijo Alvenith acariciando al pequeño.
- Si…
- Gracias – dijo sonriendo el joven elfo – mi nombre es Alvenith, ¿quién eres tú?
- Mi nombre es Jana – dijo haciendo una pequeña reverencia – Ahora mismo te traigo la carne.
Después de decir esto, cogió al cuye y se dirigió a la cocina, unos segundos después salía con un plato de carne y una jarra de cerveza.
- Aquí tienes, a esta ronda invita la casa, por las molestias – dijo sonriendo.
- Vaya gracias, no recordaba que fueran tan hospitalarios aquí en Windilin.
- Bueno, no soy exactamente de aquí – dijo Jana sonrojada.
- Ah ya veo… ¿y cómo acabaste en esta posada? – pregunto curioso Alvenith.
- Bueno, la posadera es mi prima – Dijo la joven – Pero en realidad soy druida, no tan buena como dicen todos, sin duda, pero a eso me dedico.
- Vaya… una druida. – Alvenith la miró fijamente – creo que podrías ayudarme.
- ¿Ayudarte? – preguntó Jana con precaución.
- Sí, bueno. Tengo un pequeño problema con mis poderes, pero este no es lugar para hablar de eso. – Dijo Alvenith – dime, ¿me ayudarías?
Jana vio su oportunidad. – Solo si me sacas de esta ciudad – Dijo sin pensarlo.
- Oh… no pareces estar mal aquí… - observó Alvenith - ¿Por qué quieres marcharte de Windilin?
- Tampoco es lugar para hablar de eso… - Dijo mirando a su alrededor la muchacha. – Dentro de tres horas acaba mi turno, espérame en la casa roja que hay al final de la calle…
- Es imposible, si no dejo de forzarme me haré daño de verdad… - Alvenith se maldecía a sí mismo por no poder sacar su poder. Habían pasado 5 días desde su partida de Abu Naza, y aún no podía conjurar ni una simple flecha de plata.
El joven mago había llegado esa misma tarde a las afueras de Saalazar y se había hospedado en una vieja posada que encontró cuando ya pensaba que tendría que dormir bajo las estrellas.
- Si mañana salgo temprano y cruzo Saalazar por el centro puedo estar en dos días a las puertas de Windilin. – Dijo Alvenith para sí mismo observando un mapa que había comprado a un halfing al llegar a Saalazar. Después de estar un rato observando el mapa, lo guardó de nuevo en su bolsa y se tiró en la cama.
Esa noche soñó en una sala circular, muy parecida a la cueva del norte de Abu Naza donde había conseguido los favores de Tiamat, diosa de los dragones. Aunque sabía perfectamente que no se encontraba en Abu Naza, no notaba el asfixiante calor de los desiertos. El mago se encontraba en el centro de la sala, empezó a caminar hacia una de las paredes. A medida que se acercaba pudo ver que por todo el perímetro de la estancia se extendían barrotes que relucían a la luz de la única antorcha que iluminaba la habitación. Al parecer estaba rodeado de jaulas. Se acerco a los barrotes y miró a través de ellos, pero más allá no lograba ver nada, todo era oscuridad. Se acercó a la antorcha y la cogió, volvió a acercarse a los barrotes, pero ni siquiera la luz del fuego conseguía iluminar lo que había más allá. Empezó a recorrer en círculo la habitación para encontrar la salida. Vaya… es más grande de lo que pensaba. Dijo para sí mismo cuando llevaba un rato caminando, pegado a los barrotes e iluminando el camino con la luz de la antorcha. Finalmente, agotado paró y se apoyó en el frío metal de las jaulas…
- No puede ser… - los barrotes estaban calientes, como si un fuego intenso los calentara… como si los calentara el fuego de… - Shenka! – gritó sin pensar extendiendo una mano.
Una fuerte luz procedente de la nada iluminó la estancia… no estaba rodeado de jaulas… Él estaba en una jaula...
Alvenith despertó sudoroso, respirando fuertemente. Se tocó la frente, no tenía frío, había sido solo un sueño. Pero era todo tan real… El joven elfo se levantó y caminó hacía la única ventana de la habitación, corrió la cortina y vio que el sol empezaba a asomar por el horizonte.
- Hora de irse.
Después de pagar su estancia, sin desayunar, Alvenith salió de la posada y empezó a caminar hacia el centro de la ciudad. Caminó todo el día parando solo para comer, y al anochecer ya se había instalado en una posada a las afueras de Saalazar, la mañana siguiente solo tendría que cruzar un tramo de bosque, y a mediodía ya estaría en Windilin, estaría en casa.
Esa noche decidió no ejercitar sus poderes, al parecer era inútil. Nada más llegar a su habitación se tiró en la cama y cerró los ojos. En realidad quería soñar. Quería saber.
Efectivamente esa noche volvió a encontrarse en su jaula. Sin dudarlo un segundo iluminó la jaula con sus poderes, al parecer allá si poseía su magia, y se dirigió a un extremo de la habitación. Empezó a lanza conjuros contra los barrotes pero ninguno consiguió derribarlos, hasta que uno sus conjuros rebotó contra los barrotes y se dirigió hacia él. Entonces despertó.
Sin mirar siquiera por la ventana, cogió sus cosas y saltó por un balconcito que tenia la habitación, ya no le quedaba dinero. Alvenith corrió hacia el este, ya era de día, había dormido demasiado. Al cabo de unas horas se encontró delante de la portalada de la ciudad élfica. El joven mago se dirigió hacía la torre de hechicería sin dudarlo ni un segundo. Entro abriendo fuertemente las puertas y se encaminó al estudio de Benedeth. Al abrir la puerta lo encontró sentado en su mesa. Le estaba esperando.
- Hola hijo mío, si es que me permites aún llamarte así.
- ¿¡Porqué!? – El joven mago estaba muy enojado, las lagrimas caían por sus mejillas.
- Ya lo entenderás Alvenith, dentro de un tiempo, cuando hayas madurado como debes, recuperaras todos tus poderes y podrás demostrar al mundo tu potencial. Pero aún era pronto para eso. – Su maestro tenía el semblante triste, se notaba que no estaba contento con al situación, pero era necesario.
- No confías en mi… eso es lo único que entiendo!
- Alvenith… - suspiró el maestro mientras el joven salía de la habitación cerrando fuertemente la puerta.
Alvenith caminó por la ciudad durante horas sin pensar en nada, son devolver los saludos que la gente le daba… Solamente caminaba. Finalmente, cuando ya anochecía, paró delante de una puerta blanca, era una posada. Entró sin ganas de comer ni beber nada, aunque cuando entro un delicioso aroma a carne asada le envolvió.
- En que puedo ayudarle señor? – Una joven sonriente, con unos vasos de madera llenos de cerveza pasó por delante de él – señor? – volvió a preguntarle la joven.
- Ai… lo siento… ponme algo de comer y una cerveza bien fría
- Claro señor, tenemos carne asada, le apetece una ración? – La joven no dejaba de sonreír.
- Por supuesto – Alvenith estaba de lo mas ausente.
La chica se dirigió hacia la cocina. Mientras Alvenith se quedó pensativo mirando a la mesa.
- cuií cuií!
- Pero que coño…? – Alvenith vio debajo de la mesa al pequeño animal. Este salto encima de la silla i se puso encima de la mesa, justo delante de Alvenith. - ¿Tu eres la carne asada? O.o…
- GRrrr… - el pequeño cuye gruñió.
- Jajajaj! Vaya no te enojes! ¿Quién eres tú?
- Kuro! No molestes! – La joven que había atendido a Alvenith corría hacia su mesa.
- Tranquila, no molesta – dijo sonriendo Alvenith. En ese momento se dio cuenta que llevaba muchos días sin sonreír…
- Lo siento… - se disculpo la joven.
- Tranquila, es tuyo? – dijo Alvenith acariciando al pequeño.
- Si…
- Gracias – dijo sonriendo el joven elfo – mi nombre es Alvenith, ¿quién eres tú?
- Mi nombre es Jana – dijo haciendo una pequeña reverencia – Ahora mismo te traigo la carne.
Después de decir esto, cogió al cuye y se dirigió a la cocina, unos segundos después salía con un plato de carne y una jarra de cerveza.
- Aquí tienes, a esta ronda invita la casa, por las molestias – dijo sonriendo.
- Vaya gracias, no recordaba que fueran tan hospitalarios aquí en Windilin.
- Bueno, no soy exactamente de aquí – dijo Jana sonrojada.
- Ah ya veo… ¿y cómo acabaste en esta posada? – pregunto curioso Alvenith.
- Bueno, la posadera es mi prima – Dijo la joven – Pero en realidad soy druida, no tan buena como dicen todos, sin duda, pero a eso me dedico.
- Vaya… una druida. – Alvenith la miró fijamente – creo que podrías ayudarme.
- ¿Ayudarte? – preguntó Jana con precaución.
- Sí, bueno. Tengo un pequeño problema con mis poderes, pero este no es lugar para hablar de eso. – Dijo Alvenith – dime, ¿me ayudarías?
Jana vio su oportunidad. – Solo si me sacas de esta ciudad – Dijo sin pensarlo.
- Oh… no pareces estar mal aquí… - observó Alvenith - ¿Por qué quieres marcharte de Windilin?
- Tampoco es lugar para hablar de eso… - Dijo mirando a su alrededor la muchacha. – Dentro de tres horas acaba mi turno, espérame en la casa roja que hay al final de la calle…
Última edición por Bagarade el Mar Ene 12, 2010 5:08 am, editado 1 vez
Bagarade- Mensajes : 38
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Localización : Barcelona
Re: WOE II TEMA OFICIAL
- Bien, vaya embrollo el que nos hemos metido, ¿o en el que me he metido tal vez?- dijo Terry- ya debería acostumbrarme a esto
- Si Terry, pero eres el único que puedes ayudarnos
- Pero si no soy más que un noble mimado, no creo que pudiera ayudaros- dijo en tono burlon
- Vamos Terry, aquí no tienes que fingir- dijo Gregory- te conozco de hace mucho
- Ya, ya, ya… ¿y que dice pechosplanos?
- Leonore para ti sabandija- dijo ofendida- no tengo problema con trabajar contigo, a veces hay que aliarse con el diablo para obtener buenos objetivos o salvar a los que quieres
- ¿Quieres mucho al supremo sacerdote?- pregunto Terry
- Si…es una persona sabia, noble y especial, algo que tu nunca serás
- ¡Menos mal!, me asustaría mucho si tal cosa pasara…- dijo Terry
- Bien repasemos la información que he obtenido- dijo Gregory- pasado mañana será la ceremonia de discurso de año nuevo del supremo sacerdote. En esta ceremonia se ha planeado llevar a cabo el asesinato. Se han contratado múltiples asesinos, todos thalianos, que se infiltraran en la ceremonia con ropas pardas y en plena ceremonia alguno intentara llevar a cabo su plan, para ellos el sacerdote no debe salir viva de esta. Sin embargo mas que ellos, el que me preocupa es otro…
- ¿Quién?
- Hay un solo asesino…alguien mejor que los demás…un autentico hombre de la orden de asesinos de Valhadia
- ¡ ¿Qué?!- pregunto Leonore asustada
- Esto se pondrá feo- dijo Rik
- Yo diría que más interesante- dijo Terry
- Terry, ese sujeto, es el que más me preocupa. La orden de asesinos de Valhadia es la más reconocida en este tipo de empresas, llegando a cierta fama de infabilidad. Para mi que los otros sujetos son simples distracciones para permitir al verdadero asesino llevar a cabo su plan.
- Si, debe ser un hombre capacitado, supongo que esto ultimo no fue fácil averiguarlo para ti…
- No…en realidad fue casi casual, extraño…
- Bien- dijo Terry- no ahondemos en esos detalles, hablame mas de aquel sujeto
- No pudo averiguar su verdadero nombre, le dicen el murciélago de valhadia
- Sip, cada asesino valhaldiano tiene un apodo se le asigna cierto animal…dejame deducir- dijo Terry- si es un murciélago debe gustarle el aire, las alturas cerradas, para mi que intentara matar al sacerdote desde algún balcón o ventana arriba de la catedral de Ignuri.
- ¡Vaya!, asombroso Terry, si algo asi averigue, el estará solo, mientras los demás asesinos pardos estarán abajo mezclados en la gente
- Bien, ¿y que piensas Gregory?- dijo Terry
- Ni Leonore ni yo estamos capacitados para enfrentarnos a alguien asi Terry, es demasiado para nosotros. Tu, debes ayudarnos…
- Comprendo. Bien ya que hemos cuadrado lo que yo ganare con esto…hunmm…hagamos algo Rik y yo nos enfrentaremos a el.
- Me parece bien, desgraciadamente debemos ser rapidos. Mientras ustedes se desasen del murciélago, nosotros nos infiltraremos en la ceremonia y nos encargaremos de los demás asesinos pardos novatos. ¿Leonore esta de acuerdo?
- Por mi no hay problema, mejor estar alejado de los animales- dijo mirando con desprecio a Terry
- Joo… ¿estas segura? A veces es divertido
- Por mi no hay problema- dijo Rik- Terry y yo trabajamos bien juntos
- Humm…otra cosa Terry, acceder a la azotea en la catedral no es fácil…solo el jefe de la guardia del supremo sacerdote sabe como llegar allí y el punto exacto donde estará el asesino. Sin embargo el jefe de guardia esta preso en las mazmorras de la catedral. Lo primero que debes hacer es liberarlo a el para poder obtener esa información.- dijo Gregory
- Esta bien, no hay problema, parece que no será tan fácil eh- dijo Terry- hay otro problema Gregory, no puedo entrar a la catedral. Es el discurso de año nuevo, solo altos nobles y clérigos son autorizados a entrar. La plebe debe escuchar en las afueras de la catedral
- No te preocupes hay una entrada a la catedral secreta por la parte trasera, que te llevara directo a las mazmorras donde podras liberar al jefe de guardia
- Perfecto, o sea que solo nos queda esperar dos días…- dijo Terry- que tal si bebemos un poco para prepararnos
- ¿Contigo?- dijo Leonore- cuando se congele el infierno
- Soy pacibente- dijo Terry guiñándole el ojo
Asi pasaron dos días, quedaron de encontrarse en cierto punto para empezar aquella misión. Terry deambulo aquellos días por las calles, a veces se sentaba a conversar con algún comerciante, mendigo o con alguna prostituta. Le gustaba conocer lo que pensaban aquellas personas, escuchar sus historias, rastros de vida por los que nadie se interesaba. Le gustaba mucho ir a la panadería del viejo Wik, siempre le horneaba un rico pan de cortesía, Terry conversaba con el, le preguntaba por su clientela, por sus amigos, conversaban alegremente. Tambien le gustaba visitar a la vieja Tilia, una mujer vieja que vendia verduras en el mercado y que conocía muchas historias. Terry se podía pasar horas hablando con ella y riéndose de sus ocurrencias, le encantaba el humor popular y a pesar de ser noble estaba muy untado de pueblo y de gente pobre. Terry se preguntaba como aquellos altos nobles como Eveelina, Leonore o el mismo monarca Garek III como querían manejar y administrar los bienes de un pueblo que ni siquiera conocían. Por eso admiraba a Gregory, un alto clérigo que como el se mezclaba con la gente, conversaba y buscaba el bienestar de todos.
También un día antes entro a la catedral de Ignuri. La estudio con interés, Rik lo acompañaba siempre. La catedral es un enorme edificio de enormes proporciones, en el cual sobresale una estatua de Ignuri al final. Ignuri era una deidad venerada por muchas personas. La leyenda contaba que Ignuri le concedió a Sir Doryan una poderosa arma con la cual derrotar al peligroso nigromante Ervelin que estuvo a punto de sumir el mundo en la oscuridad y el dolor.
No pudo evitar sentir una sensación de respeto hacia aquel lugar. No, no dejaría que mataran al supremo sacerdote. Cumpliría la misión que se le había encomendado.
El dia siguiente llegaron Gregory, Leonore y Rik al punto de encuentro. Terry era quien había llegado mas temprano. Tenia el cabello caído y se concentraba en una pintura que estaba desarrollando. El clérigo vestia con su traje mas elegante para poder entrar a la iglesia. Leonore también estaba muy bien arreglada, vestia un bello traje que rimaba con sus ojos. Rik era el mas sencillo, iba bien armado y estaba listo para dar la vida para Terry. Leonore le entro curiosidad y fue a ver que pintaba Terry. Se sorprendió al ver una bella pintura de la catedral, con todos sus detalles. Se asombro de que presisamente aquel sujeto pudiera tener ese talento. Se veía distinto cuando pintaba, menos animal, mas humano.
- Pintas…muy bien- dijo Leonore
- Gracias- dijo Terry con una sonrisa franca
- Tal vez…algún dia podrías pintar algo para mi- dijo Leonore
- Tal vez a ti- dijo Terry- pero creo que necesito un lienzo con más colores, para reflejar el brillo que irradias.
Leonore se sonroso, no esperaba que aquel tipo pudiera decir aquel tipo de palabras.
- Yo…gracias- dijo Leonore
- Je, bueno Leonore, es hora de concentrarnos en nuestra misión- dijo Terry
- Si…claro
Gregory lo miro curioso, ese Terry, era tan impredecible.
- Les deseo mucha suerte- dijo Gregory- a partir de aquí cada uno debe encargarse de lo suyo
- Asi es- dijo Terry haciendo una seña con la mano- ¡no te vayas a quedar atrás pechosplanos!
Terry recibio un bofetón de Leonore
- No lo entiendo a veces pareces tan especial…pero otras te comportas como un verdadero idiota
- Auch- dijo Terry- tal vez sea ambas
El grupo se dividió en dos, Terry y Rik aceleraron el paso, la misión había por salvar al supremo sacerdote había empezado.
- Si Terry, pero eres el único que puedes ayudarnos
- Pero si no soy más que un noble mimado, no creo que pudiera ayudaros- dijo en tono burlon
- Vamos Terry, aquí no tienes que fingir- dijo Gregory- te conozco de hace mucho
- Ya, ya, ya… ¿y que dice pechosplanos?
- Leonore para ti sabandija- dijo ofendida- no tengo problema con trabajar contigo, a veces hay que aliarse con el diablo para obtener buenos objetivos o salvar a los que quieres
- ¿Quieres mucho al supremo sacerdote?- pregunto Terry
- Si…es una persona sabia, noble y especial, algo que tu nunca serás
- ¡Menos mal!, me asustaría mucho si tal cosa pasara…- dijo Terry
- Bien repasemos la información que he obtenido- dijo Gregory- pasado mañana será la ceremonia de discurso de año nuevo del supremo sacerdote. En esta ceremonia se ha planeado llevar a cabo el asesinato. Se han contratado múltiples asesinos, todos thalianos, que se infiltraran en la ceremonia con ropas pardas y en plena ceremonia alguno intentara llevar a cabo su plan, para ellos el sacerdote no debe salir viva de esta. Sin embargo mas que ellos, el que me preocupa es otro…
- ¿Quién?
- Hay un solo asesino…alguien mejor que los demás…un autentico hombre de la orden de asesinos de Valhadia
- ¡ ¿Qué?!- pregunto Leonore asustada
- Esto se pondrá feo- dijo Rik
- Yo diría que más interesante- dijo Terry
- Terry, ese sujeto, es el que más me preocupa. La orden de asesinos de Valhadia es la más reconocida en este tipo de empresas, llegando a cierta fama de infabilidad. Para mi que los otros sujetos son simples distracciones para permitir al verdadero asesino llevar a cabo su plan.
- Si, debe ser un hombre capacitado, supongo que esto ultimo no fue fácil averiguarlo para ti…
- No…en realidad fue casi casual, extraño…
- Bien- dijo Terry- no ahondemos en esos detalles, hablame mas de aquel sujeto
- No pudo averiguar su verdadero nombre, le dicen el murciélago de valhadia
- Sip, cada asesino valhaldiano tiene un apodo se le asigna cierto animal…dejame deducir- dijo Terry- si es un murciélago debe gustarle el aire, las alturas cerradas, para mi que intentara matar al sacerdote desde algún balcón o ventana arriba de la catedral de Ignuri.
- ¡Vaya!, asombroso Terry, si algo asi averigue, el estará solo, mientras los demás asesinos pardos estarán abajo mezclados en la gente
- Bien, ¿y que piensas Gregory?- dijo Terry
- Ni Leonore ni yo estamos capacitados para enfrentarnos a alguien asi Terry, es demasiado para nosotros. Tu, debes ayudarnos…
- Comprendo. Bien ya que hemos cuadrado lo que yo ganare con esto…hunmm…hagamos algo Rik y yo nos enfrentaremos a el.
- Me parece bien, desgraciadamente debemos ser rapidos. Mientras ustedes se desasen del murciélago, nosotros nos infiltraremos en la ceremonia y nos encargaremos de los demás asesinos pardos novatos. ¿Leonore esta de acuerdo?
- Por mi no hay problema, mejor estar alejado de los animales- dijo mirando con desprecio a Terry
- Joo… ¿estas segura? A veces es divertido
- Por mi no hay problema- dijo Rik- Terry y yo trabajamos bien juntos
- Humm…otra cosa Terry, acceder a la azotea en la catedral no es fácil…solo el jefe de la guardia del supremo sacerdote sabe como llegar allí y el punto exacto donde estará el asesino. Sin embargo el jefe de guardia esta preso en las mazmorras de la catedral. Lo primero que debes hacer es liberarlo a el para poder obtener esa información.- dijo Gregory
- Esta bien, no hay problema, parece que no será tan fácil eh- dijo Terry- hay otro problema Gregory, no puedo entrar a la catedral. Es el discurso de año nuevo, solo altos nobles y clérigos son autorizados a entrar. La plebe debe escuchar en las afueras de la catedral
- No te preocupes hay una entrada a la catedral secreta por la parte trasera, que te llevara directo a las mazmorras donde podras liberar al jefe de guardia
- Perfecto, o sea que solo nos queda esperar dos días…- dijo Terry- que tal si bebemos un poco para prepararnos
- ¿Contigo?- dijo Leonore- cuando se congele el infierno
- Soy pacibente- dijo Terry guiñándole el ojo
Asi pasaron dos días, quedaron de encontrarse en cierto punto para empezar aquella misión. Terry deambulo aquellos días por las calles, a veces se sentaba a conversar con algún comerciante, mendigo o con alguna prostituta. Le gustaba conocer lo que pensaban aquellas personas, escuchar sus historias, rastros de vida por los que nadie se interesaba. Le gustaba mucho ir a la panadería del viejo Wik, siempre le horneaba un rico pan de cortesía, Terry conversaba con el, le preguntaba por su clientela, por sus amigos, conversaban alegremente. Tambien le gustaba visitar a la vieja Tilia, una mujer vieja que vendia verduras en el mercado y que conocía muchas historias. Terry se podía pasar horas hablando con ella y riéndose de sus ocurrencias, le encantaba el humor popular y a pesar de ser noble estaba muy untado de pueblo y de gente pobre. Terry se preguntaba como aquellos altos nobles como Eveelina, Leonore o el mismo monarca Garek III como querían manejar y administrar los bienes de un pueblo que ni siquiera conocían. Por eso admiraba a Gregory, un alto clérigo que como el se mezclaba con la gente, conversaba y buscaba el bienestar de todos.
También un día antes entro a la catedral de Ignuri. La estudio con interés, Rik lo acompañaba siempre. La catedral es un enorme edificio de enormes proporciones, en el cual sobresale una estatua de Ignuri al final. Ignuri era una deidad venerada por muchas personas. La leyenda contaba que Ignuri le concedió a Sir Doryan una poderosa arma con la cual derrotar al peligroso nigromante Ervelin que estuvo a punto de sumir el mundo en la oscuridad y el dolor.
No pudo evitar sentir una sensación de respeto hacia aquel lugar. No, no dejaría que mataran al supremo sacerdote. Cumpliría la misión que se le había encomendado.
El dia siguiente llegaron Gregory, Leonore y Rik al punto de encuentro. Terry era quien había llegado mas temprano. Tenia el cabello caído y se concentraba en una pintura que estaba desarrollando. El clérigo vestia con su traje mas elegante para poder entrar a la iglesia. Leonore también estaba muy bien arreglada, vestia un bello traje que rimaba con sus ojos. Rik era el mas sencillo, iba bien armado y estaba listo para dar la vida para Terry. Leonore le entro curiosidad y fue a ver que pintaba Terry. Se sorprendió al ver una bella pintura de la catedral, con todos sus detalles. Se asombro de que presisamente aquel sujeto pudiera tener ese talento. Se veía distinto cuando pintaba, menos animal, mas humano.
- Pintas…muy bien- dijo Leonore
- Gracias- dijo Terry con una sonrisa franca
- Tal vez…algún dia podrías pintar algo para mi- dijo Leonore
- Tal vez a ti- dijo Terry- pero creo que necesito un lienzo con más colores, para reflejar el brillo que irradias.
Leonore se sonroso, no esperaba que aquel tipo pudiera decir aquel tipo de palabras.
- Yo…gracias- dijo Leonore
- Je, bueno Leonore, es hora de concentrarnos en nuestra misión- dijo Terry
- Si…claro
Gregory lo miro curioso, ese Terry, era tan impredecible.
- Les deseo mucha suerte- dijo Gregory- a partir de aquí cada uno debe encargarse de lo suyo
- Asi es- dijo Terry haciendo una seña con la mano- ¡no te vayas a quedar atrás pechosplanos!
Terry recibio un bofetón de Leonore
- No lo entiendo a veces pareces tan especial…pero otras te comportas como un verdadero idiota
- Auch- dijo Terry- tal vez sea ambas
El grupo se dividió en dos, Terry y Rik aceleraron el paso, la misión había por salvar al supremo sacerdote había empezado.
Re: WOE II TEMA OFICIAL
Aldeas de Argeliam en las colinas Hogar de Thurar (Thurar recuerda mientras calienta sus manos en una fogata)
Thurar se encuentra en su casa tocando su pequeña flauta enanil (la casa de los enanos de las colinas tiene mucho de parecido a las casas Hobbits), Thurdar (Hermano de Thurar) se encuentra de salida y esta algo agitado
Thurar: ¿Para dónde vas hermano?
Thurdar: eso no te incumbe tengo asuntos que resolver, quédate tocando tu flautica como el cobarde que eres
Thurar se levanta enfurecido
Thurar: ¡te pido más respeto hermano! En ningún momento yo no te e insultado o algo así
Thurdar voltea la mirada
Thurdar: sabes que, has lo que quieras pero no te metas en mis asuntos
Thurar: no me has contestado mi pregunta
Thurdar lo ignora y sale de la casa
Thurar espera un rato y es en ese momento que decide seguirlo, Thurdar sale de la ciudad y va bastante armado de hecho lleva una cota de malla hecha por su padre, caminan un rato por las colinas Thurar siguiéndolo sigilosamente, en ese momento detrás de una gran roca con un gran salto un gran Work (Gran jabalí de las colinas en los que los enanos suelen cabalgar) salta encima de Thurdar, el Work mide un metro con 70 y tiene unos grandes colmillos es un Work bastante grande, Thurar lo identifica en ese instante es el gran Hustuk un gran Work que a hostigado a su tribu durante meses, y por el que ofrecen una gran recompensa, varios han muerto en intentar la hazaña. En el instante que Hustuk se le lanza encima a Thurdar, Thurar lanza un grito
Thurar: ¡Hermano Cuidado!
Thurdar: Que? – y en ese instante Hustuk le cae encima a su hermano
Thurdar alcanza a observar horrorizado como la cara de su hermano es destrozada en instantes, y como el gran Hustuk revuelca a su hermano como si fuera un muñeco de trapo, en ese instante Thurar sale de los arbustos donde vio la horrenda escena, coge rápidamente el gladio de su hermano que se encuentra en el suelo, y de un solo golpe le calva el gladio en la cabeza al gran Hustuk , es en ese momento que se oye un horrendo chillido (igual al que lanzan los cerdos cuando los matan ), es horrible Thurar se lanza al suelo y se tapa sus oídos, es horrendo aquel sonido y se alcanza a escuchar por toda la colina, Hustuk cae muerto en el suelo, y es en ese instante que Thurar se acerca a su hermano con lagrimas en sus ojos y ensangrentado, con la sangre de gran Hustuk, Thurar todavía se encuentra vivo y consiente, aunque su cara se encuentra destrozada:
Thurar: Hermano no te mueras traeré ayuda ¡
Thurdar (agonizando): no te preocupes ya no se puede hacer nada solo dile a Thurkar y a nuestro padre que los amo y que no lloren por mí, y a ti hermano quiero decirte que a pesar de todo sabes que te aprecie y espero que seas el mejor bardo, solo quiero que me prometas algo
Thurar: no hables así no vas a morir
Thurdar: escúchame! Se el mejor bardo y honra a tu familia y tribu, prométeme eso hermano
Thurar: te lo prometo pero espera…
Es en ese momento que Thurdar cae muerto
Thurar cae en llanto abrazando a su hermano.
(Vida real) en ese momento una pequeña lagrima sale de los ojos del triste enano
(Otro recuerdo, luego de la muerte de su hermano) Casa de Thurar
Thur: que haces y porque te vas
Thurar: me voy a buscar cosas nuevas, a vivir nuevos desafíos y a cumplir la promesa que le hice a mi hermano, ser el mejor bardo
Thur: ja! (Se ríe) el mejor bardo por favor no me vengas con esas niñerías, los enanos no estamos hechos para eso
Thurar : pues yo si padre y lo supe en ese instante en que vi tocar al gran Cadima (uno de los bardos más reconocidos del mundo actual)
Thur: (serio) es tu decisión, solo quiero que sepas una cosa no vuelvas solo hasta que seas el mejor, no me deshonres hijo mio
Thurar: me voy es hora de partir
(Vida real) otra lagrima sale de sus ojos en ese momento Thurar coge un pañuelo y se seca sus lagrimas, en ese momento se acerca el fiel Grom
Grom: oing!, oing! (hace como un cerdo o un jabalí común)
Thurar: que quieres mi fiel amigo, en ese momento lo soba y Grom se acuesta a su lado
Thurar: Todavía nos falta mucho trecho querido amigo, y en ese instante comienza a tocar su gran corno el cual hizo de los cuernos del gran Hustuk
El sol sale sobre las grandes colinas de Argeliam, y su incandescente, logra entrar en la cueva donde se encuentran dormidos el nostálgico enano y su fiel amigo Grom.
Continuara…
Thurar se encuentra en su casa tocando su pequeña flauta enanil (la casa de los enanos de las colinas tiene mucho de parecido a las casas Hobbits), Thurdar (Hermano de Thurar) se encuentra de salida y esta algo agitado
Thurar: ¿Para dónde vas hermano?
Thurdar: eso no te incumbe tengo asuntos que resolver, quédate tocando tu flautica como el cobarde que eres
Thurar se levanta enfurecido
Thurar: ¡te pido más respeto hermano! En ningún momento yo no te e insultado o algo así
Thurdar voltea la mirada
Thurdar: sabes que, has lo que quieras pero no te metas en mis asuntos
Thurar: no me has contestado mi pregunta
Thurdar lo ignora y sale de la casa
Thurar espera un rato y es en ese momento que decide seguirlo, Thurdar sale de la ciudad y va bastante armado de hecho lleva una cota de malla hecha por su padre, caminan un rato por las colinas Thurar siguiéndolo sigilosamente, en ese momento detrás de una gran roca con un gran salto un gran Work (Gran jabalí de las colinas en los que los enanos suelen cabalgar) salta encima de Thurdar, el Work mide un metro con 70 y tiene unos grandes colmillos es un Work bastante grande, Thurar lo identifica en ese instante es el gran Hustuk un gran Work que a hostigado a su tribu durante meses, y por el que ofrecen una gran recompensa, varios han muerto en intentar la hazaña. En el instante que Hustuk se le lanza encima a Thurdar, Thurar lanza un grito
Thurar: ¡Hermano Cuidado!
Thurdar: Que? – y en ese instante Hustuk le cae encima a su hermano
Thurdar alcanza a observar horrorizado como la cara de su hermano es destrozada en instantes, y como el gran Hustuk revuelca a su hermano como si fuera un muñeco de trapo, en ese instante Thurar sale de los arbustos donde vio la horrenda escena, coge rápidamente el gladio de su hermano que se encuentra en el suelo, y de un solo golpe le calva el gladio en la cabeza al gran Hustuk , es en ese momento que se oye un horrendo chillido (igual al que lanzan los cerdos cuando los matan ), es horrible Thurar se lanza al suelo y se tapa sus oídos, es horrendo aquel sonido y se alcanza a escuchar por toda la colina, Hustuk cae muerto en el suelo, y es en ese instante que Thurar se acerca a su hermano con lagrimas en sus ojos y ensangrentado, con la sangre de gran Hustuk, Thurar todavía se encuentra vivo y consiente, aunque su cara se encuentra destrozada:
Thurar: Hermano no te mueras traeré ayuda ¡
Thurdar (agonizando): no te preocupes ya no se puede hacer nada solo dile a Thurkar y a nuestro padre que los amo y que no lloren por mí, y a ti hermano quiero decirte que a pesar de todo sabes que te aprecie y espero que seas el mejor bardo, solo quiero que me prometas algo
Thurar: no hables así no vas a morir
Thurdar: escúchame! Se el mejor bardo y honra a tu familia y tribu, prométeme eso hermano
Thurar: te lo prometo pero espera…
Es en ese momento que Thurdar cae muerto
Thurar cae en llanto abrazando a su hermano.
(Vida real) en ese momento una pequeña lagrima sale de los ojos del triste enano
(Otro recuerdo, luego de la muerte de su hermano) Casa de Thurar
Thur: que haces y porque te vas
Thurar: me voy a buscar cosas nuevas, a vivir nuevos desafíos y a cumplir la promesa que le hice a mi hermano, ser el mejor bardo
Thur: ja! (Se ríe) el mejor bardo por favor no me vengas con esas niñerías, los enanos no estamos hechos para eso
Thurar : pues yo si padre y lo supe en ese instante en que vi tocar al gran Cadima (uno de los bardos más reconocidos del mundo actual)
Thur: (serio) es tu decisión, solo quiero que sepas una cosa no vuelvas solo hasta que seas el mejor, no me deshonres hijo mio
Thurar: me voy es hora de partir
(Vida real) otra lagrima sale de sus ojos en ese momento Thurar coge un pañuelo y se seca sus lagrimas, en ese momento se acerca el fiel Grom
Grom: oing!, oing! (hace como un cerdo o un jabalí común)
Thurar: que quieres mi fiel amigo, en ese momento lo soba y Grom se acuesta a su lado
Thurar: Todavía nos falta mucho trecho querido amigo, y en ese instante comienza a tocar su gran corno el cual hizo de los cuernos del gran Hustuk
El sol sale sobre las grandes colinas de Argeliam, y su incandescente, logra entrar en la cueva donde se encuentran dormidos el nostálgico enano y su fiel amigo Grom.
Continuara…
Sargaf- Mensajes : 73
Fecha de inscripción : 12/01/2010
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Re: WOE II TEMA OFICIAL
Alvenith comió su plato de carne asada y bebió la cerveza, todo estaba delicioso aunque no sabría decir si era porque tenia hambre, porque hace mucho no comía algo bien preparado o porque la comida tenía un leve sabor a esperanza…
Jana atendía más rápido que los otros días, la excitación de poder salir al fin de la ciudad aceleraba su ritmo
-Veo que ya terminaste Alvenith, ¿te gustó?-
-Si, gracias Jana-
-¿Quieres postre? Hay fruta-
-Estaría bien-
Jana se llevó el plato del elfo y al rato regresó con una fuente con varias frutas y un bulto que ocultaba muy bien bajo su delantal. Estando al lado de Alvenith, sacó el bulto el que resultó ser un pequeño bolso y se lo pasó disimuladamente
-Tómalo- Dijo Jana de forma confidente- Dentro hay un poco de comida, suficiente para uno o dos días, lo necesitaremos afuera-
Y sonriéndole dejó la fuente de frutas en la mesa y desapareció tras la barra
Alvenith comió un par de frutas y otras la guardó en el bolso, se quedó unos minutos reposando y después de despedirse de Jana salio de la posada en dirección al lugar donde se encontraría con la joven druida.
El cielo nocturno estaba despejado, como si las estrellas quisieran ver todo lo que pasa en la tierra. El joven mago se dedicó a mirarlas, recordando las lecciones que había recibido sobre la ubicación de ellas ¿hace cuánto no se sentía así de calmado? Dejó de observar las estrellas cuando unos pasos quebraron el silencio de la noche
-¿Este es un buen lugar para que me digas por qué te quieres ir de la ciudad?-
-Sólo si es un buen lugar para que me cuentes el problema con tus poderes-
Alvenith sonrió y luego de que se aseguró de que nadie más estuviese por allí decidió hablar
-A modo de resumen, mi maestro no confía en mí e hizo que un poderoso mago sellara mis poderes, ahora yo quiero recuperarlos-
-Hum…- Jana adquirió un semblante algo serio- Necesito que tengas claro que yo como druida no puedo hacer una poción que rompa ese hechizo- Volvió a sonreír – Lo que puedo hacer es abrir un pequeño agujero en la barrera que no te permite usar tus poderes, podrás hacer cosas básicas y hechizos de bajo nivel, pero el ir abriendo ese agujero dependerá de ti. Es lo que te puedo ofrecer, si te parece, cerramos el trato- dijo guiñándole un ojo
-Respóndeme primero porqué quieres salir de la ciudad-
-Soy una druida me crié en el bosque, una ciudad no es para mi, me siento prisionera. Además mi formación no esta completa y aquí no podré progresar, quiero seguir aprendiendo… eres mago, seguro puedes entender eso-
-Llámalo intuición, pero creo que no son las únicas razones. Si nos vamos a ayudar, hay que confiar-
Jana pensó unos momentos antes de responder -Mis padres fueron asesinados cuando yo tenia 15 años- Una sombra de tristeza quiso apoderarse de la joven, pero ella no permitió que su sonrisa la abandonara- Quiero saber quién fue, por qué lo hizo y eso tampoco lo lograré estando en esta ciudad…-
-Siento mucho saber eso, tal vez no debí de meterme en tus asuntos-
-No te preocupes, además tienes razón, hay que confiar. Entonces, ¿trato hecho?- Jana lo miró directo a los ojos, le sonrió y extendió su mano hacia él
-Supongo que usar un poco de magia es mejor que nada- Alvenith le devolvió la sonrisa y estrechó la mano de Jana -Trato echo-
-¡Bien!, tengo que ir por mis cosas a la casa de mi tío, ¿me acompañas?-
-Sep- Empezaron a caminar- ¿dime dónde esta tu animalito?-
-Kuro-kuro esta aquí en el bolsillo del delantal, esta durmiendo, creo que comió mucho-
Se produjo un silencio que Jana rompió
-No pareces un mago, ¿sabes? tienes un buen cuerpo- Jana se sonrojó- No es que te haya mirado mucho ¿eh?, pero la mayoría de los magos son algo delgados y tú tienes músculos-
-¡Ja, ja!-
Jana se sonrojó aun más
-No mal interpretes mis palabras por favor-
-Tranquila, no lo hago. Has sido muy amable conmigo ¿por qué?-
-No lo sé, pareces una buena persona, noté de inmediato que no eres un elfo de ciudad, además Kuro-kuro no se da con cualquiera y me sorprendió que se dejara acariciar por ti-
-¿En verdad? Me siento honrado ^^ -
-Ya llegamos, ¿me esperas unos minutos? Si entro sola las posibilidades de que me vean son menores-
-Ok-
Alvenith se quedó fuera de la puerta, habían pasado unos 5 ó 6 minutos cuando Jana salió con un gran bolso de cuero, su aljaba y su arco. Le hizo unas señales para que el elfo la siguiera. Caminaron por algunas calles hasta un callejón sin salida.
-Necesito cambiarme de ropa, en la casa no podía porque tal vez sospecharían algo, así que Kuro-kuro y tú vigilan que no venga nadie-
-¡QUÉ! o////o pero… ¿te cambiarás aquí?-
-Sip, así que date vuelta-
Kuro-kuro salió del bolsillo externo del bolso de Jana y se puso al lado de Alvenith, quien ya se había dado vuelta para no mirar a la chica
-¿Siempre hace estas cosas?- Susurró el joven mago al cuye
-Cuí, cuí, cuí-
-Ur Terra, dime que eso significa “no”-
-¡Ya estoy lista!-
Jana ya vestía con su especie de túnica sin mangas de cuero abierta en los lados desde un poco más arriba de las rodillas hacia abajo (para correr mejor), los botines bajos, su cinturón con bolsitas para sus hiervas y la capa
-Dime Alvenith, ¿qué plan tienes para que salgamos de aquí?-
Jana atendía más rápido que los otros días, la excitación de poder salir al fin de la ciudad aceleraba su ritmo
-Veo que ya terminaste Alvenith, ¿te gustó?-
-Si, gracias Jana-
-¿Quieres postre? Hay fruta-
-Estaría bien-
Jana se llevó el plato del elfo y al rato regresó con una fuente con varias frutas y un bulto que ocultaba muy bien bajo su delantal. Estando al lado de Alvenith, sacó el bulto el que resultó ser un pequeño bolso y se lo pasó disimuladamente
-Tómalo- Dijo Jana de forma confidente- Dentro hay un poco de comida, suficiente para uno o dos días, lo necesitaremos afuera-
Y sonriéndole dejó la fuente de frutas en la mesa y desapareció tras la barra
Alvenith comió un par de frutas y otras la guardó en el bolso, se quedó unos minutos reposando y después de despedirse de Jana salio de la posada en dirección al lugar donde se encontraría con la joven druida.
El cielo nocturno estaba despejado, como si las estrellas quisieran ver todo lo que pasa en la tierra. El joven mago se dedicó a mirarlas, recordando las lecciones que había recibido sobre la ubicación de ellas ¿hace cuánto no se sentía así de calmado? Dejó de observar las estrellas cuando unos pasos quebraron el silencio de la noche
-¿Este es un buen lugar para que me digas por qué te quieres ir de la ciudad?-
-Sólo si es un buen lugar para que me cuentes el problema con tus poderes-
Alvenith sonrió y luego de que se aseguró de que nadie más estuviese por allí decidió hablar
-A modo de resumen, mi maestro no confía en mí e hizo que un poderoso mago sellara mis poderes, ahora yo quiero recuperarlos-
-Hum…- Jana adquirió un semblante algo serio- Necesito que tengas claro que yo como druida no puedo hacer una poción que rompa ese hechizo- Volvió a sonreír – Lo que puedo hacer es abrir un pequeño agujero en la barrera que no te permite usar tus poderes, podrás hacer cosas básicas y hechizos de bajo nivel, pero el ir abriendo ese agujero dependerá de ti. Es lo que te puedo ofrecer, si te parece, cerramos el trato- dijo guiñándole un ojo
-Respóndeme primero porqué quieres salir de la ciudad-
-Soy una druida me crié en el bosque, una ciudad no es para mi, me siento prisionera. Además mi formación no esta completa y aquí no podré progresar, quiero seguir aprendiendo… eres mago, seguro puedes entender eso-
-Llámalo intuición, pero creo que no son las únicas razones. Si nos vamos a ayudar, hay que confiar-
Jana pensó unos momentos antes de responder -Mis padres fueron asesinados cuando yo tenia 15 años- Una sombra de tristeza quiso apoderarse de la joven, pero ella no permitió que su sonrisa la abandonara- Quiero saber quién fue, por qué lo hizo y eso tampoco lo lograré estando en esta ciudad…-
-Siento mucho saber eso, tal vez no debí de meterme en tus asuntos-
-No te preocupes, además tienes razón, hay que confiar. Entonces, ¿trato hecho?- Jana lo miró directo a los ojos, le sonrió y extendió su mano hacia él
-Supongo que usar un poco de magia es mejor que nada- Alvenith le devolvió la sonrisa y estrechó la mano de Jana -Trato echo-
-¡Bien!, tengo que ir por mis cosas a la casa de mi tío, ¿me acompañas?-
-Sep- Empezaron a caminar- ¿dime dónde esta tu animalito?-
-Kuro-kuro esta aquí en el bolsillo del delantal, esta durmiendo, creo que comió mucho-
Se produjo un silencio que Jana rompió
-No pareces un mago, ¿sabes? tienes un buen cuerpo- Jana se sonrojó- No es que te haya mirado mucho ¿eh?, pero la mayoría de los magos son algo delgados y tú tienes músculos-
-¡Ja, ja!-
Jana se sonrojó aun más
-No mal interpretes mis palabras por favor-
-Tranquila, no lo hago. Has sido muy amable conmigo ¿por qué?-
-No lo sé, pareces una buena persona, noté de inmediato que no eres un elfo de ciudad, además Kuro-kuro no se da con cualquiera y me sorprendió que se dejara acariciar por ti-
-¿En verdad? Me siento honrado ^^ -
-Ya llegamos, ¿me esperas unos minutos? Si entro sola las posibilidades de que me vean son menores-
-Ok-
Alvenith se quedó fuera de la puerta, habían pasado unos 5 ó 6 minutos cuando Jana salió con un gran bolso de cuero, su aljaba y su arco. Le hizo unas señales para que el elfo la siguiera. Caminaron por algunas calles hasta un callejón sin salida.
-Necesito cambiarme de ropa, en la casa no podía porque tal vez sospecharían algo, así que Kuro-kuro y tú vigilan que no venga nadie-
-¡QUÉ! o////o pero… ¿te cambiarás aquí?-
-Sip, así que date vuelta-
Kuro-kuro salió del bolsillo externo del bolso de Jana y se puso al lado de Alvenith, quien ya se había dado vuelta para no mirar a la chica
-¿Siempre hace estas cosas?- Susurró el joven mago al cuye
-Cuí, cuí, cuí-
-Ur Terra, dime que eso significa “no”-
-¡Ya estoy lista!-
Jana ya vestía con su especie de túnica sin mangas de cuero abierta en los lados desde un poco más arriba de las rodillas hacia abajo (para correr mejor), los botines bajos, su cinturón con bolsitas para sus hiervas y la capa
-Dime Alvenith, ¿qué plan tienes para que salgamos de aquí?-
Re: WOE II TEMA OFICIAL
- Bien Terry, son aproximadamente 5 o 6 guardias- dijo Rik
- Hmm…
Escondidos detrás de la pared escuchaban el ruido de pasos, Terry sabia que si eran vistos eran hombres muertos, el no podría pelear solo contra tantos. Su mayor ventaja como asesino siempre era el factor sorpresa y el sigilo. Terry bajo las cejas y miro concentrado, en sus manos tenia los katares listo para cualquier problema. Se habían sumergido en las mazmorras de la catedral, estaban cerca a la cárcel donde el jefe de guardia se encontraba preso.
- ¿Qué hacemos?- pregunto Rik
- No podremos burlar esta guardia fácilmente y una confrontación directa tampoco es una opción- dijo Terry- hmm tengo una idea. Rik tendras que ayudarme…
Terry le comento el plan a Rik, este sonrio contento. Terry se acerco lentamente para tener mejor visión, tenia un buen camuflaje, varios tipos dependiendo del lugar. Esperaron a que se aproximara un guardia lentamente, Rik sudaba, pero Terry estaba muy tranquilo, sabia conservar la calma y el silencio y el sigilo eran elementos esenciales. Terry hizo un pequeño ruido, uno de los guardias curioso, salió a revisar que había sido aquel extraño sonido.
En ese momento Rik se apareció frente a ese guardia, Rik lo miro, se quito su pequeño sombrero, clavo su daga en el suelo y empezó a bailar alrededor de ella. El guardia lo miraba ensimismado sin saber como actuar. El halfing bailaba muy bien, luego de ello hizo un gesto con su sombrero de agradecimiento dispuesto a retirarse, el ensueño se cayo y el guardia decidió capturarlo. Pronto Rik empezó a irse rápidamente, el guardia intento alcanzarlo, pero justo cuando estaba a punto de hacerlo una mano salió de la oscuridad. Pronto percibió unos ojos rojos que se abrieron en medio de la penumbra. El guardia temblo, una mano tapaba su boca, sintió que estaba en las ultimas.
- Bien, ¿Cómo estas amigo? – dijo aquella voz- ¿Por qué tiemblas? ¿Cuando fue la última vez que alumbro el sol para ti?
- No me hagas nada por favor…tengo hijos…
- Jo, no lo se…- dijo pensativo y con tono burlon- creo que has sido un niño muy malo, mira ese pobre hombre de la carcel…
- Por favor…le prometo que si me deja ir me largo…piedad…
- Pero la muerte es una buena ruta de escape, ¿no la deseas?
- No, por favor….se lo suplico…Por Ur Ignuri!!
- Humm…esta bien, vete…saludos a tus chicos
El hombre se empezó a ir lentamente, de repente Terry lo golpeo en la cabeza por la espalda, el hombre cayo al piso.
- ¿Lo has matado?- pregunto Rik en voz baja
- No, pero no confio en su palabra. Es mejor que quede inconsciente, me facilitara más las cosas- le contesto Terry.
Arrastraron el cuerpo hacia un rincón, allí todo se volvió oscuro y pronto salió el guardia como si nada hubiera pasado. El guardia se acerco a los hombres.
- ¿Qué paso dónde estabas?
- Me pareció escuchar algo afuera en el corredor, creo que fue falsa alarma
- ¿Ves? Ya estas imaginándote de nuevo cosas- dijo el otro guarda
- Si, je, discúlpenme
- ¡Los pies sobre la tierra, los pies sobre la tierra! Esto es un trabajo serio- dijo el que parecía ser el superior
- Si señor
El guardia se quedo un rato en aquel lugar dando alguna que otra vuelta. En un momento de descuido se acerco a la celda.
- ¿tienes hambre?
- No
- ¿Seguro? Hoy tenemos menú especial te gustara…
- Tu no eres un guardia- dijo perspicaz
- Jo, eres bueno, pero si quieres salir de aquí debes ayudarme
- Solo dime…supongo que no tengo ninguna otra alternativa
- Debes decirme como llegar a la azotea
- Jo, y supongo que luego me abandonaras…
- No, Luego de salvar al supremo sacerdote volveré por ti
- Me das tu palabra
- Si, rápido, no tengo mucho tiempo…
Otro guardia que estaba cerca se dio cuenta extrañado que el guardia hablaba con el preso más de lo normal, el guardia se acerco lentamente. Terry se dio cuenta de que alguien se acercaba…
- ¡Rapido!
- En la biblioteca en el tercer piso, hay un libro, un tomo llamado “Opus Laberintus”, debes sacarlo y se abrirá el acceso a la azotea
- ¡Eh Frederic!, ¿que pasa allí?- dijo el guardia sospechando
- Oh el prisionero insiste en que le deje salir y que me darán bastante dinero si le libero- dijo socarronamente el guardia
- En serio, pobre imbécil- dijo el superior riendo- sigue diciendo tonterías, pronto Minas Thalion entrara en un caos que nadie se acordara de ti.
- ¡Dejenme salir!- grito el prisionero siguiendo el juego- ¡Pronto la tendrán que pagar!
- ¿Ven?- dijo el guardia que hablo con el prisionero- ¡Se los dije! Este tipo esta loco, no hace más que gritar como chica amnadiana (Las amnadianas tienen fama de ser bastante sueltas, los mayores burdeles están en aquella ciudad)
- Jojojo- dijo el guardia superior riendo- me caes bien Frederic, recuérdame recomendarte a mi superior
Terry espero un rato, siguio fingiendo ser guardia y se movia lentamente por el lugar, luego tal como habían planeado con Rik, este hizo un ruido
- Señor me pareció escuchar algo, ire a ver que es
El guardia se alejo lentamente, pero no regreso, para cuando los guardias se dieran cuenta ya el estaría muy lejos. Terry sonrío detrás de aquella mascara. ¿Ilusión? ¿Mascaras? ¿Quién puedes ser el día de mañana? Al fin y al cabo las palabras se desasen en medio del viento, solo quien esta seguro de si mismo, quien se mira al espejo y es consciente lo que hay detrás de la mascara puede trascender. Bien, hora de salvar al supremo sacerdote, tenia que subir hasta la azotea, se pregunto si Gregory y Leonore habían tenido igual de suerte que el.
+++++++++++++++++++++++++++++++++++
Gregory y Leonore estaban frente a la entrada
- Por favor, deben mostrarme su blason y mostrarme que son nobles
- ¡oh claro!- dijo Leonore- mire usted, lo guardo con cuidado
- Señorita condesa, bienvenida, lamento importunarla, usted sabe que con estos tiempos que corren cualquier precaucion no esta de mas
- ¡claro!
Leonore y Gregory entraron sin problemas, la catedral estaba llena de gente, la catedral estaba majestuosa, enormes pendones colgaban de las paredes. Enormes vitrales permitían el paso de la pesada luz, signo de Ignuri en persona. Un pesado clavicordio hacía sonar unas pesadas notas en la parte trasera. Despues del discurso, bardos de todos los lugares del planeta haría un homenaje al nuevo sacerdote. Se decía que el mismo bardo legendario halfing Cadima tocaria en persona . El recinto estaba lleno de toda clase de personas de alto rango, sobre todo obesos clérigos y hermosas nobles. Enormes velas se alzaban en el altar.
En el recinto también se encontraban en un extremo el Rey Garek III. Garek había dejado hace mucho de ser aquel muchacho que había ayudado a Doryan a vencer al nigromante Ervelin. Ahora Garek era un hombre maduro, al que el poder había hecho mas maduro y mas serio. El rey tenia una enorme capa y corona, el pueblo aplaudió cuando entro, Garek saludo con un gesto, a su lado siempre estaba Sir Doryan alto caballero de la orden del sol. Doryan miro con fastidio, detestaba las multitudes y mas las ceremonias. Le gustaban las cosas sencillas y concretas, pero de alguna forma el pueblo necesitaba de este tipo de ceremonial para afianzar su confianza en sus dirigentes. Doryan escupió a un lado antes de entrar. Habrian pasado años desde aquella aventura que cambio su vida, pero seguía siendo un águila, una que nunca pararía su rumbo. El rey y el se sentaron en la parte delantera.
Gregory se sorprendió, pues no esperaba que el mismo rey en persona hiciera presencia en el lugar, la misión cada vez apremiaba mas.
- ¿Dónde encontraremos los asesinos? ¡hay mucha gente!- pregunto en voz baja Leonore
- Tenemos que movernos hacia adelante, todos estarán en esa zona
- ¿Crees que sean muchos?- pregunto Leonore
- Tal vez, no lo se, pero sean cuantos sean, debemos actuar rápido, recuerda como practicamos en la casa…
- Si, je eso intentare- dijo Leonore algo nerviosa
- Vamos, Leonore, se que podras- dijo el padre Gregory- Terry, Rik y yo confiamos en ti
- Gracias- dijo Leonore satisfecha
Leonore admiraba profundamente al padre Gregory, era un hombre bueno y bastante inteligente, siempre parecía saber que hacer y tenia una completa seguridad en las cosas que hablaba. En los momentos más difíciles Gregory parecía tan serio, tal calmado, Leonore pensó que aquel hombre sin duda había pasado difíciles momentos de angustia y soledad. Pero ahora las palabras sobraban y la misión apremiaba. Se adelantaron lentamente y se colocaron adelante.
Alli decidieron dividirse, Gregory no se sentía mal al acabar con los asesinos de Ignuri se sentía en una especie de misión santa encomendada por su dios. Leonore había obtenido muchos beneficios y meritos de la iglesia de Ignuri, no los perdería por una secta o un grupo de resistencia a la fe del gran dios. Por ello para ellos aquello que harian no les causaba ningún remordimiento. Leonore se fue por la izquiera y Gregory por la derecha
Al fin llego el supremo sacerdote, aquel hombre parecía realmente un santo, alto, flaco, anciano, su sola presencia parecía irradiar una profunda paz. El Supremo sacerdote de Ignuri Tobias Becket era realmente un hombre admirable, el era el hombre que había elegido el dios que algún dia había evitado que el mundo cayera en la penumbra por manos del nigromante Ervelin. Tobias se paro con confianza en el escenario, saludo cariñosamente a la multitud y les guiño un ojo. Algunas mujeres se sonrojaron.
El supremo sacerdote empezó su discurso de inicio de año:
- Cordial saludo, mis feligreses, estoy muy contento de estar aquí, porque me siento en confianza. Más que ver un montón de rostros vacios en medio del desierto, veo a viejos amigos que han compartido conmigo amor, amistad, alegría y juntos nos hemos llenado del espíritu bienhechor y grandioso de Ignuri. Ha empezado un nuevo año en Epica, Ignuri alabado y amigo de los hombres cada dia nos ha dado cosas mas bellas. Hoy tenemos un reino prospero, la guerra hace tiempo que no es mas que una palabra vana. Thalion, pueblo de Ignuri ha sabido responder ante el mandato del amo de los cielos y este ha entrado en comunión con su pueblo. No puedo dejar de sentirme orgulloso de ustedes del año que paso y del año que vendrá…
El sacerdote siguió con su discurso, enumero los principales dones de Ignuri y mostro como la agricultura, la minería y la actividad económica habían sido favorecidos por el dios. Dio las gracias a varias personalidades, especialmente a Garek III y a Sir Doryan, quien recordaba con afecto.
- Por ello debemos seguir trabajando por construir un mundo mejor, justo y solidario, consagrarnos en nuestra labor diaria, poner un pequeño grano de arena para la construcción de la paz, la tranqulidad y la confraternidad anheladas. Mirad en vuestro interior a Ignuri en las labores diarias y consagraos a el, pues el no falla a quien le es fiel y sabe quien es agradecido. Solo en el bien puede hallarse la verdad, la verdad y el bien son sinónimos, el mal es ausencia de bien, la mentira es ausencia de verdad. Si no hay ausencias, solo bases solidas no hay por que dejar caer nuestra fe y nuestra creencia, ¡Oh poderoso Ignuri!, ilumina estas almas que hoy se entregan este año a tu suprema gloria y divinidad…
El discurso seguía, Gregory sabia que dejaría las quejas y los peros para el final, pensaba esto mientras ahorcaba al último de los asesinos, quien no alcanzo a decir ninguna queja, era un método rápido y seguro de asesinar y en medio del bullicio y la atención, era imposible que alguien se diera cuenta. Pronto se dio cuenta que Leonore lo había hecho también muy bien. Sonrió, Ahora todo dependía de Terry.
- Hmm…
Escondidos detrás de la pared escuchaban el ruido de pasos, Terry sabia que si eran vistos eran hombres muertos, el no podría pelear solo contra tantos. Su mayor ventaja como asesino siempre era el factor sorpresa y el sigilo. Terry bajo las cejas y miro concentrado, en sus manos tenia los katares listo para cualquier problema. Se habían sumergido en las mazmorras de la catedral, estaban cerca a la cárcel donde el jefe de guardia se encontraba preso.
- ¿Qué hacemos?- pregunto Rik
- No podremos burlar esta guardia fácilmente y una confrontación directa tampoco es una opción- dijo Terry- hmm tengo una idea. Rik tendras que ayudarme…
Terry le comento el plan a Rik, este sonrio contento. Terry se acerco lentamente para tener mejor visión, tenia un buen camuflaje, varios tipos dependiendo del lugar. Esperaron a que se aproximara un guardia lentamente, Rik sudaba, pero Terry estaba muy tranquilo, sabia conservar la calma y el silencio y el sigilo eran elementos esenciales. Terry hizo un pequeño ruido, uno de los guardias curioso, salió a revisar que había sido aquel extraño sonido.
En ese momento Rik se apareció frente a ese guardia, Rik lo miro, se quito su pequeño sombrero, clavo su daga en el suelo y empezó a bailar alrededor de ella. El guardia lo miraba ensimismado sin saber como actuar. El halfing bailaba muy bien, luego de ello hizo un gesto con su sombrero de agradecimiento dispuesto a retirarse, el ensueño se cayo y el guardia decidió capturarlo. Pronto Rik empezó a irse rápidamente, el guardia intento alcanzarlo, pero justo cuando estaba a punto de hacerlo una mano salió de la oscuridad. Pronto percibió unos ojos rojos que se abrieron en medio de la penumbra. El guardia temblo, una mano tapaba su boca, sintió que estaba en las ultimas.
- Bien, ¿Cómo estas amigo? – dijo aquella voz- ¿Por qué tiemblas? ¿Cuando fue la última vez que alumbro el sol para ti?
- No me hagas nada por favor…tengo hijos…
- Jo, no lo se…- dijo pensativo y con tono burlon- creo que has sido un niño muy malo, mira ese pobre hombre de la carcel…
- Por favor…le prometo que si me deja ir me largo…piedad…
- Pero la muerte es una buena ruta de escape, ¿no la deseas?
- No, por favor….se lo suplico…Por Ur Ignuri!!
- Humm…esta bien, vete…saludos a tus chicos
El hombre se empezó a ir lentamente, de repente Terry lo golpeo en la cabeza por la espalda, el hombre cayo al piso.
- ¿Lo has matado?- pregunto Rik en voz baja
- No, pero no confio en su palabra. Es mejor que quede inconsciente, me facilitara más las cosas- le contesto Terry.
Arrastraron el cuerpo hacia un rincón, allí todo se volvió oscuro y pronto salió el guardia como si nada hubiera pasado. El guardia se acerco a los hombres.
- ¿Qué paso dónde estabas?
- Me pareció escuchar algo afuera en el corredor, creo que fue falsa alarma
- ¿Ves? Ya estas imaginándote de nuevo cosas- dijo el otro guarda
- Si, je, discúlpenme
- ¡Los pies sobre la tierra, los pies sobre la tierra! Esto es un trabajo serio- dijo el que parecía ser el superior
- Si señor
El guardia se quedo un rato en aquel lugar dando alguna que otra vuelta. En un momento de descuido se acerco a la celda.
- ¿tienes hambre?
- No
- ¿Seguro? Hoy tenemos menú especial te gustara…
- Tu no eres un guardia- dijo perspicaz
- Jo, eres bueno, pero si quieres salir de aquí debes ayudarme
- Solo dime…supongo que no tengo ninguna otra alternativa
- Debes decirme como llegar a la azotea
- Jo, y supongo que luego me abandonaras…
- No, Luego de salvar al supremo sacerdote volveré por ti
- Me das tu palabra
- Si, rápido, no tengo mucho tiempo…
Otro guardia que estaba cerca se dio cuenta extrañado que el guardia hablaba con el preso más de lo normal, el guardia se acerco lentamente. Terry se dio cuenta de que alguien se acercaba…
- ¡Rapido!
- En la biblioteca en el tercer piso, hay un libro, un tomo llamado “Opus Laberintus”, debes sacarlo y se abrirá el acceso a la azotea
- ¡Eh Frederic!, ¿que pasa allí?- dijo el guardia sospechando
- Oh el prisionero insiste en que le deje salir y que me darán bastante dinero si le libero- dijo socarronamente el guardia
- En serio, pobre imbécil- dijo el superior riendo- sigue diciendo tonterías, pronto Minas Thalion entrara en un caos que nadie se acordara de ti.
- ¡Dejenme salir!- grito el prisionero siguiendo el juego- ¡Pronto la tendrán que pagar!
- ¿Ven?- dijo el guardia que hablo con el prisionero- ¡Se los dije! Este tipo esta loco, no hace más que gritar como chica amnadiana (Las amnadianas tienen fama de ser bastante sueltas, los mayores burdeles están en aquella ciudad)
- Jojojo- dijo el guardia superior riendo- me caes bien Frederic, recuérdame recomendarte a mi superior
Terry espero un rato, siguio fingiendo ser guardia y se movia lentamente por el lugar, luego tal como habían planeado con Rik, este hizo un ruido
- Señor me pareció escuchar algo, ire a ver que es
El guardia se alejo lentamente, pero no regreso, para cuando los guardias se dieran cuenta ya el estaría muy lejos. Terry sonrío detrás de aquella mascara. ¿Ilusión? ¿Mascaras? ¿Quién puedes ser el día de mañana? Al fin y al cabo las palabras se desasen en medio del viento, solo quien esta seguro de si mismo, quien se mira al espejo y es consciente lo que hay detrás de la mascara puede trascender. Bien, hora de salvar al supremo sacerdote, tenia que subir hasta la azotea, se pregunto si Gregory y Leonore habían tenido igual de suerte que el.
+++++++++++++++++++++++++++++++++++
Gregory y Leonore estaban frente a la entrada
- Por favor, deben mostrarme su blason y mostrarme que son nobles
- ¡oh claro!- dijo Leonore- mire usted, lo guardo con cuidado
- Señorita condesa, bienvenida, lamento importunarla, usted sabe que con estos tiempos que corren cualquier precaucion no esta de mas
- ¡claro!
Leonore y Gregory entraron sin problemas, la catedral estaba llena de gente, la catedral estaba majestuosa, enormes pendones colgaban de las paredes. Enormes vitrales permitían el paso de la pesada luz, signo de Ignuri en persona. Un pesado clavicordio hacía sonar unas pesadas notas en la parte trasera. Despues del discurso, bardos de todos los lugares del planeta haría un homenaje al nuevo sacerdote. Se decía que el mismo bardo legendario halfing Cadima tocaria en persona . El recinto estaba lleno de toda clase de personas de alto rango, sobre todo obesos clérigos y hermosas nobles. Enormes velas se alzaban en el altar.
En el recinto también se encontraban en un extremo el Rey Garek III. Garek había dejado hace mucho de ser aquel muchacho que había ayudado a Doryan a vencer al nigromante Ervelin. Ahora Garek era un hombre maduro, al que el poder había hecho mas maduro y mas serio. El rey tenia una enorme capa y corona, el pueblo aplaudió cuando entro, Garek saludo con un gesto, a su lado siempre estaba Sir Doryan alto caballero de la orden del sol. Doryan miro con fastidio, detestaba las multitudes y mas las ceremonias. Le gustaban las cosas sencillas y concretas, pero de alguna forma el pueblo necesitaba de este tipo de ceremonial para afianzar su confianza en sus dirigentes. Doryan escupió a un lado antes de entrar. Habrian pasado años desde aquella aventura que cambio su vida, pero seguía siendo un águila, una que nunca pararía su rumbo. El rey y el se sentaron en la parte delantera.
Gregory se sorprendió, pues no esperaba que el mismo rey en persona hiciera presencia en el lugar, la misión cada vez apremiaba mas.
- ¿Dónde encontraremos los asesinos? ¡hay mucha gente!- pregunto en voz baja Leonore
- Tenemos que movernos hacia adelante, todos estarán en esa zona
- ¿Crees que sean muchos?- pregunto Leonore
- Tal vez, no lo se, pero sean cuantos sean, debemos actuar rápido, recuerda como practicamos en la casa…
- Si, je eso intentare- dijo Leonore algo nerviosa
- Vamos, Leonore, se que podras- dijo el padre Gregory- Terry, Rik y yo confiamos en ti
- Gracias- dijo Leonore satisfecha
Leonore admiraba profundamente al padre Gregory, era un hombre bueno y bastante inteligente, siempre parecía saber que hacer y tenia una completa seguridad en las cosas que hablaba. En los momentos más difíciles Gregory parecía tan serio, tal calmado, Leonore pensó que aquel hombre sin duda había pasado difíciles momentos de angustia y soledad. Pero ahora las palabras sobraban y la misión apremiaba. Se adelantaron lentamente y se colocaron adelante.
Alli decidieron dividirse, Gregory no se sentía mal al acabar con los asesinos de Ignuri se sentía en una especie de misión santa encomendada por su dios. Leonore había obtenido muchos beneficios y meritos de la iglesia de Ignuri, no los perdería por una secta o un grupo de resistencia a la fe del gran dios. Por ello para ellos aquello que harian no les causaba ningún remordimiento. Leonore se fue por la izquiera y Gregory por la derecha
Al fin llego el supremo sacerdote, aquel hombre parecía realmente un santo, alto, flaco, anciano, su sola presencia parecía irradiar una profunda paz. El Supremo sacerdote de Ignuri Tobias Becket era realmente un hombre admirable, el era el hombre que había elegido el dios que algún dia había evitado que el mundo cayera en la penumbra por manos del nigromante Ervelin. Tobias se paro con confianza en el escenario, saludo cariñosamente a la multitud y les guiño un ojo. Algunas mujeres se sonrojaron.
El supremo sacerdote empezó su discurso de inicio de año:
- Cordial saludo, mis feligreses, estoy muy contento de estar aquí, porque me siento en confianza. Más que ver un montón de rostros vacios en medio del desierto, veo a viejos amigos que han compartido conmigo amor, amistad, alegría y juntos nos hemos llenado del espíritu bienhechor y grandioso de Ignuri. Ha empezado un nuevo año en Epica, Ignuri alabado y amigo de los hombres cada dia nos ha dado cosas mas bellas. Hoy tenemos un reino prospero, la guerra hace tiempo que no es mas que una palabra vana. Thalion, pueblo de Ignuri ha sabido responder ante el mandato del amo de los cielos y este ha entrado en comunión con su pueblo. No puedo dejar de sentirme orgulloso de ustedes del año que paso y del año que vendrá…
El sacerdote siguió con su discurso, enumero los principales dones de Ignuri y mostro como la agricultura, la minería y la actividad económica habían sido favorecidos por el dios. Dio las gracias a varias personalidades, especialmente a Garek III y a Sir Doryan, quien recordaba con afecto.
- Por ello debemos seguir trabajando por construir un mundo mejor, justo y solidario, consagrarnos en nuestra labor diaria, poner un pequeño grano de arena para la construcción de la paz, la tranqulidad y la confraternidad anheladas. Mirad en vuestro interior a Ignuri en las labores diarias y consagraos a el, pues el no falla a quien le es fiel y sabe quien es agradecido. Solo en el bien puede hallarse la verdad, la verdad y el bien son sinónimos, el mal es ausencia de bien, la mentira es ausencia de verdad. Si no hay ausencias, solo bases solidas no hay por que dejar caer nuestra fe y nuestra creencia, ¡Oh poderoso Ignuri!, ilumina estas almas que hoy se entregan este año a tu suprema gloria y divinidad…
El discurso seguía, Gregory sabia que dejaría las quejas y los peros para el final, pensaba esto mientras ahorcaba al último de los asesinos, quien no alcanzo a decir ninguna queja, era un método rápido y seguro de asesinar y en medio del bullicio y la atención, era imposible que alguien se diera cuenta. Pronto se dio cuenta que Leonore lo había hecho también muy bien. Sonrió, Ahora todo dependía de Terry.
Re: WOE II TEMA OFICIAL
Una destellante luz caía en los ojos de Thurar y su fiel amigo Grom, era el incandescente sol que anunciaba el nuevo día, faltaba solo unas horas para llegar a Minas Thalion, pero el prevenido enano había decidido dormir esa noche ya que prefería no viajar de noche, además contaba aquella noche anterior con la suerte de encontrar una gran cueva que le ofrecía protección, Thurar llevaba casi una semana y media viajando desde su pueblo natal Argem del reino de Argeliam, persiguiendo el rumor de que Cadima el bardo estaría en Minas Thalion, para la celebración del año nuevo, faltaban 2 días, para la celebración y seguramente llegaría hoy si Gothard se lo permitía a Minas Thalion, hacia ya cinco días desde que había cruzado la frontera entre Argeliam y Thalion, y era allí, en un pueblo en la frontera llamado Dukar en donde viven enanos y humanos en una misma ciudad, donde se había enterado de la gran celebración en Minas Thalion, y de la noticia de que el mismísimo Cadima estaría tocando, con grandes Bardos de todo el mundo, en ese momento fue que Thurar se dio cuenta que su destino estaba en Minas Thalion, estaba demasiado entusiasmado, ya que vería otra vez por segunda vez al gran Cadima, rey de los Bardos como lo llaman algunos.
El viaje no tuvo ningún tropiezo y fue más rápido de lo que Thurar pensó que duraría, en aproximadamente 6 horas llego a la monumental ciudad, era la primera vez que la veía con sus ojos, era simplemente monumental magnifica, era la famosa Minas Thalion, lo primero en hacer Thurar aquel día, fue buscar una posada era tarde y en unas horas anochecería, luego de esto le quedaba el resto del día y un día entero para encontrar el gran Cadima. No fue muy difícil encontrar una posada además habían demasiadas desde la más sencilla hasta la más lujosa, pero había un problema la provisiones y el dinero del enano se habían acabado, tendría que buscar una posada en donde se pudiera quedar por simplemente su trabajo, las dos noches en el lugar, fue después de 3 horas cuando ya era de noche y el enano ya estaba cansado al igual que Grom, que entraron al lugar se llamaba el Work Sediento, el nombre le pareció peculiar ya que los humanos a los Works simplemente los consideraban como un jabalí grande y no mas, así que pensó que tal vez algún enano andará por allí, el enano entro, y dejo al fiel Grom afuera en el establo, cuando entro se dio cuenta de que no era una posada fuera de lo común en su entrada se encontraba gente de diferentes razas bebiendo alguna que otra cerveza, fue cuando se acerco a la barra que se dio cuenta de que, quien atendía era un viejo enano de un metro 30 aproximadamente, el tipo se presento- Hola compañero que te trae por aquí y que se te ofrece, me llamo Kardak y en lo que necesites mientras tengas con que pagar a la orden muchacho
Thurar contestándole también educadamente respondió- soy Thurar de del pueblo de Argem de las colinas de Argeliam, y pues he estado buscando durante horas una posada donde quedarme, y en la que pueda pagar no con dinero sino con mis talentos- Kardak: y que talentos tienes muchacho siempre estaría dispuesto ayudarle a un enano, mientras no se aprovechen de mí y me robe- Thurar: pues veras soy bardo- en ese momento fue interrumpido por la carcajada de Kardak- Kardak: jajajajaja por favor eso si esta bueno un ENANO BARDO!- lo dijo tan fuerte que hasta algunos de la posada voltearon a mirar con otra carcajada- Thurar interrumpiendo dijo luego- señor se que suena extraño y descabellado pero es cierto- en ese momento Kardak recupero la compostura y dijo- pues mira muchacho si es verdad demuéstrame primero que eres bueno, antes de saber eso no puedo ofrecerte nada contestándole Thurar y luego parándose del asiento de la barra dijo- pues déjeme demostrárselo con mucho gusto y ya usted me dirá- en ese mismo instante Thurar se dispuso y se monto a una pequeña tarima que había para alguno que otro espectáculo que hubiera en la posada, algunos dos o tres miraron con curiosidad, y les produjo algo de risa ver al joven enano montado allí, en ese instante Thurar dijo- en las hermosas colinas de Argeliam aprendí una pequeña canción que no necesita palabras para contar una gran historia- en ese momento Thurar tomo su flauta y comenzó a tocar, fue en ese momento que poco a poco la gente comenzó a interesarse, la canción irradiaba felicidad, era como había dicho el talentoso enano no necesitaba palabras para contar la historia con solo la música era suficiente, Thurar seguía tocando, y después de un rato dos enano ebrios comenzaron a bailar, y pronto ya no eran dos enanos sino casi toda la posada, la gente estaba feliz, y Thurar bailaba mientras tocaba, era un verdadero Bardo, de eso no cabía duda, cuando termino luego de unos minutos se acerco de nuevo a la barra- Thurar: y bien que tal está bien para dos noches, en ese momento Kardak se volvió a acercar y le dijo Kardak- pues no está mal, al principio de verdad creí que era una broma, pero tu canción me trajo recuerdos de las hermosas colinas de Argeliam, vamos hacer una cosa compañero yo te doy dos noches de posada y una comida al día si tú te comprometes, en tocar mañana y seguir haciéndolo hoy para animar a la gente, que te parece?- Thurar le contesto- pues está bien que sea un trato y le dio la mano al grasiento Kardak.
Thurar toco toda la noche hasta bien tarde que ya no había casi gente como le prometió al posadero, y comió algo, además el cansado Grom pudo descansar en el establo, justo después de terminar y recoger su instrumentos, fue cuando un hombre con capucha se le acerco, y lo saludo
- buenas noche señor enano estuvo estupendo déjeme felicitarlo- Thurar lo voltio a mirar y le respondió- gracias es un placer
- instantáneamente el hombre le respondió- estaría interesado en tocar por algo de dinero
- Thurar: pues la verdad si dígame cual es su propuesta, el hombre le propuso- pasado mañana será la gran manifestación del año nuevo aquí en Minas Thalion y estará gente importante, soy una persona que lo puede recomendar para tocar en la gran celebración, no sé si sabrá pero grandes Bardos de todo el mundo tocaran ese día, si está dispuesto a tocar, yo le ofreceré posada y un pago adecuado por sus servicios
-Thurar entusiasmado le respondió- por supuesto sería un honor, además oí que el gran Cadima tocara
- Señor: pues es verdad lo espero en la iglesia de Ignuri al medio día, espero que cumpla con su palabra y no tengamos problemas después, el hospedaje lo pago por adelantado el resto se le dará después
- Thurar feliz por su golpe de suerte le dio la mano al hombre y le dijo- es un gusto señor, perdón como se llama
- Señor- me llamo Dorian es un gusto hacer negocios con usted- era evidente que el joven enano no sabía quién era Dorian, y nadie lograba verlo bien ya que se encontraba encapuchado.
Al día siguiente Thurar simplemente se dedico a conocer la grandiosa ciudad ya que la siguiente día tocaría frente a muchas personas importantes y al lado del gran Cadima que era lo que realmente le importaba, fue apenas hasta el siguiente día, en la biblioteca de la iglesia donde todos los bardos se preparaban para tocar ese día; que se encontró con el gran Cadima, lucia como todo un gran bardo, el gran bardo estaba ocupado hablando con otros así que Thurar decidió no interrumpirlo, con solo verlo era suficiente, así que el curioso enano decidió ver los libros de la biblioteca fue en ese preciso instante en que dos hombre uno encapuchado y otro un halfling entraron a la biblioteca, y en ese momento al curioso bardo la causo curiosidad un libro al que no se le leía muy bien el nombre pero luego de esforzarse logro ver el nombre decía “Opus Laberintus”, al enano le produjo curiosidad así que decidió cogerlo, fue en ese instante que sintió un gran chasquido en él están de aquel libro…
Continuara…
El viaje no tuvo ningún tropiezo y fue más rápido de lo que Thurar pensó que duraría, en aproximadamente 6 horas llego a la monumental ciudad, era la primera vez que la veía con sus ojos, era simplemente monumental magnifica, era la famosa Minas Thalion, lo primero en hacer Thurar aquel día, fue buscar una posada era tarde y en unas horas anochecería, luego de esto le quedaba el resto del día y un día entero para encontrar el gran Cadima. No fue muy difícil encontrar una posada además habían demasiadas desde la más sencilla hasta la más lujosa, pero había un problema la provisiones y el dinero del enano se habían acabado, tendría que buscar una posada en donde se pudiera quedar por simplemente su trabajo, las dos noches en el lugar, fue después de 3 horas cuando ya era de noche y el enano ya estaba cansado al igual que Grom, que entraron al lugar se llamaba el Work Sediento, el nombre le pareció peculiar ya que los humanos a los Works simplemente los consideraban como un jabalí grande y no mas, así que pensó que tal vez algún enano andará por allí, el enano entro, y dejo al fiel Grom afuera en el establo, cuando entro se dio cuenta de que no era una posada fuera de lo común en su entrada se encontraba gente de diferentes razas bebiendo alguna que otra cerveza, fue cuando se acerco a la barra que se dio cuenta de que, quien atendía era un viejo enano de un metro 30 aproximadamente, el tipo se presento- Hola compañero que te trae por aquí y que se te ofrece, me llamo Kardak y en lo que necesites mientras tengas con que pagar a la orden muchacho
Thurar contestándole también educadamente respondió- soy Thurar de del pueblo de Argem de las colinas de Argeliam, y pues he estado buscando durante horas una posada donde quedarme, y en la que pueda pagar no con dinero sino con mis talentos- Kardak: y que talentos tienes muchacho siempre estaría dispuesto ayudarle a un enano, mientras no se aprovechen de mí y me robe- Thurar: pues veras soy bardo- en ese momento fue interrumpido por la carcajada de Kardak- Kardak: jajajajaja por favor eso si esta bueno un ENANO BARDO!- lo dijo tan fuerte que hasta algunos de la posada voltearon a mirar con otra carcajada- Thurar interrumpiendo dijo luego- señor se que suena extraño y descabellado pero es cierto- en ese momento Kardak recupero la compostura y dijo- pues mira muchacho si es verdad demuéstrame primero que eres bueno, antes de saber eso no puedo ofrecerte nada contestándole Thurar y luego parándose del asiento de la barra dijo- pues déjeme demostrárselo con mucho gusto y ya usted me dirá- en ese mismo instante Thurar se dispuso y se monto a una pequeña tarima que había para alguno que otro espectáculo que hubiera en la posada, algunos dos o tres miraron con curiosidad, y les produjo algo de risa ver al joven enano montado allí, en ese instante Thurar dijo- en las hermosas colinas de Argeliam aprendí una pequeña canción que no necesita palabras para contar una gran historia- en ese momento Thurar tomo su flauta y comenzó a tocar, fue en ese momento que poco a poco la gente comenzó a interesarse, la canción irradiaba felicidad, era como había dicho el talentoso enano no necesitaba palabras para contar la historia con solo la música era suficiente, Thurar seguía tocando, y después de un rato dos enano ebrios comenzaron a bailar, y pronto ya no eran dos enanos sino casi toda la posada, la gente estaba feliz, y Thurar bailaba mientras tocaba, era un verdadero Bardo, de eso no cabía duda, cuando termino luego de unos minutos se acerco de nuevo a la barra- Thurar: y bien que tal está bien para dos noches, en ese momento Kardak se volvió a acercar y le dijo Kardak- pues no está mal, al principio de verdad creí que era una broma, pero tu canción me trajo recuerdos de las hermosas colinas de Argeliam, vamos hacer una cosa compañero yo te doy dos noches de posada y una comida al día si tú te comprometes, en tocar mañana y seguir haciéndolo hoy para animar a la gente, que te parece?- Thurar le contesto- pues está bien que sea un trato y le dio la mano al grasiento Kardak.
Thurar toco toda la noche hasta bien tarde que ya no había casi gente como le prometió al posadero, y comió algo, además el cansado Grom pudo descansar en el establo, justo después de terminar y recoger su instrumentos, fue cuando un hombre con capucha se le acerco, y lo saludo
- buenas noche señor enano estuvo estupendo déjeme felicitarlo- Thurar lo voltio a mirar y le respondió- gracias es un placer
- instantáneamente el hombre le respondió- estaría interesado en tocar por algo de dinero
- Thurar: pues la verdad si dígame cual es su propuesta, el hombre le propuso- pasado mañana será la gran manifestación del año nuevo aquí en Minas Thalion y estará gente importante, soy una persona que lo puede recomendar para tocar en la gran celebración, no sé si sabrá pero grandes Bardos de todo el mundo tocaran ese día, si está dispuesto a tocar, yo le ofreceré posada y un pago adecuado por sus servicios
-Thurar entusiasmado le respondió- por supuesto sería un honor, además oí que el gran Cadima tocara
- Señor: pues es verdad lo espero en la iglesia de Ignuri al medio día, espero que cumpla con su palabra y no tengamos problemas después, el hospedaje lo pago por adelantado el resto se le dará después
- Thurar feliz por su golpe de suerte le dio la mano al hombre y le dijo- es un gusto señor, perdón como se llama
- Señor- me llamo Dorian es un gusto hacer negocios con usted- era evidente que el joven enano no sabía quién era Dorian, y nadie lograba verlo bien ya que se encontraba encapuchado.
Al día siguiente Thurar simplemente se dedico a conocer la grandiosa ciudad ya que la siguiente día tocaría frente a muchas personas importantes y al lado del gran Cadima que era lo que realmente le importaba, fue apenas hasta el siguiente día, en la biblioteca de la iglesia donde todos los bardos se preparaban para tocar ese día; que se encontró con el gran Cadima, lucia como todo un gran bardo, el gran bardo estaba ocupado hablando con otros así que Thurar decidió no interrumpirlo, con solo verlo era suficiente, así que el curioso enano decidió ver los libros de la biblioteca fue en ese preciso instante en que dos hombre uno encapuchado y otro un halfling entraron a la biblioteca, y en ese momento al curioso bardo la causo curiosidad un libro al que no se le leía muy bien el nombre pero luego de esforzarse logro ver el nombre decía “Opus Laberintus”, al enano le produjo curiosidad así que decidió cogerlo, fue en ese instante que sintió un gran chasquido en él están de aquel libro…
Continuara…
Última edición por Sargaf el Vie Ene 15, 2010 11:09 pm, editado 1 vez
Sargaf- Mensajes : 73
Fecha de inscripción : 12/01/2010
Edad : 33
Localización : Medellin, Colombia
Re: WOE II TEMA OFICIAL
Bien, este fin de semana edito este post con mi nuevo cacho de historia ^^
Bagarade- Mensajes : 38
Fecha de inscripción : 20/12/2009
Edad : 33
Localización : Barcelona
Re: WOE II TEMA OFICIAL
-Pues sí- Dijo Alvenith confiado- saldremos por la puerta-
-¿No crees que si fuera tan fácil ya lo habría hecho yo?-
-Pero, ¿qué hay con que te vayas?, eres libre-
-Sí, pero mi familia no quiere dejarme ir y Daeron no me dejará cruzar la puerta de la ciudad-
-Y Daeron es… ¿tu prometido?-
-¡No! Es el prometido de mi prima, es soldado del ejército de Windilin y uno de los pocos amigos que tengo. Si me ve, no me dejará salir y sus amigos del ejército tampoco-
-Hum… ya entiendo. No eres una criminal, ¿verdad?-
-¡Hey! ¿Dónde queda la confianza?-
-Este… te conocí hace unas horas y el ansia de querer recuperar mis poderes me cegó-
-¿Ahora te arrepientes? ¡Qué aliado! ¬¬ Ahora recuerdo porqué mi mejor amigo y único compañero es un cuye –
-Cuí-
-Jana, no te pongas así. Yo suelo ser más precavido y no tiendo a relacionarme con cualquier persona, no sé que me pasó por la cabeza al pedirte ayuda de la nada… lo siento-
-Precavido tienes que ser cuando te enfrentas a un dragón y no con una chica a la que le has dado esperanzas de ser libre. Quédate con tu selección de gente, yo volveré a encerrarme en mi rutina-
Jana empezó a caminar furiosa de regreso a la casa de su tío, detrás la seguía casi corriendo Kuro-kuro
-¡Ah! Soy un tonto…- Dijo para sí el elfo antes de gritar- ¡JANA! ¡ESPERA!-
La joven paró y espero que Alvenith llegara a su lado. Se notaba que la chica estaba molesta, pues no sonreía y su mirada era dura.
-Mira, ya hice un trato contigo y lo voy a cumplir-
-¿Lo prometes?- La mirada de Jana se ablandó un poco. Por un segundo Alvenith sintió como si la mirada de la chica traspasara sus ojos y mirara el fondo de su alma
-Sí, Jana, lo prometo-
-¡Bien!- Y su sonrisa volvió a brillar
-Necesito saber dos cosas: primero, ¿puedes hacer que recupere parte de mis poderes?-
-¿Ahora mismo? Sí, puedo-
-¡Ok! Segundo: ¿tienes entre tus cosas algo que pueda explotar?-
-Algo como… ¿pólvora de fuegos artificiales?-
-Eh… sí, igual puede servir-
-Entonces sí tengo XD –
-Regrésame mis poderes, los necesito para que salgamos-
-Esta bien-
Jana caminó hasta una pared, se sentó en el suelo y empezó a sacar cosas de su bolso. Unos minutos después la joven ya estaba moliendo con el pistillo unas hojas en el mortero mientras leía unas indicaciones en un viejo libro (la bitácora de su padre), después de asegurarse que las hojas estaban molidas de la forma adecuada, abrió una pequeña botellita y vertió sobre el mortero unas gotas de un líquido color azul (o eso parecía bajo la luz de la luna), luego cerró la botellita y abrió otra agregando a la mezcla unas gotas de color dorado, cerró la segunda botellita. Destapó un frasco y espolvoreó parte de su contenido sobre el mortero, luego tapó el frasco y con el pistillo empezó a mezclar todo.
El elfo la miraba, pero no emitía ruido alguno ni siquiera se escuchaba su respiración, temía desconcentrar a la chica y por ello que la poción no diera resultado. Kuro-kuro dormitaba tranquilo. Jana miró de nuevo su libro y levantó la mirada hacia el joven mago
-Sonará algo sádico…- dijo Jana rompiendo el silencio- Pero necesito 3 gotas de tu sangre-
- E-e-eh?- Tartamudeó Alvenith sorprendido por lo que le pedía
-No tengo cuchillo y parece que tú tampoco. Hum… pero puedes usar la punta de una de mis flechas. No te quedes allí parado, acércate, siéntate a mi lado y hazte una pequeña herida en un dedo-
-Sí, lo siento, me tomó por sorpresa esto-
Jana le sonrió y Alvenith hizo lo que la chica le había pedido, con la punta de una de las fechas de la joven druida, el elfo se hizo una pequeña herida en un dedo y dejó caer 3 gotas de sangre sobre la mezcla. Jana agregó una hoja de forma redonda, la que se deshizo a penas tocó la poción y ésta cambió a un color escarlata.
-Lo ideal es hacerla con ingredientes frescos, pero no se encuentran por aquí cerca- De la poción empezó a salir un poco de humo- Ya está lista, bébetela de un trago-
Alvenith tomó el mortero con ambas manos y miró con algo de asco el líquido color escarlata del que emanaba ese humo de un extraño color burdeo…
-No pongas esa cara, ¿qué esperabas? ¿jugo de frutas? ¡bébetelo!-
El joven mago cerró los ojos y bebió la poción de un solo trago. No percibió sabor alguno, pero notó cómo este líquido bajaba por su garganta. De pronto, empezó a experimentar un calor en el estómago, calor que comenzó a expandirse por el resto de su cuerpo. Esta calidez fue en aumento hasta que lo que sentía era un ardor que le quemaba por dentro, como si sus venas transportaran fuego en vez de sangre. El cuerpo de Alvenith en el suelo empezó a sufrir espasmos
Jana miraba asustada, el alboroto había despertado a Kuro-kuro quien corría de un lugar a otro nervioso
-Esto no debería suceder así…-
-¿No crees que si fuera tan fácil ya lo habría hecho yo?-
-Pero, ¿qué hay con que te vayas?, eres libre-
-Sí, pero mi familia no quiere dejarme ir y Daeron no me dejará cruzar la puerta de la ciudad-
-Y Daeron es… ¿tu prometido?-
-¡No! Es el prometido de mi prima, es soldado del ejército de Windilin y uno de los pocos amigos que tengo. Si me ve, no me dejará salir y sus amigos del ejército tampoco-
-Hum… ya entiendo. No eres una criminal, ¿verdad?-
-¡Hey! ¿Dónde queda la confianza?-
-Este… te conocí hace unas horas y el ansia de querer recuperar mis poderes me cegó-
-¿Ahora te arrepientes? ¡Qué aliado! ¬¬ Ahora recuerdo porqué mi mejor amigo y único compañero es un cuye –
-Cuí-
-Jana, no te pongas así. Yo suelo ser más precavido y no tiendo a relacionarme con cualquier persona, no sé que me pasó por la cabeza al pedirte ayuda de la nada… lo siento-
-Precavido tienes que ser cuando te enfrentas a un dragón y no con una chica a la que le has dado esperanzas de ser libre. Quédate con tu selección de gente, yo volveré a encerrarme en mi rutina-
Jana empezó a caminar furiosa de regreso a la casa de su tío, detrás la seguía casi corriendo Kuro-kuro
-¡Ah! Soy un tonto…- Dijo para sí el elfo antes de gritar- ¡JANA! ¡ESPERA!-
La joven paró y espero que Alvenith llegara a su lado. Se notaba que la chica estaba molesta, pues no sonreía y su mirada era dura.
-Mira, ya hice un trato contigo y lo voy a cumplir-
-¿Lo prometes?- La mirada de Jana se ablandó un poco. Por un segundo Alvenith sintió como si la mirada de la chica traspasara sus ojos y mirara el fondo de su alma
-Sí, Jana, lo prometo-
-¡Bien!- Y su sonrisa volvió a brillar
-Necesito saber dos cosas: primero, ¿puedes hacer que recupere parte de mis poderes?-
-¿Ahora mismo? Sí, puedo-
-¡Ok! Segundo: ¿tienes entre tus cosas algo que pueda explotar?-
-Algo como… ¿pólvora de fuegos artificiales?-
-Eh… sí, igual puede servir-
-Entonces sí tengo XD –
-Regrésame mis poderes, los necesito para que salgamos-
-Esta bien-
Jana caminó hasta una pared, se sentó en el suelo y empezó a sacar cosas de su bolso. Unos minutos después la joven ya estaba moliendo con el pistillo unas hojas en el mortero mientras leía unas indicaciones en un viejo libro (la bitácora de su padre), después de asegurarse que las hojas estaban molidas de la forma adecuada, abrió una pequeña botellita y vertió sobre el mortero unas gotas de un líquido color azul (o eso parecía bajo la luz de la luna), luego cerró la botellita y abrió otra agregando a la mezcla unas gotas de color dorado, cerró la segunda botellita. Destapó un frasco y espolvoreó parte de su contenido sobre el mortero, luego tapó el frasco y con el pistillo empezó a mezclar todo.
El elfo la miraba, pero no emitía ruido alguno ni siquiera se escuchaba su respiración, temía desconcentrar a la chica y por ello que la poción no diera resultado. Kuro-kuro dormitaba tranquilo. Jana miró de nuevo su libro y levantó la mirada hacia el joven mago
-Sonará algo sádico…- dijo Jana rompiendo el silencio- Pero necesito 3 gotas de tu sangre-
- E-e-eh?- Tartamudeó Alvenith sorprendido por lo que le pedía
-No tengo cuchillo y parece que tú tampoco. Hum… pero puedes usar la punta de una de mis flechas. No te quedes allí parado, acércate, siéntate a mi lado y hazte una pequeña herida en un dedo-
-Sí, lo siento, me tomó por sorpresa esto-
Jana le sonrió y Alvenith hizo lo que la chica le había pedido, con la punta de una de las fechas de la joven druida, el elfo se hizo una pequeña herida en un dedo y dejó caer 3 gotas de sangre sobre la mezcla. Jana agregó una hoja de forma redonda, la que se deshizo a penas tocó la poción y ésta cambió a un color escarlata.
-Lo ideal es hacerla con ingredientes frescos, pero no se encuentran por aquí cerca- De la poción empezó a salir un poco de humo- Ya está lista, bébetela de un trago-
Alvenith tomó el mortero con ambas manos y miró con algo de asco el líquido color escarlata del que emanaba ese humo de un extraño color burdeo…
-No pongas esa cara, ¿qué esperabas? ¿jugo de frutas? ¡bébetelo!-
El joven mago cerró los ojos y bebió la poción de un solo trago. No percibió sabor alguno, pero notó cómo este líquido bajaba por su garganta. De pronto, empezó a experimentar un calor en el estómago, calor que comenzó a expandirse por el resto de su cuerpo. Esta calidez fue en aumento hasta que lo que sentía era un ardor que le quemaba por dentro, como si sus venas transportaran fuego en vez de sangre. El cuerpo de Alvenith en el suelo empezó a sufrir espasmos
Jana miraba asustada, el alboroto había despertado a Kuro-kuro quien corría de un lugar a otro nervioso
-Esto no debería suceder así…-
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