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La historia de Abimaelth y Soryan

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Mensaje  Raistlin Sáb Oct 09, 2010 10:03 pm

La historia de Abimaelth y Soryan Soryan10



El rey abrió los ojos de par en par, por primera vez su estoico rostro se había descompuesto completamente. Habian tocado su punto más sensible. Si, el había amado, amado con locura. Pero eran otros tiempos, en ese entonces los elfos eran la raza más poderosa en la tierra. No estaban en el triste ocaso del presente. Urfilet y Windilin eran fuertes reinos, que incluso con su gloria opacaban al Reino de Thalion el más grande reino de hombres. En ese entonces Valhadia no había nacido y no era más que un cumulo de reinos pequeños, libres y separados entre si. No había nacido el caudillo Greyfox quien los uniria a todos. Greyfox era el padre de Enkil, el actual rey de Valhadia y al igual que este lo movia una ambicion infinita.

En ese entonces Urfilet y Windilin estaban en guerra, los majestuosos ejércitos elficos se movían por el territorio y despertaban la admiración de todos los reinos. Abimaelth era el príncipe de Windilin, un prometedor y fuerte guerrero, mientras que la princesa de Urfilet era la bella Soryan, quien era apodada la princesa de primavera por su gran belleza, la princesa se decía era una poderosa vidente y hechicera. Abimaelth conoció a Soryan una noche, un dia que sus senderos se cruzaron, sin saber la identidad el uno del otro. Soryan estaba sentada en una roca cantando una bella canción que recordaba tiempos antiguos y una colina de flores donde las hadas bailan.

Encantado por la canción Abimaelth se acerco a ella, al principio Soryan se asusto, pero Abimaelth la calmo. Le dijo que repitiera aquella bonita canción, Soryan acepto complaciente y canto de nuevo para el. Al verla cantar en sus ojos nacieron el amor y el deseo, vio a Soryan como una joya que palpita adentro de la tierra. Soryan era la elegida de Ur Terra, cuando ella cantaba los pajaros se acercaban, las ardillas se movían en círculos alrededor de ella, hasta los arboles parecían salir de su quietud para entrar en armonía con la música. Luego de la canción Abimaelth y Soryan iniciaron una conversación.

Pronto se dieron cuenta de la gran cantidad de afinidades que tenían. Aun sin saber quien era el otro realmente, decidieron seguir viéndose en ese lugar por citas. Contemplaban juntos el ocaso, conversaban, componían canciones y jugaban en el bosque, ambos se divertían y eran muy felices. Pero, pronto se dan cuenta de su identidad, se alarman al darse cuenta que se han enamorado siendo ambos de reinos que en aquel momento se odiaban a muerte. Aun asi, el amor ya se había instalado en sus corazones y decidieron que seguirían viéndose y que lucharían hasta el final por su amor. Se dieron cuenta de que tal vez aquella relación terminara con aquella terrible guerra elfica que asolaba a sus pueblos.

El conflicto se agravo y numerosas batallas sucedieron, ambos príncipes fueron solicitados en los ejércitos debido a sus habilidades, allí muy a su pesar debieron actuar por que se dieron cuenta que no era el momento de ventilar su amor. Sin embargo, disimuladamente ambos beneficiaron al otro, buscando protegerle. La guerra entre Urfilet y Windilin seguía en empate. Algunos elfos salvajes de Elderest y algunos barbaros mercenarios del norte eran contratados por los dos ejércitos y utilizados como carne de cañon o como carnadas. Esto incentivo el odio de los elfos de Elderest, quienes siempre se sintieron esclavizados y utilizados por los reinos más poderosos.

Los dos reyes elfos se odiaban irremediablemente, su odio procedía de una afrenta que le había hecho el rey de Urfilet al de Windilin, cuando en una mesa en una fiesta le había dicho que “las hojas del arce plateado se opacan cuando el bufon brinca sobre sus raíces”. Aquello fue el leit motiv que prendió odios de vieja data y prendió la guerra, pues las hojas de arce plateado es el símbolo del escudo de Windilin y su monarca era Galamiel, padre de abimaelth. A Galamiel era a quien Telerion, padre de Soryan, consideraba con su metafora un bufon. La furia, el odio estaba impuesto. Sin embargo había una causa mas profunda, la frase solo fue un simple detonante, odios, prejuicios, peleas de antaño fueron las que hicieron funcionar el motor de la guerra. Muchos muertos hubo en aquella terrible batalla, los elfos dejaron destapar sus más bajos instintos en ese entonces.

Luego de la batalla y viendo el desastre Soryan y Abimaelth decidieron desarrollar un ultimo plan para acabar con la guerra. Soryan entraría en Windilin y allí se enfrentarían a Galamiel, se arrodillaría y buscaría acabar con el odio entre los pueblos. Abimaelth, le pareció un acto humillante de la princesa y no estuvo muy de acuerdo, pero Soryan no lo veía asi, ella lo veía como un acto de humildad y era capaz de hacer cualquier cosa por lograr la paz anhelada y estar junto a su amado. Soryan, poderosa hechicera, entro sin dificultad a Windilin durmiendo a los guardias y utilizando sus poderes. Alli se dirigió al castillo del rey donde busco cumplir su prometido. Abimaelth se aseguro de quitar todos los obstáculos para la princesa y que llegara hasta la silla donde se encontraba el rey.

Entonces Soryan se encontró frente a frente con Galamiel, quien sentado en su trono observaba sorprendido a la valerosa y valiente elfa que ahora llegaba hasta su trono. Soryan hablo claro, se presento como la princesa de Urfilet y allí ante su majestad Galamiel se arrodillo y suplico el cese de hostilidades y el fin de la guerra, dijo que estaba dispuesta a entregar su vida con tal de que el conflicto se acabara. Abimaelth hablo a favor de ella frente a su padre quien vio en el gesto un acto de nobleza y bondad. Asi, empezaron las negociaciones entre Urfilet y Windilin, dando lugar al pacto del viento, pacto en el que se firmaba la paz y apoyo mutuo entre los dos reinos. Para celebrar dicho pacto se decidió que los dos príncipes se casaran, ambos estaban felices y deseosos de este matrimonio. En todo Windilin y Urfilet se empezaron a realizar fiestas, el pueblo elfico estaba feliz con las nuevas noticias. En Urfilet, Telerion decidió hacer los preparativos para dirigirse a la boda de su hija.

Pero no todo podía ser color de rosas, en la corte se encontraba Mendelek, que en lengua windiliana quiere decir “serpiente”. Mendelek tenía una importante influencia en la corte y era un importante señor feudal. Este elfo había sido uno de los principales beneficiarios de la guerra con Urfilet y muy a regañadientes había aceptado la paz. Pronto el elfo se enamoro de Soryan y perdió todo juicio por su belleza. La espiaba sin que se diera cuenta, mientras la elfa caminaba por las calles de Windilin, acompañada de un pequeño sequito de damas, donde se dedicaba a hablar con las personas para saber de sus necesidades, a frecuentar universidades en busca de conocimiento y a trasladarse a lugares donde pudiera divertirse, sobre todo aquellos donde bailaban, ya que la princesa amaba el baile.

Mendelek se acerco lentamente a ella y pronto hablando con ella y engañándola logro su amistad. Soryan no sospechaba de sus intenciones, en su cabeza, solo estaba Abimaelth quien debía ser su esposo y a quien amaba. Lo extraña mucho, pues Abimaelth debía salir en numerosas ocasiones del reino a hacer tramites diplomáticos, enviado por su propio padre, siempre le traia algún obsequio para la elfa mostrándole su fidelidad. Soryan estaba feliz, pero se sentía algo sola. Mendelek intento aprovechar las circustancias y pronto se convirtió en confidente de la princesa que no sospechaba nada.

Un dia Mendelek la invito a pasear por la noche, la princesa acepto. Iban animados hablando de momentos divertidos que ambos habían vivido y de vez en cuando Mendelek cantaba alguna canción que gustaba a la princesa. Asi, poco a poco, la llevo hasta un rincón oscuro de la ciudad. Entonces Soryan empezó a sospechar que algo andaba mal. Mendelek entonces no aguanto más y se le declaró, le dijo que le profesaba un amor incontrolable y que deseaba estar con ella. Soryan no le contesto nada pues no se recuperaba del impacto. Entonces Mendelek intento forzar un beso, pero Soryan lo rechazo con sus manos, le dijo que ella solo amaba a Abimaelth y que se entristecía de ver que el sentía eso, que lo lamentaba pero no podía corresponderle en ningún modo

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Mendelek exploto intento forzarla, pero Soryan rápidamente hizo un conjuro con sus manos que mando a Mendelek lejos. En el forcejeo Mendelk alcanzo a robarle un pañuelo rojo perteneciente a la princesa. Mendelek furioso la amenazo y le dijo que ahora las pagaría completamente y que lamentaría lo que había hecho. Soryan estaba descorazonada, pero su fidelidad era con su amado Abimaelth. Triste, no quizo comentar nada de lo sucedido y decidió afrontar lo que se viniera
La venganza de Mendelek no se hizo esperar, empezó a lanzar a través de sus esbirros rumores sobre que Soryan conspiraba contra el Estado Windiliano y que se escondia detrás de una fachada, pero lo que realmente pretendía era asesinar al rey Galamiel. Ni el rey, ni el príncipe Abimaelth hacían caso de los rumores, Abimaelth cada dia quería mas a la princesa y se entretenía escribiéndole bellos versos y tocándole canciones con un laud. Mendelek decidió entonces que debía hacer algo más notorio y maquino un terrible plan. El rey Galamiel fue atacado por la noche en su cuarto por unos asesinos.

Entre los asesinos estaba un humano, joven por aquella época, Varkus, quien había hecho un trato de dinero con Mendelek y quien se consideraba uno de los mejores asesinos del mundo. Sin embargo, el poderoso rey Galamiel logro escapar de los asesinos sin recibir ningún daño, pero su furia se había desatado. Furioso, ordeno que se investigara a fondo, una voz de la nada, complice de Mendelek, acuso a la princesa Soryan de ser la cabeza de la conspiración. Galamiel no lo creía, pero no abandonando ninguna posibilidad ordeno registrar la alcoba de la princesa.

Alli fue encontrada una carta, firmada por la princesa en la que ordenaba pagar unas 50 monedas de oro a un tal Argelino, pronto se encontró que el tal Argelino era uno de los 4 asesinos cuando este se entrego voluntariamente, todo según el plan y dijo que se arrepentía de su terrible crimen, motivado por el odio ciego de una princesa, al confesar su participación e incriminar a la princesa Soryan como culpable del intento de regicidio. Cuando la princesa se entero de lo que estaba sucediendo fue demasiado tarde para ella, fue metida en prisión inmediatamente y pronto se le iniciaría juicio.

Abimaelth quien no creía que la princesa fuera culpable y quien se encontraba muy triste fue a visitar a la princesa en las horas de la mañana. Soryan lloraba desconsolada. Alli, Abimaelth le prometió que haría todo lo posible para sacarla de allí. Que el era fiel y que la defendería hasta el final, incluso le prometió que se escaparía con ella si fuera necesario. La princesa siguió llorando, a pesar de los abrazos y consuelos de Abimaelth. Luego dijo:

- Abimaelth, yo no lloro por mi condena, se que me salvare de esta, en mis sueños he visto que aun tengo mucho por vivir y hacer…lloro por ti, lloro por lo nuestro…
- ¿De que hablas?- pregunto Abimaelth extrañado
- Hablo de que me temo que este es el fin…
- ¿Qué dices?, pero si te sere fiel hasta el final
- Te equivocas, hoy mismo, antes de que halla salido el sol de nuevo a través de las indolentes montañas, me habras negado tres veces.- dijo cambiando los ojos de repente
- ¡Yo!, imposible
- Pronto lo veras…

Soryan lo miro con una mirada perdida, como si viera el futuro. Abimaelth se asusto. Pero Soryan no quizo decir más. Abimaelth se levanto y le juro que no era cierto que la negaría tres veces y que le demostraría que su amor era fiel como un pájaro a su nido. Diciendo esto se retiro, dispuesto a luchar por su amada

Pero Abimaelth no era consciente de las oscuras fuerzas que se movían detrás, dispuestas a acabar con aquella union. Mientras caminaba por la calle, fue abordado por Mendelek, quien fingió tristeza y agonia y querer comunicarle algo importante. Abimaelth le desagradaba profundamente aquel elfo, pero al verlo tan costernado decidió que podía ser algo importante y decidió entablar dialogo con el. Se sentaron en un pequeño parque de la ciudad. Alli, Mendelek le comunico que no sabia que hacer, pero quería comunicarle algo terrible, que no se atrevía pero su fidelidad estaba con la monarquía windiliana a la que había servido por años.

Abimaelth curioso le pregunto lo que acontecía y Mendelek en lagrimas le confeso que la princesa Soryan había intentado seducirlo, pero que el no era capaz de hacerle nada. Que incluso le había mandado un pañuelo de ella, como promesa de su amor y enloquecedor deseo. Abimaelth no le creyo y se paro indignado. Pero entonces Mendelek se paro y le mostro el pañuelo, Abimaelth lo reconoció, era el pañuelo de la princesa. Sus ojos se abrieron indignados, su mente se lleno de oscuros pensamientos. Pidiendo disculpas, se alejo de Mendelek, quien en el fondo de su alma sonreía, había conseguido su objetivo.

Pues la duda se había sembrado en el corazón del príncipe y lleno de dolor, no sabia como reaccionar o que hacer a continuación. Ese mismo dia fue el juicio de la princesa. Abimaelth contraído asistió al juicio, allí le fue preguntado por su relación con la princesa. Pero allí, ante la sorpresa de algunos elfos, negó que quisiera tener algo con Soryan y que dado que ella había conspirado contra la vida de su padre, quería alejarse de ella. Ningun elfo de la alta nobleza windiliana quizo mover un dedo por la princesa, pero afuera del juicio se escuchaban las voces de muchos elfos ciudadanos que imploraban se declarara la inocencia de la princesa, quien inspiraba un fervor popular.

En la tarde mientras Abimaelth andaba por las calles, se le acerco un grupo de elfos y elfas, dijeron ser fervorosos seguidores de la princesa con quien en numerosas ocasiones habían conversado. Ellos le dijeron a Abimaelth que estaban dispuestos a servirle y ayudarle en caso de que quisiera liberar a la hermosa Soryan. Pero el príncipe se negó, contaminado de celos, dijo que no le interesaba nada de aquella princesa y la negó nuevamente por segunda vez.

En la noche, Abimaelth tuvo terribles pesadillas, se despertó sudoroso en la noche y camino por los recintos del castillo. Alli, fue interrumpído por su padre Galamiel, quien tampoco podía dormir.

- Dime hijo, ¿Qué te sucede?, ¿te preocupa la princesa traidora?
- Yo…
- Dime, quizás pueda hacer algo para calmar todo aquello, si tú me lo pides yo podría…
- ¡No! No me interesa nada de esa princesa, no la quiero, que pague las consecuencias de sus actos.

Entonces justo cuando dijo esas palabras aparecieron las primeras luces en el horizonte y al fin Abimaelth fue consciente de lo que había hecho. Habia negado tres veces a la princesa y no había confiado en ella. Se coloco las manos en el rostro horrizado. Salio corriendo inmediatamente sin dar explicaciones a su padre y se dirigió a la princesa. Se dio cuenta de su error, se dio cuenta que la había negado tres veces y que ella era inocente de lo que había pasado con Mendelek. Pero era demasiado tarde, cuando llego encontró la prisión abierta y los guardias dormidos, cabalgo entonces hasta la entrada de la ciudad.

Y entonces la vio, sublime, montada en una especie de caballo alado, junto a dos elfos que la custodiaban. Sin duda, eran sus rescatistas, elfos de Urfilet, enviados por el mismo Telerion en persona para salvar a su hija. Abimaelth intento gritar algo, pero las palabras no le salian. Söryan lo miro a los ojos detenidamente, no se necesitaron palabras. Abimaelth lo comprendió todo. Lo de ellos había terminado, el no había confiado y creido en ella y por tanto ahora debía asumir las consecuencias. Ahora la relación de ambos no seria posible, pues una relación que se mueve en la desconfianza y en los celos, no puede funcionar. Söryan lo miro compasiva, pero no podía estar con el más, no podía estar con alguien que no había creido en ella.

Dando un suspiro, la princesa emitió un pequeño grito y los caballos emprendieron vuelo, poco a poco se fueron perdiendo en el horizonte. Abimaelth cayó de rodillas y lloró amargamente. La princesa Söryan se había ido para no volver, el reino estaba conmovido. Los días que sucedieron a continuación parecieron ir demasiado rápido. Pronto se encontraron pruebas de la inocencia de Soryan y que incriminaban a Mendelek. El mismo Abimaelth en persona, le dio muerte al desafiarlo en la plaza windiliana y entablar batalla con el. Las habilidades del príncipe como guerrero eran notorias y no fue muy difícil para el. Luego de matarle, le dijo: “Aquí pagaras tu infamia, que esta te persiga a ti y a toda tu familia por toda la eternidad, por que destruiste lo más bello para mi, el canto que le daba sentido a mis días”

Sin embargo, el daño estaba hecho, Telerion furioso por la ofensa a su hija, rompió relaciónes con Windilin y declaró la guerra al reino. Se dirigió con un gran ejército a atacarle. Soryan intento evitar la guerra, pues quería a la gente de Windilin, pero su padre desoyo su consejo y no estaba dispuesto a tolerar. Comando un gran ejército en busca de atacar a Windilin. Galamiel al enterarse preparo sus propias fuerzas para el gran combate, una gran batalla estaba a punto de comenzar.

Los ejércitos se encontraron en el punto del rio Palderin, allí empezó la feroz carnicería, que se ha llamado “la segunda gran matanza de hermanos”, en la que muchos elfos notables murieron. Los mismos reyes quienes pelearon en terrible lucha que duro hasta el amanecer, se mataron mutuamente ante la vista de todos, ambos se convirtieron en dos frondosos arboles que crecen como símbolo en el lugar donde aconteció la batalla. Luego de tres días de batallar, ambos bandos decidieron sentarse a negociar. Soryan y Abimaelth nuevos reyes de sus respectivos reinos se sentaron a firmar el acuerdo. La reina le hablo a su antiguo amado mas como un diplomático que como su antiguo amante, Abimaelth tenia el corazón destrozado, quería pedirle perdón, pero era demasiado orgulloso y sus palabras no lograban brotar de sus labios.

Finalmente se firmo la paz, el costo había sido muy alto. Los dos reinos: Urfilet y Windilin seguirían su propio camino. Aun que había venido la paz, algunos viejos prejucios subsistieron y no se puede decir que halla presisamente una relación de plena amistad entre Windilin y Urfilet. Casi un siglo después de las antiguas guerras elficas, un poderoso imperio salido de la nada Valhadia se ha convertido en una amenaza para toda Epica. Abimaelth ahora un rey viejo y sabio es consciente de todo ello y decide tomar medidas al respecto, sabe que ahora, en pleno ocaso elfico, la única forma de sobrevivir es con una fuerte alianza con su antiguo enemigo de vieja data Urfilet.

Ya no existen tantos odios como antes y algunas ofensas se han perdonado, Abimaelth promete a su hija Etheniel en matrimonio a Bastanian el hijo de la reina Soryan. Esto genero una problemática situación que termino con la huida de Etheniel del reino de Windilin
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